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             LOS 
              DIAS DIFICILES DE LOS NEGROS ARGENTINOS 
            COLOR 
              HUMANO 
            Habrás 
              escuchado varias veces eso de que “no hay negros en Argentina”. 
              Sin embargo, los descendientes de africanos son más de un millón 
              y medio en el país y a diario tienen que toparse con toda clase 
              de aberraciones racistas y discriminaciones algo más sutiles. Basta 
              hablar con los involucrados y entrometerse en algunos casos de injusticia 
              para descubrir el peor lado del ser nacional. 
            
            POR 
              CRISTIAN VITALE 
            La mayoría 
              de los argentinos piensa que en el país casi no existen descendientes 
              de africanos, que los negros acá son cosa del pasado, seres 
              congelados en manuales de primaria vendiendo mazamorra o sirviendo 
              a los ricos criollos del siglo XIX. En realidad, se calcula que 
              hoy, los afrodescendientes en Argentina son entre 1.500.000 y 1.800.000, 
              casi el 5 por ciento de la población total del país 
              (si a esas cifras se les sumasen mestizos y amerindios, el porcentaje 
              ascendería al 15 por ciento). Esos fueron los resultados 
              que obtuvo Laura Fegelman, una genetista argentina radicada en Oxford, 
              Estados Unidos, al realizar un estudio que parece destinado a contradecir 
              el proyecto positivista, blanco y occidental encargado de contar 
              la historia oficial en las últimas décadas del siglo 
              XIX. Es común en Argentina decir que no hay negros, 
              y esto no es así, coincide Eugenio Zaffaroni, titular 
              del Inadi (Instituto contra la discriminación, la xenofobia 
              y el racismo). Son muchos y es verosímil que alcancen 
              ese porcentaje.  
              Una parte de los negros que vive hoy en Argentina, como el ex cantante 
              de Todos Tus Muertos, Fidel Nadal (ver aparte), son tataranietos 
              o choznos de esclavos del siglo XIX. Otros son descendientes de 
              nuevas inmigraciones ocurridas en la primera mitad del siglo XX. 
              Muchos se replegaron en varios sitios del conurbano bonaerense como 
              La Matanza, Moreno o Merlo, y también en varias provincias, 
              entre ellas Córdoba, Corrientes y Santa Fe. También 
              existe una importante comunidad de caboverdianos en el país, 
              hijos o nietos de aquellos que llegaron como mano de obra barata 
              para trabajar en la actividad pesquera de los puertos argentinos 
              más importantes. De hecho, existen comunidades negras hijos 
              de inmigrantes llegados en la primera parte del siglo pasado 
              que habitan en derredor de los puertos de Dock Sud, Ensenada, Rosario 
              y Campana.  
              En una escena que tritura el mito acerca de que no hay negros en 
              Argentina, el No se sentó con siete afrodescendientes que 
              contaron sus historias en un bar bastante coqueto de Avellaneda. 
              Cuando se levantaron, todos juntos, enfilaron hacia la puerta mientras 
              los parroquianos, casi todos, clavaban la mirada en ellos. Un hombre 
              de unos 50 años murmuraba algo a su mujer mientras se rascaba 
              la rodilla. Otro, en una mesa cercana, se tocaba su anillo de oro. 
              Supersticiones racistas. Los siete negros argentinos ni se inmutaron. 
              Estamos acostumbrados a esto, es una forma sutil de discriminar, 
              dijo Miriam García, la voz cantante del grupo. 
              Así es: el sueño cosmopolita parece no incluir a todos. 
              Detrás del formalismo jurídico y la a veces forzada 
              corrección política, se esconde un alto grado de xenofobia. 
              El porcentaje de africanos o descendientes en Argentina aumentó 
              significativamente en los últimos años. Por eso digo 
              que el país se va a convertir en un caldero social. Los ataques 
              a los negros son cada vez más frecuentes, nos atacan igual 
              que a los descendientes de aborígenes. Esta es una sociedad 
              bastante intolerante. Además, no sé por qué 
              se impuso la idea de que no hay más negros en Argentina, 
              se queja amargamente Miriam. 
            El padre 
              de Gerardo Libramento emigró de Cabo Verde .-un archipiélago 
              de Africa del Norte, de apenas 400 mil habitantes a la Argentina 
              en 1950. En aquel entonces, el país precisaba mano de obra 
              para trabajar en los barcos. Así fue cómo don Libramento, 
              hundido en la pobreza de su país de origen, decidió 
              instalarse en Dock Sud. Tuvo un hijo y lo llamó Gerardo. 
               
              Gerardo nació y se crió en el Docke entre 
              petróleo, agua podrida y limitaciones de todo tipo. Sin embargo, 
              las circunstancias no le impidieron desarrollar su carrera de actor. 
