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             GUSTAVO 
              CORDERA, EL PELADO DEL CORPIÑO DEFIENDE Y ATACA 
            Contra 
              todos 
               
              los males de este mundo 
            La Bersuit graba este 
              fin de semana en Obras su primer disco en vivo, con varios estrenos 
              y una canción surgida de un concurso de letristas. Punto. 
              Una excusa para que el señor de los pijamas piense y diga 
              sobre otras cuestiones: la malaria argentina, Bin Laden, De la Rúa... 
              Leé y enterate.   
            POR 
              EUGENIA GUEVARA 
            Mi 
              sueño es tener tetas, dice Gustavo Cordera. Si 
              las tuviera podría  ampliar 
              mis posibilidades amatorias, tendría más para tocar 
              y esto no quiere decir que me transformaría en travesti. 
              Enseguida alguien le informa que su sueño puede hacerse realidad. 
              Ah, no... Las operaciones me parecen aberrantes. Mi deseo 
              sería que con sólo hacer así (hace sonar sus 
              dedos en el aire) me crecieran. Ya se trate de tetas, música, 
              política, economía o guerra, el Pelado nunca deja 
              que su discurso roce siquiera ese filtro de corrección que 
              suelen emplear ciertas figuras públicas, del rock inclusive. 
              Dice que dice lo que piensa y siente, lo que equivaldría 
              a un grado de autenticidad similar al que asegura también 
              poseen las canciones de la Bersuit.  
              La charla sobre sueños y tetas ahí están 
              las fotos para cumplir el deseo se termina. No porque no resulte 
              cómico escuchar las razones de una estrella de rock clamando 
              por un poco de feminidad para su cuerpo o ver a un hombre pelado 
              con chiva y ojos muy abiertos moviendo las manos a la altura de 
              su pecho como si acariciara el sueño hecho realidad. El deber 
              llama y Cordera y el tecladista Juan Subirá saben que primero 
              deben hablar del show que la Bersuit ofrecerá el sábado 
              en Obras. Y del nuevo disco, que se estará gestando mientras 
              la banda sigue rodando en vivo. Como de eso se trata, a diferencia 
              de los dos conciertos de junio donde el centro fueron canciones 
              de Libertinaje e Hijos del Culo, el sábado será a 
              la inversa. Queremos demostrar qué es Bersuit arriba 
              de un escenario y qué fue. La prioridad son canciones que 
              queremos mucho de los tres primeros discos, como Mi caramelo, 
              Los elefantitos o Nada puedo hacer. Lo que 
              ganamos en interpretación con el tiempo permite ofrecer nuevas 
              versiones de aquellas canciones, más acordes a lo que nos 
              está pasando en este momento, explica Cordera. 
              ¿Y qué les está pasando? 
              Somos una banda con oficio. Tenemos 14 años arriba 
              de un escenario. Viajamos de una manera que nos permite encontrarnos 
              con la gente, involucrarnos en todas las historias que podamos vivir 
              en la calle, indagar en las músicas autóctonas y eso 
              nos da la estatura espiritual necesaria para meternos en las canciones 
              de una manera más relajada. La Bersuit es una banda bastante 
              esquizofrénica y fue necesario este trabajo para tener la 
              ductilidad de entrar y salir de cada canción y retener su 
              alma para que esto no se vuelva una cosa matemática, profesional 
              y mnemotécnica. 
              Sin embargo, suele considerarse a Bersuit como una banda exitosa. 
              ¿En verdad se consideran exitosos? 
              En este país y este contexto no me puedo quejar. Una 
              banda como la nuestra en otro país estaría mejor económicamente. 
              Cuando cuento a mi familia y a mis amigos cómo es nuestra 
              realidad, no me creen. No logro explicar por qué no ganamos 
              el dinero que tendríamos que ganar con la convocatoria que 
              tenemos y los discos que vendemos. Pero no hay que olvidarse que, 
              dentro de la corrupción de cada estrato de la Argentina, 
              nosotros también entramos en este proceso que empieza por 
              Sadaic, el organismo más corrupto del país y del mundo 
              en el ámbito musical, la DGI que nos saca el 21 por ciento 
              de la entrada, los grandes multimedios que se llevan toda la plata 
              por promocionarnos y termina con los gastos de los servicios del 
              lugar. Entonces, metemos 5000 personas en Obras y los músicos 
              se llevan 300 pesos cada uno. La otra vez hicimos dos y ganamos 
              700, después de dos meses de trabajo. La gente ve que llenás 
              Obras y piensa que volvés a tu casa con un camión 
              de caudales. Necesito que sepan que yo también formo parte 
              de ellos aunque sea difícil que me crean. 
              ¿Hay canciones nuevas? 
              Elegimos tres (Cansado, Vamos a bailar 
              y La calavera). Progresamos con las letras. Tratamos 
              de evitar las frases hechas y los lugares comunes. Queremos que 
              las canciones lleguen al sentimiento y noque sean una combinación 
              de palabras que suene bien. Esto lo evaluamos cuando nos mostramos 
              las canciones. Y enseguida el cuerpo reconoce lo legítimo 
              o auténtico.  
              ¿De qué habla Cansado?  
              Juan Subirá: De la miseria. No sólo económica 
              sino también espiritual. Mucha gente amiga se fue y hay un 
              montón de cariño desperdigado por el mundo. Como nosotros 
              viajamos, nos pusimos en contacto con esta gente y sus sentimientos 
              vuelven en las canciones. Y también contempla a los que están 
              con ganas de irse.  
              Es el tema más importante ahora. Hay una generación 
              entera dejando el país. 
              ¿Es otro tipo de generación perdida?  
              Sí, es otra generación de desaparecidos. Y son 
              más que en los 70. También está el tema del 
              exilio, porque la gente sufre afuera aunque está mejor económicamente. 
              Hay una frase de Cansado que dice: Por qué 
              llorás Santa María si tu buen aire nos asfixia, pa 
              colmo lejos yo no respiro bien. Te digo la verdad, todos se quieren 
              ir de acá. Gran ciudad, corazón, toda toda tu luz 
              se apagó. Y como es la historia de despiadada y justa: 
              el argentino afuera es tratado como el boliviano, el paraguayo y 
              la gente del interior acá. Las cosas no ocurren porque sí, 
              pasa porque hemos maltratado otra gente. La historia es circular. 
              Todo vuelve. Si se olvida el genocidio que hubo acá, va a 
              volver a pasar. Nos pasa lo que somos. A Menem y a De la Rúa 
              los votaron. Emergieron de la voluntad popular.  
              Entonces, ¿qué podés  
              decir de De la Rúa? 
              Es el portero de los departamentos. La conciencia de la clase 
              media argentina de un consorcio. Practica la política vecinal: 
              la señora de al lado dice que alguien salió con una 
              guitarra, decreto en contra de las guitarras; la señora denuncia 
              a un travesti en la esquina, decreto en contra de los travestis; 
              la señora avisa que hay un ladrón y otro decreto. 
              No está capacitado para asumir riesgos, no tiene elementos 
              para ejercer cambios ni corazón para conducir el destino 
              de seres humanos. Esto habla de lo enferma que está nuestra 
              sociedad y de la quietud y parálisis de los argentinos que 
              necesitamos como presidente a un marmota.  
            
