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LA NUMERO 2 DEL FMI NO OCULTA SU DESCONFIANZA EN ARGENTINA
Por si fuera poco, acoso femenino

Las damas de hierro del Fondo tienen a maltraer a Cavallo. La vicedirectora Ann Krueger describió la última ayuda a Argentina como �un gesto desesperado� y dice que estamos peor que Turquía. Y Teresa Ter Minassian descree de las proyecciones oficiales.

Tomás Raichmann, jefe de la misión
del FMI para Argentina. Recorriendo despachos para auditar.

Por Maximiliano Montenegro

Las dos mujeres fuertes del FMI no le sueltan rienda a Cavallo. La número dos del Fondo Monetario, la economista norteamericana Ann Krueger, no se priva de manifestar, en público o en privado, su escepticismo sobre Argentina. Según pudo confirmar Página/12, el lunes pasado, durante un seminario reservado en el Banco Mundial, la funcionaria dejó en claro que la política económica argentina en los últimos meses había sido peor que la de Turquía, otro país que sufrió una gran crisis a fines del año pasado. En tanto, insistió con la idea de que, tarde o temprano, el país deberá adoptar un sistema de tipo de cambio flotante, abandonando la paridad fija 1 peso igual a 1 dólar. En la misma reunión, Teresa Ter Minassian descalificó los planes de competitividad de Cavallo y se mostró incrédula sobre la posibilidad que cumpla con los recortes previstos en el Presupuesto 2002. Ayer, en un seminario abierto al público, también en Washington, lejos de dar algún crédito a la política de Cavallo, Krueger contó la verdad de por qué el FMI le había otorgado un nuevo préstamo por 8000 millones en agosto. “La comunidad internacional realizó una segunda ronda de apoyo en agosto como un gesto desesperado, pero dado que la alternativa era con seguridad el caos, lo tuvimos que hacer”, se justificó. Eso, después de comparar la recesión argentina con la depresión de los años 30 y tras pronosticar que el desempleo seguiría subiendo.
Hace apenas dos meses, Ann Krueger, una economista conservadora de reconocida trayectoria académica, ocupó el lugar que dejó vacante Stanley Fisher, quien en la última década se encargó de mantener a Argentina en un lugar privilegiado en la agenda del FMI. Ese breve lapso le bastó a la funcionaria promovida por la administración Bush para demostrar que no es de las que, en Washington, apuestan por la Convertibilidad.
Ayer, durante una reunión de la Asociación Nacional de Economistas (National Economists Club), la subdirectora-gerente anunció que el organismo estudia un nuevo marco jurídico internacional que contemple la posibilidad de que un país pueda declararse en convocatoria de acreedores, como sucede con las empresas amparadas por las leyes de quiebra. El tema es relevante para Argentina, porque Cavallo está tratando de esquivar demandas legales de los acreedores que no entren al canje, eludiendo hasta ahora una declaración de cesación de pagos formal (ver aparte).
En esa misma conferencia, Krueger explicó a sus colegas por qué el Fondo había otorgado en agosto nuevos préstamos por 8000 millones de dólares a Argentina, los que no hicieron más que prolongar la agonía. Lejos de resaltar las virtudes del programa propuesto por el gobierno argentino, la economista optó por calificar, ante sus colegas, la actitud del FMI como un “gesto desesperado”; pero lo justificó en que “la alternativa era con seguridad el caos”. Antes, había dicho que la profundidad de la caída del PBI en Argentina le recordaba a la gran depresión de los años 30 y acotó que la tasa de desocupación seguirá subiendo.
El lunes pasado, durante un exclusivo seminario en el edificio del Banco Mundial sobre la calle 19, Krueger no había sido menos pesimista al referirse a la Argentina. “Lat meets the markets” (Latinoamérica se encuentra con los mercados), fue el título de la reunión, que juntó a funcionarios de los organismos internacionales (como la propia Krueger y Teresa Ter Minassian, la ex jefa de las misiones en Argentina); al subsecretario del Tesoro, John Taylor; a analistas de los principales bancos de inversión, como Alberto Ades, de Goldman Sachs, y Michael Gavin, de Warburg; y a directores de fondos de inversión internacionales, como Mohamed El-Erian, de PIMCO (Pacific Investment Management Company). Dicho sea de paso: éste último fue funcionario del FMI durante 15 años, hoy administra un fondo de inversión de más de 230.000 millones de dólares, y lidera un club de acreedores extranjeros que amenazan con demandar al Estado argentino ante los tribunales de Nueva York si Cavallo no se sienta a negociar con ellos las condiciones de la quiebra. Durante ese brainstorming, vedado a la prensa, Krueger se encolumnó con los funcionarios de Washington que consideran que la Convertibilidad con tipo de cambio fijo está agotada. Ayer, el Ministerio de Economía desmintió mediante un comunicado que la funcionaria le haya dicho a Cavallo en privado que Argentina debía dejar flotar el peso como, según pudo confirmar este diario, el propio ministro contó el domingo en Olivos a empresarios y sindicalistas llamados a formar una mesa de concertación. Sea como fuere, entre sus colegas de Washington, Krueger no se preocupa por ocultar sus opiniones. Más aún, cuentan que calificó a la política económica de Turquía con una “B-”. Al referirse a la calidad de las políticas llevadas adelante por Cavallo fue todavía más dura: “prefiero guardarme la calificación”, dijo, ante las sonrisas de los presentes.
El ex secretario de Programación Económica Federico Sturzenegger fue el delegado de Cavallo en ese encuentro, donde explicó los alcances de los recortes de gasto proyectados por su jefe para el Presupuesto 2002, con el fin de lograr déficit cero. Pero la otra mujer de alto rango en el FMI, la italiana Ter Minassian, se encargó de desbaratar la exposición del vate de Economía. Teresa –como se la recuerda en la Casa Rosada– puso en duda que tales ajustes pudieran aplicarse. Pero, por sobre todo, destacó que dicha política era contradictoria con los planes de competitividad de Cavallo, a los que tildó de aumento del gasto encubierto. La próxima vez, ¿deberá el ministro enviar a Sonia a negociar a Washington?

