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¿QUE HAY QUE HACER PARA SALIR DE LA PROFUNDA RECESION?
La economía en busca de su destino

Ambos economistas dicen que el Déficit Cero no sirve, pero por razones diferentes. Uno, Eric Calcagno, porque prolongará la recesión haciendo insostenible políticamente esa estrategia de ajuste. El otro, Javier González Fraga, porque sostiene que es insuficiente puesto que el ajuste debe ser más profundo en el gasto político, al tiempo que reclama medidas que fomenten la reactivación. Calcagno, economista crítico del modelo, propone abandonar la paridad cambiaria fija antes que el mercado lo decida. González Fraga, economista liberal devenido en industrial lácteo, critica con dureza al Gobierno porque �quiere hacer tortillas sin romper huevos�.

Eric Calcagno. �Pensar la manera ordenada de salir del 1 a 1.� �¿El origen del problema de la deuda no estará en la convertibilidad?�

Javier González Fraga. �Menem tuvo
el valor de atropellar.� �No se puede gobernar consensuando todo el tiempo.�

 

ERIC CALCAGNO, CRITICO DEL MODELO
“El 1 a 1 es el caos”

Por David Cufré

Eric Calcagno es egresado de la Escuela Nacional de Administración de Francia y columnista de Le Monde Diplomatique. En este reportaje con Página/12, indicó que la política de déficit cero no es sustentable, porque agravará la recesión y llevará sucesivamente a nuevos ajustes. Para cortar esa dinámica, considera que es el momento de buscar una salida ordenada de la convertibilidad, “antes de que nos echen a patadas”. Pero advierte que si la opción es seguir ajustando, y la gente lo tolera, lo que vendrá serán nuevas formas político-institucionales para sostener ese modelo “de caos”.
–¿La política de déficit cero es sostenible?
–No, porque lo que hace es propagar la recesión. La baja de salarios contrae la actividad económica y, por ende, disminuyen los ingresos fiscales. Entonces hay que ajustar de nuevo. La confusión es creer que el problema es de liquidez, en lugar de un problema de solvencia. Cuando Paul O’Neill (secretario del Tesoro de Estados Unidos) se refiere a la sustentabilidad está hablando de una crisis de solvencia, no de liquidez. La solución planteada por el Gobierno es incorrecta. Por un lado, soportamos todos los costos de la moratoria y no tenemos ninguna ventaja. Y por otro, el déficit cero propaga la recesión. Además, me parece muy sugestivo que en Estados Unidos estén renegociando nuestra deuda sin la presencia del gobierno argentino.
–¿Cómo lo explica?
–Porque ellos buscan una solución sustentable, mientras el gobierno quiere pagar a cualquier costo. El plan de bajar el riesgo país, para que caigan las tasas de interés, se recupere la demanda de crédito, crezcan el consumo, la inversión y la recaudación es una apuesta muy arriesgada. Es el cuento de la buena tasa, que ya lo escuchamos con el blindaje y el megacanje. No parece que ese sistema funcione. En el fondo no hace falta ver cómo termina la película, porque lo que se está quemando es el cine.
–El equipo económico dice que con el déficit cero el problema de la deuda se resuelve porque ésta deja de crecer.
–¿El origen del problema de la deuda no estará en la convertibilidad? Cuando Argentina crece hay déficit comercial. Y cuando está en recesión baja la recaudación, entonces hay déficit fiscal. Las privatizaciones y el gigantesco endeudamiento de los ‘90 fueron para tapar los baches de la convertibilidad, que pudo haber sido un buen remedio para salir de la hiperinflación, pero que no sirve como modelo de desarrollo.
–¿Para crecer hay que salir de la convertibilidad?
–Sí. Hay que pensar de qué manera salimos ordenadamente de la convertibilidad, antes de que nos echen a patadas. Antes de librar una batalla, todo buen general debe tener un plan de retirada. No tenerlo es estratégicamente muy grave.
–¿La retirada significa la derrota?
–No. Uno se retira para probar otro plan. Morir sobre el uno a uno, suponiendo que la sociedad aguanta, puede ser una política. Pero me pregunto si el Gobierno pensó alguna vez qué hará si tiene que optar entre salvar la convertibilidad y rescatar al sistema bancario.
–El Gobierno espera que el nuevo salvataje del FMI lo ponga a salvo de esa disyuntiva.
–Hoy lo único que puede lograr es detener la fuga de depósitos. Pero no sirve para la reactivación. Es un respiro de cortísimo plazo, pero... ¿y después?
–¿Y después?
–Si se quiere seguir ajustando, el próximo paso es tener un sistema político acorde con ese plan. Si este régimen carece de sustentabilidad económica, tendremos que preguntarnos qué formas institucionales adoptará el caos.

