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DINAR LINEAS AEREAS

COMO SIGUE LA REESTRUCTURACION DE LA DEUDA LANZADA POR EL GOBIERNO
A tres frentes, y con tiempo de descuento

Sabiendo que no puede enfrentar otro día como el viernes �con riesgo país en las alturas y fuga de depósitos�, Cavallo atiende tres frentes de tormenta: la marcha de los depósitos, el pacto con las provincias y la negociación con bancos y AFJP.

Por Maximiliano Montenegro

A partir de hoy, Domingo Cavallo empezará a jugar en tiempo de descuento. Después de haber lanzado la noche del jueves el plan de reestructuración de la deuda, el ministro sabe que el Gobierno no está para soportar muchas jornadas más como la del viernes, cuando el “mercado” le respondió con el riesgo país volando hasta 2500 puntos y, peor aún, se acentuó la fuga de depósitos de grandes fondos de inversión del sistema financiero. Por eso, en el Ministerio de Economía creen que en los próximos días habrá que seguir con atención tres frentes simultáneos, para evitar que este último paquete de medidas se esfume todavía más rápido que los anteriores. Primero, la marcha de los depósitos, indicador clave, porque, de continuar la sangría más allá de un mes, podría caerse en alguna de las “D” más temibles para la gente: depósitos congelados, devaluación o dolarización. Segundo, el acuerdo con los gobernadores, que los acreedores reclaman como garantía de que nadie pateará el tablero (ver aparte). Tercero, la negociación con bancos y AFJP locales, crucial para que no se derrumbe toda la ingeniería financiera propuesta para abaratar el costo de la deuda. Más aún, Cavallo prepara, en secreto, un plan para frenar las presiones del establishment financiero, que se resiste a ceder una tajada de rentabilidad.
Con los ojos bien abiertos, como es su costumbre, Cavallo “cantó envido y truco con un dos de oro, un cuatro de copa y una sota de basto. Ahora lo importante es que todos se vayan al mazo”, ironizó un consultor económico, graficando con una metáfora bien argentina la estrategia del ministro frente a bancos, AFJP e inversores extranjeros para lograr reducir la tasa de interés que paga el Estado a menos del 7 por ciento.
De otro modo, Cavallo anunció una reestructuración “voluntaria” de la deuda, pero sin ofrecer las garantías suficientes para que un acreedor que posee un bono argentino que promete pagarle el 15 por ciento anual acepte cambiarlo por otro con el que no ganará más del 7 por ciento. El argumento del Ministerio de Economía es que los nuevos préstamos que se emitirán, para canjear por los anteriores, estarán garantizados con la recaudación impositiva; y, por lo tanto, ofrecerán mayor seguridad de cobro a sus tenedores.
Sin embargo, los acreedores consideran que la recaudación no es garantía de nada porque está en pesos mientras que los préstamos fueron otorgados en dólares y porque no cambia sustancialmente lo que ofrecía la ley de déficit cero, que ya privilegiaba el pago de intereses de la deuda por sobre los sueldos estatales y las jubilaciones. El “mercado” esperaba que tales garantías fueran nuevos préstamos, en dólares contantes y sonantes otorgados por Washington, para quedar inmovilizados como aval del cumplimiento de los vencimientos de capital e intereses de la deuda. Según el Deutsche Bank, para llevar a cabo una operación voluntaria que le permitiera ahorrar 4000 millones anuales en intereses, el gobierno tendría que haber puesto sobre la mesa garantías reales (préstamos del FMI, el Banco Mundial, o el BID) por 30.000 millones.
La asistencia financiera no llegó, pero igualmente Cavallo no dudó en cantar “envido y truco”. Y ahora no puede haber marcha atrás: si los acreedores se le plantan y no aceptan la propuesta, entonces el gobierno sería declarado en “default” por las calificadoras de riesgo internacional, el riesgo país se dispararía todavía más y el agravamiento de la crisis financiera podría terminar de espantar a los pequeños ahorristas que hasta ahora, a diferencia de lo que ocurrió en agosto, no salieron a comprar masivamente dólares ni a retirar sus depósitos bancarios por ventanilla.
