El Tribunal Oral 4 de Gualeguay confirmó que Sebastián Wagner fue “quien secuestró, violó y mató” a Micaela García, la joven de 21 años que fue vista por última vez el 1º de abril pasado cuando salió de un boliche de esa localidad pero nunca llegó a su casa. El cuerpo de Micaela fue encontrado siete días más tarde en un descampado: había sido violada y estrangulada. Los jueces María Angélica Pivas, Roberto Cadenas y Darío Crespo consideraron como único autor del crimen al ex convicto, que estaba en libertad condicional al momento del hecho y que tenía antecedentes por abuso sexual.

"A este tribunal no le quedan dudas de que Wagner fue quien secuestró, violó y mató de propia mano a Micaela Garcia", afirmó el tribunal en la lectura del veredicto de primera instancia. “Wagner fue quien secuestró, violó y mató a Micaela”, volvieron a confirmar los jueces, quienes llegaron a esa conclusión luego de tres semanas de audiencias en las que declararon 50 testigos.

El tribunal confirmó que “quedó probado fehacientemente que Sebastián Wagner abusó sexualmente de Micaela García con acceso carnal y luego procedió a asfixiarla con alevosía para lograr su impunidad y en un contexto de violencia de género". Los jueces, en cambio, no condenaron a perpetua a Pavón, el otro de los acusados por el crimen de la joven. "No existen elementos probatorios que acrediten su participación en los hechos", sostuvieron los magistrados, aunque sí entendieron que ayudó a Wagner a encubrir el femicidio. Los jueces anticiparon que Pavón será condenado por "encubrimiento agravado". Gabriel Otero, hijastro de Wagner, fue absuelto por lo que recuperará la libertad ni bien termine la lectura de la sentencia. 

Minutos antes de la sentencia, la madre de Micaela pidió que los acusados fueran condenados con la pena máxima ya que en caso contrario apelaría la decisión.

Micaela García tenía 21 años, estudiaba Educación Física y militaba en una organización social. El sábado 1º de abril había ido a bailar al boliche King, de esa localidad. Esa madrugada, cuando se fue del boliche antes que sus amigas, fue la última vez que se la vio con vida.

Tras una semana de intensa búsqueda -y marchas realizadas por amigos, familiares y organizaciones de mujeres que pedían la aparición con vida de la joven- el cuerpo de Micaela fue encontrado en una zona de malezas a la vera de un camino rural, a la altura de la estancia Seis Robles, en las afueras de Gualeguay. A unos kilómetros de allí, en un lugar denominado Sección Chacras, la policía había encontrado algunas pertenencias de la joven, entre ellos su pantalón, sus sandalias y sus llaves.

"Se demostró, además, que el auto de Wagner estuvo en el lugar donde fue atacada Micaela por aproximadamente diez minutos y que luego de ello, siendo las 5:26, el imputado se alejó del lugar y se dirigió a una zona próxima a la planta de reciclado, donde permaneció por aproximadamente unos 35 minutos", confirmó el tribunal la participación de Wagner en el crimen.

Desde un primer momento los investigadores señalaron a Wagner como el principal sospechoso del femicidio dado que las cámaras de seguridad de la zona lo registraron siguiendo a la joven a lo largo de varias cuadras.   

“Tras abandonar la zona próxima a la planta de reciclado, Wagner con la víctima a bordo del vehículo, tomó por la Ruta 12 hacia el norte de la ciudad y aproximadamente a las 7 circuló en su vehículo en sentido contrario, para luego, unos 20 minutos después, volver a circular hacia el norte de la ciudad hacia la zona de Primera Sección Chacras, a unos 600 metros al este de la Ruta 12”, continuó la lectura de la sentencia con la descripción del camino realizado por el acusado a bordo de un Renault 18 Break.

El tribunal señaló que “durante el trayecto” Wagner “procedió a abusar sexualmente de Micaela García”, con acceso carnal, y “a quitarle la vida de manera alevosa por cómo había reducido a la víctima, comprimiéndole el cuello de manera mecánica hasta asfixiarla, en un evidente contexto de violencia de género y con la única intención de lograr su impunidad”, afirmó.