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Jueves 8 de Febrerode 2001

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FAVIO POSCA, ACTOR TODO TERRENO, ESPECIALISTA EN PROVOCACION

Ojo, éste no es un muchacho fácil

Personaje 1. “La historia de Chapita y Sabañón es un malambo electrónico. Son dos payasos de la plaza que antes robaban estéreos y ahora te achacan la casa: es una especie de homenaje a La Naranja Mecánica, pero en el 2000. Se mandan a una casa y se violan a la mina, matan al chabón, le quiebran el cuello a la mucama y se la cogen muerta. Hacen un descontrol, los pibes. Y todo eso es como una pequeña ópera.”
Favio Posca está en Mar del Plata, su ciudad natal, con un espectáculo en el teatro La Subasta que se llama Mama éstá presa, así, acentuando el verbo en las dos vocales, porque “tiene que ver con los genitales y con lo que soy yo, onda ‘chupate ésta mandarina’. Aparte, en el espectáculo hay varias madres. Trato de desmitificar a la madre como una figura que está ahí arriba, veo madres desde otro lugar, como seres humanos con errores que a veces te queman la cabeza. Y hablo de hijos con la cabeza quemada, todo encarado con mucho rock y mucho humor”.
Es un personaje raro Favio Posca. Actor del under que saltó a la fama en la televisión, con Nicolás Repetto y “El Perro”, su personaje más popular, para después entrar en “Gasoleros” y llegar a filmar con Adrián Suar películas comerciales como Apariencias o Cohen Vs. Rossi. Vive en un barrio privado de San Isidro, además. Decisión que tomó, dice, “para tener tranquilidad. “Y cuando tuve a mi hija, para que ella pueda jugar al aire libre y eso”. Por supuesto, cerca de su casa hay una villa: cuando sale a correr y pasa cerca, los pibes que están ahí tomando cerveza le gritan “aguante”. Al mismo tiempo, en sus espectáculos teatrales (El Perro que los Parió, Boster Kirlok y ahora Mamá éstá presa) revisita personajes marginales, violentos, locos, en el borde, manejando lenguajes callejeros y carcelarios. “Yo tomo ese uso de los personajes y el lenguaje desde de tres partes: de cosas que he escuchado, cosas que he vivido y cosas que imagino. No es verdad todo lo que digo, pasa que la imaginación parte de una base, son jergas que invento, que tienen que ver con el inconsciente colectivo. Soy un estudioso de la jerga callejera, por eso me es tan natural hablar de eso. Siento admiración por la calle, me intriga mucho lo marginal, desde pendejo. Pero yo no soy tan marginal ni tan callejero, por ahí es más el poder de observación que tengo que las cosas que realmente viví. Si me voy a Londres me voy a clubes clandestinos, no a Picaddilly, o me voy andar en subte hasta altas horas de la noche y veo cosas que un turista no ve. Soy muy culo inquieto por ese lado. Me interesa ese tipo de turismo.”

