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REUNION DEL COMITE FEDERAL DEL RADICALISMO
A los gritos, con documento

Fue una prueba más de la ambigüedad del partido frente
al gobierno. Rozas presidió su primera reunión, con disidentes que gritaron mucho, pero con un documento final de acuerdos.

Rozas debutó como presidente, Storani, Moreau, Montiel y Jesús Rodríguez agitaron la sesión.

Fue una muestra más de la postura ambigua e incómoda que viene adoptando el radicalismo cada vez que tiene que definir su posición frente al Gobierno. El Comité Federal, que nuclea a los titulares de los comités de todas las provincias, deliberó ayer en Córdoba en la primera reunión desde que Angel Rozas asumió la jefatura del partido. El resultado no se salió de los cauces previsibles: el radicalismo rechazó la dolarización, convocó a una concertación, ratificó su respaldo a la Alianza y su “apoyo crítico” al Gobierno. La nota, en este caso, la dieron algunos dirigentes que elevaron el tono de las críticas. A los rebeldes de siempre –como Federico Storani, Leopoldo Moreau y Jesús Rodríguez–, que discutieron a los gritos durante el encuentro, se sumó ayer Sergio Montiel. “Este no es un gobierno radical, sino de algunos radicales con (Domingo) Cavallo”, acusó el gobernador de Entre Ríos.
En un intento por darle un perfil más federal a su gestión, Rozas convocó a los jefes radicales provinciales a una reunión en Villa Giardino, a 100 kilómetros de la capital cordobesa. Durante la reunión, los representantes de todos los distritos intentaron fijar una posición única respecto del Gobierno, tema que los tiene a mal traer prácticamente desde que Fernando de la Rúa llegó a la Rosada. Uno de los más duros fue Moreau, quien insistió con que el radicalismo debe adoptar una postura más confrontativa. Al retirarse de la reunión a puertas cerradas, el diputado bonaerense dijo que De la Rúa “debe dejar de escuchar a grupos concentrados, a los sushi o a los Santibañes” y que “la UCR debe asumir que se debe impedir la dolarización”.
El otro que se animó fue Jesús Rodríguez. El diputado escuchaba atento al ministro del Interior, Ramón Mestre, que defendía abiertamente al Gobierno, hasta que se decidió a interrumpirlo: según comentó un radical que participó en la reunión, los dos discutieron a los gritos, hasta que otros delegados calmaron los ánimos. Un par de meses atrás, Rodríguez cerró una alianza con Rodolfo Terragno y venció al delarruismo en la interna porteña, conformando junto a la UCR bonaerense un polo con peso propio. Además, es el autor de una expresión muy festejada entre los radicales antidelarruistas: llamar “talibañes” –mezcla de talibanes y Santibañes– a los amigos del Presidente.
Pero la cosa no pasó a mayores y el encuentro terminó en paz. Como conclusión, el radicalismo emitió un documento en el que sintetiza su postura: rechaza categóricamente la dolarización y sostiene que el partido “se va a poner al frente del llamado a concertación nacional” convocando en treinta días a “las fuerzas progresistas de la política, a los sectores sociales, de la producción, el trabajo, la educación y la cultura” para “fortalecer, profundizar y ampliar la base de sustentación social y política de la Alianza”. Asegura que el consenso es la única forma de “ratificar la voluntad de la concertación, como condición política indispensable para la superación de la crisis en lo inmediato y con visión de futuro, para mediano y largo plazo”. Además, el documento apoya la intención del Gobierno de reprogramar la deuda externa, siempre con un límite “que no afecte los intereses de la población”.
Rozas ofreció una conferencia de prensa en la que aclaró que la concertación debe concretarse “no con la agenda que dicta el Fondo Monetario Internacional”, sino con un temario impuesto por el radicalismo. “El partido radical es el partido del Gobierno y debemos lanzar una renovada Alianza y tiene que intentar salir de este facilismo del ajuste, ser un poco más imaginativo, más creativo y buscar otras alternativas sin tocar a los que menos tienen”, señaló Rozas, cuando lo consultaron por el Presupuesto que girará el Gobierno. Y, sobre el final, aceptó hablar de los tironeos en el seno de su partido. “Nosotros rechazamos a los radicales extremistas que quieren la ruptura con el Gobierno, pero también a algunos radicales llamados comúnmente talibanes que creen que tenemos que ser un oficialismo con vendas en los ojos”.

 


 

BAYLAC HABLO DE “NECESIDADES”
Temiendo al presupuesto

“Es absolutamente necesario tener algunas señales positivas en términos de unidad en la Argentina, que el Parlamento se aboque a resolver la sanción del Presupuesto nacional y además a incorporar al debate la ley de coparticipación federal para este año”. Así sintetizó ayer el vocero oficial, Juan Pablo Baylac, la complicada situación que atraviesa el Gobierno: si el proyecto de Presupuesto no se convierte en ley en poco tiempo, la Argentina se expone a que el FMI corte la ayuda comprometida.
El momento de la Rosada es delicado: luego del rechazo del Fondo, que se negó a girar los 1300 millones de diciembre, el Gobierno intenta una concertación con los diferente sectores políticos. Si no lo logra, corre el riesgo de que el FMI no gire los fondos comprometidos para todo el año.
Esto fue lo que quiso dejar en claro Baylac. El funcionario aseguró que la sanción del Presupuesto es esencial “para que la Argentina encare con fortaleza la negociación de la deuda externa” y también para “discutir con los acreedores un porcentaje de interés más bajo del que está contratado en estos momentos”. “Esta necesidad de poner en claro los números y la posibilidad de funcionamiento para el año que viene con déficit cero” llevará “a los señores legisladores a tener la responsabilidad de analizar cada una de las partidas y buscar un consenso, que es lo sustancial”, concluyó Baylac.

 

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