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EN EL FMI, POR AHORA, NO QUIEREN HABLAR DE NUEVOS PRESTAMOS
Washington todavía no lanza el salvavidas

Daniel Marx dijo que la ayuda financiera para Argentina podría superar los 6000 millones. Pero en el Tesoro de EE.UU. se limitaron a declarar ayer que �seguiremos observando�. Y en el Fondo dicen que todavía no hay nada cerrado.

Mientras el viceministro Daniel Marx afirma que el Fondo Monetario estaría dispuesto a desembolsar 6000 millones de dólares a Argentina para contener la fuga de depósitos y la pérdida de reservas, tanto el Tesoro norteamericano como las autoridades del propio FMI se resisten a hablar, por ahora, de fondos extra para el salvataje. “Hemos visto sus declaraciones (las de Marx) en la prensa, pero no tengo comentarios para hacer ya que no tengo información sobre ese tema”, dijo Francisco Baker, vocero del FMI para América latina. Más aún, el director canadiense en el organismo, Thomas Bernes, declaró a la agencia financiera Bloomberg que el Fondo no planea otorgar nuevos créditos a Argentina. En tanto, el portavoz del Tesoro, Michele Davis, se limitó a decir que el viaje del subsecretario John Taylor a Buenos Aires “fue muy útil” y que “seguiremos observando” la situación.
La suba del riesgo país de ayer y la caída de la Bolsa estaría reflejando, según los analistas, que los “mercados” todavía dudan que la magnitud del salvataje que se negocia sea suficiente para sacar a la economía del fondo del pozo. Y dicen que la lentitud con que maneja Washington el tema contrasta con la rapidez con que empezó a armar un “cordón sanitario”, al anunciar un préstamo de 15.000 millones para Brasil, para evitar el “efecto contagio” de una eventual caída de la Convertibilidad.
Ayer por la mañana, Marx quiso darle forma, al menos en palabras, al paquete de ayuda financiera del FMI, preocupado por pasar otro día de examen en los mercados, después de la visita de la fugaz visita de Taylor. Dejó entrever que una posibilidad era un desembolso por más de 6000 millones de dólares, con el objetivo de reconstituir las reservas del Banco Central –que cayeron en 13.000 millones desde marzo– y reconquistar la confianza de los ahorristas, que retiraron en julio depósitos de los bancos por 6000 millones.
El funcionario explicó que actualmente el FMI tiene previsto desembolsar para Argentina, hasta fin de año, 2500 millones en el marco del acuerdo suscripto cuando se anunció el blindaje. Si se eleva la cuota correspondiente a Argentina al nivel de Turquía –2,5 veces más– eso significaría que la asistencia podría superar los 6000 millones, siempre con la condición de que sean de disponibilidad inmediata.
Sin embargo, Marx reconoció que todavía falta el informe que Taylor debe elevarle al presidente George Bush, quien si levanta el pulgar destrabaría la ayuda del Fondo, ya que Estados Unidos cuenta con el 18 por ciento de las acciones de la entidad. El vice de Cavallo volverá a encontrarse con Taylor en Washington, hacia donde viajó anoche para participar de un seminario del FMI que en realidad le servirá de excusa para apurar las negociaciones.
De hecho, Cavallo estuvo reunido por la tarde con todo su equipo para terminar de cerrar la estrategia de negociación, que a nivel técnico no son fáciles, ya que Argentina viene de varios incumplimientos en las metas fiscales con el organismo, no porque no haya hecho ajustes sino porque con semejante recesión económica no hay ajuste que alcance. Por eso, Cavallo está convencido de que el “okay” de Washington debe darse a nivel político.
Lo cierto es que, por ahora, las respuestas desde Washington no fueron todo lo alentadoras que esperaban en el equipo económico. Primero, el vocero del FMI para América Latina dijo que no tenía información para brindar sobre los dichos de Marx. Segundo, el portavoz del Tesoro norteamericano continuó con las declaraciones protocolares sobre el viaje de Taylor, pero se negó a hablar de ayuda financiera en concreto. “Seguiremos observando”, se limitó a decir Michele Davis. En cambio, no dudó al hablar de la asistencia de 15.000 millones del FMI a Brasil: “Es la decisión correcta, dado que (Brasil) manejó tan bien el primer paquete de préstamos”, aseguró. Finalmente, el director canadiense en el Fondo afirmó que el organismo no planea otorgar nuevos créditos al país. En este contexto, el riesgo país siguió en alza. En la visión de los analistas, ello se debe a que, en el mejor de los casos, el paquete de ayuda financiera que se baraja serviría sólo para frenar la fuga de depósitos y reconstituir las reservas del Banco Central. Pero, aun en ese caso, todavía faltaría resolver el problema previo que llevó a esa situación: cómo se hace para reactivar la economía. Sin esa recuperación, nadie cree posible que en los próximos meses el gobierno pueda cumplir con la regla del déficit cero, a menos que esté dispuesto a llevar la poda salarial y de jubilaciones del 13 al 40 por ciento. “Hoy estamos dos pasos más cerca del precipicio que cuando se negoció el blindaje o el megacanje”, aseguran.

