Por su obra fotográfica, su tarea docente y su lugar como curador de la fotogalería del Centro Cultural Rojas -durante más de veinte años-, Alberto Goldenstein es una figura clave de la fotografía contemporánea, que fue distinguido recientemente con el Premio a la Trayectoria en el Museo Nacional de Bellas Artes, en el marco del Salón Nacional, junto a otros siete artistas.
En este año intenso, Goldenstein presentó durante junio y julio una exposición individual en la galería Nora Fisch, que tuvo gran repercusión.
El sábado último, la Fundación Larivière inauguró una segunda sala en el enorme espacio que tiene en Caboto al 500, La Boca, con la muestra “La sed”.
Página12 conversó con Goldenstein, la curadora Lara Marmor y la programadora del nuevo espacio, Julia Converti.
-¿Cómo surgió esta exposición?
Alberto Goldenstein: -Después de la inauguración de mi muestra en la galería Nora Fisch fuimos a cenar con un grupo y allí estaba Lara Marmor.
Lara Marmor: -En esa inauguración había mucha gente joven y entonces le pregunté a Alberto quiénes eran sus interlocutores en la fotografía.
A.G.: Yo respondí que mi primer interlocutor en la fotografía fue Alejandro Kuropatwa, con quien tuvimos una formación paralela, en Estados Unidos, en la misma época, a 500 kilómetros de distancia uno del otro. A los dos nos acercaba, entre otras cosas, el cruce entre fotografía y arte. Más adelante, otro interlocutor fue Guillermo Ueno, que fue asistente en mis clases. Después lo invité a Bruno Dubner a exponer en la fotogalería del Rojas y terminó siendo, también, un interlocutor.
L.M.: Inmediatamente le dije “¡Eso es una muestra!”.
A.G.: Ahí me cayó la ficha; porque con Bruno veníamos hablando de exponer juntos. Y yo le decía que sí, pero que eso se le tenía que ocurrir a alguien que no fuera ninguno de nosotros dos. Cuando uno piensa una muestra también piensa en un lugar, y pensé que tenía que ser en la Fundación Larivière, porque yo tengo, por un lado, un diálogo con el mundo del arte y, por el otro, con el mundo específico de la fotografía. También busqué que esos dos mundos dialoguen entre sí.
Julia Converti: -Yo me incorporé a la Fundación en abril, y al mes siguiente la invité a Lara para la curaduría de la exposición inaugural del nuevo espacio. Poco después ella propuso esta exposición…
A.G.: -… que salió mejorada respecto de la idea inicial. Además Ueno y Dubner no se conocían entre ellos, así que esto fue como un puente.
L.M.: -La exposición finalmente es una suerte de declaración de principios respecto de la fotografía contemporánea.
A.G.: -En el caso de Kuropatwa, yo quería volver a ver esos retratos de los ochenta, que él había expuesto en la muestra sonrisas, de 1988, en el San Martín. En las revisiones que se hicieron de su obra eso nunca se volvió a mostrar. Y en este contexto resulta muy fotográfico, porque se trata de retratos de estudio que tienen algo del estilo de Avedon.
Cuatro individualidades convergen en una exposición donde el núcleo es el lenguaje de la fotografía, la mirada, el punto de vista, la elección de la imagen; con series que habían sido poco o nunca vistas.
La serie que exhibe Goldenstein fue tomada en la feria Art Basel Miami en 2015. Allí se ve al público mirando pinturas. Se trata de la serie que compone el conjunto exhibido en estos días en el Museo Nacional de Bellas Artes, en el marco del Premio a la Trayectoria y pasa a integrar el patrimonio del MNBA. Una conjunto de imágenes autorreferenciales respecto del mundo del arte, en relación con la mirada del fotógrafo que a su vez muestra la mirada de los visitantes y las obras de una feria. Un ida y vuelta de puntos de vista que, según A.G., tienen todo lo necesario de su poética: “incorrecciones en las tomas, azar, color saturado, el arte y la no fotografía”.
Sobre el sentido de la exposición la curadora escribe que “no es el de una revisión histórica, sino que busca atravesar un problema que desde hace décadas compete a los involucrados, y es el del lenguaje fotográfico. La sed da cuenta de una necesidad vital e implica un anhelo; también es un lugar y un estado donde se despliegan las elecciones detrás las obras de un grupo de fotógrafos clave en la escena de nuestra contemporaneidad. Pertenecientes a distintas generaciones, y por eso con distintos desafíos, sus obras dejan ver las preguntas y búsquedas cuyos resultados particulares ampliaron el arco y torcieron a su manera el modo de entender el medio”.
* “La Sed”, exposición de fotos de Alberto Goldenstein (1951), Alejandro Kuropatwa (1956-2003), Guillermo Ueno (1968) y Bruno Dubner (1978), con curaduría de Lara Marmor, en la Fundación Larivière, Caboto 574, hasta fines de febrero de 2024.