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ENCUESTA DEL IIPE-UNESCO EN CONVENIO CON EDUCACION SOBRE EL PERFIL DOCENTE
El identikit del maestro modelo 2001

Una investigación realizada en base a la información relevada en 2400 entrevistas personales muestra que no existe un solo docente. La mayoría son mujeres, descreen de los políticos y funcionarios, cuestionan los valores de los jóvenes y reivindican su función.

Por Nora Veiras

Hoy, al celebrarse el primer “Día del Maestro” del siglo XXI se puede decir que no existe un perfil del “docente argentino”. Los maestros y profesores reproducen por regiones los rasgos fragmentados del país. En el noroeste, casi dos de cada tres son pobres, mientras que en el promedio nacional se referencian en una clase media empobrecida Y un 6 por ciento subsiste por debajo de la línea de pobreza. Para casi el 90 por ciento, la docencia es su único trabajo. La mitad de los educadores desconfía de los ministerios de Educación. Casi la totalidad está de acuerdo con incluir la prevención de adicciones y la educación sexual en los temas escolares y cuatro de cada diez coincide con la incorporación de religión. La absoluta mayoría tiene una visión entre pesimista y crítica sobre los valores de los jóvenes. Dañar los bienes públicos y coimear a funcionarios son las conductas más repudiadas por los maestros. Casi tres cuartas partes de los maestros prefiere políticas preventivas (educación y empleo) para luchar contra la delincuencia. A pesar de la tolerancia que prima, aparecen conductas discriminatorias hacia los “villeros”, los homosexuales y los enfermos de sida. Tener relaciones con una persona casada es “inadmisible” para casi la mitad de los docentes.
La variada caracterización sobre origen social, valores y consumos culturales de la docencia surge como conclusión de un informe de la encuesta realizada por el Instituto de Investigación y Planificación Educativa (IIPE) Buenos Aires, dependiente de la UNESCO, en convenio con el Ministerio de Educación de la Nación. El relevamiento consistió en 2400 entrevistas personales seleccionadas por muestra probabilística en escuelas públicas y privadas de todo el país. Juan Carlos Tedesco, Emilio Tenti, Néstor López y Marcelo Urresi fueron los encargados de la investigación mientras que el trabajo de campo lo realizó la consultora Analogías entre el 28 de agosto y el 15 de setiembre del año pasado. La demora en la difusión se debió a la discusión interna en la cartera educativa acerca del uso que se podría hacer de la información. También influyó la falta de políticas concretas que permitieran revertir o compensar las carencias que puso en evidencia el estudio.
Los puntos principales del trabajo difundido ayer son los siguientes:
u El 97 por ciento está de acuerdo con incorporar a la enseñanza la prevención de adicciones, el 94,3 con la educación sexual y la salud reproductiva. Más del 80 por ciento acuerda con analizar los medios de comunicación y las situaciones políticas y sociales y un 40,2 por ciento con el tratamiento de religión.
u La mayoría de los docentes (más del 60 por ciento) cree que valores tales como el compromiso social, la responsabilidad, el sentido de familia, la seriedad, el sentido de del deber, la disposición al esfuerzo, el respeto a laos mayores “están debilitados en la juventud”. El informe advierte que “esta imagen seguramente afecta la calidad de sus relaciones con los alumnos y debería ser un tema de reflexión”.
u Casi la mitad dice que no le gustaría tener como vecino a “villeros”, un 30 por ciento a homosexuales y casi 20 por ciento a enfermos de sida. “Aun cuando se trate de minorías, ciertas actitudes y valoraciones adquieren un significado especial cuando sus portadores son docentes, dada la función que cumplen en la formación y socialización de los alumnos”, señalan los investigadores.