              Primero fue extra, y le fue bastante bien, pero después, 
              cuando estaba creciendo en el rubro, empezó a tener problemas. 
              Tengo un juicio hecho por discriminación, agresión 
              y amenaza de muerte. Fui discriminado, golpeado, amenazado y perseguido 
              psicológicamente. Los del sindicato de extras alegan que 
              las producciones de los canales no quieren gente de color. Me quisieron 
              echar, y me persiguieron durante 3 años, descarga. 
               
              Gerardo hizo la denuncia en la Secretaría Nº 61 del 
              Juzgado Penal Nº 8. Y, al ver que no le daban soluciones, radicó 
              otras denuncias en el Juzgado Federal, el Inadi y el Ministerio 
              del Interior. Además, organicé marchas contra 
              la discriminación que hace la gente de la TV contra gordos 
              y viejos. Con eso, me gané gas paralizante en los ojos y 
              que me gritaran negro de mierda, volvete al Africa. 
              El No intentó hablar del caso con el secretario general del 
              Sindicato de Extras, Sebastián Acosta, pero él no 
              quiso opinar al respecto.  
              El caso de Gerardo abre todo un debate sobre el funcionamiento de 
              la Justicia argentina respecto de los afrodescendientes. Formalmente, 
              la ley garantiza el respeto de todos los seres humanos que habitan 
              este suelo sin distinción de clase, color de piel o religión. 
              Sin embargo... Nosotros llevamos la peor parte, porque somos 
              los más pobres entre los pobres en este país, y encima 
              somos negros, asegura Miriam.  
              La Justicia es lenta con nosotros. No reconoce la discriminación. 
              Yo tengo testigos de los golpes, de la amenaza de muerte, los médicos 
              de la policía certifican los daños y tengo una psicóloga 
              que dice que tengo daños psicológicos. Y a pesar de 
              todo, los que me hicieron daño siguen sin procesar. Hay dos 
              tipos que están prófugos y que no los buscan, 
              remarca Gerardo, mientras se acomoda su gorro multicolor. Yo 
              salgo a la mañana y no sé si vuelvo a la noche. Tengo 
              muchas ganas de irme a vivir a Estados Unidos, a una comunidad negra 
              que garantice mis derechos de ciudadano.  
              El caso de Gerardo es arquetípico. En Argentina hay miles 
              de denuncias hechas por discriminación contra inmigrantes 
              negros, bolivianos, paraguayos, coreanos y peruanos. Según 
              Zaffaroni, en la Argentina existe un 20 por ciento de fascistas. 
              Sin embargo, hay una actitud algo más silenciosa detrás 
              que, fácilmente, duplicaría esa cifra. El racismo 
              contra los negros no se lo ve de una manera tan manifiesta, y tampoco 
              hay un discurso contra ellos, porque no se los visualiza. Pero hay 
              una forma de racismo al negar su cultura. El decir no hay 
              negros es una forma sutil de negarlos. Sin embargo, tenemos 
              denuncias concretas de algunos grupos de skinheads que agreden a 
              negros en la zona de Belgrano, completa el interventor del 
              Inadi.  
              En el juzgado federal me decían: en el juzgado 
              penal, vos no declaraste que los golpes vinieron por una discriminación, 
              y en el juzgado penal no me habían dejado declarar eso porque 
              decían que era un delito federal. Se tiraban la pelota entre 
              ellos. A mí me dijeron volvete al Africa, negro de 
              mierda, y en los juzgados me dicen no... te llaman negro 
              como te pueden decir gordo... No es tan así, aguantate la 
              joda. Pero a mí me lo dijeron directamente: vos no 
              trabajás en televisión porque sos negro, vos a mi 
              programa no venís porque sos de color. Hasta han llamado 
              a mi mamá por teléfono amenazándola: dígale 
              a ese negro que no venga más porque lo vamos a matar. 
              Total, si matan a un negro nadie se entera, completa Gerardo. 
               
              Miriam se la pasa en el Inadi tratando de defender a sus hermanos 
              de la exclusión social. A diario lleva denuncias que tienen 
              que ver con injusticias laborales en perjuicio de los descendientes 
              de africanos. No está tipificado lo que es el racismo 
              antinegro en Argentina. A nosotros nos ha costado en el Inadi explicar 
              cómo se da la discriminación en Argentina. Ni siquiera 
              ellos entienden cómo existe. Lo niegan. Lo cierto es que 
              la Justicia es discriminatoria y no actúa como debería. 
              Nosotros somos golpeados y nadie nos quiere creer. Hace cuatro años 
              la policía mató a Angel Acosta, un muchacho negro 
              que sólo intentó defenderse del ataque. Esto es posible 
              porque la ley antidiscriminatoria funciona a medias. Laley es muy 
              ambigua y contradictoria, porque no contempla la violencia psicológica, 
              el maltrato diario y habitual contra nosotros. 
