A la tarde del feriado del martes, la empresa alimenticia Pepsico comunicó el cierre de su planta bonaerense en la localidad de Florida. Las 600 personas que trabajan en ese establecimiento se enteraron mediante un papel pegado en la persiana de la planta. La empresa asegura que la idea es trasladar la producción a la fábrica que tiene en Mar del Plata, que ofrecerá a algunos empleados ir a trabajar allí, mientras que al resto les pagará indemnizaciones por encima de la ley. Los trabajadores advierten que el cierre es una movida de Pepsico para luego contratar personal flexibilizado. Héctor Daer, secretario general del gremio de la Alimentación e integrante del triunvirato que lidera a la CGT, criticó el comportamiento de la empresa. En una reunión en el Ministerio de Trabajo ayer por la tarde, la compañía ratificó los despidos en Florida y justificó la necesidad de llevar la producción a Mar del Plata por razones logísticas y para reducir costos.

Pepsico es una multinacional alimenticia con 58 años de trayectoria en el país. Se dedica a la producción de snacks y bebidas dentro del rubro de bienes de consumo masivo, que viene golpeado desde el año pasado. En el segundo semestre, según estimaciones privadas, la venta de alimentos de consumo masivo cayó entre un 2 y un 4 por ciento frente al mismo período del año pasado, cuando también se habían deteriorado en la comparación interanual. Para compensar la baja del volumen vendido, las alimenticias subieron los precios: según los datos del Indice de Precios de la Ciudad de Buenos Aires, las galletitas dulces sin relleno aumentaron un 42 por ciento en promedio entre noviembre de 2015 y mayo de 2017, mientras que las aguas saborizadas lo hicieron en un 50 por ciento. El pan lacteado blanco avanzó un 53 por ciento al tiempo que los bizcochitos de grasa subieron un 50 por ciento. La rentabilidad estará dada por el incierto resultado entre menores ventas y fuertes incrementos de los precios unitarios.

En el caso de Pepsico, distintas fuentes afirman que la empresa no está en crisis, a pesar de que sus directivos presentaron en el Ministerio de Trabajo un “procedimiento preventivo de crisis”. “No mandaron telegramas de despido. Están llamando a la gente a una escribanía en Capital para hacer arreglos”, dijo Camilo Mones, uno de los delegados de los trabajadores en la planta, en relación a los acuerdos de retiros voluntarios. “La empresa no está en crisis. Quieren arreglar con la mayor cantidad de gente para cerrar y luego reabrir contratando empleados de agencias o tercerizados. Es decir, aplicar la flexibilización laboral que estaban intentando llevar a cabo y a la que los trabajadores nos opusimos. Quieren que se vayan todos para tener una planta más flexibilizada, en línea con lo que plantea el Gobierno”, agregó. La Comisión Interna de Pepsico Snacks difundió un comunicado en el que agrega que “este cierre es parte de una política de vaciamiento de la planta Florida impulsada por la patronal desde hace años que se expresa en cierre de líneas, desvío de la producción a la planta Mar del Plata y a otras plantas con trabajo más precario”.

La versión oficial que emitió la empresa es que “se ha tomado la difícil decisión de cesar las operaciones de la planta ubicada en la localidad de Florida debido a los obstáculos inherentes a la ubicación de la planta en un área mayormente residencial, su compleja estructura de costos y extensos requerimientos logísticos. Pepsico ofrecerá un trato cuidadoso a los empleados a través de una propuesta que mejora significativamente cualquier obligación legal”.

La compañía afirma que va a trasladar la producción a su planta en Mar del Plata, en donde según fuentes gremiales hace poco hizo una inversión para modernizar dos líneas de producción de papas fritas. “Este modelo industrial conlleva muchos beneficios, incluyendo mayor eficiencia y más cercanía en la relación con los agricultores y proveedores de papa”, agregó la empresa.

Los trabajadores recibieron la noticia el martes por la tarde, mediante una nota pegada en la persiana de la fábrica: “Con motivo del cese de operaciones de planta Florida y la relocalización de su producción, y mientras se da cumplimiento a las instancias legales correspondientes en el Ministerio de Trabajo, se comunica a los trabajadores que quedan transitoriamente liberados de prestar servicios manteniendo el goce de haberes”, decía el papel.

“La empresa no puede comunicar con un papelito pegado en el portón o con un número de teléfono. Esta decisión tiene el rechazo total del sindicato y nuestra solidaridad y apoyo a todos los trabajadores de la planta. La empresa tiene que dar una respuesta, no aceptamos los despidos porque nosotros defendemos las fuentes de trabajo”, dijo Héctor Daer, titular del gremio de la alimentación y miembro del triunvirato de la CGT. Daer está enfrentado políticamente con la dirigencia de base de Pepsico y de otras firmas del sector, enroladas en la izquierda. Desde ese sector aseguran que el cierre de la planta busca desplazar trabajadores con un perfil de mayor participación gremial. El gremio pidió una audiencia urgente con el ministro de Trabajo, Jorge Triaca.