u A casi el 40 por ciento no le resulta cuestionable evadir impuestos. Para más de la mitad es admisible “divorciarse” pero un 10,2 por ciento considera que romper el vínculo matrimonial es “inadmisible” al igual que tener relaciones sexuales o convivir sin estar casado.
u La mayor confianza la depositan en el colectivo docente (73,8 por ciento), seguidos por los sacerdotes (45 por ciento), los periodistas (37,7) y la mayor desconfianza en los funcionarios y en los políticos.
u Sus prácticas culturales más habituales tienen que ver con opciones populares y masivas (televisión, radio, cine) relacionadas con laindustria audiovisual. Un 70 por ciento nunca usa el correo electrónico ni navega por internet. En materia de lectura priman los textos de “pedagogía y educación”. Los consumos “cultos” van subiendo con la edad, el clima educativo y el nivel socioeconómico de los docentes.
u Casi la totalidad de los maestros son mujeres. Entre los profesores de media en cambio, lo son dos de cada tres. Entre los jóvenes aparece una mayor presencia de varones debido a que, por un lado, es una de las pocas actividades que ofrece posibilidades de empleo y, por otro, a que permanecen menos tiempo en la actividad docente.
u Cuatro de cada cinco docentes viven al frente de su núcleo familiar, en carácter de jefes de hogar o de cónyuge, un 10 por ciento vive con sus padres y un 7 solos. Un tercio son mujeres solas al frente de su núcleo familiar.
u Entre los maestros la incidencia de la pobreza casi triplica a la de los profesores ya que provienen de familias más pobres y cobran menos.
u En aquellos hogares en que el salario docente es el único ingreso familiar, la incidencia de la pobreza es tres veces mayor que en aquellos donde el ingreso docente es minoritario.
u La casi totalidad de los docentes supera el nivel de instrucción de sus padres. Esta imagen de ascenso no coincide con la percepción que ellos tienen de su historia: el 20 por ciento siente que su familia es pobre, un tercio supone que su situación será peor de aquí a cinco años y otro tercio no puede imaginar su futuro.
u La mayoría piensa continuar en la docencia pero la mitad aspira a realizar tareas fuera del aula. Cuatro de cada diez docentes está de acuerdo con encontrar mecanismos para que los mejores maestros ganen más que los demás. La antigüedad y el título habilitante aparecen como los factores más valores para las categorías salariales.
u El 47 por ciento está en desacuerdo en considerar el rendimiento de los alumnos como criterio de evaluación de la calidad del trabajo docente y un 42 por ciento está de acuerdo.
u El 60 por ciento se siente inseguro o muy inseguro en su puesto de trabajo.
u Casi el mismo porcentaje considera que la transformación educativa tuvo un impacto negativo en las condiciones laborales. Rescatan los Contenidos Básicos Comunes y el Plan Social Educativo. Las críticas se dividen en tercios sobre la estructura por niveles, la evaluación de la calidad y el equipamiento.
u Predominan “la creatividad y la conciencia crítica” por sobre la transmisión de “conocimientos actualizados y relevantes” al definir los fines de la educación.
La radiografía del docente es asimilable a la del ciudadano común. La variable socioeconómica incide en el deterioro de los consumos culturales de los maestros y en las regiones más pobres aparecen las posiciones más conservadoras en cuanto a valores sociales y culturales. El riesgo está en que al acentuarse las carencias de los maestros y profesores el margen de la escuela se agote en la reproducción de la inequidad.

