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DINAR LINEAS AEREAS

COMO SE PREPARAN LOS PRESIDENCIABLES DEL PJ PARA TOMAR EL PODER
Todo se reduce a una cuestión de tiempo

Duhalde apura los plazos y gana enemigos. Ruckauf ataca al Gobierno y vuelve a los medios. De la Sota se encierra en Córdoba y manda a sus operadores a tejer alianzas. Reutemann apuesta a su buena gestión y aguarda que se despedacen los otros. Menem caminará el país pidiendo la dolarización y no será senador. La imagen de los candidatos del peronismo.

Por Sergio Moreno

Si, como sostuvo el teórico de la guerra y fundador del ejército prusiano Karl von Clausewitz “en la lucha entre los hombres toman parte dos elementos diferentes: el sentimiento de hostilidad y el propósito de hostilidad”, se puede colegir que el peronismo está en lucha, hacia adentro. Sentimiento y propósito de hostilidad son dos categorías que coexisten en los principales dirigentes del PJ que, oliendo de cerca el poder, se entregaron al armado de sus estrategias para imponerse uno sobre otros y quedarse con el lugar que dejará vacante –a más tardar el 10 de diciembre de 2003– Fernando de la Rúa. Porque, al igual que a gran parte de la sociedad, los ha invadido una certeza: quien devenga jefe del justicialismo será el futuro habitante de Olivos y la Casa Rosada. Carlos Ruckauf, Carlos Reutemann, José Manuel de la Sota, Eduardo Duhalde y Carlos Menem mueven sus mesas de arena convencidos de que, alguno de ellos, será el próximo Presidente.
La entrega anticipada del poder es un escenario que contemplan la mayoría de los dirigentes del justicialismo –más allá de sus deseos– y resulta paradójico que, ante tal posibilidad, estén encerrados en sus feudos. Este es el pensamiento que expone Duhalde para apurar los tiempos de la confrontación interna. Excepto él, ninguno de los otros cuatro se muestran proclives a este apuro, más por desconfianza que por inconsciencia de la gravedad de la situación. El caso de Menem es harina de otro costal: aún faltan unas semanas para que la Corte Suprema de Justicia lo deje en libertad.
Una vez pasada la negociación con el Gobierno federal por la coparticipación, los cinco presidenciables nombrados, más los gobernadores del denominado Frente Federal –que reúne a las provincias más chicas–, comenzaron a repartir las piezas del poder que le permitirá ir por el premio mayor a su tiempo. Así, la repartija de los cargos en el Parlamento intenta reproducir el inestable equilibrio en que hoy se encuentra el PJ.
Paralelamente, en cada feudo, las mesnadas de los barones del peronismo tantean el terreno encomendados por sus jefes.

La Plata sin plata

Carlos Ruckauf instaló su candidatura presidencial tempranamente, cuando el país creía que la recesión terminaría promediando el 2000. Los pronósticos fueron un fiasco, se profundizó la recesión, las provincias comenzaron a quebrar y la de Buenos Aires fue salvada del default gracias a los aportes extraordinarios que comprometió la Nación. Con su imagen disminuida y la provincia en declive, Ruckauf batalla además con la figura agigantada de Duhalde, ganador de las elecciones en su distrito y dueño de la estructura del peronismo bonaerense. El gobernador dice confiar en el acuerdo que selló, hace tiempo, con el pretor del PJ de su provincia: Ruckauf apoyaría a Duhalde para que sea titular del PJ, y Duhalde haría lo propio con su otrora ahijado para la candidatura a la Presidencia de la Nación. Ninguno confía en la palabra del otro, aunque por ahora prefieren mantener las cosas como están. “Duhalde no es tonto –dijo a Página/12 un confiable operador del gobernador–; sabe que no llega, que no es buen candidato. Finalmente, al “Negro” le queda volver a la gobernación, que no es poco”.
Pero Ruckauf sabe que, cuando la definición se acerque, Duhalde podría replantear los términos de aquella entente de sellada en 1999.
Ahora, Ruckauf se ha atrincherado en La Plata, abocado a solucionar los serios problemas de su gestión, y en el éter: su discurso recuperó el vitriolo que derrama sobre De la Rúa y su administración, apelando a recuperar imagen a través de la azulina luz de la televisión.

