Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
KIOSCO12


QUE TIENE LA JUSTICIA CONTRA EL NUEVO MINISTRO
La increíble historia de Sartor

El sucesor de Juan Pablo Cafiero en Desarrollo Social es reconocido como un político hábil, un gran tejedor de alianzas y un nombre que aparece con frecuencia en los expedientes judiciales. Detalles.

Daniel Sartor, la nueva incorporación para el gabinete de Fernando de la Rúa.

Por Claudio Scaletta

–Bajate (de la candidatura) o vas a ir preso.
–No me pienso bajar, Daniel.
–¿Cuánto querés?
–Que me paguen el alquiler de la casa.
–Dalo por hecho.
–Antes firmame el compromiso.
El diálogo, mantenido entre el flamante ministro de Desarrollo Social de la Nación, Daniel Sartor, y un dirigente barrial de la ciudad rionegrina de General Roca –que consta en la causa que investiga el juez penal de Viedma Jorge Bustamante– sintetiza un estilo de hacer política que, desde el pasado miércoles, se integró al gabinete nacional.
La andanada de denuncias sobre la trayectoria de Sartor obligó al propio Fernando de la Rúa a salir en su defensa. Sin embargo, el núcleo del descargo presidencial resultó insólito. Antes que rebatir las denuncias, el Presidente prefirió referirse a la condición de patagónico del nuevo funcionario “¿Hay que vivir a la vuelta de la Casa de Gobierno para poder ser ministro?”, preguntó. “¿Por qué alguien de la Patagonia no podría ser ministro?”, se interrogó De la Rúa. Olvidaba que se trata de su tercer ministro oriundo de aquella región. El primero fue José Luis Machinea (Puerto Madryn) y el segundo Chrystian Colombo (Neuquén).
Al margen de los regionalismos, hay algo que a Sartor le reconocen hasta sus adversarios: su habilidad en las prácticas para la acumulación de poder. No completó una carrera universitaria porque desde muy joven hizo política muy cerca del actual gobernador rionegrino, Pablo Verani. Pero no es esta característica lo que determina el potencial dolor de cabeza que puede causar Sartor a la administración de De la Rúa sino las sospechas sobre presuntas irregularidades en la función pública.
El clientelismo asociado al poder es, en el pago chico, difícil de denunciar. Pero a nivel nacional suele ser diferente. Fue una funcionaria designada por el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, Diana Pisá, militante del Frente Grande rionegrino, una de las primeras en alzar la voz contra lo que ella definió como manejos del aparato oficialista. Pisá, encargada de controlar la ejecución de partidas nacionales en la provincia, detectó a poco de asumir que no podía demostrarse la entrega de alimentos correspondientes a un envío de 92.000 pesos.
En agosto de 2000 el expediente fue elevado a los responsables del programa a nivel nacional, donde tampoco pudo corroborarse la entrega de las cajas de alimentos. Sin embargo, el perjudicado no fue Sartor sino la denunciante de la falta de certificación. Y, así, la denuncia se tradujo en un pedido de Sartor desde Río Negro al Estado nacional para que la funcionaria fuera desplazada de su cargo. Como resultado, Pisá debió dejar de asistir a su trabajo víctima de distintas presiones. Por ejemplo, le quitaron la oficina. Y finalmente su contrato no fue renovado.
Una investigación reciente del diario Río Negro mostró cómo la empresa Rocafé resultaba sistemáticamente favorecida por las licitaciones del Ministerio de Salud y Desarrollo Social provincial. La firma involucrada en la falta de entrega de los alimentos denunciada por Pisá fue precisamente Rocafé. La investigación mostró también que el presidente de la empresa, Luis Ramón Mestres, figuraba en el informe de la Comisión sobre lavado de dinero que preside Elisa Carrió. El diario Río Negro detectó a Mestres, un jubilado de 83 años, en una humilde vivienda del Gran Buenos Aires. En una entrevista el “presidente” de Rocafé reconoció ser testaferro de Juan de Dios Rodríguez, reconocido amigo de Verani. Ana Benito, titular de la fiscalía Nº2 de la circunscripción II de Río Negro, tomó de oficio la investigación sobre Rocafé, que actualmente se encuentra en curso.
Con un pasado de militancia en la Juventud Radical de Río Negro –de la que llegó a ser presidente–, Sartor tuvo un paso raudo por la Facultad de Derecho. De regreso al pago chico comenzó a trabajar como empleado en el Banco de la Provincia de Río Negro, de donde tiempo después fue despedido por irregularidades. El primer sumario le fue iniciado en 1989 durante el Plan Bónex. Por entonces fue sospechado de parcializar en sumas más pequeñas los depósitos de un conocido prestamista de la región, conocido como “El Tono” Terbay. El supuesto objetivo era permitir a dicho prestamista el cobro en efectivo de la totalidad de sus depósitos. Años más tarde, en 1994, Sartor fue acusado de nuevas maniobras. Esta vez, se le atribuyó un sistema para derivar las sumas de cuentas inmovilizadas a una cuenta propia. Este último hecho fue el que le valió el despido de la institución y el inicio de una causa penal. La verdad es que, meses atrás, fue absuelto. Y la verdad, también, es que la fiscal de la causa, no presentó acusación alguna. El nombre de la fiscal es Norma. El apellido, Terbay. Igual que el prestamista.
Pero cuando Sartor perdió su trabajo como bancario no quedó desocupado. A Verani, sus antecedentes como presidente del club de fútbol de General Roca le permitieron saltar a la intendencia de la localidad. Sartor, de familia radical, comenzó desde entonces a sumar experiencia como fiel ladero de quien es hoy el gobernador provincial. Ya con Verani al frente de la provincia, subió en el escalafón hasta alcanzar un puesto clave para su tarea, el de Ministro de Salud y Acción Social de la provincia. Desde entonces, impresionan las costosas movilizaciones que el ahora miembro del gabinete nacional es capaz de organizar, tanto para actos políticos como para los días de elecciones. También su capacidad de armar y desarmar, según corresponda, alianzas políticas.
Resta saber ahora cuál será la experiencia que Daniel Sartor extrapolará a su gestión nacional.