Sin embargo, en los últimos días se notó una tendencia que inquietó a más de uno en el Palacio de Hacienda: hubo retiros importantes de depósitos de grandes empresas y fondos de inversión extranjeros, los que hicieron saltar la tasa de préstamos diarios entre bancos a más del 200por ciento anual. Hoy se conocerá la información sobre los depósitos, que distribuye el Banco Central, actualizada al jueves pasado, que reflejará claramente la salida que vivieron con tensión hasta en los bancos extranjeros de primera línea. Según pudo saber Página/12, el viernes la tendencia se habría profundizado.
El primer tramo del canje se realizará con AFJP y bancos locales, acreedores del Estado en casi 40.000 millones de dólares, entre títulos públicos en cartera, préstamos a provincias y préstamos directos al gobierno nacional. Es poco menos de la mitad del total de la deuda pública. El resto está en manos de fondos de inversión y acreedores extranjeros.
La negociación con bancos y AFJP no será sencilla, en particular porque Economía estuvo negociando sin éxito en las últimas semanas un acuerdo voluntario para reducir las tasas que resultara medianamente ventajoso para el estado nacional y los provinciales. El anuncio del jueves, de cuyos detalles no estaban enterados, no cayó nada bien en el establishment financiero que opera en la plaza local. Y las presiones se harán sentir en los próximos días.
Por ejemplo, el viernes último, el Banco Río (controlado por el español Santander Central Hispano) explicó en un informe sobre las medidas por qué la garantía de la recaudación no luce atractiva: “A pesar de que el gobierno ofrece garantías adicionales, la recaudación de impuestos en este contexto provee una ayuda limitada, ya que está sujeta a los vaivenes de la economía local y a posibles cambios futuros en la regulación”, afirmó. Y esbozó una contrapropuesta que ruborizaría hasta al propio equipo económico: “Si la recaudación fuese a un fondo fiduciario manejado por una autoridad externa (¿el FMI?, ¿el Banco Mundial?), el riesgo de pago debería caer sustancialmente”, sostiene.
El Banco Río también calculó que aún en el caso más exitoso de canje de deuda con bancos y AFJP locales, el ahorro de intereses sería muy inferior al anunciado por Cavallo: suponiendo que bancos y fondos de pensión participaran con unos 36.000 millones de dólares, “el canje local de deuda podría proporcionar hasta 1600 millones en ahorro de intereses para el año 2002, cifra inferior a los 4000 millones anunciado por Domingo Cavallo el jueves a la noche”, afirma. El economista jefe de otro banco de primera línea, consultado por este diario, coincidió con la estimación y agregó que por el segmento internacional podría haber una cifra equivalente. Esto significa que para llegar al ahorro presupuestario que Cavallo le vendió al presidente primero tendrían que darse dos condiciones: una, que el canje a nivel local fuera un éxito rotundo; dos, que lo mismo sucediera con el canje a nivel internacional, donde los tenedores de bonos están más atomizados y tendrán grandes incentivos para desoír la propuesta y demandar judicialmente al Estado. Y aún así la cifra todavía resulta inflada.
Para la negociación con bancos y AFJP Cavallo quiere poner sobre la mesa la unánime aprobación que generó el anuncio de la reestructuración de la deuda en toda la dirigencia política, desde el radicalismo hasta el justicialismo, pasando por el Frepaso. Antes, deberá cerrar algún acuerdo con los gobernadores, para mostrar que el apoyo político no se queda sólo en palabras sino que también puede avanzar en medidas concretas, como el recorte de fondos de las coparticipación a las provincias, para garantizar el cumplimiento del déficit cero. La tarea no será fácil porque los gobernadores del justicialismo amenazan con cobrarse los fondos automáticamente, promoviendo una ley en el Congreso que establezca la coparticipación del impuesto al cheque, entre otras medidas que jaquearían a la administración De la Rúa.
