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Por Agustín Biasotti Se nos va el verano, y dentro de poco las playas y las plazas, las terrazas, los balcones y los patios dejarán de ser las vidrieras en las que se exhibe la semidesnuda humanidad de aquellos seres que, aletargados sus sentidos y transpirados sus movimientos, ofrecen con ingenua dicha sus cuerpos a la cálida y silenciosa violencia del sol. De la innegable peligrosidad de las radiaciones ultravioletas despedidas por el astro rey que bañan infatigablemente la superficie del planeta da testimonio el hecho de que el 90% de los casos de cáncer de piel responde a lesiones cutáneas previas causadas por una indiscriminada o inadecuada exposición a estas dañinas radiaciones. Es por eso que hay que romper con el mito de que el bronceado es sinónimo de salud afirma la doctora Rebeca Rubinson, de la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD); es necesario crear cambios hacia conductas más saludables en relación con la exposición al sol que nos permitan encontrar un punto medio: si bien el sol es fuente de vida, cuando nos exponemos a él en forma indiscriminada se convierte en nuestro enemigo. En otras palabras: si bien las radiaciones solares son indispensable pues al alcanzar nuestra piel desencadenan vitales mecanismos que dan lugar a la producción de vitamina D, bastan unos pocos minutos diarios para ello; más allá, la exposición excesiva o inadecuada a las radiaciones ultravioletas produce daños en las células cutáneas que cubren nuestro cuerpo, generando de esta forma lesiones que con el tiempo pueden devenir en tumores, más o menos agresivos, pero tumores al fin. De qué hablamos
cuando hablamos de tumores de piel Con respecto a los melanomas, éstos pueden aparecer sin ninguna lesión previa o sobre una lesión preexistente, que es generalmente un lunar. El melanoma es conocido por su brutal agresividad, ya que de no ser tratado puede conducir derecho a la muerte. Afortunadamente, los tres tipos de cáncer cutáneo son absolutamente curables si son diagnosticados en forma precoz. Es por eso que, además de una consulta anual al dermatólogo, estos especialistas recomiendan que las personas aprendan a examinar ellas mismas su propia piel en busca de lesiones cutáneas o de lunares sospechosos. El
ABCD de los lunares ¿Cuáles
son los signos a los que debe estar atenta toda persona? Los dermatólogos
los denominan el A, B, C y D de los lunares: Individuos de alto
riesgo Medidas preventivas
Si bien no suele ser tomada en cuenta a la hora de hablar de protectores solares, la ropa es uno de los dos elementos más útiles a la hora de poner la piel a cubierto de las radiaciones ultravioletas. El otro factor de tan obvio que es suele ser pasado por alto: el mejor aliado contra los efectos dañinos de la radiación ultravioleta es la sombra, señala Stenguel. En cuanto a los fotoprotectores solares es decir, cremas, lociones, son un complemento esencial, eficaz y necesario, porque hay muchas zonas del cuerpo que la ropa deja al descubierto; y, además, también son útiles para proteger la piel de los chicos que juegan al sol. Pero para hablar más en profundidad de los protectores solares, mejor pasemos al apartado siguiente. Protectores bajo
la lupa Un artículo publicado hace poco en la prestigiosa revista científica norteamericana New Scientist es un buen ejemplo de este constante debate en torno de los protectores solares. En dicho artículo, un grupo de biofísicos de la Autoridad Noruega de Protección contra la Radiación especulaba sobre el potencial riesgo que implica un producto presente en el 90% de los filtros solares para los rayos ultravioletas B; según los investigadores, dicho producto (denominado octil metoxicinamato o OMC) podría ser perjudicial para las células de la piel. ¿Cómo llegaron los estudiosos a dicha afirmación? En su laboratorio, los investigadores pusieron células de ratón en una solución de alcohol, a la que luego le agregaron OMC; acto seguido, irradiaron la solución con lámparas que simulaban la radiación solar. Resultado: ¡Horror, más de