Personaje 2. “En Londres hay un montón de gente joven, bien vestida, que pide en la calle, todos sentados sobre colchitas. No son como los crotos de acá: parecen estudiantes, y no están borrachos ni nada. Aparte tienen como posturas para pedir. Yo los rescaté en el espectáculo, con una música ambient: hay una sección de diferentes poses de pedir. Y enseguida cambia y transpolo a un pibe que pide al que bauticé ‘La Araña Manca’, pero es brasilero. Es lo mismo en otra parte del mundo. Vive en una favela y para poder comer comercializa su culo, le dice a la gente que experimente con su culo, que él lo contrae, en fin, que es bárbaro. Está bueno transpolar y tomar gente del mismo palo pero tan distinta. Y el pibe éste habla de las favelas y lo que pasa con la policía. Le dicen ‘La Araña Manca’ porque la policía lo agarró una vez y lo cagó a patadas en el orto, lo bajó a patadas de una favela y lo dejó desmayado en hora pico en una avenida. Esquivó el primer camión y el otro, pero el tercero lo levantó y estuvo 7 minutos y medio en el aire. Cuando cayó estaba todo quebrado. Estuvo como dos años enyesado pero cometieron el error de pegarle los dos omóplatos de un lado, entonces tenía los dos brazos del mismo lado. Hasta que se los pusieron en el mismo lugar.”
Todavía hoy, cada vez que Posca estrena un espectáculo, se lo acusa de nihilista, de excesivo. A él no es que le importe. Es cierto, mucha gente que va a verlo cree que sus espectáculos tienen que ver con lo que hacía con Repetto, o lo conocen sólo por haber sido “Bambi”, en “Gasoleros”. Y por eso muchos se levantan y se van. “Yo no hago más que, desde mi óptica, reflejar la realidad. Mamá éstá presa es muy violento, pero también es muy vertiginoso, tiene mucha imagen y una información acorde a la que estamos recibiendo, sobre todo la gente joven. Tal vez hay gente que dice que es demasiado crudo. Lo que sí me han criticado es lo descarnado de decir las cosas por su nombre, mucha gente no está acostumbrada a eso. No suelo recortar, hago cosas en profundidad y tengo un montón de ópticas, y no me pongo en un lugar de ‘esto está bien’ o ‘esto está mal’ ni de panfleto. Ni de bajar línea. No es mi estilo, yo muestro las cosas como las veo. No juzgo ni tengo que explicar nada y mucho menos ayudar a pensar a la gente, quiero que piensen solos. En El Perro... y en Boster... me pasó que los tipos que vienen con una imagen mía más pasteurizada, o se quedan y aplauden de pie o se van a los cinco minutos. El espectáculo en este caso se divide en tres partes que se unen. Una es la parte más rocker, que es la que tiene que ver con los agujeros en la cabeza de la gente, por relaciones familiares o humanas. Esa gente que no tiene retorno. En la segunda parte me meto en lo social: a mí siempre me gustó meter la cabeza en lugares inaccesibles, como una villa, donde se puede entrar o es difícil salir, depende la hora. Me gusta rescatar a esa gente marginada, y hablar de ellos, hablo de la gente sin salida. Ahí meto un par de hip hops porque me parece lo más callejero. El tema se llama ‘Sin salida’ y es bastante duro y crudo pero yo siempre cabalgo sobre lo dramático y la risa o la convulsión, eso de que no sabés de qué te estás riendo. La letra de esa canción dice ‘No hay salida para la niña de la villa/no hay salida para la gente de la casilla/ ven niña, el padre quiere ser tu amante’. En la tercera parte me voy a Europa, es totalmente Amsterdam y musicalmente entro en lo electrónico, lo trance, lo industrial. Al final, después de un apagón hay un bonus track que es un regalo para los fans: aparece ‘El Perro’ con una bata negra y todo termina super arriba. ‘El perro’ tiene burlesques en Amsterdam desde hace más de cuarenta años. Está en el sexo de noche, y la cadena más importante de burlesques clandestinos la tiene acá.”
Este nuevo espectáculo lo está produciendo él mismo, algo así como un ensayo indie pero teatral. “Lo veo como una inversión”, dice. Cuando termine el verano lo estrenará en Buenos Aires, probablemente en el Complejo La Plaza, como siempre.

Favio Posca nació en Mar del Plata, pero cuando era chico vivió en La Falda. Ahí pasó diez años sin televisión, porque había problemas con la antena. Entonces leía en una biblioteca. Era solitario, entre otras cosas porque es hijo único, y lo sigue siendo. No le gusta salir, por ejemplo.
“Soy ermitaño, no voy a muchos shows acá, por ejemplo, y eso que soy fanático del rock. Vi a Babasónicos un par de veces, pero en general sólo salgo si viene una banda internacional. En otros países sí ando de noche, como loco. Sobre todo en Londres, en Amsterdam, que me encantan. Pero acá... Uno labura en un medio y ya saluda gente todo el día. Después tenés ganas de estar tranquilo.” Es amigo de Repetto y Suar, pero más de visitarlos en su casa. Y en sus espectáculos trabajó codo a codo con su esposa, María Luisa, psicoanalista que “tiene un criterio muy amplio, sabe cómo encarar. Estéticamente coincidimos. Es un placer trabajar con ella, es una artista y la respeto mucho. Es una de las pocas personas que respeto su criterio y en las que puedo confiar. Soy muy cerrado y no confío en casi nadie a la hora de hablar de algo mío, soy muy receloso, pero mal. No soy muchacho fácil, para nada”.
En Mamá éstá presa, Posca hace un strip tease. Es que en la tercera parte del show se monta una especie de sex shop sadomasoquista pero “todo inventado, no quería caer en lugares comunes, ni que nada pareciera real. Al mismo tiempo quería que los objetos parecieran posibles de usar. Son porongas gigantes pero muy modernas y originales. Las mandé diseñar. Nos pusimos con Negrín el escenógrafo, y tuvimos que tirar casi toda la primera tanda de porongas, porque eran muy reales. Pero ahora encontré lo que buscaba”.