            Patricia 
              llega tarde a la reunión. Bella, mestiza e intelectual, trabaja 
              en educación especial y tiene una larga historia de discriminación 
              a sus espaldas. Durante la primera parte del año, trabajé 
              en los Tribunales de Lomas de Zamora en la oficina de atención 
              a la víctima. Ahí van bolivianos, paraguayos, negros, 
              chilenos todos los días. Y ves que la discriminación 
              no sólo es racial, sino también económica... 
              Nuestra Justicia está representada por lo occidental, por 
              lo europeo. Las leyes, traídas de Europa, no nos pueden representar. 
              Por eso es tan lenta y confusa. 
              Al padre de Patricia lo echaron del Ejército Argentino en 
              1968 por ser negro. Un superior lo encaró cuando era encargado 
              de la Dirección de Personal en Campo de Mayo, y le dijo que 
              en el Ejército Argentino no querían negros. Lo amparaba 
              una ley, abolida en 1969, que prohibía a los mulatos ocupar 
              altos cargos en la Fuerzas Armadas. Hoy tiene 77 años 
              y nadie le reconoce su carrera, dice su hija. Patricia, sin 
              embargo, está convencida de que hay que lucharle al sistema 
              desde adentro, utilizando la cultura y la razón. Tenemos 
              que demostrarle al otro que el problema que tiene es propio, que 
              se haga cargo. La discriminación es un problema del que discrimina, 
              no de nosotros. Lo que siento ante esta realidad es que existen 
              formas de discriminación sutiles y solapadas: a mí 
              no me dicen negra de mierda, pero cuando me tienen que 
              dar el puntaje... mi página aparece en blanco y después 
              mi superiora alega que se cortó la luz. 
              Freda Montaño es artista. Tiene unos 40 años y nació 
              en Ecuador, uno de los países con más alto porcentaje 
              de negros en Sudamérica. Ella tiene una profunda fe en la 
              educación contra el racismo: Es producto de la ignorancia 
              de la gente, se debería empezar por la educación a 
              los niños para que la sociedad cambie. En mi país, 
              también sufrimos esta situación. El blanco rechaza 
              al negro y el indio también, porque pensaban que nosotros 
              también éramos conquistadores. Deben entender que 
              el negro es un color de piel, y nada más. Si yo robo, acúsenme 
              porque robé, no porque soy negra. Tenemos la gran responsabilidad 
              de luchar contra eso, dice Freda. César Lamadrid tiene 
              21 años. Es descendiente de esclavos, probablemente de Angola 
              país invadido por los portugueses en 1482 que 
              llegaron al país a principios del siglo XIX. No puedo 
              saber mi origen porque los datos se perdieron, lo que recojo de 
              mi historia está en las reuniones familiares de Navidad, 
              por tradición oral. Lo más notorio que nos queda es 
              la costumbre de tocar los tambores en las fiestas. César 
              es uno de los tantos mestizos anónimos que viven en La Matanza. 
              Asegura que en su barrio nadie lo discrimina por su color de piel, 
              pero que sí nota la exclusión cuando busca trabajo: 
              Hace tiempo que estoy buscando laburo y no consigo nada. Si 
              bien no puedo decir directamente que me discriminan por ser negro, 
              debido a las condiciones de pobreza que hay en el país, algo 
              de eso hay. Pero no es todo, ya que, por ser pobre, no puedo acceder 
              a lo que te exigen en el sector laboral como cursos de inglés 
              o computación. Lo que es seguro, es que en todas las empresas 
              prefieren a secretarias rubias de ojos celestes.  
            
              
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                   FIDEL 
                    NADAL, DESDE EL ROCK 
                  Africa 
                    unite 
                  Fidel Nadal, ex cantante 
                  de Todos tus Muertos, es descendiente de los esclavos angoleños 
                  que poblaron la Argentina a principios del siglo XIX. Su padre 
                  es negro y su madre .-hija de vasco e italiana, blanca. 
                  Mis padres se conocieron acá en Buenos Aires, se 
                  casaron y me tuvieron a mí, cuenta. Al nacer 
                  y crecer en Buenos Aires, recibís la influencia de esta 
                  ciudad que quiere ser europea. Crecés como en una burbuja, 
                  sin tener contacto con tus cosas. Sos negro porque no te podés 
                  borrar de negro. Mirá Michael Jackson, todo lo que tuvo 
                  que pagar para hacerse blanco, y sin embargo le deben seguir 
                  gritando negro de mierda por la calle. Donde vayas vas a ser 
                  negro y vas a tener a Africa dentro tuyo.  