la mitad de las células de los roedores había muerto! Ni lerdos ni perezosos, los científicos noruegos salieron a decir que los protectores solares con OMC podrían tener efectos similares sobre las células humanas. Sin embargo, algo no cerraba. Llama la atención que los efectos adversos que cita el estudio no hayan sido mencionados previamente en laliteratura médica, siendo el OMC una sustancia que ha sido usada en forma masiva durante varias décadas y que fue testeada en múltiples ensayos, dice el doctor Stenguel. Todos los estudios sobre el tema siempre han remarcado la seguridad de estos productos, coincide el doctor Adrián Pierini, jefe del Servicio de Dermatología del Hospital Garrahan. Y, en este caso, los especialistas en dermatología recurren a la aclaración: Los resultados de un estudio realizado en animales no pueden ser directamente extrapolables al hombre; menos aun cuando han sido realizados en células de ratón cultivadas en laboratorio y se pretende extrapolar a células de piel humanas que se hallan en la piel. Conclusión
uno: la aparición de estudios que arrojen nuevas evidencias contrarias
a una extensa y bien asentada literatura científica no deben ser
descartados pero sí deben ser tomados con pinzas. ¿Y el agujero
de ozono? Y, sin embargo, dicha relación todavía no es tan clara o, mejor dicho, todavía no ha podido ser establecida y quién sabe si algún día será establecida. Por el momento, no existe ninguna estadística científica que compruebe que ha aumentado la incidencia del cáncer de piel en aquellas zonas en donde se ha medido correctamente la disminución de la capa de ozono, afirma el doctor Stenguel. No obstante, dadas las características de lo que es la gestación del cáncer de piel que implican que sería necesario esperar muchos años para que se geste un cáncer cutáneo como resultado de la disminución de la capa de ozono es demasiado temprano como para descartar la posibilidad de que eso sea cierto. En definitiva, uno puede decir que hasta ahora eso no se ha comprobado, pero no puede asegurar que aquello no ocurra en el futuro, señala Stenguel. Sucede que hay muchos factores que atentan contra la posibilidad de medir objetivamente la incidencia de la disminución de la capa de ozono sobre la piel. En primer lugar, explica Stenguel, la disminución de la capa de ozono es episódica: comienza en octubre y se recompone en diciembre. Eso es importante, ya que no estamos hablando de una población que está los 365 días del año expuesta a las altas radiaciones consecuentes del afinamiento de la capa de ozono. Además, en la zona sur del continente, que es donde se produce este fenómeno atmosférico, la gente ni siquiera se saca la camisa por el frío. Por otro lado, es muy importante también tener mucho cuidado al extrapolar la cantidad de días en que está el agujero de ozono: pues hay días en que está nublado o que llueve, hay días en que la gente no sale a la calle o está ocupada y sale cuando el sol ya no incide tanto, y además está vestida con lo que tiene su piel protegida. Son muchas las variables que hay que tomar en cuenta para ver cómo afecta a una población dada la disminución de la capa de ozono. Es un tema muy difícil de estudiar asegura Stenguel, al igual que lo es el estudio de la relación entre las camas solares y el cáncer depiel. Según este especialista la dificultad, en este caso, es que la misma gente que recurre a estos artilugios para estar siempre bronceado es la misma que se pasa toda el verano vegetando al sol. Y, entonces, ¿es la cama solar o es la exposición excesiva o inadecuada la culpable de los cánceres cutáneos que afectan a estas personas? El secreto de las algas
Las algas que flotan plácidamente sobre las superficies de los
apacibles espejos de agua del planeta guardan un secreto. Expuestas sin
tregua a las radiaciones ultravioletas del sol, las algas evidentemente
han desarrollado mecanismos celulares que son capaces de reparar el daño
que estas radiaciones le infligen al ADN de las células que recubren
su superficie.
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