Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


ALFONSIN Y DE LA RUA JUNTOS Y SIN CONFLICTOS
Otra vez de la mano para la foto

El presidente de la Nación y el de la UCR compartieron un viaje en helicóptero, un homenaje a Balbín y un almuerzo en Olivos. Todo para demostrar que no están peleados.

Por Fernando Cibeira

¿Qué mejor oportunidad para que se amiguen dos radicales que un homenaje a Ricardo Balbín? Fernando de la Rúa y Raúl Alfonsín no dejaron pasar la ocasión y ayer se tiraron flores en un acto en recuerdo al histórico líder radical en La Plata. Después compartieron un almuerzo en Olivos en el que no aclararon sus últimos desacoples pero sirvió para hacer ostensible su reconciliación. “A veces se busca con demasiada ligereza hablar del conflicto o la pelea. Y si alguien dijo que teníamos un distanciamiento o pelea con Alfonsín, yo dije en un programa de televisión que de ninguna manera era así y hoy ratifico mi afecto y mis respetos”, aseguró el Presidente, en otro esfuerzo por negar lo evidente. Los dos dirigentes acordaron en Olivos una tregua para suavizar la tensa disputa que mantiene enfrentado al Gobierno con el radicalismo.
De la Rúa y Alfonsín venían protagonizando su propia guerra fría: declaraciones pesadas que todos sabían que iban dirigidas al otro aunque lo negaran; polémicas instaladas no entre ellos directamente pero sí a través de sus principales colaboradores; pedidos de cambios de funcionarios o reproches por lo que consideraban campañas en su contra. La semana pasada, el Gobierno alzó la bandera blanca pero la tregua no duró ni medio día. Ayer, cerca del Presidente esperaban que la nueva paz se mantuviera, en la medida de lo posible, hasta las elecciones.
El nudo de la disputa se encuentra en la intención de Alfonsín de crear las bases de un gobierno de “unión nacional” para después de los comicios, en caso de que la derrota de la Alianza tenga tal magnitud que ponga en peligro la gobernabilidad. Una de las alternativas para poner en práctica este nuevo esquema es que un peronista –se habla del ex gobernador Eduardo Duhalde– asuma como jefe de Gabinete. De la Rúa respondió que eso era pretender repartir su gobierno “en pedazos”. La ministra Patricia Bullrich dijo que era como armar “un gobierno paralelo”.
Ayer, Alfonsín preparaba su viaje a La Plata en automóvil cuando recibió un llamado del jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, invitándolo a subir al helicóptero presidencial. Una vez que estuvieron todos arriba del helicóptero, arreglaron el almuerzo en Olivos. Con este relato, en ambos sectores querían explicar que la tregua no obedecía a una estrategia pensada de antemano sino que surgió en forma espontánea.
Con la carga de una relación personal en la que siempre prevaleció la desconfianza, De la Rúa y Alfonsín extremaron los esfuerzos para pacificar los ánimos. El Presidente dijo que si se peleara con el jefe de la UCR “en estas circunstancias difíciles seríamos unos irresponsables, sobre todo por la dimensión de los afectos, por el respeto que le guardo y por la dimensión ética que él encarna. Que esto se entienda bien”. De la Rúa aclaró que coincide “plenamente” con Alfonsín en cuanto a la búsqueda de un gobierno de unidad nacional “que fije objetivos básicos que estén por encima del interés de los partidos”. Alfonsín remarcó que en su propuesta “no se habla ni de un rejunte con todos, ni de una homogeneidad absurda. Habrá mucho por discutir, pero porque habrá consensos básicos y fundamentales”.
En rigor, sobre este punto, ni antes ni después del acto De la Rúa y Alfonsín consiguieron ponerse de acuerdo. Uno de los disparadores del enfrentamiento que arrastran delarruistas y alfonsinistas es la diferente interpretación de lo que significa un gobierno de unidad nacional.
En Olivos el tema no se tocó en detalle. Compartieron la mesa, junto a De la Rúa y Alfonsín, Colombo, el secretario general de la Presidencia Nicolás Gallo, el jefe de campaña de Alfonsín Mario Brodersohn y su vocero Raúl Borrás. “Acá no hay confabulaciones ni complot. Que quede en claro que no hay radicales trabajando en eso”, dijo Alfonsín, que tranquilizó al Presidente diciéndole que su propuesta no implicaba un armado “político institucional” para reemplazarlo después de los comicios.
El presidente de la UCR remarcó la necesidad de armar una agenda de cinco o seis temas en los que coincidan partidos políticos y sectoressociales para poder poner en práctica políticas de Estado. La idea, como es lógico, entusiasmó a Colombo, porque suena muy parecida a lo que él viene tratando de hacer sin mucho eco desde hace un par de meses. Ahora Colombo está planteando llevar la discusión de su agenda para después de las elecciones y no descarta la incorporación de algún peronista al Gobierno, aunque no con la amplitud de espíritu que plantea el alfonsinismo.
En el almuerzo –comieron pastas– no fueron más allá en las coincidencias. Quienes más hablaron fueron Colombo y Brodersohn, por lo que predominó el clima económico. En el momento que se mencionó la reprogramación de la deuda externa, el Presidente pidió “prudencia” cuando se habla del tema en público. Todos salieron satisfechos. “Se desactivó la escalada de confabulaciones”, resumió uno de los comensales. Cuánto durará, imposible saberlo. Ayer no habían llegado a sus casas y ya Lepoldo Moreau declaraba que no sólo la UCR bonaerense no tenía ningún pacto con Carlos Ruckauf sino que cuando lo atacaban el primero que sale a defenderlo siempre es De la Rúa.

Duhalde no es ingenuo
El ex gobernador y candidato a senador del PJ, Eduardo Duhalde, opinó que sería una “ingenuidad total” que algún justicialista, él en primer lugar, se involucre como jefe de Gabinete del presidente Fernando de la Rúa cuando lo que debería hacer es prepararse para ser alternativa de poder en el 2003. “Sería una ingenuidad total que un partido de oposición se mezcle en un gobierno en el cual no cree y con un Presidente que no tiene, a nuestro criterio, la capacidad para conducir con fuerzas en momentos de crisis”, sostuvo ayer Duhalde en declaraciones a Radio América. Añadió que los rumores de complot obedecían únicamente a “pavadas de los que no tienen otra cosa que hacer y se ponen a hablar”. El candidato indicó que la debilidad del Gobierno no tiene que ver tanto con la derrota que podría sufrir en las elecciones de octubre sino en los “disensos internos” de la Alianza gobernante. Opinó que el panorama que se ve dentro de la coalición es que “todos los partidos están enfrentados entre sí y también con el Gobierno que ayudaron a crear”.

 

 

 

PRINCIPAL