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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
07 OCTUBRE 2001








Pobreza
modelo

- Florencio Varela está a 7 minutos por autopista de Puerto Madero.

- Es uno de los partidos más grandes de Buenos Aires, en el que viven 400 mil personas.

- Tiene el 54,6 por ciento de su población pobre.

- Es la cara más dramática de un modelo económico que ya muestra su agotamiento.

- Cash realizó un trabajo de campo en ese distrito para describir los costos de un plan que, en los últimos diez años, extendió la pobreza a niveles inéditos en el país.

- Florencio Varela es el símbolo de ese generalizado deterioro: sufrió todas las plagas del modelo.

- En 1990, la desocupación era del 5 por ciento. Ahora, del 25 por ciento, la más alta del país, y el subempleo, el 18 por ciento.

 


Los costos del modelo

Por Roberto Navarro

La autopista Buenos Aires-La Plata une Puerto Madero y el partido de Florencio Varela en 7 minutos. En ese escaso tiempo, el viajero debe acostumbrarse a un brusco cambio de paisaje: dejó atrás una de las zonas más ricas de una ciudad con un PBI per cápita similar al de Suiza e ingresó a otra con un 54,6 por ciento de su población por debajo de la línea de pobreza y un 12 por ciento de indigentes, que no recibe siquiera la alimentación mínima indispensable. Florencio Varela es la cara más dramática de un modelo económico que ya muestra su agotamiento. Cash realizó un trabajo de campo, visitando el distrito, entrevistando a los dirigentes políticos, al intendente, a miembros de ONG que trabajan en la zona, a economistas, a trabajadores y a desocupados, para describir los costos de un plan que, en los últimos diez años, extendió la pobreza a niveles inéditos en el país. Florencio Varela, uno de los partidos más grandes de Buenos Aires, en el que viven 400 mil personas, es el símbolo de ese generalizado deterioro: sufrió todas las plagas del modelo.
La recesión y la apertura indiscriminada determinaron el cierre de 99 empresas, entre ellas, Alpargatas, que despidió 1100 empleados; la planta de Peugeot, que echó a 300 y Laboratorios Pharma, que dejó cesantes a 120 personas. La falta de regulación comercial, que permitió la instalación de hipermercados en ciudades, destruyó su comercio. En Quilmes, al lado de Varela, se instalaron seis híper, que envían micros a buscar clientes por los barrios cercanos y causaron la desaparición de 8075 comercios. A su vez, la extrema pobreza del norte argentino derivó en una emigración masiva hacia los partidos más cercanos a la Capital que aún tienen tierra disponible para instalar una villa miseria. Así, la población pasó de 254 mil a 405 mil personas en diez años. El resultado es una desocupación del 25 por ciento, la más alta del país, y un subempleo del 18 por ciento. Así, el partido se convierte en un extremo y, a la vez, en la imagen más terrible de diez años de convertibilidad.
Los chaqueños, formoseños, tucumanos y muchos ciudadanos bolivianos que llegaron a Varela huyendo de la pobreza y con la esperanza de, al menos, alimentar y mantener sanos a sus hijos se encuentran igual, e incluso peor, que en sus pueblos natales. El 39 por ciento de la población de Florencio Varela tiene Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI). El porcentaje más alto en la provincia de Buenos Aires y uno de los más altos del país. El indicador más importante de NBI es el de salud. El 17 por ciento de la población de Varela tiene alto riesgo sanitario, el doble que el promedio bonaerense. El intendente del partido, el justicialista Julio César Pereyra, señaló a Cash que “los hospitales no dan abasto” y que “están atendiendo a los pacientes en los pasillos”.
