Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
KIOSCO12


PUERTA ASUMIO AL FRENTE DEL
SENADO Y ES SEGUNDO EN LA SUCESION PRESIDENCIAL
De la Rúa presidente, Chacho Puerta vice

Los peronistas coparon el recinto
y las galerías, festejando. Los radicales juraron y se retiraron de la sesión. Vilma Ibarra, la única frepasista, quedó en el recinto y fundamentó su voto en contra. El flamante titular del Senado negó que hubiera golpe institucional.

Ramón Puerta, misionero, dos veces gobernador de su provincia, jura como presidente del Senado.

Por Felipe Yapur

Levantó su mano derecha junto al resto de los senadores justicialistas y se votó a sí mismo como presidente provisional del Senado. Mientras el justicialista Ramón Puerta se abrazaba con sus pares, la marcha peronista comenzó a tronar en el recinto de la Cámara alta. A esa altura, los radicales ya no estaban, se habían retirado antes de la jura para “no ser testigos de la infamia”. De todas formas, la curiosidad pudo más y siguieron el acto por televisión. “Jamás aceptaré que nos acusen de dar un golpe institucional. No está en nuestra historia”, aseguró Puerta durante su primer discurso como titular del cuerpo y virtual vicepresidente de Fernando de la Rúa. Pero advirtió: “El PJ no tiene pensado cogobernar”.
De todas formas, y más allá de las afirmaciones del flamante funcionario, varios de los senadores justicialistas electos reconocían ayer que, a partir de diciembre, se abre una etapa difícil para el PJ: “Caminaremos en una delgada línea entre el cogobierno y la oposición”. Y algo de esto hay. Por caso, el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, primero aseguró la oposición estaba “en su legítimo derecho” de elegir a Puerta, luego agregó que el Ejecutivo mantendrá una “relación normal” con el Senado para finalmente –como quien cuida las formas– aclarar que “se rompió con una tradición”.
Ayer culminó una extensa negociación que emprendieron los gobernadores justicialistas de la provincias chicas inmediatamente después de los comicios del 14 de octubre. Una embestida que los senadores radicales no supieron –y al parecer los de Gobierno no quisieron– contrarrestar.
Y los justicialistas lo festejaron como un triunfo. Los pasillos del Senado estuvieron tapados de papeles desde temprano, los familiares y las barras se agolpaban en el recinto, en los palcos y en las escaleras. Todos querían saludar a su senador. Una docena de gobernadores del PJ y el radical Pablo Verani presenciaron la sesión. El rionegrino, que mantuvo su ceño fruncido durante todo el tiempo, fue el primero en retirarse. Lo hizo en el mismo instante que los senadores de su partido. El cordobés José De la Sota fue el primero de los justicialistas en irse. Hizo mutis poco antes de la jura de Puerta. En cambio permanecieron hasta el final Rubén Marín (La Pampa), Julio Miranda (Tucumán), Carlos Rovira (Misiones), Carlos Manfredotti (Tierra del Fuego) y el santacruceño Néstor Kirchner, este último acompañado de su hija, aplaudieron a rabiar a Cristina Kirchner, que regresa a la Cámara alta.
Más atrás, se apretujaban los sindicalistas Hugo Moyano y Rodolfo Daer, quienes con el pulgar en alto saludaron al gastronómico Luis Barrionuevo luego de que éste emitiera un sonoro “sí, juro”, forzado por los gritos de la barra que trajo, la más numerosa junto con la de la bonaerense Mabel Müller. El otro bonaerense, Eduardo Duhalde, buscó mantener un bajo perfil. Respondió algunas consultas periodísticas para luego ensimismarse en su banca a la espera de la jura. A lo lejos, lo observaba con dificultad desde el Salón Rosado su esposa, Hilda “Chiche” González, quien cruzó un gélido saludo con Jorge Asís. El ultramenemista poco después se estrecharía en un caluroso y llamativo abrazo con Puerta.
Si la alegría era el común denominador en los rostros peronistas, el fastidio se reflejaba en los radicales. De nada habían servido las acusaciones de golpe institucional que lanzó el nuevo presidente del partido, Angel Rozas, y mucho menos –como trascendió– el último intento de Colombo y Enrique “Coti” Nosiglia, quienes se reunieron el miércoles al mediodía con los justicialistas José Luis Gioja y el propio Puerta. En caso de que hubieran hablado sobre la decisión del PJ, entonces todo indica que no tuvieron éxito.
Los senadores oficialistas ya le habían anunciado a sus pares que se retirarían antes de la elección de las autoridades. El único que puso peros fue el porteño Rodolfo Terragno, quien si bien aceptó la decisión de la mayoría, luego se preocupó en fijar su posición ante los grabadores: “Lo que discuten el PJ y la UCR es una estupidez. El Gobierno anunció que recortará 3800 millones del presupuesto y ellos discuten quién es el presidente del Senado”.
Raúl Alfonsín no fue a la sesión. Sus allegados comentaron que el faltazo obedeció a que no le llegó a tiempo el diploma. Pero algunos suspicaces imaginaban que prefirió evitarse el mal trago de la sesión.
Diferente fue la actitud de su ex compañera de fórmula, Vilma Ibarra. La senadora frepasista se quedó, votó contra Puerta pero aclaró que aunque hubiera preferido el consenso, “la decisión del PJ no afecta la gobernabilidad”. Mucho más cuando reconoció que “hoy se pueden palpar las consecuencias de la renuncia de Carlos Alvarez”. Hasta allí, todos la escucharon en silencio. Pero las barras comenzaron a silbarla cuando recordó los sobornos, el motivo de la renuncia de Chacho. El pedido de silencio vino de parte de la puntana Liliana Negre de Alonso, quien condujo la sesión, algo que no sucedía desde la época de Isabel Perón.
El único que le respondió a Ibarra fue Eduardo Menem. El riojano, que suele no ocultar su desagrado por todo lo que signifique Frepaso, dijo que las afirmaciones de la legisladora resultaban una verdadera “apología de la cobardía e irresponsabilidad de Alvarez”. Los únicos que no aplaudieron fueron los gobernadores.
A renglón seguido, los peronistas junto a un grupo de provinciales votaron a Puerta y el cordobés delasotista Juan Carlos Maqueda como presidente y vice del cuerpo. En tanto, los provinciales lograron colar, gracias a la ausencia de radicales, al neuquino Pedro Salvatori en la vicepresidencia segunda.