El apurado

Eduardo Duhalde no oculta su prisa. Quiere realizar más temprano que tarde las elecciones internas para elegir autoridades partidarias, en cuyacima se imagina. Quiere acabar con Menem. Alertado por León Arslanian sobre la inminente liberación del riojano –de lo que dio cuenta este diario hace 15 días–, el senador electo apuró la realización del Congreso partidario, que profundizó las heridas con el menemismo, De la Sota y Reutemann, las dos notorias ausencias en el microestadio de Lanús ocho días atrás. “A Menem hay que ganarle en una interna, ahí se va a dejar de joder”, dijo a este diario uno de los más activos escuderos del senador, que coincide con su jefe en que dicha tenida debería realizarse a corto plazo. La prisa, además, sirve al senador para contener a gran parte de su tropa que presiona para romper el peronismo en caso de que Menem consiga situarse nuevamente en la conducción.
Duhalde espera sentarse en su banca para morigerar la tensión con los gobernadores peronistas del interior. El triunfo logrado en el Congreso partidario al conseguir la presencia de Néstor Kirchner, Adolfo Rodríguez Saá y los vicegobernadores de Salta y Tierra del Fuego se derrumbó esta semana al desbaratarse el acuerdo sellado con el Frente Federal para repartir los cargos en el futuro Senado. La ratificación del pampeano Carlos Verna y el riojano Jorge Yoma al frente de las comisiones de Presupuesto y Hacienda y Asuntos Constitucionales, respectivamente, demolió la conjura urdida por los federales con el bonaerense, que se había propuesto como garante de dicha negociación. Kirchner trinó porque la comisión que retuvo Yoma estaba prometida a su mujer, Cristina Fernández. Duhalde cree que los federales pidieron en exceso. La cuerda se tensó y el ex gobernador deberá remontar esa cuesta.

Paisano santafesino

“Si Carlos Menem sale habrá que ponerle la Muralla China para frenarlo”. Carlos Reutemann puso ayer en términos dramáticos lo que la gran mayoría del peronismo teme. Para el gobernador de Santa Fe no es mala noticia; después de todo, su relación con el menemismo y su jefe no es mala. Pero, el “Lole” no dijo en público lo que suele decir en privado. Está convencido de que cerca de fin de año Menem podría lanzar su precandidatura y de que los cimbronazos de la pelea que mantendrá con Duhalde dejará herido a ambos y contuso a Ruckauf. El martes, en un almuerzo privado, dijo: “Menem no va a ser el candidato, pero tampoco lo será quien Menem no quiera”.
Reutemann abrió un abismo con Ruckauf y De la Sota en el fragor de las conversaciones por la coparticipación. A la mesa de la Casa de Santa Fe en la Capital, el santafesino se enteró por boca de sus pares y adversarios de que el Gobierno federal había girado millones de pesos y Lecop a Buenos Aires y Córdoba. Esa noche, de regreso en Santa Fe, la bronca lo hizo chocar en una esquina de la capital provincial, a la madrugada.
Reutemann quiere ser presidente, según confesó a los suyos. Luego de las elecciones de octubre, anunció que reformaría la Constitución provincial para, entre otras cosas, instituir la reelección. La semana pasada el proyecto quedó “cajoneado”, reconoció el propio gobernador.
Lole mantiene a raya el déficit de su distrito. Sentado sobre “la caja”, cuida cada peso y trata de cumplir como un luterano con el pago de salarios y obligaciones. Cree que será su mejor carta de presentación ante la sociedad: es la única provincia grande con las cuentas ordenadas. Con un ojo extramuros, Reutemann especula que la deuda cordobesa terminará con las aspiraciones de De la Sota. Ni qué hablar de Ruckauf. “Estuvo hablando con un par de economistas norteamericanos y se convenció de que el canje de la deuda puede funcionar y a mediados del año que viene se revierte la tendencia de la recesión. Allí De la Rúa echará a (Domingo) Cavallo y el que quede en pie para ese entonces, tendrá chances de pelear”, comentó a Página/12 uno de sus confidentes.
Mientras, no deja de zurcir un entramado de poder. Oscar Lamberto, electo senador, será titular de la Comisión de Economía de la Cámara altay su fiel María del Carmen Alarcón, podría quedarse con la vicepresidencia primera de la Cámara de Diputados. Esta semana definirán ambos lugares.
Aprovechando la buena relación que entretejió con los gobernadores del Frente Federal, Reutemann aspira a forzar el consenso y evitar la interna: quiere ser candidato a presidente elegido en un congreso del PJ.
La semana pasada, en la Casa porteña de La Pampa, la interna saltó al tapete. Reutemann, Ruckauf y De la Sota decidieron esperar hasta 2002 para volver sobre el tema. La troika coincidió en que, en ese momento, verá quién está mejor parado ante la sociedad. Podría darse que las encuestas reemplacen a la interna.

