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COMO SERA LA RESISTENCIA AFGANA SEGUN UN COMANDANTE TALIBAN
“A ellos les espera una tumba abierta”

El comandante talibán Abdula tiene a su cargo la región afgana que limita con Pakistán. En diálogo con Página/12 dice que están preparados para defenderse, que los norteamericanos son hoy lo que los rusos ayer y que la población apoya a los talibanes.

Un misil soviético de corto alcance
Luna fue exhibido en Kabul el Día
de la Independencia.

Por Eduardo Febbro
Desde Peshawar

“Jihadwai” suena como el susurro del viento. Abdula la repite dos veces, “Jihadwai”, “Jihadwai” y se toca el pecho, señalándose. La palabra quiere decir “comandante”. Abdula es uno de ellos, un auténtico comandante talibán. Su cuerpo está marcado por la historia: tiene un balazo ruso en el medio del pecho y tres balas más cuyas cicatrices le quedaron “de recuerdo a flor de piel de la guerra contra los shuravis” (rusos). Hace unos días pasó la frontera para visitar a su familia en Pakistán. “Les hemos preparado un bello cementerio. Que vengan. Los estamos esperando”, dice refiriéndose a los “comandos” norteamericanos.
Abdula tiene bajo su mando poco más de 2000 hombres listos para defender a su país y a “ese gran hombre que es Bin Laden. Cuando combatía a los soviéticos era un héroe. Ahora quieren hacer de él un terrorista”, dice con una convicción que contrasta con su serenidad. Todo lo que Abdula afirma es suave pero cortante, no hay lugar a la concesión: “Los norteamericanos quieren acabar con nosotros porque Afganistán es el único país con raíces auténticamente islámicas. Todo el país está con nosotros. La gente no huyó de la ley islámica, de la charia. Se fueron porque había hambre, por culpa de la sequía. Nadie huyó de nosotros. El mullah Omar es un gran hombre. Bin Laden también”.
Al “Jihadwai” no le gusta que se “agrande” el papel y la ayuda otorgada a los talibanes por EE.UU. durante la guerra contra el ocupante soviético. “Ellos –dice apuntando con el dedo hacia el cielo– nos ayudaron un poco pero llegaron tarde.” Cuando era un oficial del ejército regular afgano no llevaba puestos el turbante y la ropa tradicional de los pashtunes (la etnia dominante de Afganistán). “Cambió el rostro del enemigo y la ropa, nada más. El combate es el mismo. Defender nuestro país de un nuevo invasor. Qué importan las estrellas, los galones y los uniformes si no representan nada.”
Abdula confiesa que nunca se imaginó que algún día tendría que “pelear contra Estados Unidos. Ellos buscan a Bin Laden y quieren derribar el régimen talibán porque ni uno ni otro les conviene. Pero Osama bin Laden es inocente. Nadie presentó ninguna prueba contra él. No se puede actuar así. Los países no se manejan de esa manera, como títeres que se cambian cuando al amo les da la gana. Nosotros cortamos los hilos y nadie nos hace hacer lo que no queremos.” En estos días de rumores profusos Abdula duerme con un ojo abierto. La región bajo su mando es una vasta zona fronteriza con Pakistán, ubicada muy cerca del sur por donde se anuncia que los comandos norteamericanos podrían infiltrarse en Afganistán. Abdula no se inmuta. “Si nosotros salimos, ellos también pueden entrar. El problema no es ése, sino cómo salir vivos una vez que se metieron adentro. Los satélites espía son una cosa, caminar por estas tierras es otra. Los soviéticos aprendieron la lección a pesar suyo. Si los norteamericanos quieren probar, los esperamos con sus tumbas abiertas.”

 


 

SEGUN LA EXPERTA PAQUISTANI MAZARI, EE.UU. YA ESTA EN EL TERRENO
“La acción militar ya ha empezado”