Consciente de que aún con respaldo político, el establishment financiero se plantará fuerte para no resignar ganancias, Cavallo ya amenazó veladamente a los bancos con tomar medidas más drásticas, a travésdel Banco Central, para forzarlos a aceptar la propuesta de Economía. “No creo que la banca local quiera ir al default, van a aceptar”, avisó ayer en el suplemento Cash de Página/12 Horacio Liendo, el asesor legal del Ministerio. Lo que no avisó Liendo es lo que trasmitió a manera de trascendido a los principales bancos: si no aceptan la propuesta, entonces el Banco Central modificará las normas de contabilización de los títulos públicos en los balances, que actualmente figuran a valor de compra, para obligar a imputarlos a valor de mercado, en el caso de que optaran por retener los viejos bonos de tasas altas. Así, los bancos que no aceptaran la invitación de “Papito Cavallo” –como lo calificó indignado un ejecutivo de una entidad extranjera– deberán reconocer en sus balances pérdidas de capital multimillonarias, ya que papeles que se compraron entre 80 y 100 hoy cotizan a menos de la mitad. El ministro ya había anticipado parte de su jugada cuando afirmó el jueves en el Banco Nación que los bancos tenían los balances dibujados por incluir en los mismos, al valor nominal de compra, títulos que rinden tasas de interés exhorbitantes.
Cavallo necesita que los bancos y AFJP firmen sin chistar la reestructuración anunciada para después ir por los acreedores del exterior. Sigue negociando con Washington algún préstamo adicional que sirviera de garantía para ofrecer a cambio de una menor tasa de interés, ya que para los fondos extranjeros la hipoteca sobre la recaudación les resulta menos convincente todavía que a los locales.
Sin embargo, el ministro sabe que la tentación entre los acreedores extranjeros de demandar al Estado argentino ante los tribunales de Nueva York será tan grande que está evaluando cortar por lo sano. Por eso, en los últimos días empezó a ver con cariño una propuesta conversada con funcionarios del Fondo Monetario. La misma circuló en agosto pasado en el directorio del FMI, a manera de un “paper” que resume las experiencias de Ecuador, Pakistán, Turquía y Rusia, países que encararon la reprogramación de su deuda.
La propuesta apunta a abolir todas las cláusulas llamadas de “acción colectiva” incluidas en los contratos de los bonos emitidos, que dan a los acreedores el respaldo legal para dejar al Estado argentino bajo una tormenta de demandas, con sentencia contraria en un plazo inferior a los 4 meses. En concreto, quiere eliminar tres cláusulas: 1) la que establece a los estrados de Nueva York como jurisdicción legal para entablar los juicios. 2) La llamada de “cesación de pagos cruzada”: implica que si el gobierno incumple la condiciones de un bono cualquiera un acreedor sobre otro bono también puede hacerle juicio. 3) La denominada de “aceleración”, que supone que si el gobierno incumple un vencimiento de capital e intereses como fue acordado a la emisión del título, entonces debe pagar en un plazo reducido todas las cuotas de interés e interés acumuladas hasta el vencimiento del bono.
Para poder realizar esta movida, Cavallo necesita conseguir que la mayoría simple de los acreedores sobre los títulos emitidos estuviera de acuerdo. Y de ahí que sea crucial cerrar el acuerdo local: el ministro confía que con los bancos y las AFJP lograría el piso necesario para imponer legalmente nuevas condiciones a los acreedores extranjeros.
A partir de hoy habrá nuevas pistas para saber cómo sigue la pulseada con el establishment financiero.