                  Nadal era el apellido de su abuela. El de su abuelo era Garay. 
                  Fidel cuenta que todos los apellidos pertenecían a los 
                  esclavistas y colonizadores: El objetivo era desarraigarte 
                  de Africa. Cuando se abolió la esclavitud, dijeron ahora 
                  los negros son libres. Pero los gobiernos que habían 
                  hecho semejante etnocidio no devolvieron a los negros al Africa, 
                  porque ésa sería la libertad. Nosotros, aquí, 
                  somos un híbrido. Somos negros que no hablamos el idioma 
                  de los negros, ni sabemos cuál es nuestro nombre, nuestra 
                  familia, nada. Tendrían que pagar por su crimen y dar 
                  una indemnización por los daños causados, que 
                  serían millones y millones de pesos. Imaginate si vos 
                  ahora empezás a secuestrar personas y te las llevas para 
                  que sean esclavos en San Luis. ¿Qué pasa? Vas 
                  preso, man. Imaginate entonces cuánto tendrían 
                  que pagar los que hicieron semejante injusticia. 
                  ¿Por qué conocés poco de tus orígenes? 
                  Por la miseria en que vivían mis antepasados. Las 
                  familias se dispersaban y se perdían. Muchos de nosotros 
                  no conocimos a nuestros abuelos. Lo que sé es que acá, 
                  hace 100 años, por ser negro te tenías que pelear 
                  en todas las esquinas. Y veo que, como resultado de eso, hoy 
                  hay muchos negros que vos los saludás en la calle y no 
                  te devuelven el saludo. Se consideran negros sólo para 
                  las minitas, pero no les interesa su cultura.  
                  Fue precisamente 
                    su padre, Enrique Nadal, quien lo introdujo en el mundo de 
                    Malcom X, Martin Luther King y los Panteras Negras. Dice Fidel 
                    que su padre organizó el primer comité argentino 
                    contra el apartheid en Sudáfrica, y que fue comisionado 
                    a las elecciones en aquel país, que coronaron a Nelson 
                    Mandela como presidente: Fue a controlar la urnas y 
                    que las votaciones sean limpias.  
                    ¿Tu padre sufrió el racismo más 
                    que vos? 
                    Te puedo decir que no se comía una. Me acuerdo 
                    que, cuando yo era chico, él se peleaba si veía 
                    a uno rascándose la rodilla delante suyo. Mi viejo 
                    está contra todo racismo, ha corrido gente por la calle 
                    por actitudes discriminatorias. Cualquier negro viejo te puede 
                    contar cómo los insultaban en la calle, una realidad 
                    muy distinta a la actual. Creo que, si bien Argentina es un 
                    país bien racista, la gente tiene cierta admiración 
                    por los negros. Es otra etapa, otra modalidad de racismo. 
                    Acá, el pelo rasta se usa de manera fashion, pero la 
                    realidad es que si vos te adherís a la fe rasta, te 
                    dejás el cabello así. Es el voto del Nazareno 
                    que está en la Biblia. Significa, más que una 
                    cosa estética, una cuestión de fe y una manera 
                    de luchar por la vuelta de los negros al Africa.  
                    ¿Cómo se hace en Argentina para vivir 
                    según los preceptos del Rey Emmanuel? 
                    Es bastante complicado. Te doy un ejemplo: cuando fui 
                    a poner el nombre de mi hijo, le puse Tafari, un nombre etíope. 
                    No me lo querían dejar poner y me la pasé recorriendo 
                    oficinas para que me lo aceptaran. Ellos me hablaban de su 
                    ley y yo les decía que mis antepasados habían 
                    llegado aquí por una cuestión ilegal. Entonces, 
                    ¿por qué me hablás de tu ley? Si los 
                    negros no vinieron con pasaportes, sino ilegalmente, encadenados 
                    en los barcos.  
                    De chico, mientras cursaba la primaria, Fidel era fanático 
                    de Los Beatles y de varios grupos de rock que estuvieron presentes 
                    en su temprana formación como músico. Pero después 
                    su posición cambió: terminó despreciando 
                    a todos los rockeros y bluseros blancos. Cuando fui 
                    creciendo me di cuenta que eso era una basura y que ellos 
                    pudieron existir gracias a nosotros, a que su propia gente 
                    explotó a otras razas de la humanidad. Por eso, cuando 
                    la gente me dice que Eric Clapton es buenísimo, yo 
                    respondo: eso es una basura, man. ¿Por 
                    qué son siempre ellos los que están en las remeras, 
                    en las disquerías? La civilización occidental 
                    montó esa estructura, porque explotó a otras 
                    razas para poder meter la Coca Cola en China e imponer a Los 
                    Beatles en Polinesia.  
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