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“Sheep en la gran ciudad”, la vida
de la ovejita que se ríe de la televisión

El realizador Mo Willems explica por qué ideó una serie destinada a incentivar que los niños miren tele críticamente, desconfiando de ella.

La historia de Sheep puede verse
los sábados, domingos y viernes.
Cartoon Network la programó para
hoy a las l0 y mañana a las 18.

Por Patricia Chaina

Pasar de una bucólica vida campestre a una experiencia sobrecargada de estímulos de una gran ciudad puede permitir contar aventuras tan emparentada con el desconcierto como con el sarcasmo. Sobre todo si quien las protagoniza es una oveja –la querida de un granjero que acostumbra a hacer grupos terapéuticos para mantener unido al rebaño– y que escapa a una organización militar cuyo objetivo es controlar la humanidad con una máquina que solo funciona con una oveja-bala del tamaño de este pequeño y manso héroe animado: Sheep, la oveja que protagoniza Sheep en la gran ciudad. La nueva serie de Car- toon Network puede verse los sábados a las 10, los domingos a las 18 y los viernes a las 19,
La serie cuyo objetivo es, además de entretener, claro, despertar una actitud crítica en los niños frente a los clichés de la TV –la publicidad, los comentarios de los relatores de eventos deportivos o de noticias–, tanto como frente a algunos dogmas del mundo adulto occidental –la política o el psicoanálisis–, logra darle forma a una propuesta por demás ambiciosa. Al intentar sobrevivir en la ciudad, como lo explica su autor, Mo Willems, la oveja demuestra que la vida puede ser difícil, pero no por eso menos divertida. Así, esta oveja –Sheep es su traducción al inglés– se convierte en un pequeño, anónimo y simpático héroe. Atraviesa situaciones que cualquier humano transitaría en una ciudad y demuestra, a través de sus acciones, que es posible pensar en los niños, y lograr que el entretenimiento sea un acto inteligente.
Entre los aciertos de la historia de Sheep, o mejor dicho, de la historia de las desventuras de Sheep, fugitivo en la ciudad, el formato de media hora potencia la capacidad de intercalar elementos intertextuales dentro de la animación tradicional. Es un científico parecidísimo a Hannibal Lecter (El silencio de los inocentes o El silencio de los corderos, en el original) quien diseñó el arma que es la causa de sus males. Estos detalles fueron fríamente ideados por el autor y también director de la serie, Willems, quien fue ganador de tres premios Fríamente como escritor de “Plaza Sésamo”.
Este año, mientras Sheep ingresa a las realizaciones originales de Cartoon, Willems va por su cuarta nominación a los premios de la TV internacional. Desde los EE.UU., y entrevistado por Página/12, explica: “Hay referencias al mundo adulto porque la serie es para niños de 10 años, pensando que pueda seguir divertiéndolos durante 10 años más. Son bromas pensadas como un valor agregado. Cuando pasen los años, creo que la repetición jugará a favor de redescubrir esos detalles”. Otro elemento de peso para Willems es poner en evidencia lo que casi siempre es enmascarado en el mundo virtual: “Los chicos deben saber cómo mienten las publicidades. Es importante para que puedan pensar que no todo es categórico y determinante. Por eso hay también burlas a la política, a las novelas, a las compras por televisión”.
Es por eso que Sheep está provista de situaciones tipo, a las que su autor recurre para facilitar la diversión y la efectividad de su propuesta: “Es más fácil hacer reír con un militar obsesionado por el poder que con la Madre Teresa”, admite. Para luego concentrarse en la trama que lleva a Sheeps de su departamento a un empleo de telemarketing. Sin olvidarse de pasar por la tintorería a recoger su ropa, aunque haga unas paradas para comer las plantas de los arreglos florales. “Pero pese a su esfuerzo por lograr un estilo de vida urbano, normal, el pasado de Sheep, su disposición como oveja, lo llevan a situaciones por demás ridículas, y precisamente por eso, historia y personaje son super divertidas”, concluye satisfecho.

 

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