 

Para quiebras de Estados

El FMI estudia promover un nuevo ordenamiento jurídico internacional que contemple los procesos de quiebras para Estados, a los que el peso de los servicios de la deuda externa les resulte insostenible. El plan será discutido en diciembre por el directorio del organismo y cuenta con el respaldo de Estados Unidos y Gran Bretaña, según anunció la subdirectora gerente del FMI, Anne Krueger. Sin embargo, su aplicación tomará tiempo, de manera que “no ayudará ahora a la Argentina”, adelantó la funcionaria. Krueger dijo que el objetivo “es evitar la situación que enfrenta ahora la Argentina”, y estimó que “la deuda argentina podría tener ahora más valor si hubiera estado en vigencia un sistema de quiebra”. La idea es encontrar alguna fórmula jurídica que sirva para que un país, al igual que una empresa, pueda entrar legalmente en convocatoria de acreedores, ante la imposibilidad de afrontar los vencimientos de capital o interés de la deuda. Y que esto no implique, como ocurre ahora, una cesación de pagos traumática, que pueda derivar en eventuales juicios de los acreedores ante los estrados de Nueva York. En la actualidad, la Justicia de Nueva York, que rige la emisión de los bonos de la mayoría de los países emergentes, ante demanda de acreedores rebeldes hasta podría embargar los bienes y cuentas del Estado en cuestión en el exterior para garantizar el cobro de la deuda, haciendo naufragar la reestructuración de la deuda y agravando la crisis económica. Krueger dijo que confía en que un sistema internacional de quiebras alentará a lo países y a sus acreedores a buscar una solución a sus problemas, sin acudir al FMI u otras instituciones. Pero admitió que habrá que crear algún tipo de sistema judicial independiente para dictaminar en las disputas entre deudores y acreedores. Cuando el sistema se ponga en marcha, habrá una congelación de la deuda, pero por tiempo limitado, a fin de asegurar que el deudor negocia de “buena fe”, mientras que una extensión del plazo requerirá la aprobación del FMI. Cualquier financiación adicional del FMI estará limitada a reponer reservas y a pagar los servicios e importaciones esenciales, pero no habrá asistencia para pagar a los acreedores.