La idea de un Sarmiento
La secretaria de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, Adriana Puiggrós, que además es doctora en Ciencias de la Educación, afirmó que “el docente imaginario para la mayoría de los argentinos se vincula a una idea de un maestro muy capacitado, capaz, que cumple con todas sus tareas, que no falta, como Domingo Sarmiento, que forma parte de una especie de ‘ejército’”. La funcionaria agregó que “esto viene de cuando Sarmiento funda la Escuela Normal en Paraná en 1870”.
“Después, esa idea fue cambiando por la de un ‘trabajador’ de la educación. Y se fue instalando la idea de que existe entre los maestros una mala formación y una peor remuneración”, afirmó la funcionaria, pero aclaró que “en la realidad, los docentes siempre han tendido a agremiarse, a defender sus intereses, ya desde la década del veinte. Siempre tuvieron clara la idea de Nación, y fueron constructores de una cultura escolar”. Coincidiendo con los resultados de la encuesta hecha por el IIPE, Puiggrós aseguró que “ahora, esa capa de docentes homogénea se fragmentó, especialmente desde la última dictadura militar. Entonces, cada vez hay más diferencias en la capacitación y en los sueldos”.

 

AMANDA Y LOS SUELDOS
Guiarse por la zona

Amanda (prefirió no dar su identidad) tiene 39 años y es maestra desde 1990. Trabaja en una escuela pública de Capital, y, preguntada por Página/12, respondió a la encuesta que hizo el IIPE. La desconfianza en empresarios, banqueros, policías y militares es total en esta docente. “No me gustan nada, y menos desde mi lugar en la educación”, dijo. A su vez, sí mostró confianza en el periodismo, concordando con una tendencia que se consolidó en los últimos años.
Sobre la discriminación, Amanda dijo que le era “indiferente” tener de vecino a un enfermo de sida, a un adicto a las drogas, a un homosexual o a un boliviano. Sin embargo, reconoció que no toleraría a “un extremista de derecha”. Por otro lado, en su caso dice estar “mejor” económicamente que sus padres. “Pertenezco a eso que no se sabe muy bien qué es y que se suele llamar ‘clase media’”, consideró
Como es docente titular, no está con el corazón en la boca, como un contratado o un suplente. No obstante, Amanda señaló que “aunque me siento segura sobre mi estabilidad laboral, antes hubiera contestado que estaba muy segura. Pero con las cosas como están, no se puede saber qué va a pasar en el futuro.” En cuanto al factor que habría que priorizar para determinar los sueldos, no eligió la antigüedad o el título habilitante, como muchos de sus colegas, sino “la zona geográfica”. “Creo que es lo más importante. Hay lugares, o provincias, en donde dar clases es terrible”, afirmó.
En cuanto a consumos culturales, a tono con la encuesta Amanda dijo ver televisión, escuchar radio y leer el diario todos los días, pero a su vez dijo no usar el correo electrónico. “Y si no pudiera usar la computadora tampoco para escribir, lo haría.” Otro tema abordado fue la Ley Federal de Educación: “Estoy de acuerdo con los contenidos básicos comunes, pero si por descentralización entienden que cada vez los estados terminen relegando sus responsabilidades, me opongo”. Por último, se mostró partidaria de que las escuelas traten “la prevención de adicciones, la educación sexual, y el análisis de la TV y de situaciones políticas”.

 

