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MANIFESTACIONES CLINICAS DEL MALESTAR EN LA CULTURA
La vecina perdida y el papá muerto

El malestar es
�un rasgo inexorable de la vida comunitaria�: existe desde tiempos remotos y el sujeto lo vive como angustia, recuerda el autor de este ensayo, y advierte sobre el riesgo de considerar como �actuales�, novedosas, patologías que, a su juicio, serían tan viejas como el conflicto sexual inconsciente.

Por Jorge S.F. Mosner *

Todo producto humano corre la misma suerte: nace, se despliega (a veces), se modifica, luego caduca y fenece, deja un lugar: un nicho. Así será con el psicoanálisis también, y con los psicoanalistas. Ayer me llamé rabino o chamán, no sé como me llamaré mañana cuando no esté. Hoy me llamo psicoanalista y reconozco mi castración: el psicoanálisis no sirve para todo.
El psicoanálisis es una antropología especial, descubrió un objeto del hombre, que, no siendo un ente ni constituyendo una ontología, es el objeto que lo signa, que lo construye, que lo determina: el inconsciente. Es un objeto que sirve para muchas cosas, pero no para todas. Actualmente se le presenta un problema al psicoanálisis: no sirve para la actualidad. La actualidad no entra en el psicoanálisis como tal.
Freud reconoció la diferencia entre una neurosis histórica y una “neurosis actual”: esta última, sostuvo, se produce por estasis libidinal. Digamos, el tipo está pasado de calentura, y se le produjo un estancamiento. Si practicara el coito (preferentemente, algo menos fino que el coito) se curaría. No es cuestión del psicoanálisis, es cuestión del acto (sexual).
El psicoanálisis, en cambio, necesita enganchar la historia del sujeto en relación con lo que se llama transferencia. El psicoanálisis necesita palabras, afectos, significaciones. Pero, como el psicoanálisis se hizo famoso e importante, le piden de todo. Y los psicoanalistas, sea porque necesitamos trabajar, sea porque nos creemos omnipotentes, sea porque somos curiosos investigadores voyeuristas, sea porque somos psicóticos, sea por lo que fuera, agarramos viaje. Y, claro, es tan fuerte el poder sugestivo de la presencia de otro, es tan poderoso el poder de la palabra que a veces algo se modifica: entonces nos piden más; y fracasamos. Entonces dicen que el psicoanálisis no sirve.
Se plantean así dos problemas: uno es ese de pedirle al psicoanálisis lo que el psicoanálisis no tiene y no da. El segundo es hacerle al psicoanálisis una pregunta inadecuada, desde la actualidad: por ejemplo, sobre las así llamadas “patologías actuales”. Si son actuales, no son dominio analítico; y, si son capaces de hacer transferencia, de generar significación, si hay complejo de Edipo –que es universal–, si hay conflicto sexual inconsciente, entonces no son actuales.
Por supuesto, ocurre que una persona llegue a la consulta con un problema “actual”; casi siempre es así. La tarea consiste en “desactualizarlo”. Los instrumentos son la presencia y la palabra del analista: esto quiere decir que el paciente viene con un “bolonqui” actual y la intervención del psicoanalista lo convierte en un paciente de psicoanálisis, es decir, le funda el inconsciente, lo des–actualiza. Que el analista le funda el inconsciente significa que ayuda a despertar el mundo de las significaciones; es un partero de los símbolos.
Lo actual tiene un lugar restringido en el análisis: el acto analítico en la transferencia, que es la puesta en acto del inconsciente. Sin embargo, se dice que Freud no había advertido las “patologías actuales”, que serían cuadros novedosos. Pero Freud habló de la anorexia en “Duelo y melancolía”, de la drogadicción en El malestar en la cultura, de la bulimia en el historial del “Hombre de las Ratas”. Habló de todo eso que llaman “patologías narcisistas”: observando caso por caso, nos encontramos, o con psicosis, o con neurosis. ¿No eran graves los casos psicoanalíticos de Freud? Recuerden esa mujer cuyos dolores la llevaron a sacarse todos los dientes. ¿Y era poco lo que le ocurría a “Dora”?
Entonces, conviene diferenciar entre cuando las cosas cambian por el devenir de la realidad y cuando las apariencias epocales –las imágenes– nos engañan y nos hacen defeccionar de una posición, la psicoanalítica porcaso, dejando morir antes de tiempo, o, peor aún, asesinando un cuerpo de instrumentos que aún tendría una larga vida por delante.
Todavía hay inconsciente y sexualidad reprimida.
¿Qué es este apresuramiento empiriforme, poco analizado, preso de las circunstancias icónicas de lo Actual, tan del acto, tan del acting del analista? Lo actual pide actos, lo actual pide inmediatez. Y esa demanda debe ser rechazada por el analista: debe ser escuchada. El analista debe decir, si puede, de qué está hecho lo actual, porque, si no, está actuando en espejo con el adicto, con el violento, con la anoréxica; en fin, se trataría de un analista con patología actual.
Porque, además de aquello que cambia, que nace y que muere, hay esas pocas cosas que no cambian y definen la condición humana: el deseo, el amor, la guerra, la angustia. Una afección que no ha cambiado desde tiempos remotos, y también es actual, es lo que sociológicamente se llama malestar y es vivido subjetivamente como angustia.
