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SEXUALIDAD

Pros y contras del sexo oral

Según médicos, expertos en sexualidad y practicantes de ambos sexos, las ventajas del sexo oral superan a las desventajas, ya que incluso para cada una de estas últimas hay una solución. A pesar de haber tenido su momento de clímax mediático con el affaire de la Casa Blanca, el sexo oral tiene una frondosa historia: ha sido desde hace miles de años un camino alternativo para que hombres y mujeres se den mutuamente satisfacción.

Por Marta Dillon

“¿Desventajas? ¿Cuál podría ser la desventaja?”, María José se lo pregunta sinceramente, aunque sin detenerse ni siquiera un instante a reflexionar, el sexo oral para ella no trae más que beneficios. Es lógico, con 31 años recién cumplidos, es de la generación de mujeres que creció al amparo de la famosa revolución sexual que desató la píldora -anticonceptiva, por supuesto, aunque sus beneficios llegaran a Sudamérica con retraso– y que creen que la pose del misionero, lejos de ser la indicada para las relaciones carnales, es un modo de andar por la vida haciendo caridad. María José, empleada de una empresa privatizada, forma parte del amplio porcentaje de personas que gozan de los beneficios de esta práctica de la que sólo un diez por ciento quedó al margen. Aunque los estudios son en su mayoría informales, desde el último Informe Kinsey, en 1995, hasta la encuesta permanente que pone en el ciberespacio la empresa Durex –la más importante fábrica de condones de Estados Unidos–, las estadísticas hablan de una progresiva aceptación del sexo oral en todas sus formas y para todos los géneros, sobre todo en la franja etaria menor a los 50. Y es que, como puntualiza la socióloga especialista en temas de sexualidad, Cristina Fridman, el “repertorio se va modificando en la medida que se modifican los contextos. Aunque la sexualidad siempre está reglada por los discursos hegemónicos –según la época, emitidos por médicos o confesores–, por lo que se dice y también por lo que se calla, este menú de posibilidades sexuales se va ampliando en la medida que se aceptan modalidades que pueden haber sido menos numerosas, pero nunca desechadas”. De hecho el sexo oral se instaló en el centro de los discursos –y hasta en el noticiero de la noche y la mesa familiar– luego de que el casi ex presidente Bill Clinton se viera obligado a confesar su affaire bucal con la becaria de la Casa Blanca Monica Lewinsky. Y lo mejor, es que fue perdonado, no sólo por su esposa sino también por la gran mayoría del pueblo norteamericano aun cuando en algunos estados, como el de Georgia, el sexo oral esté penado por la ley de la misma manera que las prácticas homosexuales o la sodomía, dentro o fuera del matrimonio. Paradojas, lo que para unos puede resultar aberrante, para otros ni siquiera tiene la categoría de coito. En nuestro país, hasta la modificación de la ley que describe y penaliza los “delitos contra la integridad sexual” –antes llamados “contra la honestidad”– no había acuerdo en considerar que obligar por la fuerza a mantener sexo oral era violación y sólo se lo consideraba abuso deshonesto, un delito con pena menor y excarcelable.
Que el sexo oral –y aquí cabe la aclaración: la misma expresión vale tanto para hombres y mujeres que dan y reciben– se haya incorporado al menú de las variables cotidianas de la sexualidad, no quiere decir deninguna manera que sea una práctica nueva. Desde los comienzos de la historia, en uno u otro hemisferio del planeta, han quedado pruebas de estos goces. Vasijas griegas y romanas, sarcófagos etruscos, miniaturas persas y grabados del antiguo Oriente, dan cuenta de que los humanos de todas las épocas estaban dispuestos a disfrutar de todas las posibilidades de sus cuerpos, aun bajo las distintas regulaciones existentes. En el Kama Sutra, por ejemplo, se consideraba al sexo oral y más específicamente, al sexo oral recíproco y al unísono –lo que el vulgo conoce como 69– como una práctica de esclavos o de las castas más bajas. En la antigua Roma existía una esclava, llamada Fellatrix, que como es obvio suponer, se dedicaba a brindar sus favores orales al amo. Según una visión antropológica, “gran parte de las variantes permitidas o no depende de la necesidad de asegurar la reproducción. En las sociedades en las que se valoraba