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COMO ES ISABELLE COUTANT-PEYRE, ABOGADA Y NOVIA DE “CARLOS”
Una heroína de la transgresión

¿Cómo la hija de una familia burguesa terminó defendiendo a lo más impresentable del planeta y luego decidió casarse con el hombre que aterrorizó a ministros y jefes de Estado? En esta nota, un identikit de la novia del terrorista Carlos.

Carlos al ser detenido, a fines de los 90.


Carlos en
su época de apogeo, en
los 70.

Por Manuel Cemois
Desde París

La doctora Isabelle Coutant-Peyre tiene el hábito de frecuentar el borde prohibido de las cosas. La abogada del terrorista venezolano Illich Ramírez Sánchez, alias “Carlos el Chacal”, no sólo está enamorada de su cliente sino que también ha decidido defender al primer inculpado en Estados Unidos en los atentados terroristas del pasado 11 de setiembre, el francés Zacarias Mousaoaoui. Nacido en Marruecos pero con nacionalidad francesa, Mousaoaoui tiene en su contra seis cargos presentados por un juez federal norteamericano. El acta de acusación lo responsabiliza de “conspirar con Bin Laden y Al-Qaida para asesinar a miles de inocentes en Nueva York, Virginia y Pennsylvania el 11 de setiembre”. De esos seis cargos cuatro pueden valerle la pena de muerte, una sentencia abolida en Francia en 1981 por el presidente socialista François Mitterrand. Isabelle Coutant-Peyre sabe como nadie lo que son las causas perdidas. Tanto que su militancia en ese borde proscrito del mundo la llevó a enamorarse y a decidir casarse con un prisionero del prontuario de Carlos, condenado en Francia a cadena perpetua por el triple asesinato de dos gendarmes franceses y un hombre de los servicios secretos cometido en 1997. La situación no la asusta ni la angustia. Mientras fuma un cigarrillo, la doctora Coutant-Peyre describe a su futuro esposo como un “hombre excepcionalmente cálido, atento y afectuoso”, muy lejos del retrato de “asesino” que lleva a cuestas.
El Chacal fue uno de los terroristas más buscados del siglo XX, una leyenda cuya sombra parecía estar detrás de cada una de las acciones terroristas de los años 70 y 80. Capturado en Sudán y traído a Francia en 1994 en condiciones “irregulares”, Carlos agotó a varios defensores antes de encontrar a su actual abogada y futura esposa. Coutant-Peyre sucumbió al “magnetismo” y al “carisma” del prisionero. Lo visita tres veces por semana en la parisina cárcel de la Santé y durante esos encuentros ambos fuman puros cubanos y hablan del tema que los une por encima de todo:”la revolución”. Según afirma la abogada, se trata de un encuentro “del corazón y la mente”. A sus 48 años, Coutant-Peyre reconoce que en el curso de las reuniones de trabajo con Carlos muy rápidamente “los dos comprendimos que entre ambos existía una complicidad de ideas y una atracción muy fuerte desde el principio. Descubrimos que nos queríamos a pesar del muro que se había levantado ante nosotros. Por eso será un casamiento de amor o de compatibilidad de ideas”. La noticia del casamiento agitó los medios judiciales franceses y los servicios secretos que vieron en esa iniciativa una “maniobra” con fines indefinidos. Carlos dijo: “Nos queremos y hemos decidido unir nuestras vidas a pesar de las previsibles barreras que debemos enfrentar”. Magdalena Koop, la ex esposa de Carlos e integrante “arrepentida” de la ultraizquierdista RAF, Fracción del Ejército Rojo, llamó por teléfono a Coutant-Peyre para preguntarle si era cierto. “Congratulaciones”, dijo Koop, a quien Coutant-Peyre había defendido en 1982. La abogada francesa cuenta hoy que fue “Carlos quien dio el primer paso”. El Colegio de Abogados de Francia y el director de la cárcel donde esta Illich Ramírez Sánchez se opusieron a la boda pero la pareja no dio el brazo a torcer. “Voy a disfrutar del descanso de un guerrero pasando el resto de mis días con Isabelle, la mujer a la que amo racional y pasionalmente”, explica Carlos. Pero los adversarios de la unión tampoco renuncian. Entre ambos hay muros y rejas y también muros humanos. El presidente del Colegio de Abogados de París, François Teitgen, amenazó con inhabilitarla si no renunciaba a su casamiento. Ella responde diciendo que no hay “ninguna ley que en Francia prohíba a un abogadocasarse con un cliente preso”. Las “convicciones de Carlos” no arreglaron las cosas. La aprobación de los atentados del pasado 11 de setiembre manifestada por el terrorista venezolano incomodó al cuerpo judicial francés. En una carta remitida a un diario, Carlos declaró haber sentido “alivio” cuando se enteró de los ataques. Coutant-Peyre enciende otro cigarrillo y refuta las sospechas de “justificación del terrorismo” que pueden valerle a Sánchez una condena suplementaria.”Sus manos no están más ensangrentadas que las de cualquier general de un ejército occidental”, replica la abogada cuando alguien le presenta el extenso historial de su cliente.
La doctora Peyre está convencida de que existe una “campaña” orquestada por el ministerio francés de Interior destinada a impedir su próximo casamiento. Jean-Louis Bruguière, el juez francés encargado de la lucha antiterrorista y responsable del juicio de Carlos, arguye que la abogada de Carlos ha sido simple y llanamente “manipulada” por su cliente. Bruguière declara que Ramírez “sedujo a varias mujeres en la década de los 70 y 80. Siempre las usó con fines operativos”. No es así, aduce la abogada y completa su argumento: “Entre la imagen que se da de él y la realidad de lo que es hay muchas diferencias”. Entre ambos, sin embargo, hay algo más que una complot. Las rejas y los muros de la cárcel de la Santé son un obstáculo que nada puede abolir por el momento pero Carlos e Isabelle tienen un par de sueños y, en el fondo, una estrategia judicial con la que cuentan para recuperar la libertad. Sobre los sueños, la abogada sostiene que El Chacal “es un prisionero político de la causa palestina. A menudo me dice que no saldrá por la ventana sino por la puerta grande, con un avión especial que lo esperará igual que a un jefe de Estado”. La estrategia jurídica también una combinación romántica. Coutant-Peyre aduce que como la captura en Sudán y el posterior traslado a Francia se hicieron en condiciones ilegales, “el veredicto que condenó a Carlos a cadena perpetua no es válido”. Por ello espera que “algún día salga libre como parte de un acuerdo de intercambio de rehenes”.
¿Cómo la hija de una familia burguesa terminó defendiendo a lo más impresentable del planeta y luego decidió casarse con el hombre que aterrorizó a ministros y jefes de Estado del planeta? Un “signo de distinción” contrario a sus orígenes. Bajo el espeso vidrio de su escritorio puede leerse esta divisa: “El orden o el desorden dependen de la organización. El coraje o la cobardía, de las circunstancias”. En instancias de divorcio de su anterior marido, Isabelle Coutant-Peyre le explica con paciencia a su último hijo de apenas 10 años por qué “mamá” se va a casar con un hombre que pone bombas: “Le explico que se trata de cuestiones políticas complejas, que hay muchos tipos de guerras, guerras oficiales, guerras paralelas, que uno no se ubica en términos de culpabilidad sino de relación de fuerzas”. A su manera legal y ordenada, Isabelle Coutant-Peyre es una suerte de revolucionaria mundial y Carlos el mejor totem de su causa ideal. “A Carlos se lo trata de terrorista, pero en el mundo está considerado como un combatiente”, dijo un día ante la Corte. Afirmación sin dudas falsa pero en la que su abogada cree.

