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Se llevó a cabo otra edición de la Buenos Aires Fashion Week, con viejos y nuevos participantes. Entre ellos, los rosarinos de Varanasi y la marca de diseños de cuero Uma estrenaron alianzas con sectores de la industria textil para desarrollar colecciones en materiales exclusivos. Diversas estrategias para afrontar la crisis.

Por Victoria Lescano

Nuevos materiales, nuevas alianzas, nuevas señales de marketing pueden leerse como soluciones en tiempos de crisis, o como otro eslabón de los sofisticados mecanismos de la moda. Las alianzas entre industriales y diseñadores locales son excusa argumental de desayunos para prensa, campañas gráficas en calles y subterráneos, y llegaron a vestir la fachada del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires con una superficie de tela.
Las consecuencias de esta nueva guerra –anticipada por la moda bandera y el camuflaje que invadió pasarelas en el 2000– ya provocaron descenso en el consumo de fetiches Gucci y Prada, y según el New York Times “ahora hay listas de espera en cursos de crochet y actividades manuales, porque después del 11 de septiembre las mujeres se plantean qué van a dejar a sus nietas, si el celular último modelo o una frazada o un suéter tejido con sus propias manos”.
Aquí, con bombardeos sin pausa a la economía, algunos diseñadores se refieren al diseño en tiempos de racionamiento. Mario Buraglio y Víctor del Groso, diseñadores de Varanasi, anunciaron que buena parte de su colección verano 2002 con que participaron la semana pasada del Baaf Week fue desarrollado con hilados de modal aportados por la firma austríaca Lenzing. En esa ocasión hubo un breve desfile en un auditorio de la calle Arenales y todas las cronistas pudieron ver y tocar esa fibra que se obtiene de madera de la haya y se procesa en una fábrica ubicada a 80 kilómetros de Salzburgo, aplicadas a vestidos sublimes; los Varanasi también dieron a conocer sus ventajas (alta resistencia, larga duración -dicen que no se apelmaza ni reproduce pelotitas con el uso–, es absorbente y no produce alergia). Días después, una de las caras del estudio Puro Moda (representantes de la firma austríaca en la Argentina), la productora María José Wille Bille, viajó a París para mostrar las prendas en el salón Première Visión y también para cotejar diseños de los rosarinos con otros autores internacionales.
Mario Buraglio habla de construcciones con modal desde el flamante local caja blanca de La Quadra –Jorge Newbery 1600– y relata su método de trabajo: “Toma muy bien los colores, en verdad toma unos colores preciosos y eso que el hilado nos llegó en su mayoría en colores horribles. Para que estuviera en sintonía con nuestra colección y su leitmotiv, citar los pliegues y las huellas digitales, reproduciendo los colores de la piel clara al bronceado absoluto, le hicimos de todo, lo desteñimos en bateas gigantes con hidrosulfito, una sustancia con olor espantoso que no maltrata la fibra y le quita el color. El proceso posterior fue como aplicar pintura con una espátula. Recorté el modal como si fuera una cinta y lo apliqué como pinceladas de textura y colores, creando grafismos. Mezclé cintas de modal sobre el tul sin planchar para que se enrosquen y den sombras...”.
Y sobre las estrategias de alianza de industrias y diseñadores, agrega: “Acá el modal se usa desde hace un tiempo, aunque no aparezca en las etiquetas y los consumidores todavía no tienen conciencia, lasposibilidades son infinitas, lo interesante sería trabajar desde el hilado y el tejido, porque los materiales tienen potencialidades que alguien tiene que despertar y el creativo está casi al final del proceso”.
Vale aclarar que los diseñadores rosarinos que durante los ‘80 provocaron éxodos de ejecutivas a Rosario en busca de su sastrería pasan una vez más de los dictados de la temporada. “Son vestidos de tipología libre, trabajamos plegados fruncidos, tules que aparecen y desaparecen en los pliegues, regidos por la asimetría orgánica y ésa es nuestra rebeldía frente al furor de la simetría que hay en las vidrieras.”
–¿Qué temas bocetaría si hoy planteara una colección centrada en tiempos de guerra?
–Las verdaderas consecuencias, las profundas, se van a reflejar en las próximas temporadas; para mí, éste es el inicio de una segunda Edad Media con la diferencia de que hay telecomunicaciones. Estimo que va a haber un repliegue, el hecho de que la gente no quiera viajar provocó que en los desfiles europeos hubiera pocas modelos internacionales y eso va a incidir en el consumo. Por otra parte, muchas de las argentinas de alto poder adquisitivo que viajaban a comprar a Estados Unidos, ahora empiezan a hacerlo en Buenos Aires.
Para complementar esa teoría vale mencionar las cifras de venta de la flamante Casa Armani en Buenos Aires, que –según el diario La Nación– facturó el sábado siguiente a la apertura 80 mil pesos.

Lycra se estira
Internacionalmente, la firma Lycra avaló colecciones recientes de Calvin Klein, Giorgio Armani, Hugo Boss, Roberto Cavalli, Reinaldo Lourenco y Alexandre Herchcovitch en las semanas de la moda de San Pablo, Nueva York, París y Milán. La división argentina de Lycra, por su parte, armó un espacio en el acceso del maratón de moda del Grupo Pampa y vistió maniquíes con desarrollos by Trosman Churba, Mariano Toledo y Uma. “En los últimos años, los diseñadores locales han tomado un lugar muy importante en la trama de la moda. Prefiero hablar de trabajo conjunto en el que ambas partes –Dupont Lycra y el diseñador– invierten tiempo, esfuerzo, gente y dinero, más que de auspicio. Mi función es buscar oportunidades de mayor uso de Lycra y sus nuevos productos en todos los eslabones, marcas, diseñadores y confeccionistas”, explica Cecilia Blanco, responsable de Comunicaciones de Lycra. Esos nexos que hoy incluyen a Kosiuko, Cheeky, jeans de la firma Ayres, una colección de Lycra con cuero desarrollada por Uma y también la colección de blanco con Tyvek de Toledo, textura que simula papel y Neotis con apariencia rugosa y primitiva. El diseñador las mostró el último día de desfiles con modelos con pelucas blancas tejidas por Jazmín Calcarami, zapatos que emulaban unos de Schiaparelli y Perugia circa 1938 y bellos vestidos drapeados y con estampas de códigos de barra.
Carolina Ainstein, diseñadora de Uma, se refiere a los disparadores en su colección de remeras con cuello halter, faldas, chaquetas y pantalones de cuero con Lycra que matizó en su colección 2002 con faldas de organza celestes y carteras de noche que en su interior esconden engranajes de patitas de anteojos. “El material es cuero de oveja con Lycra que sólo elaboran dos curtiembres francesas, con la particularidad de que el color asoma desde abajo y se modifica al caminar. Primero nos mandaron el catálogo y yo elegí el negro con celeste y bordó. Las ventajas son infinitas en prendas como el pantalón y ya no es imprescindible forrarlo en la rodilla para que no haga efecto bolsa con el uso. Para el invierno planeo aplicarlo a botas y tapados largos.”
Para más ejemplos de alianzas y sponsorships de la moda local bastaba con visitar percheros del BAF. En el stand para caballeros de Hnos. Estebecorena, las camisas derivadas de guayaberas con dénim y gabardinas de Alpargatas, en la apuesta victoriana de Fachinelli las telas de SantaConstancia y los tejidos de Darlene en vestidos, cardigan y chalequitos para pasear por el Rosedal o el Hipódromo maquillados de blanco.