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En nueve meses, la casa de Gardel
será un nuevo museo en el Abasto

El proyecto prevé recuperar los espacios originales de la casa. Se expondrán allí fotos y documentos relacionados
al Zorzal.

La casa de Jean Jaurès 735
tenía destino de demolición.
Ahora será ambientada a la época en que vivía allí Gardel.

Por Eduardo Videla

Después de volver al Abasto, en el bronce, Carlos Gardel prepara el regreso a la que fue su última casa en Buenos Aires, la de Jean Jaures 735. Abandonada desde hace años y al borde del derrumbe, la casa, convenientemente reconstruida y ambientada, se convertirá en un museo dedicado al Zorzal, que se incorporará al circuito turístico con perfil tanguero que se perfila en el Abasto. La vivienda, que tenía destino de demolición, fue comprada por el empresario Eduardo Eurnekian, quien la donó al Gobierno de la Ciudad.
En el Museo de Carlos Gardel podrán verse, entre otros documentos, el boletín de calificaciones del morochito del Abasto, cuando cursaba la primaria en el Instituto Salesiano, donde no se destacó por sus buenas notas. O el carnet de la Asociación Cristiana de Jóvenes, la “Yumen”, donde iba a hacer gimnasia para bajar los kilos de más y conservar esa estampa que se le conoció en el cine.
La casa, levantada en 1920, es la típica construcción “tipo chorizo”, de habitaciones que dan a un patio. Allí vivieron Berta Gardés, de oficio planchadora, y su hijo Carlos, desde 1927 hasta el ‘33, cuando se embarcó para Francia. Después de la tragedia de Medellín, la casa pasó por varias manos, hasta que en los años 60 se convirtió en una tanguería: se derribaron todas las paredes interiores para convertir la casa en un gran salón. Esas demoliciones fueron las que pusieron en riesgo su estructura.
“El proyecto consiste en recuperar los espacios originales de la casa: volver a dividir las habitaciones y ambientarlas de acuerdo con la época la sala, el comedor y el dormitorio”, explicó a Página/12 la directora de Museos, Mónica Guariglio. “Para eso, se utilizaron planos originales y fotos aportadas por coleccionistas, que describen cada una de esas habitaciones”, agregó.
Además de esas tres habitaciones ambientadas, se recuperarán el cuarto de planchado y la cocina, en el fondo de la casa, que tendrán el aspecto original. También habrá un gran salón para exposiciones permanentes y temporarias: “Se expondrán fotos donadas por coleccionistas y obtenidas en el Museo del Cine, y documentos como el testamento de Gardel, un certificado de buena conducta de la Policía, y el boletín de calificaciones del Instituto Salesiano, donado por coleccionistas privados”, detalló la directora de Museos.
En el patio habrá un pequeño lugar para cafetería, y también está previsto un lugar para la presentación de músicos y obras de teatro.
El proyecto está impulsado por el CGP 2 Sur, y se inscribe en una propuesta de convertir a esa zona del barrio en un lugar con identidad tanguera, con un Centro Cultural y un Paseo de Tango, con ferias en la calle. La presentación, realizada ayer en Chanta Cuatro –la tradicional fonda del Abasto convertida ahora en un restaurante tanguero– estuvo destinada además a convocar a los coleccionistas, para que aporten materiales vinculados con la vida de Gardel.
“Este proyecto muestra cómo pueden articularse emprendimientos públicos y privados”, dijo a Página/12 el secretario de Cultura, Jorge Telerman. Según el funcionario, los trabajos podrían estar finalizados en nueve meses. Eurnekian compró la casa en 1996, y en el transcurso del 2000 la donó al Gobierno de la Ciudad. En marzo de este año se transfirió a la Dirección de Museos, que dispuso el apuntalamiento preventivo para evitar un posible derrumbe. El empresario aportará los fondos para la remodelación, que demandará una inversión de 250 mil pesos, mientras que la Dirección de Museos porteña estará a cargo de la organización de la muestra.
“Siempre pienso que los museos son el lugar de las musas”, reflexionó ayer, ante este diario, el poeta Horacio Ferrer. “Ojalá que en este lugar estén las musas gardelianas, que inspiren a los artistas jóvenes como inspiraron a Gardel, el artista más grande que ha dado el Hemisferio Sur”.

 

Museos en protesta

“Los museos se mueren por falta de presupuesto”, decían algunas de las pancartas, enarboladas ayer en la esquina de Anchorena y Carlos Gardel, en el Abasto. Trabajadores de la Dirección de Museos porteña aprovecharon la presentación para reclamar la “equiparación salarial” con los empleados de otras áreas de la Secretaría de Cultura, como los del Teatro Colón o el Centro Cultural Recoleta, “cuyos sueldos duplican o triplican a los nuestros”.
La protesta, silenciosa, llamó la atención del secretario de Cultura, Jorge Telerman, quien reconoció la legitimidad del reclamo: “Estamos trabajando con el gremio para recomponer los salarios”, dijo el funcionario. Aclaró además que en el presupuesto para el año 2002 habrá un aumento del 10 por ciento en los fondos destinados a museos. La ciudad de Buenos Aires cuenta con ocho museos, en los que trabajan unas 280 personas.

 

MEDIDAS DE SEGURIDAD PARA EL CENSO
Miedo a abrir la puerta

La sensación de inseguridad amenaza con entorpecer el censo nacional del 17 y 18 de noviembre: un simulacro hecho ayer dejó en evidencia que la gente tiene temor a la hora de abrirle la puerta a los censistas. Para asegurar el éxito del operativo, los responsables del censo anunciaron que habrá una fuerte campaña previa de difusión, que se tomarán medidas para evitar falsificaciones de las credenciales y que habrá números telefónicos donde consultar la identidad de los censistas.
El director general de Estadísticas y Censos de la ciudad, Martín Moreno, explicó a Página/12 que fueron visitadas dos zonas: en una se avisó previamente a la gente; en la otra, no. En el barrio advertido, la disposición de los vecinos para colaborar fue “importante”. En la otra, en cambio, los instructores que realizaban la práctica de campo no tuvieron mucho éxito, ya que “hubo negativas de los vecinos a abrir la puerta, porque la gente está asustada por la inseguridad”, señaló el funcionario.
Noemí Muchnik, directora de Difusión del INDEC, explicó, por otra parte, que en las localidades del interior la gente permitió con mayor confianza que se acercaran los censistas. “Después de las elecciones se lanzará la campaña, que incluirá publicidad gráfica, en radio, en televisión y en la vía pública. Además, se trata de que los docentes censistas realicen su labor en la misma comunidad donde trabajan”, expresó.
Los encuestadores vestirán guardapolvo blanco y llevarán un bolso identificatorio del INDEC con materiales, así como también una credencial que se dará a conocer el viernes 16 de noviembre en los medios, para evitar falsificaciones.
Además, la Dirección de Estadísticas porteña y el INDEC instalarán números telefónicos para que la gente pueda constatar la identidad del censista cuando éste toque a su puerta. “Confío en que con la concientización la gente que se niegue a recibir al censista sea ínfima”, expresó Moreno.

 

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