Por Angeles Espinosa *
Enviada especial a Islamabad

Shirin Mazari asegura que el ataque norteamericano ya está en marcha. La directora del Instituto de Estudios Estratégicos de Pakistán está convencida de que Estados Unidos está llevando a cabo operaciones encubiertas dentro de Afganistán. En su opinión, el ataque masivo convencional se ha descartado. Sólo teme que la necesidad de satisfacer a la opinión pública con acciones visibles lleve a “derramar sangre musulmana”.
–¿Por qué se retrasa tanto el ataque estadounidense?
–Depende de qué clase de acción se esté esperando, pero mi impresión es que ya ha empezado a través de operaciones encubiertas y que ésa es la forma en que va a llevarse a cabo. El derramamiento masivo de sangre y el ataque convencional han quedado descartados.
–Sin embargo, el presidente Musharraf ha declarado no saber nada de las operaciones encubiertas...
–Sí, es cierto que el presidente ha dicho que no conoce esos planes, pero hay informes de operaciones encubiertas y eso es lo correcto porque sería difícil para Estados Unidos lograr su objetivo con una acción militar (convencional). Por eso no han empezado a bombardear.
–Entonces, ¿no hay que temer ese tipo acciones?
–Tal vez haya algunos planes de ataque para satisfacer a la opinión pública estadounidense y que vea que se ha derramado sangre musulmana...
–Dada la contestación de una parte de los paquistaníes, ¿en qué medida puede cumplir Musharraf su promesa de apoyo a Estados Unidos?
–Ha explicado claramente que vamos a compartir información y permitir el uso del espacio aéreo (excepto algunos corredores); está menos claro en qué va a consistir el apoyo logístico porque no nos han precisado qué necesitan. Hemos sido más claros que otros países.
–¿No teme la oposición de la opinión pública?
–Incluso durante la guerra del Golfo, cuando el gobierno tuvo que tomar una decisión muy impopular, la situación estuvo bajo control. Ahora, la mayoría de la gente está con el gobierno porque se ha dejado claro que Pakistán no va a enviar tropas a Afganistán y no se ha comprometido a permitir una presencia prologada de tropas extranjeras.
–Al menos de forma visible...
–Si son muchas, no se puede esconder.
–¿Será suficiente para Estados Unidos?
–No es una cuestión de suficiente o insuficiente, sino de lo que podemos y lo que no.
–¿Hay alguna fisura en el ejército?
–Si el ejército no le respaldara al 100 por ciento, el presidente no hubiera podido ser tan claro; podría haber sido más ambiguo como otros países de la zona. No hay tradición de revueltas importantes en su seno. Normalmente, el Ejército cierra filas en tiempos de crisis.
–Pakistán se muestra renuente a aceptar la fórmula que la Alianza del Norte y el ex rey están negociando para el futuro de Afganistán...
–Nuestra preocupación es tener un gobierno amistoso en Kabul. Y el peso que vaya a tener (la Alianza) no sólo nos preocupa a nosotros, porque a fin de cuentas cualquiera que quiera gobernar en Kabul tiene que tener buenas relaciones con sus vecinos. Además, no hay que olvidar que los pastún son el grupo étnico más importante y eso tiene que reconocerse. Los refugiados sólo regresarán si hay un gobierno aceptable.
–¿Van a aceptarlo las mafias que se benefician del caos actual?
–Aparte de las mafias de la droga, nadie en Pakistán saca ningún beneficio económico de Afganistán. Al contrario, está siendo costoso desde hace algún tiempo no sólo en términos económicos sino también de orden público. La estabilidad nos beneficiará. Todo el mundo piensa que tenemosinfluencia sobre los talibán, pero no es así. No hemos logrado que nos entreguen a los terroristas paquistaníes que se refugian en su territorio y no logramos impedir la destrucción de los Budas de Bamiyán. En la sociedad civil, hay un fuerte sentimiento antitalibán, lo que ha hecho más fácil el apoyo al presidente.

* De El País de Madrid, especial para Página/12.

 

OPINION
Por Rueul Marc Gerecht *

La CIA es un supermito

Durante toda la guerra entre la URSS y Afganistán (1979-1989), la dirección de operaciones de la CIA no puso en marcha a ningún equipo de expertos afganos. El primer agente de informaciones con algún conocimiento del idioma del país no llegó a Afganistán hasta 1987, un año y medio antes del fin del conflicto. Robert Baer, uno de los más talentosos entre ellos, dio a entender al cuartel general que la CIA, que podría tener necesidad de informaciones sobre Afganistán, debería ir a buscarlas en las repúblicas vecinas de Asia Central que habían pertenecido a la Unión Soviética. La respuesta del cuartel general fue la siguiente: demasiado peligroso. ¿Por qué correr ese riesgo? La Guerra Fría había terminado en la región con el retiro de los soviéticos en 1988. Afganistán quedaba muy lejos, se pensaba que las guerras de exterminio recíproco eran endémicas y el Islam fundamentalista una idea abstracta. Afganistán se convirtió, desde entonces, en el centro neurálgico y el terreno de entrenamiento del terrorismo islámico contra Estados Unidos. El servicio clandestino de la CIA continúa, por otra parte, sin permitir permanecer a sus agentes más de dos o tres años sobre el terreno afgano.
Durante los años que pasé en la Agencia, ni una sola vez escuché a los oficiales de información, en el exterior o en el cuartel general, discutir una operación elemental de reclutamiento que utilizara un agente de información lejos de los círculos diplomáticos y de los medios empresarios. Simplemente nunca pensaron en el futuro. George Tenet, que tomó la dirección de la CIA en 1997, calificó en varios momentos al programa norteamericano antiterrorista como “sólido”, declarando que había en la mayoría de los casos “desestabilizado” e inquietado a los terroristas de Bin Laden. El director del contraterrorismo del Consejo de Seguridad Nacional de la administración Clinton, Richard Clarke, que sigue reinando bajo Bush, está convencido de que en Afganistán Bin Laden y sus hombres se quedan despiertos durante la noche “alrededor de un fogón, muy ansiosos de la suerte que les reservamos”. Dudo que Ossama bin Laden y los suyos tengan dificultad en conciliar el sueño.

* Ex agente de la CIA. Extraído de The Atlantic Monthly.

 

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