Liquidación de acciones
No dejó de sorprender a los corredores el volumen transado ayer en el recinto bursátil. Los negocios alcanzaron los 68, 2 millones de pesos debido a importantes operaciones concretados con Cedear, certificados representativos de empresas extranjeras. Un par de AFJP se desprendieron de papeles de Repsol para hacerse de fondos para comprar títulos públicos que el Estado les ofrece. Con un riesgo país que subió a 1610 puntos, debido a una caída promedio de los bonos del 2,8 por ciento, las acciones líderes retrocedieron 3,2 por ciento. En tanto, en un mercado financiero hipersensibilizado por la caída de depósitos, la tasa interbancaria osciló entre 35 y 40 por ciento en pesos a un día. En tanto, se pactó al 15 por ciento en dólares por igual lapso. El Banco Central otorgó 1938 millones en pases, operaciones de asistencia financiera para las entidades.

 

Datos de la crisis

- Daniel Marx dijo que la ayuda podría superar los 6000 millones.
- El Tesoro de EE.UU. afirmó que “seguiremos observando”.
- Y en el FMI dicen que todavía no hay nada cerrado.
- El director canadiense en el organismo declaró que el Fondo no planea otorgar nuevos créditos a Argentina.
- La corrida de depósitos está contenida por temor de ahorristas a los robos.
- Del lunes al jueves de la semana pasada los plazos fijos privados bajaron 1115 millones, pero la pérdida total de depósitos de ese sector fue de 244 millones.
- El riesgo país cerró a 1610 puntos.
- Las acciones bajaron 3,2 por ciento.

 

“El último clavo al ataúd”
Según señaló ayer en Washington un analista de Merril Lynch, pocas veces se ha visto tanto pesimismo en los mercados de capitales como existe hoy en torno a Argentina. Francis Freisinger recordó que dicho banco de inversión había calculado, en su última proyección, una contracción del uno por ciento para la economía argentina este año. “Esa cifra ya está pareciendo demasiado optimista”, advirtió, al participar de una mesa redonda sobre la situación argentina en la capital estadounidense.
En el mismo foro, convocado por el Centro de Estudios Estratégicos Internacionales de Washington, Arturo Porzecanski, de ABN/AMRO Securities, dijo que los bajos precios de los bonos argentinos señalan que los mercados ya descuentan una moratoria y una devaluación, y los cambios que Domingo Cavallo ha hecho al régimen de convertibilidad sólo han servido para atraer más especuladores que apuestan contra el peso. Al contrario de la percepción del mercado, donde algunos inversores creen que una devaluación no sería traumática y el peso fluctuaría a 1,5 unidades por dólar, Porzecanski sostuvo que la moratoria sería devastadora para Argentina y muy negativa para todos los mercados emergentes. “Sería el clavo final en el ataúd de los mercados emergentes como alternativa de inversión”, afirmó.
Ambos analistas coincidieron en que la única manera de evitar el descalabro financiero de Argentina es una inyección de nueva ayuda internacional de entre 5000 y 8000 millones de dólares para cubrir el servicio de la deuda en el 2002. “No se necesita una gran cantidad, pero lo suficiente para inyectar liquidez al Banco Central” y compensar, en parte, su pérdida de reservas en las últimas semanas, dijo Freisinger.