A muy grandes rasgos, el malestar en la cultura es una característica de toda civilización a lo largo de la historia de la humanidad. Este malestar, rasgo inexorable de la vida comunitaria, proviene de la represión, de la resignación de las tendencias pulsionales de cada uno; fuerzas inconscientes que, de otro modo, llevarían a matar, robar, violar; a conductas aberrantes, perversas o asesinas. Es condición de la vida social renunciar a gran parte de estas tendencias, llegando incluso a desconocerlas en nosotros mismos a favor de poder vivir, convivir, compartir, amar, ser amados, obtener de los otros los favores necesarios para la subsistencia.
Les invento un ejemplo. Josecito es un púber, por las mañanas tiene tremendas erecciones, está obsesionado con una señora vecina de cuerpo voluptuoso, se imagina cosas, vive sueños eróticos con ella. Pero es probable que Josecito no se lance decididamente a apoderarse del objeto que lo atrae. Porque la vida en comunidad, la civilización, de la que los padres son paradigmas, está representada en su psiquismo mediante una instancia que Freud denominó superyó o ideal del yo, que lo insta a aguardar, a postergar, a resignar; normalmente, a medir posibilidades. Si no pudiera medir, postergar, y se lanzara sin más sobre el objeto, sobre la vecina, madre de algún compañero de colegio, si esto hiciera podría –a menos, quizá, que la señora compartiera sus apetencias– ser calificado de loco o delincuente juvenil y ser tratado como tal. En cambio, la postergación podría ser un paso en el sentido de medir las posibilidades reales de despertar el deseo del lado de la mujer; de algún modo, tener en mente qué pasa del lado del objeto.
Pero, si la postergación fuera exagerada –imposibilidad de desplazar de un objeto inalcanzable a otro más accesible–, si se quedara siempre midiendo y pensando que nunca hay garantías suficientes, como que nunca hay suficiente agua en la pileta para poder tirarse, entonces se trataría de las inhibiciones propias de lo que llamamos neurosis obsesiva. Diríamos que la civilización, bajo su forma interiorizada como superyó, con ese pibe se pasó de rosca. Y cuando acuda a nuestra consulta lo hará con mucha angustia, imposibilitado de llegar a la acción, ése será su malestar.
“Si papá estuviera...”
Hoy en día falta trabajo, hay desocupación. Esta es una realidad social. Los psicoanalistas, como personas comunes que participamos en una sociedad, no desconocemos, a veces, la realidad. Leemos el diario, vemos la tele, tenemos opiniones tan estúpidas como las de cualquier otro. El psicoanálisis puede dar solución a este asunto, en el sentido social del problema. Desde el punto de vista social, desde el punto de vista de las cuestiones políticas, económicas y sociales no es posible pedirle al psicoanalista –en cuanto tal– que pueda hacer algo. El métodopsicoanalítico no fue diseñado para producir sistemática y voluntariamente modificaciones sociales, no tiene ese poder. Sí tiene un enorme –pero no ilimitado– poder sobre cada una de las personas que, expresando diferentes razones, piden análisis, y siempre, sea cual fuere la razón de esa consulta, se trata de un malestar que se ha hecho insoportable.
Entonces no me pidan que les resuelva la desocupación porque no cuento con instrumentos para hacerlo, no es mi tema: si se le pide al psicoanálisis lo que no puede, es razonable que fracase. Pero sí podemos intentar revelar la significación que tiene para alguien la dificultad con un trabajo: los impedimentos subjetivos, individuales, con el trabajo.
Más arriba discutí el término “actualidad”. Ahora usaré la palabra “realidad”. De la realidad, no puedo decir más que cualquier otro, pero estoy entrenado para escuchar otra realidad, la del inconsciente; Freud la llamaba “la otra escena”. Por ejemplo, Damián dice que quiere trabajar y no consigue trabajo. Descubrimos en él una identificación con el padre muerto: él también está pasivo, como muerto, tiene al padre muerto en él. Damián tenía 15 años cuando el padre murió, dejando una cierta fortuna de la que le correspondía buena parte. Pero la madre y un hermano mayor, mientras él todavía era menor de edad, se apoderaron del dinero, gastando gran parte y manejándolo a sus antojos; lo dilapidaron en inversiones inadecuadas, incluido lo que le hubiera correspondido a Damián. Cuando él advirtió esto se entristeció, se angustió, quedó estupefacto, abrumado, y lleno de resentimiento contra el hermano y la madre. Pero volvió estos sentimientos contra sí mismo, por culpabilidad: ¿cómo pensar que su propia madre y su adorado hermano pudieran haber hecho algo así? “No, soy yo que tengo horribles pensamientos y por eso me odio a mí mismo. Y prefiero perder un pedazo de realidad, desmentirla, porque, si no, me quedo solo.”
Damián se pregunta por qué no consigue trabajo: “Si papá estuviera vivo, no necesitaría buscar trabajo por un mísero sueldo”; “Si mi hermano mayor no fuera un estafador, podríamos haber continuado la empresa de papá”; “Si mamá no me hubiera mentido...”. Si su psicoanalista fuera su padre... El psicoanálisis debe ir conmocionando el mundo pasivo, femenino y en condicional (“si tal cosa, entonces...”) en el que vive José. No es fácil, pero se va avanzando.

