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Parieron al modelo en 1989 y lo entierran en 2001

En 1989 había una alternativa política, que aprovechó para instalar el modelo neoliberal. En 2001 no se visualiza un referente, pero estos saqueos entierran lo que empezaron Menem y Cavallo.

Al igual que ahora, en 1989,
los saqueos comenzaron en Rosario.
Esta vez, los saqueos fueron más extendidos que hace doce años.

Por Luis Bruschtein

En 1989, el proceso económico que desató la hiperinflación y los saqueos derivó en la instalación del actual modelo con Carlos Menem en la Presidencia y Domingo Cavallo en el Ministerio de Economía. Con ese antecedente, causa escalofríos pensar en cuál podría ser la consecuencia política de estos saqueos de 2001 y el colapso del modelo si la historia se repitiera. La hiperinflación que provocó los saqueos de 1989 fue usada como herramienta de disciplinamiento social, como advertencia de lo que podía pasar si el Estado intervenía para regular los mercados y racionalizar las privatizaciones. La hiperinflación había castigado a los más pobres y se la usó para seguir castigándolos con el modelo que provocó estos saqueos de 2001.
Cuando comenzaron los saqueos en mayo de 1989 en supermercados del Gran Rosario, igual que en esta oportunidad, la gente reaccionó con histeria y pánico. Esta vez, la sensación más extendida ha sido la de tristeza y frustración. En 1989, hacía sólo cinco años que se había recuperado la democracia. El recuerdo todavía fresco de la dictadura militar y los levantamientos “carapintada” recientes hacían pensar que una protesta social de ese tipo solamente podía realizarse con activistas y una organización “subversiva” y que cualquier tipo de protesta sería castigada cruelmente por las Fuerzas Armadas. La transgresión en los ‘80 producía pánico visceral.
Esta vez, más que pánico o histeria, hubo gente llorando frente a los televisores que mostraban las escenas de los saqueos, las colas de los jubilados, las marchas de protesta y la represión, hubo indignación contra el gobierno, los políticos y los banqueros, hubo hastío, cansancio por vivir en un país castigado y castigador.
En 1989, cuando se produjeron los saqueos, Menem ya había ganado las elecciones con promesas de salariazo y revolución productiva. La gran mayoría tenía la esperanza de que las cosas podían cambiar con el nuevo presidente que llegaba con el bagaje popular del peronismo. En 2001, Menem es un esperpento del pasado, que privatizó, desempleó, endeudó y destruyó, el responsable histórico de lo que sucede ahora. Defraudada por el radicalismo y el justicialismo, esta vez la gente no visualiza un referente político claro de alternativa como en 1989. El futuro es incertidumbre.
Las dos veces los saqueos se produjeron bajo un gobierno radical y, aunque los motivos fueron esencialmente distintos, es probable que el radicalismo no pueda regresar al gobierno por muchos años.
En 1989 fueron saqueados alrededor de cien supermercados y comercios en todo el país. Por las informaciones todavía dispersas, es posible pensar que esta vez la cifra será mucho más alta y que participó más gente. Doce años atrás, no se produjeron saqueos en la Capital Federal. A lo sumo hubo rumores de que se acercaban saqueadores por las avenidas y todos los comercios bajaban las persianas. Ayer no hubo rumores, sino varios actos de saqueos y represión en la Capital, incluso cerca de la zona céntrica, en Once y Constitución. En 1989, el saldo fue de catorce muertos, ochenta heridos y más de 600 detenidos, a diferencia de los seis muertos que se produjeron hasta ahora y una cantidad todavía incierta de heridos y detenidos.
Sin embargo, en 1989, los saqueos fueron utilizados para enterrar el paradigma del Estado de bienestar de los viejos peronistas y radicales e imponer el del mercado neoliberal de Menem, Cavallo y Fernando de la Rúa. Ahora, los saqueos terminan de romper la hegemonía del discurso neoliberal y, aunque no existe un nuevo paradigma, abren perspectivas económico sociales más relacionadas con el trabajo y la producción. Hay otra diferencia: cuando los saqueos de 1989 pasaron, la mayoría pensó que habían sido un exabrupto de la historia. Hoy ya nadie podrá evitar la inquietud de que vuelvan a producirse en el futuro. Y no sería malo, si almismo tiempo se asumiera que se van a dar cada vez que se profundice la brecha entre ricos y pobres.