CORRIDA CONTENIDA POR TEMOR DE AHORRISTAS A ROBOS
Extraño aliado de los bancos

Por Alfredo Zaiat

En estos días de corrida, los bancos tienen un aliado impensado. No se trata del Banco Central ni del Gobierno que busca una línea de asistencia del FMI con la esperanza de detener así la fuga. Tampoco de las casas matrices de muchas de las entidades extranjeras con filiales en el país.
El extraño aliado de los bancos para soportar con angustia, pero todavía sin pánico la corrida son los ladrones. El aumento de los delitos y, por lo tanto, el miedo de la gente que le roben en su casa sus ahorros actúa de freno a los retiros. Aunque parezca una desalmada ironía, esa respuesta de los depositantes fue comentada por varios financistas a este diario. Y brindaron los datos para corroborar semejante comportamiento: al margen de cuestiones estacionales de fin de mes, en los primeros cuatro días de la semana pasada los plazos fijos privados descendieron 1115 millones, pero la pérdida total de depósitos de ese sector fue de 244 millones. Esos millones de diferencia se quedaron en colocaciones a la vista a la espera por parte de los ahorristas de una mejora de la situación para renovar certificados o de encontrar una alternativa sobre qué hacer con el dinero.
La sangría de depósitos no se detuvo la semana pasada pese a la aprobación de la Ley de Déficit Cero. A esta altura, más allá de las voces que intentan calmar a los ahorristas, la corrida está lanzada y ahora en Economía sólo esperan con ansiedad que el FMI libere una ayuda adicional para reforzar las alicaídas reservas (desde marzo bajaron 13 mil millones). La apuesta de Cavallo es que ese crédito tranquilice a los ahorristas. Estos no dudan de la solvencia del sistema, como sucedió durante el Tequila, pero temen que el Gobierno congele o confisque los depósitos reeditando una nueva versión del Plan Bonex. Por ese motivo, la pérdida de las colocaciones no discrimina entre bancos grandes o chicos, entre nacionales o extranjeros. Todos sufren la fuga. Entonces, no hay tasa de interés que los seduzca, pese a que los bancos privados llegan a pagar el 41 por ciento anual en pesos por colocaciones de más de un millón de pesos, y el 24 por ciento por imposiciones de ese monto en dólares.
Entonces, los ahorristas se enfrentan al problema de qué hacer con el dinero. Algunos optaron por colocarlo a resguardo en cajas de seguridad. Otros eligieron girar el dinero a cuentas del exterior, que los mismos bancos locales ayudan a abrir. Pero varios no se animan ni a una ni a otra opción, y tampoco a la más tradicional del colchón hogareño. El miedo a sufrir un asalto y que en lugar del Estado sea un ladrón quien se quede con el dinero impulsa a ese grupo de ahorristas a mudar transitoriamente los fondos a cuentas a la vista. “La gente no sabe qué hacer; quiere creer que habrá una solución y nos dice que apenas baje el riesgo país renovarán el plazo fijo”, explicó a Página/12 el gerente financiero de uno de los bancos líderes de plaza. Por ahora, esa variable no los ayuda: ayer cerró a 1610 puntos, en un escenario de caída de acciones de hasta 3,5 por ciento.

 

 

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