Sin telegrama, sin preaviso y sin haber podido todavía cobrar su último sueldo, el trabajador del Instituto Nacional de Tecnología Industrial Julián Beviglia, de 26 años, es uno de los 250 trabajadores del INTI despedidos esta semana. De esa manera, no podrá continuar con la investigación que venía llevando adelante desde hace cuatro años: un método para eliminar un producto cancerígeno que afecta a los trabajadores de la madera, los carpinteros y a toda la población que tiene en su casa muebles de aglomerado.

Beviglia es técnico químico y trabajó en el sector de adhesivos del INTI los últimos cinco años en cuestiones ligadas a las investigaciones aplicadas del tema de la adhesión en la industria. En 2017 recibió una distinción. “Hace tan sólo un par de meses uno de mis trabajos de investigación recibió una de las 35 menciones especiales que fueron otorgadas sobre un total de más de 350 trabajos presentados en las jornadas ‘tecnoINTI 2017’", contó a Página/12. "El mismo proyecto de investigación ha sido presentado en numerosos congresos, está tramitándose la patente del producto que dio origen y existen numerosas empresas interesadas en su adquisición. Es decir, las mismas autoridades del instituto reconocieron la importancia del trabajo”, agregó.

Según contó, "uno de los adhesivos que se utilizan comúnmente en la industria (urea-formaldehído) para la fabricación de tableros de aglomerado fue declarado por la Organización Mundial de la Salud como agente cancerígeno”. Tanto la Unión Europea como Estados Unidos buscan limitar la emisión de este componente. La emanación del componente se da tanto en la fabricación de los tableros de aglomerado, como cuando los carpinteros trabajan con ellos y cuando la gente tiene el mueble en su casa.

“Nuestra investigación consistía en desarrollar adhesivos naturales a base de distintas proteínas para reemplazar los adhesivos que tienen este componente cancerígeno, que además son derivados del petróleo", siguió Beviglia. "En el caso del producto que desarrollábamos nosotros, es un derivado de productos agropecuarios por lo cual estábamos además dándole valor agregado a estos productos primarios", estimó sobre una labor que "sobre todo beneficia a los trabajadores que manipulan tableros de conglomerado, a quienes hacen muebles con esa madera y, claro, al usuario final" a través de la eliminación del producto cancerígeno en el hogar. Beviglia además consideró que "es una estrategia competitiva para poder introducir los tableros en mercados internacionales como Europa y Estados Unidos.”

El técnico químico aseguró que todo el plan del Gobierno llevado adelante a través de las autoridades del instituto “apunta a la tercerización y privatización de algunas áreas, a quitar la exclusividad determinados ensayos al INTI". Por ejemplo, "cuestiones como control de guantes quirúrgicos, de preservativos, de componentes cancerígenos de los juguetes para niños están siendo debilitadas. Destruyen sectores de trabajo con más de sesenta años de trayectoria".

Uno de los motivos esgrimidos para justificar los despidos, por parte de la autoridades, es el presentismo. Beviglia dijo que lo cobró "prácticamente todos los meses" y que "los únicos meses que me descontaron completos fue por hacer uso de francos compensatorios, es decir, por hacer uso de las horas trabajadas en exceso sin cobrar horas extras". Manifestó que es una información que se puede corroborar y que "absolutamente todos los meses del año los terminé con horas de trabajo excedidas", algo que el INTI nunca compensó.

"Este es mí caso, pero como el mío hay 249 casos más, donde han cometido la barbaridad hasta de echar matrimonios enteros", graficó Beviglia. "Acá no se trata de premiar el trabajo, pues están echando a muchos de los mejores y más abnegados trabajadores de esta institución". En su opinión "de lo que se trata es de pisotear los derechos de los trabajadores y la dignidad de las personas, y es a eso lo que no podemos permitir".