 

OPINION
Por Mempo Giardinelli

Padres saqueadores

La situación no da para más y asistimos a un nuevo desastre político: Fernando de la Rúa firma el estado de sitio y se resiste a renunciar, apenas apuntalado por hijos y amigos y uno que otro funcionario. El radicalismo, el peronismo y el frepasismo han conducido al país a este abismo que reinaugura violencias. Primero saquearon ellos al país. Se menemizaron y entre todos lo fundieron. Y ahora no saben qué hacer cuando los que fueron saqueados empiezan a saquear las sobras. No parece quedar nadie, en la dirigencia política, con algo de crédito y de sensatez como para colocarse al frente del descontento popular y evitar que el desborde nos avergüence dentro de unos días.
Mientras tanto, hay que subrayar que la verdadera responsabilidad de lo que estamos padeciendo en estas horas radica en la estulticia de este gobierno de traidores a la patria (que no otra cosa son) y en el desastre económico en que han sumido a esta sociedad hoy desesperada. Domingo Felipe Cavallo es uno de los principales responsables, porque con su política económica terrorista ha venido preparando el terreno para esto. Fernando de la Rúa es el otro. Jefe del anterior, o su rehén, de todos modos le cabe la enorme responsabilidad de la traición a las ilusiones de todo un pueblo.
Los sectores dirigentes en general, y no sólo los políticos, son también responsables del caos porque pudiendo frenar no frenaron y porque antepusieron siempre sus intereses sectoriales por sobre los de la nación. También los dirigentes sindicales, que son -.los oficiales y los “duros”-. caricaturas vergonzosas de la historia del movimiento obrero. Y el menemismo, obviamente, que durante diez años depredó y corrompió, y ahora recorre los cuarteles seguramente dispuesto a avalar cualquier intervención militar de emergencia. El descontrol es responsabilidad también de la Corte Suprema Automática y del Senado Automático, que en el último mes completaron la burla a la Justicia y prepararon el terreno modificando de hecho el orden de la sucesión presidencial.
El déficit cero no cierra ni a palos (que ya han empezado, por cierto) y el caos social y económico empuja hoy a este gobierno a una salida como la de Alfonsín. Lo grave es que con una nación anímicamente mucho más debilitada que contempla la cínica dolarización que ansió siempre el banco-terrorismo vernáculo. Les falta todavía apoderarse del Banco Nación, les falta sepultar a la educación pública, les falta completarles la revancha a los militares asesinos.Hacía falta una pueblada pacífica y ordenada, profundamente democrática y no violenta, y alguien de la democracia debió haberla encabezado. Porque sí tenemos salida. Sí hay opciones políticas y económicas, como las que proponen el Frenapo, la CTA, el Plan Fénix y muchas organizaciones sociales y políticas de la Argentina. Pero ninguno de los que pudo lo hizo y ésa es una cuenta que tendremos que cargar, también, a la dolorosa lista de nuestra memoria. Porque todos sabíamos que esta pueblada se iba a producir e iba a ser caótica y sangrienta si no se la conducía. Ahora está en marcha y es horrible y desastrosa, como la propiciaron los ajustadores mientras se relamían los dinosaurios.
La situación es intolerable y es muy probable la renuncia del Presidente. La Constitución nacional tiene prevista la vía sucesoria: el presidente del Senado debería en tal caso asumir la Presidencia y convocar a elecciones nacionales. Si esto ocurre debe abrirse un debate nacional sobre nuestros modos de hacer política. Y algunas preguntas tendremos que hacernos, en las jornadas venideras. Por ejemplo: ¿por qué razón los fascistas siempre triunfan en la Argentina? ¿Qué tara tenemos –pueblo y dirigentes– que permitimos que en todos los turnos de la Historia la minoría fascista, nazi, chovinista y xenófoba de este país nos tuerza elpresente y obnubile el futuro? Porque eso es lo que verdaderamente está pasando en nuestro país en estas horas.

 

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