 


 

DIFICIL ELECCION PARA RENOVAR EL PARLAMENTO
La lucha de los talibanes en Chile

”Yo estoy muy optimista, creo que los talibanes van perder y su molá va a tener algunas dificultades para ser elegido con la mayoría que espera”. El ministro del Interior chileno, José Miguel Insulza, suele tener un discurso florido y no se iba a perder la oportunidad de hacer estas metáforas. “Los talibanes” son la derecha chilena y “su molá” es el presidente de la Unión Demócrata Independiente (UDI), Pablo Longueira. Es que hoy se celebrarán elecciones parlamentarias en Chile y la frase de Insulza funciona como broma y a la vez como exorcismo, porque la oficialista Concertación por la Democracia se juega una parada brava.
La parada fue más brava hace dos años, cuando la Concertación estuvo cerca de perder, por primera vez desde el regreso a la democracia en Chile en 1990, las elecciones presidenciales. El escenario de la elección parlamentaria de hoy es la continuación del que Joaquín Lavín, ahora alcalde de Santiago, instaló en 1999: una derecha que disputa palmo a palmo, voto a voto, cada elección a una Concertación que parecía invencible. En los comicios de hoy, los chilenos renovarán los 120 escaños de la Cámara de Diputados y 18 de los 38 senadores elegidos, a los que se suman dos vitalicios y nueve designados. Tanto la Concertación como la Alianza por Chile (derecha) llegan con algunos cimbronazos internos. Las encuestas indican una situación cercana al empate. Algunos sondeos indican una leve ventaja para la derecha, otros para la Concertación. En cualquier caso, se confirmaría que el escenario instalado en 1999 llegó para quedarse.

 

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