 

Un radical distinto

El radicalismo en bloque se indignó ayer públicamente con la asunción del misionero Ramón Puerta como presidente provisional del Senado. Por eso sorprendió la opinión de Antonio María Hernández, un constitucionalista radical que supo ser candidato a vice de Horacio Massaccesi cuando éste peleó por la presidencia. “Hay que hacer funcionar correctamente las instituciones. No hay que sorprenderse de que un bloque mayoritario ponga las autoridades que le corresponden. Hay que privar al tema de todo tipo de dramatismo porque esto pasa en otros países. No es una violación a la Constitución, sino simplemente la vigencia de las reglas de la democracia”, dijo a este diario.

 

Pa’ la UCR que mira por TV

El televisor muestra la imagen de Ramón Puerta hablando desde el estrado, convertido ya en presidente provisional del Senado. Por lo que se ve en la pantalla, el clima en el recinto era de un entusiasmo desbordante, entre aplausos, gritos y amagues de marcha peronista. La sensación es muy diferente en la sala principal del bloque radical, en el segundo piso del Parlamento. El televisor casi mudo, en completa soledad, entre las banderas de la Argentina, de la UCR y la blanca y verde de la Revolución del Parque. En el medio del salón, una amplia mesa rodeada por 16 sillas vacías, que aún están acomodadas en la mejor posición para ver el monitor. En la cabecera, bajo una pintura de Hipólito Yrigoyen, el infaltable retrato de Fernando de la Rúa con la banda presidencial.
“El silencio es salud –dice a Página/12 un senador en ejercicio que fue reelecto en octubre y que acaba de salir de un despacho contiguo–. El pueblo argentino tendrá la posibilidad de juzgar.” El legislador luce resignado, y cita el eslogan de la dictadura para explicar la decisión de retirarse del recinto: “Queríamos evitar una discusión que seguramente, en el calor de este hecho podría haber dañado al Gobierno. Queríamos evitar este tipo de confrontación”, argumenta. Se lo nota cansado, y fuerza una sonrisa al hablar de los festejos del PJ: “Los cantitos no nos molestan”.
Lo que evidentemente lo fastidia es el “despojo” del que ha sido víctima el oficialismo: “La tradición parlamentaria siempre le daba la presidencia del cuerpo al partido de gobierno”, insiste. La desolación que lo rodea contrasta con el jolgorio que vive el peronismo un piso más abajo. Sus pares ya han comenzado a retirarse del Parlamento: algunos, como el chaqueño Eduardo Moro, se fueron al Comité Nacional de la calle Alsina. Otros se han ido juntos a festejar el debut en la sesión preparatoria del Senado. Pero los nuevos senadores de la UCR no tienen tantas razones para festejar: algunos sufrieron, en su primer día en el Congreso, las chicanas de cada recambio legislativo. Fue el caso de Isidori, quien se quedó sin el despacho de Remo Costanzo por orden de José Luis Gioja.

