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SAN
LUIS
Villa de Merlo
Oasis cuyano
Aire muy
especial, paisajes serranos, buenos servicios y cálida atención. Cualidades
más que suficientes para atraer a los turistas que prefieren paseos
descansados, pero también a los aventureros que quieren volar por los
cielos, traquetear en una 4x4 o pedalear una mountainbike por el pedemonte
de la sierra de los Comechingones, allí por donde trepan las casas de
la Villa de Merlo.
Llegar a Villa
de Merlo enclavada en la sierra de los Comechingones, a 850 metros
sobre el nivel del mar equivale a ingresar en un oasis; así
lo vivían las caravanas de viajeros que en el siglo XVIII se
detenían aquí a tomar un descanso reparador al abrigo
de montañas. La villa encantada, como la denominan
los lugareños, está en el rincón noroeste de la
provincia de San Luis, cercana a la región cordobesa de Traslasierra.
Una vez instalados, se vivencia en cuerpo y alma la suma de dones de
un microclima privilegiado. Los puntanos explican que la producción
natural de ozono característica de la zona otorga al aire mayor
densidad de oxígeno. Es lo mismo que ocurre en la ciudad suiza
de Lenk, situada en los Alpes del Cantón de Berna, donde dicen
que el alto contenido de ozono levanta el ánimo y propicia la
salud. Y a ese bienestar, que no es poca cosa, se le sumó lo
que afirmó en 1974 el médico alemán Willen Berken,
quien asoció el clima merlino con su teoría de la efectiva
longevidad. Inmersos en ese benéfico aire, nada mejor entonces
que emprender algunos de los tantos paseos que se pueden hacer por el
paisaje serrano. En Villa de Merlo, los amantes de la aventura estarán
de parabienes, ya que las posibilidades de practicar travesías
en 4x4, parapente, mountain-bike, tirolesa y rappel son innumerables.
Y con menos adrenalina, idílicas cabalgatas y trekkings entre
enormes rocas y angostos riachos jalonados de molles y algarrobos, donde
se respira un aroma fresco a caudal de agua. El avistaje de aves es
ideal para realizar safaris fotográficos en los alrededores,
donde frecuentan las alturas los carpinteros negros, las águilas
moras, el zorzal colorado, el cóndor y el halcón. La pesca
de truchas atrae a los solitarios pescadores, y la gastronomía
depara el placer de paladear un cabrito asado, con su sabor tan propio
del norte argentino.
De la sierra
a la villa El cordón de las sierras Comechingones abarca
una franja de más de 200 kilómetros de norte a sur, y
en su pedemonte, las casas de Merlo trepan desde los 850 metros sobre
el nivel del mar hasta superar los 1200 metros en los barrios más
altos. El punto culminante de las serranías es el Cerro de las
Ovejas, que alcanza los 2300 metros de altura, enfrentado al ancho corredor
del Valle de Conlara, considerado como uno de los más grandes
de Sudamérica.
Hay muchas maneras de conocer este rincón puntano. Una de ellas
es subir hasta el Mirador del Sol, donde las nubes tapan y destapan
las cumbres altas, y mirar la ciudad de los techos de colores, el valle
de Conlara y los zorritos que merodean por el camino de ripio de la
Damiana Vega. Hasta hace pocos días este mirador, al filo de
la sierra, era el lugar más alto de la villa; ahora es el comienzo
del nuevo camino que trepa hasta la cima y que muy pronto llegará
a otra villa: la cordobesa de General Belgrano.
Quizá lo mejor para prolongar la tranquilidad serrana después
de un primer contacto con el paisaje y el aire traslúcido de
la villa es bajar al centro de la ciudad a tomar café en el Bar
de los Mansilla, frente a la plaza Virrey Sobremonte, y mirar el ir
y venir de la gente entre los plátanos que rodean el aljibe comunal,
el pozo de agua que en 1880 calmaba la sed de la gente.
También frente a la plaza se levantan las anchas paredes de adobe
lisas, blancas y coloniales de la Iglesia Parroquial Nuestra
Señora del Rosario, que tiene un interior despojado y una imagen
de otra santa, Catalina de Siena, junto al órgano. Esta iglesia,
que nació como capilla de advocación dominicana, es mencionada
en documentos de 1751. Su torre campanaria está coronada por
un capullín esférico, de origen cuzqueño, y por
una cruz de hierro que era la que guiaba a los cumbreros a la misa.
Los hombres de las alturas ya vivían en este lugar en 1720, unos
80 años antes de la fundación oficial de la villa. Y se
sabe que el primer asentamiento eligió el paraje Piedra Blanca,
la actual parte vieja de la ciudad que nació entre algarrobales.
Piedra Blanca es un barrio residencial, muy calmado, donde está
la Casa de Té Merlín y también la cabaña
Minerva Leyes, un lugar muy acogedor donde se puede comprar
los tejidos de la artesana Susana González y escuchar historias
locales como la de Minerva, la mujer vestida de negro que llevaba un
pequeño loro verde en el hombro.
A este barrio, en el que aún se encuentra alguna que otra tapera,
llegaba en los veranos el poeta y escritor Leopoldo Lugones. Hay quienes
coinciden en afirmar que su obra El libro de los paisajes está
inspirada en este paraje sanluiseño, donde había nacido
su mujer.
Piedra Blanca también tiene un museo, el Lolma, donde está
el caparazón de un gliptodonte, mamífero del período
plioceno que una cuadrilla de trabajadores encontró casualmente
en 1996. Después de observar con cierto asombro el fósil
del animal prehistórico, no es casual que muchos visitantes sientan
que un sabroso olor los atrae y los guía hasta Pasos Malos,
donde viven los Godoy, familia de cumbreros que cocina chivitos en hornos
de ladrillos. Desde la casa de los Godoy, que es baja y rodeada de molles
y chilkas, se escucha el murmullo de un río y el bullicio de
los corrales que baja desde los riscos, invitando a una siesta.