la relación bucogenital, era necesario regular la reproducción, como por ejemplo en tribus nómades a las que los nacimientos dificultaban la movilidad”, asegura Fridman. León Gindín, médico y sexólogo, da cuenta también, de que el sexo oral no es exclusivo de los humanos, muchos animales lo practican e incluso hay un tipo de libélula que sólo copula luego de haber golpeado repetidamente la cabeza de su compañera contra sus genitales. “El dato sobre el mundo animal –dice Gindín– es útil para los que consideran al sexo oral como antinatural, aunque en plan de interpretación hay quien dice que lo que hacen los animales entra en el territorio de lo salvaje”.
A partir del affaire bucogenital en la Casa Blanca, fueron muchos los medios que se dedicaron a describir “el auge del sexo oral”, aunque, como suele suceder, se referían a la fellatio –vocablo que deriva del latín y del que huelga decir su significado–. Según trabajadores y trabajadoras del sexo, este auge es real en su profesión. “Es rápido, no hace falta desvestirse y no hay necesidad de pagar hotel”, dice Gabriela, una uruguaya que tiene su parada en el límite de Constitución, “lo malo es que ahora parece que las travestis son las que tienen la fama de ser las mejores chupadoras, pero yo te puedo asegurar que no es cierto”, aunque no es materia de comprobación. Si se revisa la generosa provisión de imágenes que provee la pornografía es evidente que aquel auge tiene como protagonistas principales a los varones y que las representaciones contribuyen a generar una idea de poder, de la que ellos son los beneficiarios, rociando con su simiente a mujeres que suelen estar expectantes y de rodillas. Sin embargo, para el sexólogo Adrián Sapetti, la fellatio no es en sí misma “una representación de poder. Depende de cómo se la practique y de que sea consensuada, así se convierte en un juego erótico”. Siempre hay intercambio de poder en una relación sexual y son muchas las mujeres que sienten que esa posibilidad de hacer disfrutar a sus compañeros es en sí mismo un arma de poder. “Cuando era un poco más chica –cuenta Marcia, 33– no podía salir sola a la calle, me decían de todo y yo sentía que mostrar mi boca era peor que estar desnuda” y es que la amplia boca de Marcia es lo que ella considera “su arma” y lo que la hace sentirse “poderosa”. Pero ese saber no tenía por qué ser compartido por cuanto piropeador suelto hubiera en la calle, que casi siempre acertaban con el mote que le endilgaban, aunque no con el tono peyorativo del término que a esta altura cualquiera puede imaginar.
Si los hombres encuentran en la representación de la fellatio un símbolo de su poder, las mujeres también hemos tenido en la historia a una particular “vengadora”. Se trata de la emperatriz Wu Hou, de la dinastía Tang –en China–, que reinó cerca del año 700. El antropólogo Edgar Gregersen y la investigadora en temas de sexualidad, Brenda Love, son quienes la mencionan en distintos textos y coinciden en que esta mujer dictó un decreto por el cual todos los funcionarios y dignatarios que la visitaban estaban obligados a hacerle un cunnilingus público. “Era una costumbre destinada a elevar a la hembra y humillar al macho de manera simbólica”, interpreta Love. Pero no era necesaria la emperatriz parasaber que incluso cuando se opta por estar de rodillas para ese acto, esto no quiere decir que sea humillante. En su poema “Celebración”, el músico Leonard Cohen da cuenta de otra interpretación: “Arrodíllate, mi amor, lejos debajo de mí,/tan lejos que pueda ver tu boca y tus manos/realizando la ceremonia,/ arrodíllate hasta que me derrumbe sobre tu espalda/ con un gemido, como esos dioses/ que Sansón derribó de las alturas del templo”.
A pesar de la incredulidad de María José sobre las posibles desventajas del sexo oral, las opiniones son tan diversas como las relaciones y al igual que las brujas, que las hay, las hay. Según los expertos, todas están relacionadas con la cultura y sus prejuicios, pueden ser salvadas con unos cuantos consejos útiles y son muy pocas en comparación con las “deliciosas ventajas” –al decir de Gindín– que trae esta práctica para los amantes. De algo es posible tener seguridades, el sexo oral –como el sexo en general– es un aprendizaje que se desarrolla en el tiempo y con otro a quien es necesario escuchar y aceptar.