Personaje 3. “Tengo muchas madres. Tengo una catamarqueña que descarta a casi todos sus hijos, y a los que no los usa de mula. Y también me metí a hacer un poco de teatro terror: hay un pibe que debido a una relación que tiene con la madre se la termina cogiendo y curten un año. Ningún Edipo, nada, todo bien. Al final la echa a patadas en el orto porque se cansa, y a partir de ese momento empieza a tener pesadillas vívidas, no sabe qué es realidad y qué es ficción, y empieza a confundir. Al final del cuento la madre se lo termina morfando. La madre aparece en forma de monstruo y se lo come, y el monstruo canta una cosa que se llama ‘I Love Your Ass’. También maticé con personajes clásicos como la mamá de Carlitos, una madre cordobesa, pero en otra situación: se tomó un par de hongos, está alucinando mal y lo caga a pedos a Carlitos porque no le avisó que eso no se podía tomar.”
No le interesa mucho volver a la TV, salvo que el proyecto “esté bueno”. Es que “no tengo la sed ni la abstinencia de la tele. Salvo lo de Borenstein (‘Tiempo Final’) hace un año que no hago televisión. Y no es que no me guste, me encanta, pero mientras sea interesante, porque si no me siento encerrado. La tele es rating, no se lo puede negar, sería una estupidez hacerlo. Y lo de ‘Tiempo Final’ estuvo bueno porque hice algo distinto. Era un ladrón, claro, pero no un marginal. Era un sacado al que le gustaba hacer alpinismo en los edificios. En Brasil hacen algo parecido: se tiran de los últimos pisos de edificios, con paracaídas... Obviamente está prohibido, y aparte se dan unos golpes terribles, porque es poca distancia. Entonces los esperan amigos abajo con unas combis, y cuando caen con el paracaídas, los meten ahí y se los llevan rápido, para evitar a la policía. Algunos se hacen mierda, obvio. Yo tenía esa imagen reloca en la cabeza y trabajé con eso para ese personaje, un chabón que se copaba con meterse en casas a afanar pero por la aventura de trepar. No era un viejita, era un sofisticado”. Quizás volvería a hacer tele con Suar, si el proyecto lo conforma. “Con Suar laburo cómodo, muy libre: él tiene confianza en lo que yo le puedo dar, y los productos salen buenos. Y nos cagamos de risa.”
Además, Posca acaba de editar un disco. Se consigue sólo después del espectáculo. “Una cosa bien punk”, proclama. El disco, que es la banda de sonido de Mamá éstá presa, son 14 canciones propias ejecutadas por Deluxe, y con invitados como Carca (“es como el power del rock nacional, tiene la mística de Invisible pero moderno, y es visualmente impresionante”) y músicos de los Babasónicos y El Otro Yo. “La idea de sacarlo con una discográfica no me entusiasma, no me quiero enrolar en una que después no me gusta. Hay que tener cuidado, firmás un contrato... Por ahí hasta me aburro. Yo en lo que hago canto en vivo y mezclo como quiero todo, no sé si quiero tener una banda. Me quedaría con ganas de hacer cosas. En el disco la música y obviamente las letras son mías y los chicos ejecutaron y pusieron onda y creatividad. Yo escucho, dentro del rock, muchas cosas: me gusta el rap, el funk, lo electrónico, el punk rock, el electro punk. El otro día me compré los de Finley Quaye, Fatboy Slim, Macy Gray, PJ Harvey, Patti Smith... La vieja se la rebanca, es una indígena blanca, y es relinda a su manera, es bien interesante como mina. También me alucina el hip hop: el rap tiene que ver con lo teatral en el sentido del decir. En este espectáculo desde la música digo muchas más cosas que en mis espectáculos anteriores. Cada letra es una historia o una pequeña película, o una ópera. También hago cuartetos, porque me crié en La Falda. Tengo una cosa innata con el ritmo, los hago en media hora. A la hora de la verdad no es la música que me gusta escuchar, pero los compongo con toda dignidad y respeto. La cumbia no me gusta tanto. El cuarteto es más stone, me parece.”