              
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                   Valentía, 
                    osadía y perfección    
                  ¿Qué 
                    sintieron el día del atentado a las Torres Gemelas? 
                    Es un síntoma de la sociedad que vivimos. Los 
                    villeros del mundo, mudos ante un sordo, se hicieron escuchar. 
                    Y lo hicieron con valentía, osadía y perfección. 
                    Claro que ver cómo caían esas torres me produjo 
                    sentimientos contradictorios. Por un lado, desesperación 
                    porque allí había seres humanos y, por otro, 
                    alegría porque era en los Estados Unidos, el lugar 
                    más paranoico, la policía del mundo, los asesinos 
                    de muchas culturas. Esta vez se metieron con gente que tiene 
                    unos huevos así (sus manos bajan cerca de su cintura) 
                    y que es milenaria. Un pueblo guerrero que tiene los huevos 
                    así (insiste con el término y el movimiento) 
                    al que no van a poder vencer porque ellos utilizan tecnología 
                    y Bin Laden y su gente tienen fe religiosa y odio en su corazón. 
                     
                    ¿Esta guerra va a cambiar el mundo? 
                    Estados Unidos va a perder. Ya está perdiendo 
                    porque no mata a un solo talibán. No se atreven. Sólo 
                    a gente inocente. No hay más información de 
                    la guerra porque están perdiendo. Si hay un poco contemplación, 
                    Estados Unidos sabrá que va a tener que cambiar la 
                    política exterior, que se terminó esto de hacer 
                    mierda a la gente en el mundo.  
                    Entonces, ¿por qué se condenó lo 
                    que dijo Hebe de Bonafini públicamente? 
                    Justamente por eso, porque lo hizo público. Hicieron 
                    una encuesta y el 80 por ciento de la gente estuvo a favor 
                    de Bin Laden. Después vi a Neustadt en TV, muy enojado 
                    y dijo: Si De la Rúa tiene que hacer caso omiso 
                    a esta encuesta, ¿qué? ¿Nos vamos a hacer 
                    talibanes?. Yo lo miré en el televisor y contesté: 
                    Y, sí. Estados Unidos se terminó. 
                     
                    ¿La condena argentina al hecho fue hipócrita? 
                    Todo fue una hipocresía generalizada. Nadie se 
                    atreve a decir lo que siente. Es lógico porque murió 
                    gente, pero no se olviden de que muere gente en Irak, en Angola, 
                    en Vietnam. Murió gente en Hiroshima y hay 30.000 desaparecidos 
                    auspiciados por la CIA y Estados Unidos, y lo más loco 
                    es que esta guerra está sponsoreada por nosotros y 
                    no estoy de acuerdo. Pagamos las armas para que invadan a 
                    Bin Laden. Las vamos a pagar muchos años. Las deudas 
                    externas seguirán creciendo y el hambre del pueblo 
                    también.  
                    Subirá: Si se hiciera un plebiscito, habría 
                    un no rotundo y quizá ocurriría lo mismo en 
                    Estados Unidos.  
                    No sé. Ellos miraron mucho Ben Cadwright, Rambo 
                    y Schwarzenegger. No tienen una actitud autocrítica. 
                    Sino hacen una profunda reflexión frente a los hechos, 
                    van a sufrir.  
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