Desde Berlín
A pesar de que las últimas semanas se constató una leve mejoría (según el Instituto Robert Koch, la llamada incidencia de 7 días está por debajo del umbral de 100), el miedo por las cepas de países cercanos como Inglaterra y la lentitud de la vacunación, hacen que la canciller Angela Merkel haya extendido la cuarentena hasta el 14 de febrero.
La misma, iniciada a mediados de diciembre, cuando el objetivo era frenar los contagios antes de las fiestas, es la más estricta que se ha vivido en Alemania desde que empezara la pandemia. Esto significa el uso de máscaras quirúrgicas (la FFP2) en todos los espacios públicos, todos los negocios cerrados (esto es desde gimnasios, bares, restaurantes a peluquerías y centros comerciales) excepto farmacias y supermercados, la prohibición de trasladarse a más de 15 kilómetros de distancia en las zonas más afectadas y una de las cuestiones que más afecta a la población en general: el cierre de las escuelas y guarderías. Esto último es algo a lo que la canciller se había resistido (de hecho en Alemania hubo clases casi todo el año pasado) pero que ahora tuvo que prolongar aclarando una vez más que aún se esta lejos de haber ganado la dura batalla contra el virus.
“Es una muy buena noticia que las nuevas infecciones diarias y las tasas de ocupación de las unidades de cuidados intensivos estén por fin bajando”, señaló Merkel en Berlín el jueves pasado. "Esto demuestra que las duras restricciones que la gente en Alemania ha tenido que soportar durante semanas están empezando a dar sus frutos. Pero lamentablemente no podemos bajar los brazos. No debemos esperar hasta que se propague una nueva variante del virus, posiblemente más contagiosa. Entonces sería demasiado tarde para prevenir una tercera ola de la pandemia, que podría ser más grave que nunca”, manifestó mediante una serie de videos y podcast a través de los que se comunica con la población y en los que siempre remarca el “enorme esfuerzo” que están haciendo sobre todo las familias.
Hay que tener en cuenta que hasta ahora las escuelas no estuvieron cerradas por un tiempo prolongado, es invierno (la temperatura ronda los dos bajo cero, nieva y a las 16 hs ya anochece) con lo cual a las familias se les está haciendo cada vez más complicado congeniar trabajo y aulas online todo en los mismos reducidos espacios. De hecho, las que pueden, y tienen familiares fuera de las grandes ciudades han decidido quedarse una vez pasadas las fiestas para poder repartir así las tareas entre más miembros y sobre todo en mayores metros cuadrados. Ni hablar de las actividades extracurriculares con las que muchos padres también alargan los días especialmente en invierno donde se hace difícil ir a los parques, que fue lo primero que se canceló.
Por eso el sábado último, Merkel dedicó una emisión especial a los padres y madres que entiende hacen esfuerzos titánicos en trabajar desde las casas, convertidas ahora en aulas de clases y espacio para el recreo. Pidiéndoles el último esfuerzo y prometiendo apoyo psicológico si así lo requiriesen por parte del Estado.
Además, desde este pasado sábado 30 de enero, queda prohibida la entrada a pasajeros procedentes de países en los que se propagan con fuerza variantes especialmente infecciosas del coronavirus como Gran Bretaña, Irlanda, Portugal y Sudáfrica. La prohibición impuesta por el Consejo de Ministros a compañías aéreas, ferrocarriles, colectivos y barcos se aplicará hasta el 17 de febrero, pero prevé numerosas excepciones, entre ellas para todos los alemanes y extranjeros residentes en Alemania, así como para pasajeros en tránsito y el transporte de mercancías.
Los pro y anticuarentena
La gran mayoría de los alemanes está a favor de prolongar el confinamiento a fin de contener la pandemia del coronavirus. En una encuesta realizada por el instituto de investigación de opiniones YouGov por encargo de Deutsche Presse-Agentur, casi dos tercios de los encuestados mostraron ser partidarios de mantener las restricciones más allá del 10 de enero, al menos con la misma dureza que hasta ahora. El 41 por ciento está a favor de mantenerlas sin cambios, y otro 24 por ciento es partidario incluso de endurecerlas. En contraste, solo el 17 por ciento apoya la flexibilización del confinamiento y uno de cada diez (11 por ciento) está a favor de eliminar completamente las restricciones. En ese grupo, como lo hemos comentado antes en este medio, se encuentran sobre todo los grupos de extrema derecha que encuentran en esta situación un blanco fácil para pegarle a Merkel. Es por eso que varios grupos comenzaron a realizar contramarchas. El próximo 4 de febrero la "Alianza de Berlín contra la Derecha", varias organizaciones antifascistas e iniciativas de vecindarios individuales, invitan a una nueva manifestación bajo el lema "Los negacionistas de Corona salgan del barrio" justamente contra un foco de ultraderechistas que se reúnen usualmente en un famoso bar "Scotch & Sofa" en el barrio Prenzlauer Berg.
Los organizadores quieren “detener los procesos en el“ Scotch & Sofa ”, como aclaran desde la convocatoria:“ Lo que pasa en este microcosmos de Prenzlauer Berg y se difunde a nivel nacional a través de la competencia mediática de los negacionistas de Corona no debe establecer un precedente. Nos oponemos”, aclaran preocupados por la situación concreta de estos discursos y organizaciones que intentan prender nuevamente la mecha del odio y el racismo, y también por como llegan estos mensajes de por ahora minorías al mundo.
Esperando la vacuna
Si bien hay más de 500 centros preparados en todas las ciudades, la vacunación no viene tan rápida como se esperaba o la población en general deseaba. A nivel nacional, menos de 1,6 millones de personas (1,9% de la población) había recibido la primera inoculación de la primera dosis. La mayoría, personal de la salud y residentes en hogares de ancianos. Por eso, el ministro alemán de salud, Jens Spahn, de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), llamó a una cumbre de vacunación nacional realizada este lunes, con el objetivo de ver de que modo agilizan la obtención de vacunas. En el medio de diversas controversias: desde si Alemania compró más vacunas de las que le corresponden como país miembro de la Unión Europea hasta abrir el juego a que otros laboratorios puedan producir por ejemplo la vacuna creada por la dupla de alemanes hijos de inmigrantes turcos, BioNTech/Pfizer. Rumores en un ambiente caldeado por un virus que no da tregua.