ZICHY. Pareja en el preámbulo amoroso, 1901.

Ventaja 1: El sexo oral no depende de la erección y ayuda a controlar la eyaculación precoz.

Impotentes del mundo, ¡alegraos! No hay nada de qué avergonzarse, ni es necesario que la sangre acuda en torrentes a su órgano genital, “que un hombre no pueda mantener la erección no significa que no goce de las caricias húmedas que proporciona la fellatio” , dice León Gindín, quien asegura que en su experiencia clínica son muchos los casos de varones que solucionaron sus problemas de erección cuando descubrían junto a sus compañeras las posibilidades “de los besos ahí”. “Además corresponde al universo de las cosas deseadas, por un lado porque se abre el campo de experimentación a todo el cuerpo, a las intimidades más íntimas; y además el mundo de fantasías del varón es más variable y siempre está buscando nuevos lugares para sus genitales: en los pechos, las nalgas o la boca”.
Por otra parte, según el diccionario sexual de Brenda Love, “es frecuente que el cunnilingus sea utilizado por los hombres para controlar una eyaculación precoz a causa del tiempo de contacto genital necesario para que su pareja pueda experimentar el orgasmo; puede ser de veinte minutos o más”. Es decir que aunque en este caso no sea necesaria la erección ni siquiera retardar la eyaculación, sí es condición la paciencia. Pete Pappas, colaborador del último Informe Kinsey, asegura que para que la mujer llegue al orgasmo por esta vía “piense que tendrá que dedicarle de cinco minutos a dos horas” y que debe “prepararse para la escena entrenando los músculos de la lengua y variando el tipo de presión y lamida. No está participando de una carrera”.

Desventaja: Esos olores que pueden ser molestos.

Dice Roberto, músico, 37: “A mí nunca me molestaron los olores, pero entre hombres está ese chiste del olor a pescado o de decir ‘cerrá la pescadería’, despectivamente, refiriéndose a las piernas de una mujer”. “Es muy común que se crea que los genitales son más sucios que el resto del cuerpo, y no es verdad, no es menos higiénico besar los genitales que los labios”, sentencia Cristina Fridman, “la repulsión a los olores suele ser herencia cultural aun cuando esos aromas respondan a mensajes químicos impresos en nuestro cuerpo y que sirven para atraer”. Aunque este rechazo podría estar señalando una fobia sexual, no hay porqué considerar de manera negativa a quienes sienten cierta repulsión a los olores corporales. Hay múltiples recomendaciones para salvar esta desventaja: a las mujeres Gindín recomienda “no tener hábitos excesivos de limpieza porque producen olor. El jabón mata el bacilo de Döderlein, un limpiador natural que neutraliza olores y descompone la flora vaginal convirtiéndola en aminoácidos no pútridos”. La ropa interior de nylon y los protectores diarios también son contraproducentes, ya que retienen las secreciones enla vagina. Por lo tanto lo mejor es dormir con los genitales desnudos –o con dos gotas de Chanel Nº 5, como diría Marilyn– e higienizarse sin jabón.
Tanto cerca del glande como en el capuchón del clítoris se acumula una secreción llamada esmegma que produce los olores característicos. Para eso también el Informe Kinsey tiene su consejo: “Se puede eliminar el olor lamiendo durante cinco segundos. Podrá contener el aliento durante esos segundos, ya que el esmegma no tiene sabor fuerte. Relájese y disfrute dejándose embadurnar la cara con los zumos (de la mujer). Recuerde que no está jugando una carrera”.

