CONTRATAPA

Deseos y chistes de la semana

 Por Mempo Giardinelli

Curiosa semana la que pasó: el martes el grosero mundo Tweeter se divertía feroz y agresivamente con una supuesta cirugía estética de la Presidenta; el miércoles continuaba el festival de comentarios negativos y catastróficos que es ya tradición periodística porteña, con la rebelión de los empresarios que rechazan la nueva ley de abastecimiento; el jueves una radio emblemática de la oposición se dedicó a subrayar todo lo que iba a salir mal con el lanzamiento del satélite Arsat-1, y el viernes, el exitoso despegue fue minimizado en algunas primeras planas por una supuesta “pérdida de la órbita, demoras, intimaciones” y todo tipo de cuestionamientos apocalípticos contra Invap, de Bariloche, acaso la más respetada empresa estatal de este país.

Por si fuera poco, la semana incluyó temas oscuros y gelatinosos, como la “denuncia” de que el fondo buitre NML, que regentea el Sr. Paul Singer, posee “información” según la cual el empresario Cristóbal López “se valió de ‘vínculos irregulares’ tanto con la presidenta Cristina Kirchner como con su fallecido esposo y predecesor en el cargo, Néstor Kirchner, para ‘alzarse’ con millones de dólares públicos que están ahora ‘escondidos alrededor del mundo”.

Pruebas, ninguna, pero los efectos sonoros están logrados. No en vano dicho fondo es el que más dinero parece estar invirtiendo en campañas de prensa y, naturalmente, en salarios para sus muchos y no declarados empleados locales.

Por cierto, el jefe de Gobierno porteño y precandidato presidencial, Mauricio Macri, prometió que “va a echar” a los fondos buitre del país mediante la estrategia de “cumplir los compromisos”. Textualmente: “Con la política que vamos a implementar, los buitres nunca más van a hacer un negocio con la Argentina, los vamos a echar del país porque vamos a ser gente que cumple”.

A todo esto, y mientras el satélite Arsat-1 sigue su programado y raudo vuelo, cierta sensación de orgullo nacional se mantuvo y pareció genuina.

Pasar a ser uno de los ocho países capaces de construir satélites propios, desde una empresa estatal, hizo que la Presidenta formulara una pregunta desafiante: ¿se hubiera lanzado este satélite al espacio con otro gobierno?

Algo agrandada porque sabe que últimamente está pisando fuerte, Cristina Kirchner, no sin humor, catalogó además las andanadas de críticas de las últimas semanas con un juego de palabras: “asustan para ajustar”.

No dejó de ser gracioso, por eso mismo, que enseguida y con toda oportunidad el Sr. Macri saliera a replicar que “es el Gobierno el que asusta”. Y prometió: “El que tenga un plan social lo va a seguir teniendo. No tengan miedo”. Y por si fuera poco, criticó nuevamente la “confiscación” de las acciones de Repsol en YPF, pero dijo que “no volvería atrás” con esa medida. “Mi tarea va a ser lograr que YPF funcione bien para que haya más energía. No vamos a volver atrás porque el daño ya está hecho.”

También fueron muy graciosas otras declaraciones que se esparcieron el viernes y como para coronar la semana: varios dirigentes radicales, del PRO y del FA-Unen declararon que en caso de llegar al gobierno en 2015 mantendrán la estatización de YPF y de las AFJP, y continuarán con la Asignación Universal por Hijo (AUH). Lo gracioso, claro, es que entonces no se explica –ni ellos intentaron hacerlo– por qué en todos los casos votaron en contra en las dos cámaras del Congreso.

A la vez, y día tras día, se siguen inventando escándalos mediáticos acerca de supuestos negocios turbios de funcionarios kirchneristas, los cuales sin dudas deberían ser investigados y eventualmente sancionados por la Justicia, si ésta fuera confiable. Pero no mediante operaciones de prensa.

En cambio, hubo muy poco espacio y rápido olvido para una noticia que, si se investigara como debiera, comprometería seriamente al gobierno porteño, que dice tener acopiados cerca de cuatro millones de los viejos, clásicos y bellos adoquines que hicieron famosa a Buenos Aires, pero que son sólo una parte de los 42 millones que se quitaron durante la actual gestión. De esos 38 millones de adoquines “desaparecidos” no hay noticias, pero en Internet usted puede comprar los que desee a $ 9 cada uno.

El autocalificado periodismo independiente, no obstante, continúa con su obsesiva tesitura de investigar solamente al poder político, lo cual siempre es bueno en democracia, pero no es tan bueno cuando lo hacen como estrategia para encubrir así al verdadero poder, del que son asalariados.

Y es que en la Argentina todos los datos de gestión son públicos y están en las páginas oficiales de cualquier ministerio o repartición. Desde 2003 rige el decreto 1172/03 por el que el Ejecutivo está obligado a garantizar el acceso gratuito a toda información oficial de interés público, lo mismo que sucede con la información de los poderes Legislativo y Judicial.

En cambio, es prácticamente imposible acceder a balances de empresas y mucho menos a información sobre inversiones privadas.

Por eso la falta de transparencia en la Argentina es un problema tan grave y, hasta el momento, imposible de solucionar tanto en el ámbito público como en el privado. Porque la Verdad y la Justicia no son los valores predominantes en el escenario, y sí lo es el uso perverso y malicioso de lo que perfectamente podría llamarse “chantaje político”. Con el cual se formatea la mente y el espíritu de muchísimos ciudadanos que parecen capaces de creer cualquier cosa, como también, a veces, de aplaudir cualquier cosa.

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