La recaudación de impuestos municipal viene cayendo año tras año, como resultado del cierre de fábricas y comercios, y por la expulsión de mano de obra de las empresas que aún subsisten. En Varela sólo quedan 158 empresas y 4603 comercios. La mayoría de los negocios son pequeños almacenes, verdulerías y quioscos que, en muchos casos, se instalaron en cuartos que dan al frente de las casas y que se atienden por la ventana. Estos comercios, que apenas sobreviven, no pagan impuestos. Las empresas más grandes de Varela cerraron. Además de Alpargatas, dejaron de operar, entre otras, el Laboratorio Cyanamid, que ocupaba seis hectáreas sobre la Ruta 2 y llegó a dar empleo a más de 300 personas, y la fábrica de trépanos para perforaciones petroleras Hugges, que ocupaba a 240 empleados.
Florencio Varela es un partido semirrural, con más de un 30 por ciento de territorio sin urbanizar. A partir de 1960, en esas tierras se desarrolló un polo horticultor que llegó a ser el principal proveedor del Mercado Central y que daba trabajo a miles de personas. Pero a principios de la década pasada las grandes cadenas de hipermercados internacionales, que tienen vedado instalar grandes superficies comerciales en el interior de las ciudades de sus países de origen (en París, por ejemplo, no hay unsolo Carrefour), se instalaron en Quilmes, a pocos kilómetros de Varela. Así se quedaron con el 75 por ciento de la venta de verduras y hortalizas que se consumen en Varela y manejan el precio de compra a su antojo. Han llegado a pagar 70 centavos por un cajón de lechuga de siete kilos y 50 centavos por uno de acelga. Y, además, con cheques a 180 días. En esas condiciones comerciales y sin ninguna regulación que los proteja, los horticultores están desapareciendo.
El Indec mide el desempleo por conglomerados urbanos, no por partidos. En la encuesta de mayo pasado, el segmento denominado conurbano 4, conformado por Florencio Varela, Esteban Echeverría, Merlo, Moreno, General Sarmiento, una parte de Matanza, San Fernando y Tigre, registró un 22,9 por ciento de desempleo, el más alto del país. Cash accedió a información desagregada que indica que Varela sufre una desocupación un 10 por ciento superior al promedio del conglomerado, es decir de un 25 por ciento. La falta de calificación de la población de Varela es una de las principales razones que abonan semejante catástrofe laboral. Sólo el 1,3 por ciento terminó una carrera universitaria, por lo que prácticamente carece de profesionales. Apenas el 5,5 por ciento completó la escuela secundaria, en la que se forman los técnicos y el personal administrativo. La mitad de la población no finalizó la primaria. Incluso el 3,5 por ciento de los adultos es analfabeto. La baja formación no sólo conspira contra el desarrollo del partido sino que pone en desventaja a los trabajadores de Varela cuando salen a buscar empleo en la Capital Federal.
En Florencio Varela las clases alta y media alta no superan el 1 por ciento de la población y la clase media ya es menos del 10 por ciento del total. El resto son clase media baja y baja. El 54,6 por ciento de pobreza que se indica al principio de la nota sólo contabiliza a las personas que viven en familias que perciben menos de 470 pesos mensuales. Pero casi todos los especialistas independientes consideran ese umbral de pobreza, elegido por el Indec, como ridículamente bajo. Para FIDE, por ejemplo, una canasta básica de bienes y servicios cuesta 1000 pesos. Considerando este parámetro, casi el 90 por ciento de la población de Varela es pobre.
Más del 13 por ciento de la población vive hacinada, es decir que habita en hogares en los que hay más de tres personas por cuarto. El 16 por ciento vive en casas tipo B, clasificación que designa a las viviendas deficitarias, que carecen, por ejemplo, de retrete con descarga de agua. Estos parámetros son los que definen a los pobres estructurales, que son los que menos posibilidades tienen de escapar de la pobreza.
En 1990, la desocupación de Florencio Varela era del 5 por ciento. En diez años se quintuplicó. Los subempleados son el 18 por ciento de la población económicamente activa. El 43,2 por ciento de los que tienen empleo trabaja en negro. La escasez de los empleos registrados y bien pagos está en línea con la casi desaparición de la industria.
Como se ve, Florencio Varela tiene los peores indicadores económico sociales de un conurbano. Es el símbolo de los costos del actual modelo. De un país empobrecido.