* Miembro titular de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA). Coordinador de Apice. Una versión más extensa de este trabajo puede consultarse en www.elsigma.com

 


 

EL SUJETO DE LA CIENCIA Y EL SUJETO DEL PSICOANALISIS
El Otro nos engaña y, además, no existe

Por Claudio R. Boyé *

Lacan plantea que el sujeto sobre el que opera el psicoanálisis es el sujeto de la ciencia: “Decir que el sujeto sobre el cual operamos en el psicoanálisis no puede ser sino el sujeto de la ciencia puede parecer paradojal”, dice. ¿Por qué “paradojal”? ¿Acaso porque ciencia y psicoanálisis estarían enfrentados? En nuestros pagos parece que sí: se ha constituido una suerte de ideología “psicoanalítica humanística” que, repitiendo la frase “la ciencia forcluye al sujeto”, presenta al psicoanálisis como el lugar ideal donde el pobre sujeto despedido por la ciencia, cual malvada inquisidora de la modernidad, encontraría a Aquel que prestaría su oreja para los padecimientos de nuestro antihéroe posmoderno.
Sin embargo de lo que se trata, para Lacan, es de que la ciencia maniobra con respecto a un saber: el saber científico. Este tiene ciertas características: no tiene memoria (olvida los dramas subjetivos de aquellos que contribuyeron a fundarlo); no olvida nada (metodología, pasos); es racional, matemático, comunicable, formulable; la verdad es tratada en términos de verdadero/falso, opera con la noción de exactitud.
Su correlato antinómico: el sujeto en tanto dividido. Este: tiene memoria (historia); olvida; opera con la verdad (dinámica); hay falta en lo simbólico.
Para Lacan la ciencia forcluye la verdad como causa, y opera sobre un sujeto que es el sujeto de los juegos de estrategia. Sus características: sabe qué puede; no olvida nada; sabe que quiere ganar (pero no sabe lo que quiere); simbólico completo.
Ahora bien, ¿qué hace la ciencia con su correlato antinómico? Intenta suturarlo, coserlo. De dos, hacer uno. Con dos maniobras: a) La lógica simbólica: hay universo de discurso; tablas de verdad (vs. verdad dinámica); metalenguaje (hay Otro del Otro, hay garantía de la verdad, Dios no engaña). b) La psicología: toma al hombre como objeto de estudio; anula la particularidad; supone a todos iguales; es un intento científico de suturar el efecto sujeto dividido.
Esta noción de sujeto de la ciencia es importante porque es parte de lo que Lacan construyó para hacer del psicoanálisis una disciplina racional, transmisible, versus un psicoanálisis inefable, no comunicable, salvo por rituales de iniciación (“para saber algo de esto, hay que analizarse”). No es lo mismo forcluir al sujeto que forcluir la verdad como causa. Las consecuencias de forcluir la verdad como causa son las enunciadas más arriba. Las de forcluir al sujeto llevarían a postular que Freud produjo un retorno en el seno de la ciencia y que ese retorno se llama sujeto y, como consecuencia, que el psicoanálisis es portador de una verdad última respecto del sujeto. Pero el retorno que produjo