Antes de que caiga la tarde, otra excursión y al hotel. Pero
el día no termina porque la noche ofrece un generoso programa
para ver y escuchar, y una feria artesanal. Y nadie se siente cansado.
Quizá porque el espíritu de Villa de Merlo se puede definir
con una simple parábola: aquí, el pan tiene más
gusto a pan, y el aire más aroma a aire.
El algarrobo
de los Agüero
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El viejo
algarrobo de la familia Agüero es el lugar donde uno de sus
dueños, el filósofo, pedagogo, piloto y navegante
Vicente Orlando Agüero Adaro, cuenta la historia de este
inmenso árbol blanco que tiene más de 800 años.
La leyenda dice que el algarrobo era lugar sagrado de los aborígenes,
quienes lo rodeaban de conanas, una especie de morteros
de piedra poco profundos, que señalaban la posición
de los planetas y los tiempos de cultivo.
La historia dice que los Agüero, familia de origen hispano,
llegó a Piedra Blanca hace 200 años y creó,
alrededor del árbol, algo así como un culto panteísta
del antiguo Cuyo. El árbol no sólo daba sombra,
también era la catedral de los pájaros,
posta de carretas, patio de bailes, lugar de meditación
y promesas de amor y plaza de armas para las tropas del Chacho
Peñaloza.
La casa de Vicente Agüero está muy cerca del predio
abierto al público la Municipalidad cobra una entrada
de 50 centavos, y junto a ella hay un velero oceánico
con el que piensa iniciar un largo viaje junto a su mujer, la
artista plástica Beatriz Ramírez y sus pequeñas
hijas, herederas del algarrobo abuelo. Vicente también
es merlino, como su tío, el poeta Antonio Esteban Agüero,
quien nació en Piedra Blanca en 1917 y murió a los
53 años. El mayor poeta puntano es el autor de Las
cantatas del árbol, obra que dedicó al algarrobo
abuelo, cuyos versos dicen: Así naciste/ Cuando tú
crecías la región era bosque impenetrable/ con oscuros
guerreros que danzaban/ junto a los fuegos al caer la tarde.
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Antigua
villa de Melo
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La Villa
fue fundada oficialmente el 1º de enero de 1797 por el capitán
Juan de Videla, delegado real de hacienda, en cumplimiento de
una orden del entonces gobernador de la provincia de Córdoba,
el Marqués de Sobremonte. Sin embargo, los primeros pobladores
de Merlo se asentaron en el año 1720 en el paraje conocido
como Piedra Blanca (a 5 km del centro actual de la villa).
Originariamente se le dio el nombre de Villa de Melo en homenaje
al Virrey Pedro de Melo de Portugal. El uso posterior y la deformación
de las escrituras varió hasta el nombre actual de Villa
de Merlo. Históricamente, la villa fue sitio
de descanso de las familias de San Luis y Córdoba. Cuando
todavía los accesos eran difíciles por la condición
de los caminos, empezaron las visitas de los primeros porteños
y bonaerenses, entre ellos Leopoldo Lugones.
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Datos
útiles
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Cómo
llegar: Villa de Merlo está a 194 kilómetros
de la capital provincial y a 785 kilómetros de Buenos Aires,
de donde se accede por la Ruta Nacional 8 hasta Río Cuarto,
Córdoba, y desde allí por la provincial 11. De la
ciudad de Córdoba la separan 250 kilómetros; de
Río Cuarto 180 y de Rosario 650. Un pasaje de avión
ida y vuelta a San Luis cuesta $ 217. Se estima que en el último
trimestre de 2001 se inaugurará el aeropuerto que se está
construyendo a 18 kilómetros de Villa de Merlo, con una
inversión de 13 millones de pesos.
Hospedaje y tarifas: Merlo cuenta con más de 6 mil plazas
de alojamiento en hoteles de 1 a 4 estrellas, hosterías,
apart-hotel, residenciales, hospedajes, complejos turísticos,
casas de alquiler, bungalows, dúplex, departamentos y campings.
En hoteles categoría 4 estrellas la tarifa diaria de una
habitación doble con desayuno oscila entre 60 y 95 pesos,
y con media pensión, entre 90 y 120. Tres estrellas con
desayuno: 45/60 y con media pensión, 70/85. En hosterías,
desde 35 a 80, según sea con desayuno o con pensión
completa. Posadas entre 30 y 65, y en hospedajes entre 17 y 30
pesos. La tarifa diaria en los campings oscila entre 10 y 15 pesos,
y los bungalows-cabañas, para un máximo de cinco
personas, cuestan entre 70 y 180 pesos.
Excursiones:
- Agroturismo: visitas a estancias y campos privados para
conocer costumbres y producción agropecuaria de la región.
- Turismo en minas: recorridos por los túneles de la Mina
de Los Cóndores o visitas al Bajo de Véliz (canteras
de pizarra con gran cantidad de moluscos y vegetales petrificados).
Visitas a minas abandonadas de cuarzo, wolfram, oro, etcétera.
- Turismo arqueológico y paleontológico: visitas
a la Gruta de Intihuasi, al Parque Nacional Sierras de las Quijadas,
al Parque Arqueológico Quebrada del Chiquero, Cañada
Honda, La Angostura, etcétera.
Informes: Secretaría de Turismo de Villa de Merlo: 02656-476078.
e-mail: [email protected]
Sitio web: www.lavillademerlo.com
En Buenos Aires: Casa de la Provincia de San Luis: Azcuénaga
1083 tel.: 4822-0426. Línea gratuita de informes: 0800-6666176.
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