CONTRATAPA › ARTE DE ULTIMAR

Los cuatro estados sensacionales

 Por Juan Sasturain

Cada vez que las circunstancias veraniegas nos arriman a la playa y más precisamente al contacto reiterado y casi ritual con la arena del mar y adyacencias, no puedo menos que recordar los apuntes que sobre el tema nos dejó el autodidacta Salvador Dudoso Noriega, famoso bañero de la Popular marplatense.

Como es sabido, a mediados de los sesenta Noriega debió cumplir un período de injusta reclusión en la cárcel de Batán por un homicidio confuso y culposo. Pero aquellos cinco años de prisión no fueron estériles para el Dudoso, más allá de las molestias del encierro. La cercanía del ilustrado doctor Pentrelli –su compañero de celda– y la frecuentación de la novedosa biblioteca del penal de algún modo le dieron vuelta la cabeza.

Así, Noriega no sólo habló y leyó intensamente durante esos fructíferos años de obligada pasividad sino que –por primera y única vez, que sepamos– intentó poner por escrito sus observaciones, comentarios y reflexiones acerca de distintos aspectos y circunstancias del oficio que le copó la vocación y le dio sentido a su vida.

Estos apuntes entre confesionales y especulativos ocupan los llamados Cuadernos de Batán, que permanecen, al día de hoy, inéditos. Son dos cuadernos marca Lanceros Argentinos de cincuenta hojas, sin numerar, que incluyen, sin un orden manifiesto, todo tipo de anotaciones realizadas de puño y letra por Noriega, a veces con birome, a veces con lápiz durante un período no determinado de su estadía en la cárcel, aunque casi con seguridad corresponden a sus últimos meses de reclusión, hacia el otoño de 1970, probablemente cuando cumplió 40 años.

Las anotaciones más frecuentes son comentarios (a veces muy pintorescos) motivados por las lecturas de los libros de la biblioteca de la prisión, y no tienen demasiado interés. Mucho más sugestivos, en cambio, resultan los textos, a menudo inclasificables, en los que Noriega desarrolló tópicos vinculados más o menos libremente con su profesión y su experiencia vocacional como bañero.

Entre lo más interesante del contenido de estos Cuadernos de Batán están las páginas dedicadas –bajo el título La arena seca y la arena mojada– al tema del contacto primordial entre la gente y la arena en la playa. La cuestión deriva, como se verá, a la postulación de los Cuatro estados sensacionales (sic) básicos y hay un esbozo de clasificación sistemática que pretendía agotar, cuanto menos, todas las posibilidades de ese contacto a menudo conflictivo. Lo que sigue es la transcripción –con leves correcciones ortográficas– del texto de Noriega.

“Si como dice en el libro de Geología de la biblioteca la arena se formó por la acción del mar sobre las rocas hasta hacerlas granitos, casi polvo, la arena mojada es anterior a la arena seca. Es decir que la del Sahara que se ve en las películas como Lawrence de Arabia, con los camellos y los oasis, estaba mojada y se secó. Ahora, después de millones de años que se formó, hay arena que no se seca nunca bajo el agua y hay arena que no se moja nunca (con agua de mar, digo) como la de los de-siertos. Pero hay un montón de arena que en realidad, si uno ve el mapa del mundo, es poco, son los bordecitos nomás, que pasa todo el tiempo de un estado a otro. Es la arena de la playa. Que es la más rara.

”La arena de la playa es la única que tiene contacto directo y continuado con gente. Porque la arena mojada del fondo del mar nadie la pisa y a la seca de los desiertos casi nadie. Debe haber médanos y dunas que nadie ha pisado nunca, ni siquiera los beduinos que viven ahí o las caravanas, que hacen un recorrido fijo, como los colectivos.

”También es bastante cierto que sacando los albañiles la gente pisa arena nada más que en la playa. Conocí gente, en el campo, que nunca había pisado arena, como mi mamá. Y cuando hice el servicio en la Marina había varios santiagueños que nunca habían visto el mar ni habían pisado la arena. Le decían tierra.

”Pero aunque es parecida, la arena es diferente a la tierra. Una cosa rara que tiene la arena es que no es una cosa sino una cantidad. Una cantidad de granitos. ¿Cuántos granitos debe haber para que digamos que hay arena? Si agarro una cucharadita de arena y voy separando de a pocos granitos en distintos lugares de una pieza no se va a ver que hay arena hasta que al barrer se junte.

”También pasa con la tierra hecha polvo, pero es diferente porque la tierra mojada se hace barro, se pega todo y desaparece el polvo. ¿Por qué no jode pisar arena bajo el agua en el mar y es medio asqueroso pisar el fondo de tierra de los arroyos? Porque la arena no cambia afuera y adentro. Cada granito es duro, es una roquita que no se disuelve. No hay cambio en la sensación entre los dedos, en la resistencia a la pisada afuera y adentro. La tierra es una cosa afuera, al aire, y es otra cosa, barro, bajo el agua. En cambio, secos o mojados, los granitos de arena siempre están separados o son separables.

”Ya empezaron separados por el mar o por el viento que los fue sacando de las rocas grandes. Por eso sólo se pegan unos granos con otros cuando se mojan fuera del agua. Y ahí nada más. Porque dentro del mar no se pegan, se mueven (nadan, digamos) y fuera del agua, secos, también se mueven, están apenas apoyados y con el viento se vuelan.