 

REPORTAJE AL PRESIDENTE PROVISIONAL DEL SENADO
“No voy a ser vicepresidente”

Por Felipe Yapur y Martín Piqué

Ramón Puerta es pura sonrisa. Recibe los saludos de todo el mundo, entra al Salón Gris del Senado y se acerca Mario Baizán, asesor de inteligencia de Carlos Corach hasta el 10 de diciembre y futuro colaborador del flamante presidente provisional del Senado.
–¿Sabés cómo cerró el call? –le pregunta al misionero, y rápidamente le informa que “hay fuga de depósitos”. Pero la ocurrencia viene después:
–¿Y sabés cómo cerró el riesgo país? –le dice, con una sonrisa cómplice.
–Y... bajó, porque asumiste vos –remata Baizán entre las risas de Puerta, que se prepara para la entrevista con Página/12.
–Los senadores radicales hablan de golpe institucional.
–Eligieron mal el argumento. El radicalismo en serio no lo puede decir. Es una afrenta para el PJ y se da de narices con su historia. La historia marca otro tipo de compromisos, pero jamás de eso. De otras cosas nos pueden acusar, pero jamás de eso. De tener vocación de poder, sí, tenemos. De tomar decisiones, sí, tomamos decisiones. A veces acertamos y a veces nos equivocamos, pero las decisiones las tomamos.
–Un senador radicaldijo que si al PJ de verdad le interesaba la gobernabilidad, la presidencia provisional del Senado se podría haber consensuado con el Ejecutivo.
–Pero el consenso que manifestó la UCR fue el de quedarse con la presidencia de la Cámara desde la minoría. Un absurdo político y jurídico. Además se da totalmente a contrapelo de lo que es la democracia: es el gobierno de las mayorías con respeto a las minorías, pero no al revés. No puede ser que el Senado argentino quede en manos de la minoría in eternum.
–La senadora Vilma Ibarra dijo que la decisión que tomaba el PJ no afecta la gobernabilidad.
–Fue clara. Dijo que no se sumaba al argumento del golpe institucional, ni de la torpeza jurídica, no se sumó a los argumentos del radicalismo.
–Ella también habló de los sobornos y eso llevó a que el senador Menem reivindicara el Senado anterior.
–Bueno, el senador Menem estuvo en el Senado desde el ‘83, así que su buen nombre y honor estaba golpeado, por eso hizo bien en defenderse.
–Ya que hablamos de Alvarez, usted puede ocupar su cargo...
–Le pido que no confundamos. Yo no voy a ocupar el cargo de vicepresidente. A mí no me han elegido para vice. Ese fue uno de los latiguillos que usó el radicalismo, y yo atribuyo esta equivocación a que Mario Losada, el anterior presidente del Senado, se presentaba en Misiones con el avión presidencial y decía que él era el vicepresidente de la República. Quizá lo hizo para conseguir votos.
–No queda de todas maneras el PJ jugando en una delgada línea entre la cogobernabilidad y la oposición. ¿No es riesgoso para el PJ?
–En el transcurrir de los días va a ir mostrando que ahora hay independencia de los poderes. Tener un delegado del Ejecutivo al frente del Senado hubiera sido un absurdo. Que el Presidente diga que un senador de la minoría esté al frente del Senado hubiera sido seguir teniendo un Senado débil, donde la mayoría peronista no se siente identificado con el que lo conduce. Yo exigí una sola cosa para aceptar este cargo: ser electo por unanimidad en el justicialismo.