TENTI ANALIZA LA INVESTIGACION
Cuando el educador discrimina

El sociólogo Emilio Tenti Fanfani fue uno de los responsables del trabajo que realizó el IIPE. La “fragmentación” del universo docente y ciertas tendencias discriminatorias detectadas en los maestros fueron lo que Tenti destacó de los resultados que arrojó la encuesta. A continuación, las principales consideraciones que expuso a Página/12:
- “Nuestra hipótesis de trabajo para empezar esta investigación fue tratar de desmontar ciertas imágenes totalizadoras que la sociedad puede tener sobre los maestros. Existen quienes piensan cosas como que todos los docentes van en auto a dar clases, y cosas por el estilo. Nos propusimos romper esas imágenes.”
- “El rasgo central que se desprende del trabajo es la fragmentación; una fragmentación que va desde las diferencias económicas que hay entre los maestros desde las distintas regiones hasta los distintos consumos culturales. Tengamos en cuenta que en el NOA más de un tercio de los docentes son pobres, mientras que en el Gran Buenos Aires ese indicador es de un 4,4 por ciento. Si en el caso de las provincias del norte, tenemos en cuenta no solamente la pobreza de los maestros, sino además la pobreza de los alumnos, tenemos un cuadro preocupante”.
- “También hay que destacar que casi un cuarenta por ciento de los maestros percibe que está peor que sus padres. Yo relaciono esto con la parábola de la clase media argentina y su decadencia, porque antiguamente se consideraba al magisterio como un reducto de la clase media. Hoy ya no es tan así, y muchos maestros son pobres, y lo toman como únicamente como un trabajo. Todavía subsiste cierta minoría de maestros que tienen ese discurso del apostolado, y de la vocación, y es la que da pie al resto de la sociedad para tener ese imaginario sobre la docencia como un servicio abnegado. ¿Pero por qué no se le pide vocación a un ingeniero también?”
- “Otro aspecto a destacar es que subsisten algunos porcentajes discriminadores bastante preocupantes; por ejemplo, casi un 30 por ciento de los maestros estaría molesto con un homosexual de vecino. Claro que en el resto de la sociedad los valores pueden ser iguales o peores, pero dado el rol de los docentes, creo que ese es un tema a corregir. Hay regiones como Cuyo en donde los indicadores son más preocupantes, ya que a casi la mitad le molestaría tener un homosexual de vecino.”
- “La actitud hacia los jóvenes es otra cosa a señalar: hay muchas opiniones negativas hacia los sectores juveniles. Si son con quienes tienen que trabajar, ¿cómo van a hacerlo bien si tienen tantos prejuicios? Muchos piensan que los jóvenes no tienen una actitud positiva con el cuidado del medio ambiente, que no tienen sentido de la Justicia, y cosas así. Ese es un punto sobre el que tienen que trabajar los maestros.”

 

OPINION

Por Andrés Delich *

Docentes, hoy

Atravesamos una época de acelerados cambios, que afectan el ritmo de la vida cotidiana e impactan sobre las economías y las culturas en todo el mundo. Pese a estas transformaciones evidentes, a veces realizamos juicios sobre la base de modelos construidos hace muchos años. Creo que nuestras ideas acerca de los docentes tienen algo de eso.
La docencia fue uno de los pilares en la construcción de la Nación. Junto con el proyecto sarmientino de “educar al ciudadano” que redundó en el desarrollo del sistema educativo que conocemos, se constituyó un ideal de docencia y del trabajo de enseñar. Cien años más tarde, el desafío es generar nuevos ideales y proyectos que permitan dar cuenta de las necesidades actuales de nuestros niños y jóvenes y del país en su conjunto. Para ello, se requiere conocimiento de la realidad educativa y de nuestros docentes. Pero hasta hoy no disponíamos de información sistemática acerca de quiénes son, qué piensan y cómo ven realmente su profesión los docentes argentinos.
En el año 2000, el Ministerio de Educación solicitó al Instituto Internacional de Planeamiento Educativo (IIPE-Buenos Aires) la realización de un estudio que permitiera comprender qué significa ser docente hoy en la Argentina. El trabajo muestra que el “ser docente” en nuestro país difiere fundamentalmente de acuerdo con la región, la formación y el nivel educativo en el que se trabaje; y que además varían sustancialmente las condiciones de vida, las opiniones, lo que esperan de su trabajo y los valores, por ejemplo, entre maestros y profesores. Por otra parte, si bien casi todos los encuestados coincidieron en señalar las difíciles condiciones de trabajo que enfrentan día a día, la mayoría mostró importantes niveles de identificación y satisfacción con su trabajo y un fuerte deseo de continuar enseñando.
Más allá de que existan diferencias de intereses y de perspectivas, debemos construir un nuevo proyecto educativo a mediano y largo plazo y, en ese marco, necesitamos volver a pensar la carrera docente, favorecer la participación y el compromiso de profesores y maestros, brindarles oportunidades de incrementar sus conocimientos.
Para esto debemos trabajar mucho y este estudio es sólo un aporte a un debate que hay que hacer avanzar. Este nuevo Día del Maestro constituye una buena oportunidad para reflexionar sobre uno de los principales desafíos de la educación argentina: el desarrollo de la profesión docente.
* Ministro de Educación de la Nación.

 

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