TRES DECRETOS FIRMADOS EL DOMINGO
El holding de la AFIP

El Presidente firmó ayer otros tres decretos del paquete de medidas anunciado el jueves. Los tres se refieren al funcionamiento de la Administración Federal de Ingresos Públicos, que conduce Armando Caro Figueroa. Establecen lo siguiente:
- Se le otorga autarquía a la AFIP, fijándole un presupuesto equivalente al 2,75 por ciento del total de la recaudación tributaria. “Esto pone a la AFIP fuera de cualquier recorte presupuestario, asegurándole fondos propios para su funcionamiento”, comentó a Página/12 Caro Figueroa. Según el funcionario, también se mantendrá la “cuenta de jerarquización del personal”, que dispone premios en los sueldos de los empleados del organismo de acuerdo a las mejoras en la recaudación.
- El segundo decreto establece un nuevo mecanismo de registración laboral por parte de los empleadores y la creación de un instituto especial encargado de la recaudación previsional. “De ahora en más los empresarios deberán depositar en el banco el salario bruto del trabajador, y el instituto determinará cuánto va como aporte a la ART, cuánto a la AFJP, cuánto a la obra social, etc.”, contó Caro Figueroa. El organismo figurará bajo la órbita del Ministerio de Economía.
- Finalmente, se crea una Sociedad Informática del Estado, para producir, desarrollar y vender sistemas informáticos tributarios. “La idea es que le venda sistemas a la AFIP, pero también puede hacerlo a terceros países”, afirmó el titular del organismo recaudador.


Los gobernadores esperan una llamada y que muevan las blancas

Mientras el Gobierno exhibe optimismo, los gobernadores esperan señales �concretas� para pactar. Los justicialistas amenazan con una ofensiva legislativa contra Cavallo, pero tienen el frente interno fragmentado por los pagos a Ruckauf y De la Sota.