Freud fue el de la verdad en el campo del saber. Una verdad que siempre es efecto de represión y se llama: castración. “Esto significa operar con una verdad dinámica, que se juega en las palabras. En cómo una palabra se dice verdadera, cómo garantiza de sí misma que es verdadera. Debe para esto decir que no es mentirosa, lo mismo que hace toda palabra mentirosa. Esto quiere decir que no hay palabra que pueda evitar los efectos de la falta de verdad de la verdad. No hay garantía de la verdad. Esto es lo que forcluye la ciencia. Por eso su orden simbólico es completo, pues la inexistencia de la verdad de la verdad es la manera en que se registra la incompletud del orden simbólico, la incompletud del Otro. Por eso para la ciencia Dios no juega a los dados con el mundo, o sea Dios no engaña”, dijo Lacan. Para la neurosis, todo el drama se juega aquí: el Otro engaña, no es completo y encima no existe. La maniobra neurótica consiste en darle consistencia al Otro, afirmar que existe y el Otro del Otro también. Considero que de cómo se entiendan estas cuestiones deviene una u otra manera de operar en laclínica. Para ser más estricto, en la función deseo del analista tanto en la intensión como en la extensión.

* Fragmento del trabajo inédito “Del sujeto del psicoanálisis”.

 

 
POSDATA

Stein. “Conmemorando a Edith Stein. Lo femenino y lo sagrado”, el 29 a las 20 en Centro Psicoanalítico Argentino. Gratuito. 4822-4690.
Justicia. “Terapia y justicia social”, con Charles Waldegrave, Kiwi Tamasese y Warihi Campbell, del Family Centre de Nueva Zelanda. 31 al 2 de junio. Centro de Estudios Sistémicos. 4804-4231.
Desvalimiento. “Master en problemas y patologías del desvalimiento”, dirigido por David Maldavsky en UCES. 4815-3290, int. 360.
Quirúrgica. “Psicoprofilaxis quirúrgica. Encuentro interhospitalario”, 8 y 9 de junio en Hospital Durand, Servicio de Salud Mental. [email protected]
Mirada. Presentación del libro El sitio de la mirada, de Eduardo Gruner, el 29 a las 21. Sociedad Porteña de Psicoanálisis. 4961-0996.
Violencia. “Prevención y tratamiento de violencia y depresiones”, por Graciela Peyrú en Fundación para la Salud Mental. 4857-2852.
Texto. “Clínica del texto”: taller de escritura para psicoanalistas y psicólogos con Rubén Ríos. 4863-0193.
Fármaco. “Neuropsicofarmacología clínica”, en la Asociación Gremial de Psiquiatras, el 2 de 8 a 13. Gratuito. 4801-5133.
Riesgo. “El abordaje del sujeto y la transferencia en poblaciones de riesgo”, con Enzo Carriolo, el 30 a las 19.30 en El Bancadero, Carlos Gardel 3185, piso 2. Gratuito. 4862-0944.
Descartes. “Descartes. Las Meditaciones Metafísicas”, con Paula Castelli en Centro Psicoanalítico Argentino, desde el 1º de junio a las 20. 48224690.
Musicoterapia. “Curso de musicoterapia: teoría y técnica a partir de casos clínicos”, con Micaela Montes y Alicia Topelberg. 4383-3445, 155-153-9192.

 

Mail de estas páginas: [email protected] . Fax: 4334-2330.

 

 

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