Intendente de Florencio Varela, Julio Pereyra

“Trabajamos siempre en la emergencia”

Por qué hay tanta desocupación en el municipio? –Porque vino mucha gente del interior del país que, aprovechando que había tierras deshabitadas, instaló asentamientos y villas. Además, tenemos la mayor cantidad de mano de obra no calificada de la provincia. La gente va a trabajar a la Capital: los hombres de mozos, las mujeres en el servicio doméstico. Otros se ganan la vida como pueden: venden por las calles, ponen negocios en sus casas o juntan basura. Pero eso no es lo peor. El problema son los que pasan a la ilegalidad; los jóvenes que comienzan a vender droga. Acá son todos pobres, no hay una clase alta. Todos los negocios están mal, las empresas están mal. Por eso es difícil cambiar la situación.
¿Por qué hay tan pocas industrias?
–En los últimos años trabajamos siempre en la emergencia, combatiendo la pobreza. No nos encargamos de traer industria. Ahora estamos empezando a hacer gestiones. Nosotros podemos ofrecer la ventaja de que estamos en un punto intermedio entre la Capital y la salida de La Plata. Estamos intentando que venga Car One, que le daría trabajo a 200 personas. También estamos hablando con empresas del calzado, pero no es mucho lo que los municipios pueden hacer para atraer empresas. El Estado nacional y el provincial son los que tienen las armas para direccionar las inversiones. Pero no hemos tenido apoyo. Además, fuimos muy perjudicados por la coparticipación.
¿Por qué?
–El Fondo del Conurbano fue creado porque Buenos Aires estaba recibiendo inmigración de las provincias, pero nunca nadie se fijó a qué lugares estaba yendo esa gente. El tema acá es que el conurbano tiene el 70 por ciento de la población de Buenos Aires y sólo el 30 por ciento de representación legislativa, por eso siempre se nos perjudica.
¿Cuáles son los principales problemas?
–La alimentación y la salud. Los hospitales del conurbano están funcionando a cama caliente, con el 101 por ciento de ocupación. En Varela tendríamos que tener 400 camas más. Estamos muy mal desde el punto de vista sanitario. También tenemos el problema de no tener dinero para campañas para enseñar a la gente a cuidarse; para decirle a una madre que antes de amamantar se lave las manos, para evitar muchas enfermedades.
¿Cómo es la gente de Florencio Varela?
–Similar a la de las ciudades pobres. La necesidad hace que las personas se junten. Hay muchos comedores. Se están organizando los vecinos para entregar los planes Trabajar, que se distribuían por intereses y arreglos. Hay sociedades de fomento, ligas de mujeres, los piqueteros y muchas agrupaciones más. Si Varela no explotó en los últimos tres meses es gracias a la organización de la gente. Yo, desde mi puesto, vivo apagando incendios y rogando para que esto no explote.

UNO DE LOS PARTIDOS MAS GRANDES DE BUENOS AIRES

206 km2 de pobreza

En Florencio Varela, como en muchos lugares del país, la pobreza no sólo creció en cantidad, también en intensidad. La palabra pobre cambió su significado. En las villas de Varela ya no se ven las antenas de televisión ni el humo del asado. En algunas, como en La Sirena y Las Piedras, dos poblados recostados sobre las vías del Ferrocarril General Belgrano, no tienen electricidad, ni agua, ni pavimento cercano, ni escuelas ni centros de salud a menos de 30 cuadras. Hace diez años en todo el partido había 17 villas miseria, que albergaban a nueve mil personas. En la actualidad existen 40 villas, con más de 23 mil habitantes.
Un solo dato define el paupérrimo grado de desarrollo de Florencio Varela: apenas el 26 por ciento de sus calles está asfaltada. Basta alejarse quinientos metros de la plaza céntrica para encontrar las primeras cuadras de tierra. Varela no es una pequeña ciudad; con sus 206 kilómetros cuadrados es uno de los partidos más grandes de Buenos Aires, en el que viven 400 mil personas. La mitad de ellos no tiene agua corriente. Los que pueden se hacen su pozo de agua propio; los que no usan las canillas comunitarias. Además, el 70 por ciento de la población no tiene cloacas. Datos de un municipio que queda a pocos kilómetros del Congreso.
Es difícil encontrar por las calles vehículos con menos de 20 años de uso. Las agencias de autos ofrecen el viejo Fiat 600 a 500 pesos, el Ford Falcon de faros redondos a 800 y el Torino a 1000 pesos. En las villas y asentamientos lo que más se ve son carros. Cash contabilizó más de treinta vendiendo huevos, fruta, verdura, plumeros y otros enseres domésticos. También están los cartoneros y los botelleros. La falta de trabajo impulsa a la gente a salir a la calle a vender lo que sea. El intendente Pereyra señaló a Cash que es mal menor de la pobreza. “El problema -afirmó el funcionario– es que cada vez más muchachos jóvenes se dedican a vender droga para poder subsistir”. El cóctel de pobreza y droga aumentó la cantidad de robos violentos. El miedo de la gente se manifiesta en la actitud de los comerciantes, que atienden sus negocios sin abrir las puertas enrejadas.
A pesar del impresionante incremento de la desocupación y la pobreza en el partido, Varela recibe cada vez menos planes Trabajar y por montos más bajos. En 1997, contaba con 5600 beneficiarios y en la actualidad sólo recibe 4500. Además, el monto promedio de cada plan disminuyó de 244 a 176 pesos. Es tanta la necesidad de la gente que cada mes se forman larguísimas colas con personas que van el día anterior para ser los primeros en recibir el subsidio.