HOLDSWORTH. Ciclo de los amantes nº 11, 1981.

Ventaja 2: El sexo oral es el mejor lubricante para la mujer (y ayuda a cicatrizar heridas como la episiotomía post parto.)

“Ninguna mujer debiera ser penetrada sin una adecuada lubricación”, dicen los sexólogos, poniendo esta condición para el coito en el mismo nivel de la “adecuada erección”, aun cuando sea menos visible. “Tantas veces se usa la saliva sobre el pene para facilitar la penetración, imaginen cuánta más lubricación brinda una sesión de sexo oral”, opina Gindín. Pero además, y hablando del cunnilingus –otro vocablo latino y popular– este médico sexólogo lo sitúa como “la más maravillosa solución a los problemas de orgasmo femenino –sólo el 50% de ellas tienen orgasmos con el único acicate de la penetración– porque provee estímulos puntuales a la zona más sensible de la mujer: el clítoris”. A pesar de que la relación bucogenital es un excelente lubricante, no quiere decir que la rutina sea siempre la misma. “Al principio yo creía que siempre era igual, primero sexo oral después el coito, a medida que vas aprendiendo te das cuenta de que todo puede darse en cualquier orden y que muchas veces eso es el coito mismo”, dice Roberto, el músico.
Cristina Fridman también recomienda esta práctica como una de las mejores para retomar las relaciones sexuales después de un parto, “no es raro que en esos casos el hombre tema lastimar a la mujer o que ella tema lesiones al punto de provocarle vaginismo –una contracción que hace imposible la penetración–. Por eso las maniobras orales genitales son ideales hasta que se cura la vagina”.

Desventaja: Los invasores inesperados.

Suele suceder que durante el transcurso de una fellatio o cunnilingus algo inesperado se aloje en el paladar o la garganta, no es nada extraño, son sólo vellos púbicos que se desprenden naturalmente, pero que pueden incomodar y hasta crear sensación de arcadas. En el diccionario sexual de Brenda Love se instruye a los amantes en este sentido: “Si se limpia exageradamente, se muestra tímido o tímida o permanece inmóvil, enviará a su partenaire una señal negativa. Una sugerencia es retirar el vello púbico de su boca disimuladamente. Se puede llevar a cabo lamiendo los muslos y depositando el vello allí”. También el humor puede ser un buen compañero en estos casos, ya que nada de lo que suceda en un acto sexual es completamente nuevo –recordemos que hasta en las cuevas de Altamira hay imágenes sexuales– y siempre es posible buscar la complicidad en lugar del disimulo. “De todas maneras –opina Gindín– siempre es reconfortante darse una buena ducha antes de iniciar el acto sexual, es amoroso y recomendable en estas épocas de calor y así es posible desprender el vello suelto”.
Para las chicas o para quienes eligen parejas masculinas hay otro invasor que a veces puede no ser deseado, se trata del semen. “Cuando era poco más que adolescente mis amigas decían que la mayor prueba de amor era tragar el semen. Lo intenté y no me gustó nada, fue horrible. Otra vez me pasó que no me di cuenta y lo sentí como una invasión”, Marcia tuvo que acostumbrarse a poner límites y a decidir cuándo y cómo terminar lafellatio. “Hay muchos signos de que un hombre está por eyacular si es deseo de la mujer que lo haga en su boca, el cuerpo se tensa, el pene se contrae, a veces late, incluso hay sonidos que emite el varón”, dice Fridman. En ese caso es posible retirar el pene de la boca, “una maniobra que las mujeres que trabajan de prostitutas conocen a la perfección porque así se protegen ellas de algunas enfermedades de transmisión sexual”, agrega Gindín.
“Hay personas a las que molesta practicar la felación porque tienen la sensación de obstrucción y náusea al introducirse el pene en la boca -dice el Informe Kinsey– (...) Se trata de un reflejo faríngeo. Existen dos remedios: uno es aferrar el cuerpo del pene de modo que controle la penetración del órgano en su boca, impidiendo súbitos movimientos de empuje. En segundo lugar, se puede reacondicionar ese reflejo mediante la inserción progresiva o bien practicando a base de introducirse en la boca un objeto cilíndrico o incluso los dedos”.