Desde las sierras

“Claro que quiere ser Presidente, pero ahora está más preocupado por el futuro de la provincia que por la interna.” Así describió un importante dirigente cordobés a Página/12 el estado de ánimo de De la Sota.
El gobernador sabe que si su provincia –por la que ya circulan los mentados Lecop– reproduce el destino de Buenos Aires, su marketing de reducidor de impuestos, su “marca Córdoba”, se diluirá como un digestivo efervescente en el agua. “Se creyó el verso de (Juan) Schiaretti: que iba a producirse la reactivación a más tardar a fines del 2000. Esperó para privatizar el banco y la empresa de energía. Ahora, con una recesión brutal, no puede vender nada y, para colmo, se cae la recaudación a pedazos”, comentó a este diario un dirigente que cenó esta semana con el gobernador. Es por eso que hace oídos a sus coroneles que quieren que no se aleje de la provincia, postergando el armado nacional de alianzas.
De la Sota a encomendado la tarea a dos de sus más fieles operadores. Jorge Montoya es un dirigente cordobés que llegó a ser copropietario de una estación de servicio con “el Gallego” y su mujer, Olga Riutort, la poderosa secretaria general de la gobernación. El otro es el diputado nacional Carlos Alessandri, ex intendente de Embalse y bravo negociador.
Humberto Roggero, presidente de la bancada peronista de diputados nacionales, recompuso su ancestral y pendular relación con el gobernador y tributa a su destino presidencial.
Los cordobeses saben que los bonaerenses son un escollo para llegar a Balcarce 50. “El Gallego se preocupó con el Congreso de Duhalde. No quiere que se desdoblen las internas: autoridades partidarias y candidatura presidencial deberían elegirse al mismo tiempo”, contó uno de sus hombres.
–¿Y Menem? –preguntó Página/12 al operador cordobés.
–A Menem no hay que proscribirlo. Y hay que ganarle la interna –dijo.

De Don Torcuato al país

Menem hace planes para su libertad. En cuanto salga, se irá una semanita a La Rioja y hasta podría cruzarse a Chile, a ver a los suegros. Después saldrá al ruedo, a caminar provincia por provincia, a sondear la reacción de la gente, como en 1988. “Alguno lo puteará, otro le gritará chorro, pero habrá también quien lo bese”, reflexionaba un reiterado comensal de la mesa de Don Torcuato.
Ayer, poco antes del mediodía, el riojano recibió al senador Carlos Corach. Estuvieron reunidos durante una hora, a solas. Asistentes de ambos reprodujeron parte del diálogo a Página/12. Menem desconoce la fecha cierta de su liberación, que da por hecha, pero sabe qué dirá en sus recorridas: apoyo institucional al Gobierno de De la Rúa y exposición de sus ideas, entre ellas la de dolarizar la economía. No será senador, por lo que su hermano Eduardo seguirá en su banca. Y no se meterá –al menos en sus declaraciones– en la interna del peronismo.
–No nombró ni una vez a Duhalde –confesó Corach tras el rendez vous.
Menem se imagina en el mismo lugar que tenía antes de que el juez Jorge Urso lo encarcelara: el de estadista, por encima de todo y de todos. Así jugará su futuro y el del PJ. Las encuestas le dan pésimo, pocas chances tiene de regresar a la Rosada. Pero en el peronismo es una sombra terrible. Ocurre que, a la letra de Nicolás Maquiavelo, “los hombres aman según su voluntad, y temen conforme a la voluntad del príncipe.”