 


 

El Gobierno y los senadores de la
UCR se echan mutuamente la culpa

Por Fernando Cibeira

La designación de Ramón Puerta como presidente provisional del Senado dejó una herida profunda en el oficialismo. Tanto es así que parte del Gobierno ayer terminó enfrentado con algunos legisladores del radicalismo, echándose mutuamente las culpas por la derrota. En ese marco, no fue casual que durante toda la tarde circularan rumores sobre la renuncia del jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, que tenía como inconfundible fuente originaria los pasillos del Congreso. En la Rosada analizaban que, en otro contexto, tal vez no hubiera estado tan mal como señal de cohabitación que un peronista ocupe el segundo escalón institucional del Gobierno. Pero que en esta situación, sólo podía interpretarse como otro signo de debilidad de un gobierno que no da pie con bola.
“A mí me llamaron por primera vez hace dos días”, reconocía ayer a media tarde un importante senador del PJ, que quería demostrar la improvisación con la que había actuado el oficialismo en un tema tan delicado y, al mismo tiempo, tan anunciado. Incluso dentro del oficialismo reconocían que habían reaccionado tarde y mal. Con los hechos consumados, el problema pasó a ser quién había sido el culpable del retraso.
“La responsabilidad es compartida”, respondía un funcionario del Ejecutivo. “El Gobierno tiene parte de la responsabilidad, pero los senadores radicales parecen de otra galaxia. Se dieron cuenta de lo que estaba pasando muy tarde”, añadió. En la Rosada coincidían en que, en un primer momento, tanto ellos como los legisladores pensaron que el anuncio de la nominación de Puerta era una maniobra de “apriete” del PJ para sacar mayor tajada en la negociación por los cargos de la Cámara alta. “Pero si alguno se hubiera sentado a conversar con ellos, se hubiera dado cuenta de que lo de Puerta iba en serio”, se quejaban en Gobierno.
Las sospechas de los legisladores radicales, en tanto, eran que algunos funcionarios habían actuado a dos puntas. “Ahí hubo un guiño”, explicaba un diputado radical que ayer a la tarde participó de algunas reuniones con sus colegas de la otra cámara. “Quedó claro que a Colombo no le resultaba antipático que Puerta quedara como virtual vicepresidente”, aseguraba.
La amistad de años entre Puerta y Colombo es algo que no niegan ni en la Jefatura de Gabinete. Allí hablan de una relación comercial nacida en la época en que Colombo era banquero y Puerta un empresario yerbatero. En cambio, cerca de quien pronto quedará como antecesor de Puerta en la presidencia provisional, el también misionero Mario Losada, contaban con alguna maledicencia que la amistad se remonta a cuando el banco de Colombo, el Macro, compró a precio más que conveniente el Banco de Misiones durante la gobernación de Puerta. Y que desde allí nunca dejaron de frecuentarse. Para enredar aún más esta historia de pago chico, Puerta, Losada y el principal operador político de Colombo, el ex ministro Enrique “Coti” Nosiglia, son del mismo pueblo de Misiones, Apóstoles.
“Tener amistad no te hace cómplice”, aclaraban ayer cerca de Colombo. Y decían que a la misma hora en que en el Congreso hacían correr versiones sobre su renuncia, el jefe de Gabinete estaba firmando un acuerdo con los gobernadores. También decían que si los senadores radicales hubieran iniciado una negociación a tiempo, tal vez Puerta llegara a la presidencia provisional igual pero le hecho podría haberse presentado de otra forma.
“En el exterior por ahí vean como buena señal esta cohabitación con el peronismo. Pero en el actual cuadro no ayuda para nada”, agregaban.
En la reacción pública, el oficialismo osciló entre restar importancia y escandalizarse. El presidente Fernando de la Rúa se preocupó en aclarar que jamás tuvo la intención de encabezar en forma personal una negociación con los senadores del justicialismo. “Esto nunca ha estado en mi proyecto ni en mi propósito”, aclaró el Presidente antes de que se iniciara la sesión especial que consagró a Puerta. En realidad, fue el ministro del Interior, Ramón Mestre, quien anunció que como él había fracasado sería De la Rúa el encargado de cumplir esa tarea. La salida de Mestre indignó aalgunos integrantes del entorno presidencial que evaluaron que el ministro le haría pagar un costo político a De la Rúa con una gestión que sólo podía terminar en fracaso.
En su primera toma de posición fuerte en su carácter de presidente del Comité Nacional de la UCR, Angel Rozas calificó como “grave golpe institucional” que la oposición haya colocado en la línea sucesoria a uno de sus hombres. “La avidez por el poder expresada en grado patológico por el justicialismo de decidir arrebatar la presidencia provisional del Senado contra toda tradición y convivencia política, es un golpe bajo a las instituciones y desnuda la pérdida de valores elementales”, escribió el gobernador chaqueño. Cuando le preguntaron a De la Rúa buscó restarle importancia a la declaración. “No hay que calificar de esa manera”, atinó a desdramatizar el Presidente.

 

PRINCIPAL