 

INFORME AL FMI SOBRE ACUERDOS CON LAS PROVINCIAS
El interior preocupa afuera

La misión del FMI encabezada por Tomás Raichmann recibió ayer un “minucioso informe” sobre el acuerdo firmado en las últimas semanas por el gobierno nacional con las provincias. Los detalles fueron aportados por el secretario de Relación con las Provincias, Hugo Garnero, en un encuentro en el Palacio de Hacienda ayer a las cinco de la tarde. Los técnicos del organismo internacional le reclamaron al Gobierno la urgente implementación de un nuevo régimen de coparticipación y manifestaron su preocupación por la marcha del canje con los estados provinciales.
Según lo acordado previamente con el FMI, el proyecto sobre el nuevo régimen de coparticipación debía llegar al Congreso antes del 30 de este mes. Pero ayer los funcionarios de Economía le explicaron a los técnicos del Fondo que “si bien se han logrado acuerdo con 20 provincias, todavía no hay un nuevo marco legal”. “Ellos (los técnicos del FMI) reconocieron que existe cierto progreso con esos acuerdos, pero siguen reclamando un proyecto de ley”, señaló una fuente de Economía.
Además, los técnicos del FMI habrían planteado sus dudas sobre la viabilidad fiscal de las provincias a la luz de que la refinanciación de sus deudas no se hará de manera lineal al 7 por ciento, ya que los bancos han expresado su pretensión de cobrar una tasa del 12 por ciento a partir del primer año del canje.
Conforme a las proyecciones del Centro de Estudios Bonaerenses, el déficit consolidado del conjunto de las provincias crecería este año un 59 por ciento en relación al acumulado en 2000. De acuerdo al trabajo del CEB, el déficit provincial total llegaría a fin de año a 5087 millones de pesos, sin considerar como ingresos lo que reciban mediante Letras de Cancelación de Obligaciones Provinciales (Lecop), contra 3209 millones correspondientes al desequilibrio del año anterior.
Los ingresos tributarios provinciales disminuirían, de acuerdo a estas proyecciones, en poco más del 5 por ciento este año, mientras que los que recibe por coparticipación se verían reducidos en un 4 por ciento. En el primer concepto el conjunto de las provincias recibiría este año unos 10.300 millones de pesos, y por coparticipación unos 15.700 millones. Con estas cifras, más otros ingresos por 4500 millones y gastos totales por 32.600 millones e intereses de la deuda por aproximadamente 3000 millones, se arribaría a los casi 5100 millones de déficit total.
Sólo en el segundo semestre, los vencimientos por intereses de las provincias superan los 2500 millones. El stock de deuda provincial, según el CEB, aumentó en el tercer trimestre de este año de 22.600 millones a más de 24.850 millones.

 


 

La concertación, para la otra semana

La Unión Industrial Argentina solicitó ayer al Gobierno extender en una semana el plazo de la convocatoria a la mesa de concertación de propuestas para salir de la crisis. La central fabril argumentó el pedido en la conveniencia de “analizar con exactitud las distintas medidas que van a integrar el temario y los recursos necesarios para asegurar su cumplimiento”. Según trascendió ayer en fuentes oficiales, la Jefatura de Gabinete aceptará hoy el pedido y anunciará la prórroga hasta el jueves de la semana próxima.
La sede nacional de Caritas Argentina fue escenario ayer de otro encuentro orientado a elaborar propuestas y encontrar caminos para salir de la actual situación. El Consejo Profesional de Ciencias Económicas, el Foro del Sector Social, la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, la UIA y la comisión nacional de Cáritas convergieron en la reunión de la que participó el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo. Cáritas se ofreció como “ámbito facilitador para continuar el diálogo entre las organizaciones de la sociedad civil, el sector privado y estatal (con el) objetivo de encontrar acuerdos sustanciales que permitan salir de la actual crisis social”, según expresó la entidad eclesiástica.
Por su parte, la UIA reiteró su apoyo a la convocatoria oficial en la nota enviada al presidente de la Nación en la que solicitó la mencionada prórroga. “No dudamos de la utilidad de avanzar en acuerdos entre los distintos sectores que hacen al funcionamiento de la economía nacional”, señala. “Convencidos que el análisis de las medidas debe realizarse con el máximo grado de detalle, sobre todo en momentos que se realiza una gestión tan importante como es el canje de deuda para el tramo local, es que creemos pertinente la postergación de esta primera reunión de concertación”, expresa la nota firmada por José Ignacio de Mendiguren.
Precisamente, la falta de una agenda precisa había sido uno de los argumentos esgrimidos por sectores sindicales para cuestionar la convocatoria. De Mendiguren pretende erigirse en uno de los artífices del acercamiento entre sectores y, en tal sentido, “operó” sobre Colombo para que le otorgara el tiempo necesario para poder ampliar el abanico de participantes. Anoche, el titular del Banco Nación, Enrique Olivera, confirmó que ya está resuelto otorgar la prórroga solicitada.

 

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