 


 

Lole en punta; De la Sota y Duhalde, provinciales

Por Raúl Kollmann

Ninguno domina la escena. Carlos Reutemann tiene respaldos bastante parejos y es el más aceptado por la gente, José Manuel De la Sota parece recoger adhesiones sólo en el interior, Eduardo Duhalde es un fenómeno únicamente en la provincia de Buenos Aires, Carlos Ruckauf venía bien, pero cayó en los últimos seis meses; Adolfo Rodríguez Saá es muy poco conocido y Carlos Menem es, de lejos, el de peor imagen. Los encuestadores coinciden en que, hoy por hoy, el dirigente peronista que se convierta en candidato presidencial tiene las mayores chances de ser el próximo presidente. Pero no hay un liderazgo, nadie que aflore como número puesto. Es más, la mayoría de ellos entra en lo que se llama entre los consultores el default político, o sea, el desprestigio de casi toda la dirigencia.
El status de la carrera entre los líderes peronistas se puede visualizar en la encuesta que realizó esta semana la consultora Ibope OPSM, que lidera Enrique Zuleta Puceiro. Los guarismos surgen de un estudio semanal que se denomina Monitor de Tendencias Económicas y Sociales, hecha entre el 11 y el 14 de noviembre. Se encuestaron 600 personas en todo el país. La dirección técnica corrió a cargo de Isidro Adúriz y Julián Lisa.
Para Zuleta, “la figura más abarcativa, casi sin límites, es Carlos Reutemann: cero desgaste, buena imagen de gobierno, provincia saneada, es imbatible en su distrito. De la Sota tiene con todos los condicionamientos: es políticamente imaginativo, potente, innovador, pero tiene una provincia con enormes dificultades y, encima, con un radicalismo que le pelea fuerte. Ruckauf tiene graves restricciones porque su provincia está muy mal y, además, el interior ve mal a los candidatos bonaerenses. Tiene las de perder. Duhalde es el cuarto candidato, con atributos, buena imagen de gestión, está en pleno triunfo de la campaña a senador y no debe pagar sueldos todos los meses. Al mismo tiempo tiene muchas dificultades para atraer electorado no peronista, no es muy bien visto en el interior y, en la interna, afronta un choque muy difícil con Menem. Hay figuras en ascenso como Kirchner, un hombre muy interesante, y Rodríguez Saá, pero todavía tienen mucho camino por delante”.
Este diagnóstico es compartido por la mayoría de los consultores. Analía Del Franco también ve a Reutemann como el hombre que recibe apoyos más parejos en la opinión pública, a De la Sota afrontando muchas dificultades en su provincia y a Ruckauf y Duhalde sin conseguir salir del ámbito bonaerense. Del Franco agrega un dato: “Se supone que los peronistas deberían estar mucho mejor después del triunfo el 14 de octubre, pero han bajado, como todos los referentes políticos del país”. “Hoy no hay liderazgos nacionales –opina Hugo Haime, consultor habitual de candidatos del PJ–. Se puede decir que los referentes peronistas tienen influencia nacional, pero otra cosa es ser un líder nacional. De la Sota es fuerte en Córdoba y sus alrededores, Reutemann en Santa Fe y las provincias cercanas, Rodríguez Saá podría ser una sorpresa, Ruckauf y Duhalde sólo están fuertes en Buenos Aires y Menem tiene muy mala imagen. La gente todavía no percibe a un peronista que se juegue por el país: alguno tiene fuerza, pero administra mal, otro administra bien, pero parece demasiado provincial y la mayoría no exhibe una visión del país.”
Artemio López, titular de Equis, considera que Duhalde salió fortalecido de la última elección, pero “no hay ningún candidato del peronismo que tenga una gran imagen. Nadie que se imponga por sobre los demás”.
“Una fórmula Reutemann-De la Sota o viceversa es muy fuerte. Cualquier otra será más débil -.afirma Manuel Mora y Araujo–. Sucede es que algunos son muy presidenciables, pero nadie tiene mayorías claras. Por ello van a tener que surgir acuerdos, fórmulas de transacción. Todo esto mirado desde la opinión pública, porque después las internas pueden ir por otro camino. Son napas subterráneas, estructuras, que por lo general no sintonizan muy bien con lo que pasa con la gente.” Como se ve, la interna justicialista es un enigma por resolver. Los interrogantes tienen que ver con las alianzas que formen los candidatos, la crisis de las provincias, si las internas van a ser abiertas o no, el dinero, las estructuras, los punteros y si el choque brutal que se viene producirá o no una ruptura del PJ.

