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RODRIGUEZ SAA PRIVILEGIA A LOS SECTORES PRODUCTIVOS
Nueva alianza con el poder económico

Los empresarios del Grupo Productivo le pidieron en una cena con el Presidente que incorporara el real brasileño al �factor de empalme�. Así, se crearía
un tipo de cambio comercial para las exportaciones de 1,48 pesos por dólar.

Presidente Rodríguez Saá y titular
de la UIA, De Mendiguren. Se ven
todos los días.

Los empresarios nucleados en el Grupo Productivo, que lidera la Unión Industrial Argentina, le solicitaron ayer al Gobierno que incorporara el real brasileño al factor empalme, que hasta ahora está compuesto por el dólar y el euro. Así, los empresarios quieren conseguir un tipo de cambio comercial más alto para las exportaciones y más caro para las importaciones, de modo de proteger a la producción local. De prosperar la iniciativa, el tipo de cambio comercial para las exportaciones se ubicaría hoy en 1,48 pesos por dólar. “Si la cuestión es adoptar medidas generales, es preferible reemplazar los planes de competitividad por un nuevo factor de empalme”, afirmó José Ignacio de Mendiguren, presidente de la UIA.
Mendiguren se reunión ayer por la tarde en Casa de Gobierna con Carlos Grosso, en su flamante rol de asesor de la Jefatura de Gabinete. Por la noche, el titular de la Unión se dirigió a la quinta de Olivos, donde cenó con el presidente Adolfo Rodríguez Saá. Desde el domingo, el jefe de la UIA se reunión por lo menos tres veces con el Presidente y mantuvo otros tantos encuentros con funcionarios del nuevo gobierno. Estos contactos confirman que Rodríguez Saá pretende tejer otra alianza con el establishment económico, muy distinta de la que en su momento cultivaron Carlos Menem y Fernando de la Rúa. Tanto Menem como De la Rúa, se desvivieron en los últimos años por complacer al establishment financiero, corporizado por los representantes locales de los grandes bancos de inversión extranjero.
Agotado el financiamiento externo y después de formalizada la cesación de pagos de la deuda, en cambio, Rodríguez Saá parece lanzado a privilegiar su alianza con los representantes de los sectores productivos, ya sean de la industria, el agro o la construcción, postergados durante la última década. El motivo es que sobre estos sectores recaerá la responsabilidad en los próximos meses de motorizar el plan de creación de empleos anunciado por el Gobierno. Además, serían los interlocutores obligados en caso de que en el futuro se necesite, pasado una primera etapa de liquidación de stocks, algún esquema de acuerdo de precios para evitar un rebrote de la inflación como respuesta a una disparada del dólar. Como se recordará, el Grupo Productivo, integrado por la UIA, Confederaciones Rurales Argentinas y la Cámara de la Construcción, es un nucleamiento empresario que desde el año pasado se enfrentó duramente con la Asociación de Bancos de la Argentina, liderada por las principales entidades extranjeras que operan en el país.
“Yo soy optimista respecto de nuestras propuestas. Veo que éste es un gobierno en el que hay mucha voluntad”, sostuvo Mendiguren ayer, endulzando los oídos oficiales. En la misma línea se manifestó Osvaldo Rial, titular de la Unión Industrial de la Provincia de Buenos Aires (UIPBA): “Es importante crear las condiciones para reactivar muy fuertemente la industria y revalorizar el poder adquisitivo de la población. Por eso creo que los anuncios que se hicieron en materia social son necesarios para recuperar la dignidad y cubrir las necesidad básicas”, afirmó.
Para Mendiguren, la generalización del uso del argentino (ver página 4), “solucionaría problemas de liquidez, los problemas de generación de demanda, pero falta resolver el alto costo argentino, las tarifas de servicios públicos, las tasas de interés y la presión tributaria, que por esta vía no se soluciona”, señaló.
“Nos hace falta en forma urgente medidas para recuperar la competitividad, porque de lo contrario corremos el riesgo del incremento de la demanda se vaya a la importación. Si no, vamos a estar reactivando el mercado de Brasil”, repitió una y otra vez el titular de la UIA.
Por la noche, el empresario acercó al presidente una voluminosa carpeta en la que se detallan los principales puntos del programa que impulsa el Grupo Productivo. Los puntos centrales son los siguientes:
Para mejorar la competitividad de la producción local, se propone incorporar el real, que se devaluó un 50 por ciento desde enero del ‘99,al llamado “factor empalme”, que creó Cavallo para beneficiar con un tipo de cambio diferencial a las exportaciones y encarecer las importaciones. Hasta ahora, el factor empalme está integrado por el dólar y el euro y la incorporación del real a esta canasta de monedas, implicaría una fuerte devaluación del peso para el comercio exterior: a las cotizaciones actuales, significaría un tipo de cambio comercial de 1,48 pesos por dólar. Este tipo de cambio comercial serviría para alentar las exportaciones y proteger a la industria nacional de las importaciones, especialmente, brasileñas.
La fijación de un tope a las tasas de interés de los créditos otorgados por el sistema financiero, ya sean para empresas o para familia, a través de préstamos hipotecarios y personales. El argumento es que, después de haberse bajado fuertemente las tasas de interés pagadas a los depósitos cautivos en el corralito financiero, se deberían bajar las tasas activas para evitar una transferencia extraordinaria de fondos a los bancos. En el cálculo de los economistas de la UIA, si se alinearan las “tasas activas” con las nuevas tasas que pagan los bancos por los depósitos, podría beneficiarse a las familias con unos 2500 millones de pesos anuales y a las empresas por un monto incluso superior.
Justo el día anterior a la renuncia de De la Rúa, el Grupo Productivo había presentado un proyecto de salida de la Convertibilidad con “pesificación” de todos los contratos en dólares de la economía. La propuesta beneficiaba a los endeudados en detrimento de los ahorristas atrapados en los bancos. Por ejemplo, un depósito en dólares sería convertido a pesos antes de la devaluación, que lo licuaría convenientemente. En tanto, las deudas en dólares también serían traducidas a pesos antes de la devaluación. Así, se evitaría la quiebra de los endeudados en dólares y de los propios bancos, que de otro modo no podrían recuperar sus préstamos ni devolver los depósitos. El problema es que esa alternativa licuaría también las deudas de los grandes grupos económicos a costa de los pequeños y medianos ahorristas de clase media.
Desde el domingo, en sintonía con el discurso oficial, los dirigentes de la UIA prefieren no hablar más de devaluación. E incluso, hay quienes empiezan a hablar, en caso de que la devaluación sea inexorable, de diferenciar situaciones a la hora de pesificar. “En realidad, lo que se debería instrumentar técnicamente un esquema de tipo de cambio que preserve el poder adquisitivo del salario, proteger las deudas de las pymes, de los tenedores de crédito para vivienda única y de las empresas nacionales”, dijo ayer Rial.

 

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