 


 

GONZALEZ FRAGA, EX TITULAR DEL BCRA
“Un ajuste en serio”

Por Claudio Zlotnik

El ex presidente del Banco Central, Javier González Fraga, es terminante: “El Déficit Cero no alcanza” para sacar a la economía de la crisis. En este reportaje con Página/12, fue muy crítico del Gobierno: “Quieren hacer tortillas sin romper los huevos, y eso es imposible”, dijo. A la vez, puso como ejemplo de liderazgo a Carlos Menem. Sobre la actual calma financiera, señaló que es “incierta” y reclamó tomar medidas de reactivación en forma urgente.
–¿Servirá el Déficit Cero para superar la crisis?
–El Déficit Cero no alcanza. La medida puede ser útil para mejorar algunas cosas, como el tema de los ñoquis en el PAMI o en la ANSeS. Pone algo de presión a los políticos pero no soluciona el problema de fondo, que es la falta de crecimiento. El Gobierno debería animarse a plantear otros puntos que aseguren la reactivación. Si no hay recuperación económica, vamos al fracaso. El plan de Déficit Cero se basa en que el equilibrio fiscal atraerá capitales. Yo creo que, en el mejor de los casos, evitará que éstos sigan saliendo. Pero en un escenario de este tipo no hay una profunda baja de las tasas de interés, que en definitiva es lo que funcionaría como el motor del crecimiento.
–¿Qué medidas faltan?
–Creo que éste no es un momento para dar recetas. Supongo que cuando el Gobierno menciona la “sustentabilidad de la economía” piensa en medidas reactivadoras. Pero debería ser más concreto. En vez de convocar a un plebiscito para ver si baja el gasto político, debería reformar la Constitución y hacerlo directamente. Da la impresión de que quieren hacer tortillas sin romper los huevos, y eso es imposible. En los años 90, el gobierno atropelló a los sindicalistas y completó el proceso de privatizaciones. Carlos Menem tuvo ese valor. La misión de este gobierno es atropellar a los políticos y bajar el gasto. Si lo evita, no hay receta que valga la pena aplicar. El gobierno debe entender que si no tiene vocación de conflicto, no habrá solución a los problemas. No se puede gobernar consensuando todo el tiempo.
–¿La solución de la crisis es política, no económica?
–La clave es que no deben recortarse sólo gastos de la política formal. La señal más importante sería demostrar que el ajuste no lo pagan sólo los que menos tienen. Todos sabemos que hay corrupción en la ANSeS, en el PAMI y en la coparticipación de fondos con las provincias. Hay que meterse de lleno en esos temas. Si el ajuste lo van a hacer los docentes, el plan no va a funcionar. El Gobierno tendrá un nuevo test el 15 de setiembre, cuando presente en el Congreso el proyecto de ley de Presupuesto 2002. En ese momento se verá si hubo ánimo de ajustar donde se debe para que nos crean y bajen las tasas de interés. Hay que hacer un ajuste en serio.
–¿La baja de las tasas de esta semana y el freno a la huida de depósitos no significan que lo peor de la crisis ya pasó?
–La actual es una calma incierta.
–¿Está de acuerdo con una reestructuración de la deuda?
–No estoy convencido. Habría que medir los costos que tendría una operación de ese tipo. Creo que por “reestructuración” se entiende algo compulsivo, que sería contraproducente para el país. Por lo que tengo entendido, el FMI y el Gobierno están proponiendo una especie de canje amigable de la deuda para bajar sus costos. Si es así, si se piensa en una operación similar al Brady, no cabría objetarla.
–¿Existen chances de que el desenlace de la crisis sea una devaluación o un default?
–El acuerdo con el Fondo Monetario funcionó como una anestesia para la Argentina. Yo otorgo una chance a que se utilice este tiempo para operar, que rápidamente se tomen medidas para empezar a crecer. Lo peor que nos podría pasar es que el médico se quede dormido otra vez. Domingo Cavallo es la última reserva que tenemos.

 

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