 


 

LO QUE OPINA LA GENTE DE CARLOS MENEM Y SU LIBERACION
Yo, el peor de todos, pero con poder

Por R.K.

Carlos Menem no tiene chances como candidato presidencial, su imagen es la peor entre todos los políticos, una amplia mayoría considera que es injusto que quede en libertad y la mitad de la población piensa que saldrá de Don Torcuato gracias a un favor político de la Corte Suprema. Eso sí, casi todos los encuestadores piensan que tendrá un peso importante para definir quién será finalmente el candidato del justicialismo, por ahora el que tiene inmejorables posibilidades de ser el próximo presidente.
Las conclusiones surgen de varias encuestas, en especial la realizada por la consultora Analogías, que conducen Analía del Franco y Luis Sthulman. En total se encuestaron 1200 personas en todo el país respetándose las proporciones por edad, sexo y nivel económico-social.
Aunque la gente no conoce de la causa judicial –no opina técnicamente sobre la inminente decisión de la Justicia de liberarlo–, expresa la sensación generalizada. Y ahí los números son categóricos: apenas un 16 por ciento de los ciudadanos creen que el ex presidente va a salir por una decisión justa y la mitad de todos los consultados están convencidos de que se trata de un favor político de una Corte Suprema considerada adicta al menemismo. En rigor, se trata de la traslación al campo judicial de la muy mala imagen que sigue teniendo Menem. En la encuesta realizada por Ibope, la consultora que conduce Enrique Zuleta Puceiro, apenas el 6 por ciento opina bien de Menem y el 78 por ciento la califica mal o muy mal. Es, por lejos, el político peor evaluado de la Argentina.
Para Manuel Mora y Araujo, “es muy baja la posibilidad de que sea candidato presidencial. Su imagen en la opinión pública es muy mala. Dentro del peronismo tal vez es un poco menos mala y hay segmentos en el interior donde su evaluación es buena. Pero con esos niveles de rechazo en la opinión pública no puede ser candidato. Tal vez recupere espacios, tiene influencia y poder de arbitraje. Sin él, será difícil armar una coalición ganadora en la interna”.
Artemio López, titular de la consultora Equis, sostiene que “Menem no puede volver, no puede ganar ninguna elección. Su imagen en la sociedad es catastrófica, la peor entre todos los políticos. Ahora bien, la política está disociada de la comunidad, puede tener protagonismo en el partido. Desde el punto de vista de su relación con la gente, está terminado”.
“No veo hoy a Menem candidato del PJ –redondea Hugo Haime–, porque el justicialismo como tal ni su dirigencia ni sus votantes han hecho un balance de los diez años del gobierno menemista. Hay un fuerte proceso de defraudación respecto de Menem, por ejemplo en el sentido de que –a los ojos de la gente– produjo niveles intolerables de desocupación. El contrapeso es que no hay una personalidad tan fuerte en la arena política. Es el único que dice que hay que ir para tal lado. Quizás no tenga regreso desde el punto de vista de los votos, pero tiene peso para presionar”.
Analía Del Franco, de Analogías, asegura que “desde lo que se percibe en las encuestas, la verdad es que no tiene perspectivas de regreso como candidato presidencial. La imagen es muy mala y es difícil que trepe como alternativa. La gente descree ahora de las fórmulas mágicas: tuvo una expectativa con Cavallo, pero perdió todo el entusiasmo. Menem está peor que cualquier otro dirigente del peronismo. Yo diría que 30 o 40 puntos por debajo”.

 

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