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LO QUE BUSCA EL FBI EN EL CASO DE LAS CARTAS CON ANTRAX
La hipótesis del “científico loco”

Theodore Kaczynsky estuvo 18 años solo, viviendo prácticamente de la nada, y aterrorizando aerolíneas y universidades con cartas bomba. Es el perfil que el FBI está buscando tras los atentados con ántrax.

Posibilidades: Puede ser un
racista blanco, un ultraderechista, un fundamentalista islámico, un científico que alguna vez trabajó
en Rusia, un vengativo.

Theodore Kaczynsky,
esposado tras su arresto.

Por Raúl Kollmann

El FBI busca a un hombre como Theodore Kaczynsky. No descarta que los fundamentalistas de Osama bin Laden estén detrás de las cartas con ántrax, no le quitan la mirada a agentes que trabajaron para Irak o para Rusia, pero el perfil del hombre que buscan es el de Kaczynsky.
Theodore Kaczynsky nació en 1942 en Chicago. De chico, ya era un genio matemático: a los diez años resolvía difíciles problemas algebraicos y asombraba a todos los que lo rodeaban. Años más tarde, egresó como físico y matemático de la Universidad de Harvard, una de las más prestigiosas del mundo. Sin embargo, el dinero para vivir lo sacaba del trabajo en una fábrica de espuma de goma propiedad de su familia. El hermano menor, David, era el gerente general y Teodoro, supervisor.
En 1978 se produjo un hecho que marcó su vida. David echó a Theodore de la fábrica por acosar a una joven compañera de trabajo que se negaba a salir con él. Eso llevó a que Theodore rompiera definitivamente con su familia y, tras cartón, se fue a vivir en una cabaña en el medio de los bosques de Montana. No tenía luz eléctrica ni agua corriente, se alimentaba con los vegetales que cultivaba y, a veces, con la carne de algún conejo que lograba cazar. Cuando necesitaba ir a algún lado iba caminando o en bicicleta.
Fue en ese mismo año, 1978, cuando mandó su primera carta con explosivos armados por él. Estaba dirigida a la Universidad de Illinois, el estado donde había nacido. Sólo provocó un herido. Era su forma de enfrentarse “al sistema tecnológico-industrial que priva a la gente de trabajo, autonomía y dignidad”. Su carta iba a firmada con las siglas FC.
En 1979 envió otras dos cartas, en principio dirigidas a universidades o académicos (UN) y después a aeropuertos o compañías aéreas (A) por lo que el FBI lo denominó Unabomber. En 1985, después de siete años de herir a los destinatarios, produjo la primera muerte: un ejecutivo de una empresa publicitaria.
Para ese entonces, el FBI ya había montado la investigación más cara de su historia, se dispuso la formación de una división especial destinada a encontrar al Unabomber y ofreció una recompensa de un millón de dólares.
Las cartas siguieron llegando y produjeron 29 heridos. En 1994, 16 años después del primer sobre, se produjo la segunda muerte: otro publicitario, esta vez de New Jersey. Un año después, una nueva explosión mortal: el presidente de la Asociación Forestal de California, Gilbert Murria.
Sin embargo, el paso más audaz de Theodore se produjo en 1996. Le envió sendas cartas al Washington Post y al New York Times exigiéndoles que publiquen un manifiesto de 350.000 palabras titulado “La sociedad industrial y su futuro”. Si el texto aparecía en las páginas de los diarios, el Unabomber se comprometía a dejar de enviar cartas mortíferas.
El chantaje produjo una inmensa discusión en Estados Unidos, pero finalmente los diarios y el FBI –que intentaba encontrar alguna pista-accedieron a la publicación. Y a partir de ahí se produjo el desenlace.
David, el hermano de Theodore, leyó el texto en The New York Times y de inmediato reconoció las ideas, los argumentos, el estilo y las palabras de Theodore de la época en la que ambos mantenían una estrecha relación. David se acercó al FBI y les dijo que tenía una pista decisiva, pero que sólo iba a revelarla a cambio de un compromiso: en ningún caso su hermano debía ser condenado a muerte.
Finalmente, el FBI allanó la cabaña de Montana y encontró un laboratorio, una bomba perfectamente armada, la copia manuscrita del manifiesto que se había publicado en los diarios y un diario personal, escrito en clave. En este último texto manifestaba regocijo cuando un atentado salía como esperaba y frustración si no conseguía su objetivo. Enbuena parte del texto expresaba su odio a la sociedad. Theodore fue detenido, 18 años después del envío de su primera carta.
Durante el juicio intentó suicidarse ahorcándose como su propia ropa, se peleó y echó a sus abogados cuando intentaron que se lo declare insano mental para aliviar su eventual condena. Hasta quiso asumir él mismo el papel de abogado defensor.
En 1998 terminó reconociéndose culpable y el 4 de mayo de ese mismo año lo condenaron a cuatro cadenas perpetuas. Es decir que nunca y bajo ninguna circunstancia podrá salir de la cárcel.
El FBI busca hoy a otro Theodore Kaczynsky. Tres de los sobres con ántrax –al Senado norteamericano, al New York Post y a la cadena NBC– fueron enviadas por la misma persona, que escribió textos muy parecidos, a mano y en letras de imprenta. Los investigadores creen que detrás de los ataques hay algún científico lleno de odio, resentido, posiblemente echado de alguno de los 40 laboratorios que trabajaron el ántrax en los últimos años en Estados Unidos. Puede ser un racista blanco, un ultraderechista, un fundamentalista islámico, un científico que alguna vez trabajó en Rusia, un hombre que se quiere vengar de alguna de las miles de cosas de las que mucha gente en la sociedad actual se quiere vengar.
Desde el frío punto de vista de los números, al Unabomber tardaron 18 años en capturarlo y mató a tres personas. El Unabomber del ántrax mandó su primera carta hace hoy exactamente un mes y ya produjo sus primeras muertes.

Informe: Emiliano Ruy Rodriguez

 

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