Ventaja 3: El sexo oral prolonga la vida sexual de las personas (y es útil para quienes padecen discapacidades.)

Existe un estudio realizado en Estados Unidos sobre una población de hombres y mujeres de más de 80 años. Se sabe que en esta franja etaria sólo el 12 por ciento mantienen una vida sexual activa ¿Y que tenían en común este porcentaje de personas? ¡Todos habían gozado –y gozaban aún– de las delicias del sexo oral! “Esta técnica es un poderoso estimulante, mantiene el pene erecto y así se oxigenan sus tejidos y se mantiene su vida útil. Además, psicológicamente, implica una capacidad permisiva más amplia y eso conlleva una vida sexual más plena”, argumenta Gindín. También los pacientes con diabetes de adulto –distinta a la que se padece desde la niñez– y que tienen problemas de erección pueden tener orgasmos a través del sexo oral. Y muchos con lesiones en la médula pueden estimular a sus compañeros o compañeras aun cuando tengan inhibida su zona genital. Como referencia baste recordar la célebre película Regreso sin Gloria y la más reciente, Carne Trémula de Pedro Almodóvar.

Desventaja: A través del sexo oral es posible transmitir enfermedades.

A través del contacto bucogenital se pueden transmitir muchas enfermedades como la hepatitis B, sífilis, gonorrea, herpes y en menor medida la infección por vih. “Cada una tiene posibilidades de transmisión distintas según las características del agente transmisor, y de las condiciones de las personas, ya sea el que transmite como el receptor”, dice Marcelo Losso, médico infectólogo responsable del servicio de Inmunocomprometidos del Hospital Ramos Mejía. “La gonorrea, por ejemplo, tiene una altísima tasa de transmisión”. En el caso del vih el riesgo es posible, se han documentado algunos casos –se pueden contar con los dedos de la mano– de contagios a través de esta vía, aunque no existen estudios que puedan dar un índice de posibilidades. “Las probabilidades son muy bajas, pero la recomendación es utilizar protección”, dice Losso. Probabilidades que varían en caso de que haya lesiones en los genitales o en la boca de quienes se entregan a aquellos menesteres. La protección es el preservativo para los varones y el campo de látex para las mujeres que puede hacerse cortando un condón y cubriendo la vagina. “Lo más común es la transmisión del herpes –dice Gindín– ya que puede ser un riesgo, tanto para quien da como para quien recibe”, algo que no sucede en el caso del vih o la hepatitis, ya que no hay ningún caso registrado que se haya contagiado de alguien que brinda sexo oral, ni tampoco por sexo analingual.

Ventajas y desventajas del 69

Aun cuando el término –mejor dicho el número– pueda resultar soez no hay mejor forma para describir el acto en que dos personas se entregan a los placeres bucogenitales al mismo tiempo. Si se mira el número con atención es posible descubrir porqué se lo eligió para representar esta práctica y porqué se lo usa hasta en los más elegantes tratados sobre sexualidad. La ventaja principal es que resuelve una queja común en cuanto al sexo oral, que es placer para uno y por separado. En este caso los amantes pueden prodigarse caricias húmedas al unísono, y si logran acomodarse –los sexólogos recomiendan hacerlo de costado– durante el tiempo que quieran. Las desventajas están relacionadas con las diferencias de estatura y con la imposibilidad de registrar las reacciones del otro. Hay quien dice que se distrae o que pierde concentración. En cualquier caso la distracción o la falta de registro pueden preparar el terreno para lo inesperado. Nada mejor que una buena sorpresa para quienes creen que ya lo han aprendido todo.