 

El descargo del ministro

Por medio de un vocero, el nuevo ministro de Desarrollo Social, Daniel Sartor, hizo llegar su posición sobre algunas denuncias que pesan en su contra.
Sobre el descubrimiento de un cargamento con alimentos y materiales de construcción del Ministerio de Acción Social destinado a fines electorales a fines de 1999, el vocero explicó que es “total y absolutamente falso. La denuncia fue promovida por un seudodirigente de la UCR rionegrina, que tiene un frondoso prontuario y enfrenta 9 causas penales”.
Sobre el despido del Banco de Río Negro por manejo irregular de fondos destacó que se trata de una causa que tiene más de 10 años en la que Sartor quedó involucrado por pertenecer al sector del banco donde se produjo el faltante.
Sobre haber influido en beneficiar a la empresa Rocafé, señaló que todas las contrataciones se realizaron mediante licitación pública en la que “participaron numerosas empresas, que hicieron sus propuestas y expusieron sus antecedentes”.
Sobre una posible participación “indirecta” en la propiedad de Rocafé señaló que “es absolutamente falso”.

 

REAPARICION PUBLICA DE CAFIERO TRAS LA RENUNCIA
“Seguiré trabajando en el llano”

Por Romina Calderaro

Lo mimaron, le dieron ánimo y protestaron por la falta de apoyo de Fernando de la Rúa. La presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, el cantante Piero y la presidenta de la Fundación Niños Unidos para el Mundo, Gabriela Arias Uriburu, se deshicieron ayer en elogios hacia el ex ministro de Desarrollo Social, Juan Pablo Cafiero, quien apareció en público por primera vez desde que renunció por un fuerte ajuste en su área. “El recorte es el síntoma de la enfermedad de una democracia que ya no puede existir con estos niveles de desigualdad”, dijo Juampi en un acto en el que pidió por la continuidad del Pacto por la Niñez. “Voy a seguir trabajando desde el llano, que es lo que conocimos toda la vida salvo por cinco meses”, comentó para risa de todos.
La tristeza de los invitados al acto por el alejamiento de Cafiero se sentía ayer casi tanto como la bronca con el nuevo ministro de Desarrollo Social, Daniel Sartor, quien dijo que en su gestión intentará bajar el gasto político y que las discusiones las resolverá “hacia adentro”, un claro reproche hacia Cafiero, quien desde hace tiempo venía sosteniendo públicamente que la política de déficit cero no podía aplicarse al gasto social. “Quiere bajar el gasto de la política, pero dos días antes de las elecciones, pidió 60 mil pesos para entregar chapas a dos municipios. Les ofrecimos las chapas y no las quisieron”, dijo uno de los colaboradores de Juampi en el ministerio. Otro aseguró que allí “no hay gasto político, a menos que quiera meterse con algunos radicales... decisión que le va a traer algunos problemas”.
En el acto había representantes de diferentes organizaciones no gubernamentales. Y hablaron tres personas que trabajaron codo a codo con Juampi en el Pacto por la Niñez. “Abuelas fue la primera ONG en recibir a Juampi”, dijo Carlotto, y habló de la necesidad de seguir trabajando junto al ex ministro desde el llano. Pérez Esquivel se lamentó de su renuncia y le dijo que “tu misión como ministro era una esperanza para todos”. Y Arias Uriburu, por momentos con lágrimas en los ojos, confesó que cuando se enteró de la renuncia de Cafiero pensó en cerrar la fundación, decisión que finalmente no tomó “porque todo cambia cuando me viene la imagen de mis hijos”. Piero, que además de cantante dirige 30 eco-granjas en Campana, resumió su sensación con la siguiente frase: “Una vez que tenemos una persona normal en el ministerio, una vez que tenemos un socio adentro, nos pasa esto”.
¿Y qué va a hacer ahora Juampi? “Buscar trabajo”, responde él medio en broma medio en serio. Cuando asumió al frente del ministerio, Cafiero renunció a su banca de diputado, así que formalmente está desempleado. Por lo pronto, va a participar de dos conferencias en el exterior que había rechazado cuando todavía era ministro por falta de tiempo, aunque no cobrará por eso. En estos días, trabaja en la computadora de su casa recopilando y ordenando los papeles de cinco meses de gestión. Por ahora no piensa en aceptar algún otro cargo, ni le entusiasma la idea de participar en el debate sobre el futuro de lo que queda del Frepaso. Piensa, eso sí, en seguir trabajando en los proyectos que desarrolló en el ministerio, pero ahora en el marco de la Fundación Carlos Auyero. Y dice que no se arrepiente de haber aceptado el cargo: “Hice lo que tenía que hacer”, asegura.

 

PRINCIPAL