Rupturas y continuidades en la vida musical de Alejandro Balbis. Rupturas: acaba de cortar el vínculo con la oficina de producción para la que trabajó durante veinte años. Por tanto, está en plan de reconfigurar esa faceta que cultivó a favor de Falta y Resto, Canario Luna, La Vela Puerca y La Mancha de Rolando, entre otros grupos y solistas. “Me     estoy rearmando”, refrenda ante     PáginaI12, desde algún lugar del Uruguay. Continuidades: la música misma. En rigor, faltan horas para que vuelva a encender su llama primal en Buenos Aires, esta vez con un espectáculo que tituló igual que una de sus canciones: “Contando los días”, tema inédito que, junto a “Tiro de gracia” y “Desayuno sin hablar”, estrenará en vivo actuará mañana a las 20.30 en el ND Teatro (Paraguay 918). “Ninguna de esas canciones son nuevas, sí inéditas”, aclara él, y detalla el por qué de cada una. Empieza por la que da nombre al espectáculo. “‘Contando los días’ tiene mucho que ver con éste regreso, y también con mi conexión con la naturaleza, porque la compuse en un lugar muy significativo para mí, que es el campamento Artigas”, refiere el cantautor, tomando como base el predio de sesenta y cuatro hectáreas que tiene la Asociación Cristiana de Jóvenes (ACJ), en Colonia. 

Lo sintomático del tema se reproduce porque lo escribió en ese mismo lugar donde, hacia en 1980 –plena dictadura uruguaya– nació Firulete, murga para niños que derivaría en Contrafarsa, ambos pasos iniciales para este artista, cuyo trayecto murguero devendría en Falta y Resto, A Contramano, Don Timoteo y Asaltantes con patente. “Tomé el nombre de ‘Contando los días’ porque, además, la letra está muy relacionada con la niñez desde muchos puntos de vista. ‘Pasan los años, los hijos que crecieron, y la autopista del tiempo borrará, y vos vas a seguir estando en el mismo lugar’”, tararea Balbis que, de hecho, tiene una nena de cuatro años y un cuasi bebé que lo rodean insistentes. “Hay un cuento de Galeano que se llama ‘Pájaros prohibidos’, que habla de una niña que le llevaba a su padre preso en el penal de Libertad, dibujos de pájaros en señal de libertad. Nunca llegaban a destino, porque los guardias los rompían. Entonces la niña empezó a dibujar árboles con ojos, y esos sí pasaban. ¿Cuál era la explicación de ella?, que esos ojos eran los de los pájaros”, cuenta el cantor, compositor y guitarrista, sobre el motor de un show cuya puesta consistirá en imágenes con ojos colgados por todo el escenario. 

Otra de las canciones a estrenar es “Tiro de gracia”, que no tiene nada que ver con la película de Ricardo Becher, en la que actuó Javier Martínez de Manal a fines de los sesenta. “Nada que ver”, ratifica Balbis. “Este tema es una canción en la que yo compuse la música, y la letra pertenece a Leandro Serignese. Fue en el 2002, cuando pasó esa gran fuerza gigantesca que nos dio el tiro de gracia, de eso habla. También voy a hacer ‘Desayuno sin hablar’, tema que escribí tras largas conversaciones con Nora Cortiñas, que grabé y luego fui armando textos con mis palabras. Uno de ellos habla de la última vez que dejó a su hijo en la estación de Castelar. La canción refleja ese momento”. Las tres canciones, junto a otras ya más instaladas como “José sabía”, “Canción con vos”, grabada en El remitente, su último disco y “El lugar”, formarán parte de un set que supone un recomienzo. O la antesala de un tercer disco que no irá por los carriles clásicos.  

“Creo que hoy por hoy no vale la pena matarse haciendo un disco. Vamos a grabar cuatro canciones y veremos qué pasa”, informa el cantautor oriental, pensando en el sucesor de El gran pez y Sin remitente, sus dos discos a la fecha. “No importa que hayan pasado cuatro años de la publicación del último disco, porque no veo a la música como algo homogéneo que implique un solo camino”, explica, y grafica con empiria personal. “En mi caso fui por un lado, y me cansé, después fui pa’l otro, y retrocedí. En fin, fui y vine de una forma que no tiene ni plan ni orden lógico. Sí tiene un afán que es el de ir detrás de lo más divertido. Por lo tanto, no logro que algo me apure para hacer un disco, ni para firmar contratos, aunque haga todos los esfuerzos para cumplir con los compromisos. La verdad es que yo solo sigo a mi albedrío. Tengo dos hijos chicos y no hay nadie ni nada que me apure. Nada, ni nadie”, se planta el hombre nacido a fines de 1967, en Montevideo.