TERRITORIOS Pataconia al sur La literatura de Bahía Blanca parece despertar de un largo letargo, gracias a la acción de un par de grupos independientes que trabajan para colocar a una ciudad atenazada por la Base Naval de Punta Alta y el insalubre polo petroquímico en el mapa cultural de la Argentina. POR MAXIMILIANO CRESPI, desde Bahía Blanca �¡Qué lindo es ver la juventud vivir su esclavitud con tanta libertad!�, dijo no sin razón Charly García, en su última presentación en Bahía Blanca. Y, sin embargo, parecería ser que a pesar de los obstáculos que ciertas instituciones ponen en el camino, las voces de la nueva literatura bahiense ya son inocultables. Bahía Blanca es una ciudad en la que, como en todos lados, los centros de poder producen lo real a través de la transformación técnica de los individuos que la componen. Una sociedad en la que el acatamiento a esta �realidad� es, en mayor o menor medida, general. De ahí que en un mapa de sus manifestaciones literarias resulte inevitable hablar de sus centros de producción y distribución de textos; esto es, de sus instituciones. Es decir, del monopolio de un diario como La Nueva Provincia y su suplemento informativo de una sola página, sobre el cual demorarse una línea más resultaría ya un exceso. O del reducto grecorromanicista que constituyen desde hace tiempo las humanidades en la Universidad Nacional del Sur o de las actividades que realiza, y deja de realizar, la Secretaría de Cultura de su Municipalidad. LA CASA DE LOS MUERTOS Escindida, geográfica y políticamente, de los sectores sociales en los que se produce y reproduce la literatura y la cultura en general, la Universidad ha pasado a ser un monumento histórico más. Estructuralmente desfasada, con planes absolutamente inflexibles, que datan de hace más de veinte años, diagramados y autorizados por altos funcionarios de la dictadura militar, con bibliotecas muy poco actualizadas que reciben nada �o casi nada� de la producción teórica o literaria de las últimas dos décadas, con libros que sólo ingresan a sus catálogos y con una publicación fuertemente conservadora, Cuadernos del Sur �cuyo comité editor estuvo, hasta no hace mucho, conformado en su mayoría por difuntos�, la universidad nada tiene que ver con la cultura. En sus recintos sólo se �lee�, y sólo se lee narrativa, y sólo narrativa de no menos de veinte o treinta años de antigüedad. En una palabra, sólo se lee a los muertos. En el mismo orden, la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de Bahía Blanca realiza sus actividades sin proyecto cultural alguno. Se publica y/o auspicia todo �o casi todo, depende hasta donde dé el presupuesto� por orden de llegada y sin ningún tipo de criterio de selección, siguiendo el principio, según asegura Estela Marramá, encargada del Fondo Municipal de las Artes, �todos deben tener su oportunidad. Nosotros no somos quiénes para juzgar nada. Es el público el que, en última instancia, debe decidir qué es bueno y qué no�. La municipalidad distribuye el presupuesto (que sólo en el área del Fondo Municipal de las Artes supera los 70 mil pesos) de acuerdo con esas pautas. Así es que bajo una misma secretaría han sido promovidas indistintamente obras tan disímiles como el notable Berreta de Marcelo Díaz y el incalificable Hay un tiempo para... de G. Villada (con prólogo de José Narosky). Aun así es preciso destacar que, en el marco del Taller Municipal de Literatura, se realizó un �Encuentro con Autores Nacionales� con la presencia de Isidoro Blaisten, Juan Sasturain, Marcelo Di Marco y Liliana Heker. Y, a pesar de que la tendencia de la municipalidad sea en un principio, según fuentes oficiales, la de direccionar los fondos para �cubrir un programa de asistencia y apoyo a bibliotecas populares que, dada la situación económica actual, han sufrido un deterioro notable y que deben afrontar gastos de mantenimiento, equipamiento y refacción�, se ha creado el Programa Municipal de Ediciones de Cultura que comprenderá tres series: una serie llamada Pago Chico dedicada a la reedición de �clásicos locales� ya agotados; la serie El Premio para la difusión de obras de escritores locales �consagrados�, �merecedores �según consta en la ordenanza� de distinciones alcanzadas por la participación en concursos organizados en las distintas áreas que conforman la Subsecretaría de Cultura�, y Todos los Fuegos el Fuego, una serie de selectas antologías de escritores sin recursos económicos para editar sus escritos. LOS NUEVOS MONSTRUOS La actitud tradicionalista y conservadora, con tendencia a eternizar la más rancia cultura, que se repite en casi todas las instituciones bahienses, tiene como contrapartida la aparición de nuevos espacios de producción y difusión cultural. Así, en el marco de una situación no muy diferente de la actual, nació en 1995 el espacio VOX, fruto del trabajo comenzado años atrás, aún en plena dictadura militar. Situado en lo que alguna vez fue una carnicería, es actualmente el espacio que mejor presenta la cultura bahiense más allá de los límites de la ciudad. La revista-objeto que publica periódicamente VOX no necesita ningún tipo de presentación y es ya una de las más reconocidas dentro del canon actual de la poesía. Además, dentro del marco de su espacio se organizan eventos culturales de todo tipo. No cabe duda de que VOX, que según su director Gustavo López empezó siendo un proyecto �chiquito�, se está poniendo �grande, como boca de pescado�. Con el patrocinio de la Fundación Antorchas, la Fundación Senda �soporte institucional del Espacio VOX� otorga becas y realiza talleres de análisis y producción poética de los que han participado, entre otros, Arturo Carrera y Delfina Muschietti. Además se promueven y editan algunas obras insoslayables en el panorama de la poesía argentina actual, como Seudo de Martín Gambarotta, Cuadernos de Lengua y Literatura de Mario Ortiz y Mamushkas de Roberta Iannamico, que son el principio de una serie en la que, entre otros, figuran Ultimas mudanzas de Laura Wittner, Bestiario búlgaro de Mario Arteca, El universo de Gabriel Reches, Calas de Germán Carrasco y el ya mítico Diario del fumigador de guardia de Arnaldo Calveyra. Anahí Mallol, Sebastián Morfes y Washington Cucurto son otros nombres que se pueden encontrar en la revista VOX, en su espacio virtual y en los próximos proyectos editoriales. Por otro lado, existe un grupo de narradores independientes que, como Claudio Dobal con Carnival (cuentos), Fabián Wirscke con Diario mutilado (novela), Luján Stasevicius con Extraños sucesos de una vida cualquiera (cuentos), Bruno Fernández con Locau (cuentos) y El anarquista uruguayo (novela), apuesta a una �politización� de la ficción. Los narradores mencionados, y algunos ensayistas igualmente preocupados por la relación entre literatura y política, participan de la redacción de la revista Arjé. La situación que le toca enfrentar a la nueva literatura bahiense, no podría ser de otra manera, es difícil. Pero como dice una vieja canción: �Lo que está y no se usa nos fulminará�. En un país en que la cultura �y no sólo la cultura� se cae a pedazos, se hace necesario imaginar nuevas formas de apropiación y producción de lo real. |