Los gobernadores están a la espera de un nuevo llamado del Ejecutivo nacional para lograr el tan esquivo acuerdo por la coparticipación y por las deudas que Nación tiene con las provincias. “Estamos esperando que haya señales del Gobierno para ir a Buenos Aires y reunirnos”, dijo a Página/12 un gobernador de la Alianza. Pero mientras desde el oficialismo derrochan optimismo y el vocero presidencial Juan Pablo Baylac asegura que hay “un 90 por ciento de consenso” entre ambas partes, el PJ amenaza con una triple ofensiva parlamentaria contra el Ejecutivo –más precisamente contra el ministro de Economía Domingo Cavallo– para forzar un acuerdo más beneficioso para sus distritos. Con ese telón de fondo, las negociaciones entrarán hoy en su cuarta semana.
Hay dos trabas fundamentales para alcanzar un acuerdo. La primera es que los gobernadores quieren que el gobierno federal también use Letras de Cancelación de Obligaciones Provinciales (Lecop) para pagar a empleados y proveedores. “Nosotros aceptamos que nos paguen todo lo que nos deben con LECOP, pero para valorizarlas tendría que aceptarlas el Estado también, además de pagar así su costo político”, razonaba otro gobernador oficialista. Dentro de esta cuestión, queda por ver si los “gobernas” peronistas también aceptan cobrar la deuda únicamente en bonos.
El segundo obstáculo es que los mandatarios provinciales, tanto los justicialistas como los oficialistas, se resignan a que a partir del año próximo les disminuyan un 13 por ciento los fondos fijos coparticipables, pero exigen que la rebaja en las tasas de interés que pagan las provincias sea explícita y esté garantizada de antemano. “La verdad es que no nos mostraron nada concreto. No podemos arriesgarnos a que nos bajen la coparticipación sin saber fehacientemente que vamos a pagar una tasa del 7 por ciento”, decía el mismo gobernador.
Pese a las dudas y los obstáculos, desde el Gobierno se apuraron a mostrarse optimistas. Baylac afirmó ayer que hay un “90 por ciento” de posibilidades de llegar a un acuerdo y atribuyó la demora a “un plan de confrontación pensado desde los gobernadores”, aludiendo a la dureza de los mandatarios peronistas y de algunos aliancistas como el chaqueño Angel Rozas. El vocero presidencial reconoció que “hay algunos aspectos, por cierto, mínimos en el conjunto del acuerdo, pero importantes para los gobernadores, como es si el gobierno nacional va a repartir exclusivamente LECOP o dinero en efectivo”.
Las negociaciones parecían encaminarse la última semana, luego de que se superara la pelea entre Cavallo y los gobernadores peronistas. No obstante, cuando se supo que la Nación le giró unos 120 millones de pesos a Buenos Aires y Córdoba, ambas gobernaciones en manos del PJ a través de Carlos Ruckauf y José Manuel De la Sota, todo volvió a enturbiarse. Los demás mandatarios se sintieron traicionados, hubo fuertes enojos y el acuerdo se esfumó nuevamente.
A partir de ese momento, el PJ activó un triple mecanismo para presionar al Gobierno. Si hoy no se logra resolver el conflicto, mañana será un día clave, porque hay tres proyectos en el Congreso que le quitan el sueño al Ejecutivo y que son utilizados por los mandatarios provinciales para presionarlo:
- El primero es el proyecto que establece la coparticipación de la Ley del Cheque, que el PJ quiere que se trate mañana. Si se aprobara la norma, la Nación tendría que repartir entre las provincias lo recaudado por el impuesto, lo que trabaría la intención de Economía de garantizar la reestructuración de la deuda con esos fondos.
- El segundo mecanismo de presión es el proyecto de derogación de los “superpoderes” que el mismo Congreso le otorgó en marzo al Ejecutivo. Los bloques opositores ya fracasaron dos veces en ese intento, pero este martes insistirán en el tratamiento.
- El tercer fantasma que agitan los gobernadores es el pedido de juicio político contra Cavallo, por el famoso megacanje. Pese a que esa demandala impulsa el ARI, tanto los gobernadores peronistas como los de la Alianza pueden sumarse a la movida, para “apretar” al Gobierno.
Los gobernadores del PJ calculan que tanto Rozas como el sanjuanino Alfredo Avelín, otro histórico enemigo de Cavallo, pueden apoyar la iniciativa parlamentaria “antiCavallo”. Pero tampoco tienen garantizado un frente común; de hecho, la plata que recibieron el cordobés José Manuel De la Sota y Carlos Ruckauf agrietó el bloque peronista. Por otro lado, otros gobernadores aliancistas rechazaron sumarse a la iniciativa. “Creo que el diálogo nunca debe romperse. Lo que hay que hacer es llegar a un consenso, porque no estamos lejos del acuerdo. Nunca lo estuvimos”, señaló el gobernador chubutense José Luis Lizurume.
“El PJ procurará intentar la coparticipación del impuesto al cheque”, señaló el titular de esa bancada, Humberto Roggero, ya que “no se observa ningún mecanismo que permita aliviar el ahogo que sufren las provincias”. Por su parte, el presidente de la bancada radical, el catamarqueño Horacio Pernasetti, dijo que “no hay motivos para pedir una sesión especial”, y pidió “esperar el desenlace de las negociaciones”.
Los gobernadores tienen clara su postura; sentarse y esperar. Consideran que el próximo paso lo tiene que dar el Gobierno. Pero el tiempo también les juega en contra; en esta semana tienen que abonar sueldos, y en distritos como Entre Ríos, Chaco, San Juan o la mismísima Buenos Aires las cuentas están más que en rojo. Los gobernadores aliancistas, previa convocatoria del Gobierno, se reunirían el martes en Capital Federal. Sus colegas justicialistas, en tanto, lo harían en el Consejo Federal de Inversiones (CFI).
Mientras tanto, el Gobierno se dedicó el fin de semana a afilar su estrategia; por lo pronto, sólo hubo contactos “informales” por teléfono con gobernadores como el peronista de San Luis Adolfo Rodríguez Saá. Tanto el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, como el ministro de Interior, Ramón Mestre, apuestan a cerrar el nuevo pacto cuanto antes. Los apuran los tiempos: el jueves De la Rúa viaja a Estados Unidos, y necesita tener listo el acuerdo para conseguir respaldo financiero en aquel país.

 

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