AJEDREZ › BREVE RECORRIDO POR LOS ORíGENES DEL AJEDREZ EN LA ARGENTINA

Los pioneros del tablero

Un repaso sobre la historia y los primeros ajedrecistas fuertes del país: Miguel Angel Gelly, Damián Reca, Benito Villegas y Roberto Grau, grandes campeones antes de la explosión del juego ciencia en los años 50.

 Por Gustavo Aguila *

Según la conocida leyenda, el primer ajedrecista nacido en el nuevo continente fue el Inca Atahualpa, mítico personaje de la resistencia nativa del siglo XVI. Se cuenta que, apresado por los conquistadores, aprendió a jugar en la celda donde hizo amistad con los carceleros que le mostraron por primera vez el juego ciencia. Dicen incluso que ahí mismo habría surgido la primera contribución del ajedrez americano. La jugada f5 como respuesta a e4 definiría el poco ortodoxo gambito Atahualpa.

Para pensar en nuestro país, hay que llegar ya al siglo XIX. Los relatos señalan que el general Bartolomé Mitre junto su esposa Delfina organizaban peñas de ajedrez a las que asistían otros destacados de ese tiempo, como el general Gelly y Obes.

La época dorada del ajedrez argentino llegaría sin embargo recién en la década de 1950. En esos años, tres subcampeonatos mundiales por equipos (1950, 1952 y 1952) y dos campeones mundiales a nivel juvenil (Oscar Panno en 1953 y Carlos Bielicki en 1959) consagraban a la Argentina como uno de los países donde mejor se jugaba el deporte mental en el mundo.

¿Pero dónde había empezado realmente el ajedrez nacional? Hace algunos años, junto a Marcelo Reides, surgió la posibilidad de indagar sobre estos orígenes. El principal objetivo era conocer cuáles habían sido las variables que permitieron que tras la segunda Guerra Mundial el ajedrez argentino explotara y consiguiera tantos éxitos en las siguientes décadas.

En esta búsqueda, la pregunta rectora se volvió concreta: ¿Quién había sido el primer ajedrecista de nuestra historia en destacarse del resto y a quien su nivel le permitiera enfrentarse a los jugadores europeos de la época? ¿Cuál era el primer gran jugador nacional?

Tres candidatos asomaron rápidamente en la agenda. Damián Reca, primer campeón nacional en 1921; Benito Villegas, campeón argentino en 1922, y el gran Roberto Grau, campeón en seis oportunidades y autor del texto de enseñanza del ajedrez más abarcador y completo de nuestro país.

Pero una tarde con el Gran Maestro Héctor Rossetto (1922-2009) –integrante de los tres equipos olímpicos subcampeones y singular personaje de fabulosa vida– arrojó un nombre desconocido: Miguel Angel Gelly (1857-1929).

A fines del siglo XIX el ajedrez deportivo estaba en ciernes en el mundo. Había ya un indiscutido campeón mundial (Emanuel Lasker, campeón mundial desde 1894 hasta 1921) y una pléyade de buenos jugadores (Alexander Alekhine, José Raúl Capablanca y Akiba Rubinstein entre otros) de distintos países. Pero en nuestro país, la institución pionera en el desarrollo de la competencia nacional, el Club Argentino, no se iba a fundar sino hasta 1905.

Hasta entonces, el juego se practicaba principalmente en bares. Según las crónicas, en el café Lloveras un legendario ajedrecista de origen ruso llamado Máximo Abramhson disfrutaba jugando partidas e impartiendo enseñanzas a su grupo de seguidores. Pero en 1888 Julio A. Lynch había creado el Círculo de Ajedrez, un espacio único que permitía alejar a los aficionados de aquellos antros.

Entre los primeros concurrentes al círculo figuraban Benito Villegas, Eugenio Zamudio y el mismo Miguel Angel Gelly. Pocos años después, en 1891, Gelly consigue el primer puesto del torneo del Círculo que, sin sede fija, deambulaba por distintos lugares de la ciudad. Se lo denominaba el “campeón sin corona”.

Desde entonces y hasta principios de siglo hay registros que muestran cómo Gelly participaba en cuanta competencia había, como jugador individual o en actividades por equipos. Participó de encuentros por correspondencia contra equipos chilenos y de los famosos matches telegráficos contra el club Dos Diarios de Río de Janeiro en 1903 y 1905.

Gelly pertenecía a una familia tradicional de Buenos Aires. Su padre, el famoso general Juan Andrés Gelly y Obes, había participado en la batalla de Cepeda y había sido ministro de Guerra durante la presidencia de Bartolomé Mitre. Como muchos próceres nacionales, cultivó el ajedrez y en sus tiempos libres jugaba en los salones junto a sus ilustres contemporáneos.

Miguel Angel y sus dos hermanos heredaron la pasión del padre. Pero fue él el que más se entregó a desentrañar los laberintos de este milenario juego. Se interesó por todas sus facetas, poniendo especial énfasis en el análisis de finales y estudios. Les dedicaba muchas horas en su hogar, desoyendo incluso los llamados a cenar de su esposa. Le encantaban las tertulias con amigos ajedrecistas. Y los domingos, luego de asistir a misa, organizaba encuentros en el mítico café Tortoni para desplegar sus conocimientos.

Poco tiempo después y ya fundado el Club Argentino, sus primeros dirigentes tuvieron la gran iniciativa de contratar maestros extranjeros para formar a las camadas de nuevos jugadores. Entre otros, vino el eterno campeón mundial Emanuel Lasker. O el maestro Jean Tabenhaus –de origen polaco y conocido por dar clases en el célebre café de la Regence en París y por ser uno de los maestros que activaban al autómata Mephisto– que en 1907 visitó el país. Gelly venció al maestro extranjero en las tres partidas que jugaron y consiguió tablas contra otro visitante: Richard Teichmann (1868-1925) de origen alemán, un famoso maestro de la época que en su haber tenía una victoria sobre Alexander Alekhine antes de que éste se convirtiera en campeón mundial. Más importante todavía fueron las tablas conseguidas contra Capablanca (futuro campeón mundial) en 1911 en una partida consulta junto a Rolando Illa.

No es fácil delinear con certeza los inicios del ajedrez argentino. Se pierden en el final del siglo XIX y se tienen que rastrear en espacios donde el juego se desarrollaba de forma caótica y sin organización institucional.

Probablemente sea imposible encontrar ese primer jugador, ese representante inicial de la historia grande de nuestro ajedrez. Pero es seguro que Miguel Angel Gelly merece un lugar entre los pioneros.

* Maestro FIDE, escritor, presidente del Club de Ajedrez de Villa del Parque, coordinador del programa de ajedrez escolar de la Ciudad de Buenos Aires.

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