”El doctor Pentrelli leyó lo que ya había escrito y me ayudó con un dictado. Queda así: ‘La arena está compuesta por unidades móviles e independientes, como roquitas muy muy chicas, los granos de arena. En cierto sentido muy riguroso, la arena no existe, es una asociación provisoria e inestable de unidades independientes. En la arena llamada seca, se apoyan unas en otras, forman pilas, estructuras móviles que dejan espacio entre uno y otro grano que permite el desplazamiento e incluso el vuelo: la arena (los granos de arena) vuelan. Y los granos de la de abajo del mar, nadan’. Está mejor así.

”Aparte, y volviendo a lo que iba, a la playa: La playa es un lugar raro, de muchas variaciones si se compara con los que uno usa, por los que anda en la vida normal, lugares como la casa, la calle, el laburo. Sobre todo porque en la playa la gente se saca la ropa en público y busca a propósito el contacto directo con tres cosas raras, nuevas, que por lo general no conoce, no usa o gambetea: el mar, el sol y la arena. Y va ahí para eso.

”A veces, mirando la gente amontonada en la playa se puede pensar algo parecido a lo que pasa con la arena: la gente no existe sino cuando es una buena cantidad. La gente está formada por granitos que son las personas. Y también la gente reacciona según cómo sea el contacto con el sol y con el agua y con la misma arena. Y ahí es donde se producen unas situaciones que son raras, porque no se parecen a nada que le pase, a cualquiera, fuera de la playa. Es decir que cuando la gente en la playa se mezcla, se entrevera con la arena y con el sol se pueden producir distintos Estados sensacionales del cuerpo en la playa (este nombre me lo dijo el doctor Pentrelli y me parece bien) por la combinación de los distintos efectos que producen el agua y el sol sobre el cuerpo (con la malla pero también en la piel) y en la arena. Y esos Estados sensacionales son importantes cuando uno mira a la gente. La mira como bañero, digo. Siempre te da una idea de cómo se puede sentir el tipo.”

“Hay cuatro estados sensacionales básicos, según uno se acueste o se siente en la arena seca o mojada con la malla seca o mojada.

”Uno) Malla seca en arena seca con sol es la situación inicial, al llegar. El nombre de Sensación Tintorería viene de que el echado experimenta las sensaciones de la ropa planchada a seco en los negocios del ramo. Uno siente que el calor está arriba y abajo. Es cálida y placentera con brisa, temporalmente disfrutable sin viento e intolerable con. En general dura poco. Termina en baño de mar o en retirada a la sombra.

”Dos) La Sensación del Meado es cuando el tipo o la mina se sientan o se acuestan con la malla seca en la arena mojada. No necesita mucha explicación. Es bastante incómoda: la arena se pega ahí abajo y en el culo, con frío. No suele ser una situación buscada, elegida. O sí, cuando hay demasiada gente o demasiado calor o demasiado viento y todo el mundo se va a la orilla. Se termina metiéndose en el agua por incomodidad o porque una ola llega y te moja todo, hace un desastre.

”Tres) Malla mojada sobre arena seca con sol es la Sensación Milanesa. Tampoco necesita ser explicada. Es al revés de la anterior. Es muy de los pibes, que la exageran, se revuelcan. Es la mejor en los primeros minutos, cuando el cuerpo, recién salido del agua, se va secando al sol sintiendo el calor de la arena seca en la panza. Sin viento puede ser bárbara. Es muy fuerte y placentera pero hay a quienes no se la bancan: la arena se pega y da calor. Dura poco, admite el vuelta y vuelta.

”Cuatro) Finalmente está la Sensación de Caracol, todo húmedo, sin nada seco o caliente, frío con frío: es estar mojado y quedarse echado en la arena mojada. Es raro en gente de edad mediana, pero los pibes que se bañan mil veces, se quedan ahí. Y las viejas, que no entran al mar y se sientan con los pies para adelante a mojarse el culo y se quedan ahí. Como la Sensación Tintorería, depende mucho del sol. Si hay o no. Es placentera con mucho sol y sin brisa siquiera, cuando sólo es mejor estar dentro del agua. En otras situaciones, va de la incomodidad (día nublado) y la pesadilla nocturna.

”Estas cuatro categorías se convierten en doce según haya Sol (1), esté Nublado (2) o sea de Noche (3). Por eso, un estado sensacional Mi2 es Milanesa nublado y un estado sensacional Ca3 es Caracol de noche, algo insoportable, sobre todo si hay Viento, que es la última variable, junto con la Quietud y la Brisa. Y ahí hay (12 por 3) ya 36 combinaciones posibles. (Seguir después).”

Hasta ahí, Noriega en Los Cuadernos de Batán. Lamentablemente, no hay evidencias de que haya seguido desarrollando este tema ni tampoco sabemos cuál suponía el perspicaz Dudoso que podía ser la utilidad práctica de esta clasificación a la hora de perfeccionar el ejercicio del salvataje, su objetivo final. Otros textos atractivos, como El uso de las patas de rana, Defensa del aguaviva y Sobre las olas remiten a tópicos e intereses muy diferentes.

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