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En un país en que la educación y la cultura pierden cada día una nueva batalla en la guerra de las prioridades gubernamentales, el solo dato de que la Feria del Libro vuelva a abrir las puertas, como lo ha hecho durante los últimos 29 años, debería ser considerado –más allá de los muchos cuestionamientos que puedan hacérsele– como una celebración. Acaso como una prueba de que, pese a todos los pesares, ciertas cosas permanecen, por la sencilla razón de que valen la pena. Y porque, básicamente, así lo deciden los auténticos dueños y señores de este acontecimiento: los lectores, la gente.
Si se tiene en cuenta que, salvando pequeñas diferencias, un promedio de un millón de personas se entrega cada año al discreto ritual de caminar por los bulliciosos pasillos atosigados de volúmenes en busca de un título o un autor, o entregados a la posibilidad de toparse con insospechadas sorpresas, lo que queda es el consuelo de que todavía sobrevive el disfrute indescriptible que supone perderse en esa maraña de ejemplares superpuestos que estimula los sentidos, y a menudo hasta embota el pensamiento.
Es verdad que en los últimos años, la profunda crisis socioeconómica por la que atraviesa el país pisó fuerte, y que la Feria se empobreció en más de un sentido, dejando lejos el brillo de otras épocas y alentando en ciertos sectores encendidas críticas. También es una realidad que las editoriales redujeron entre un 50 y un 70 por ciento la oferta de títulos (cifra proporcional a la caída de la demanda), y hubo una baja notable en la edición de materiales nuevos. Que la industria editorial atraviesa su peor crisis, a esta altura, ya no es una novedad. Es cierto, también, que tras la devaluación los invitados extranjeros ya no llegan en manada como ocurría hace apenas unos años –hasta acá los que confirmaron su presencia son Mario Vargas Llosa, Paco Ignacio Taibo, Néstor García Canclini y el juez español Baltasar Garzón–, y que los títulos importados brillan por su ausencia, o son joyas inaccesibles debido a sus altísimo costo. Pero es precisamente por todo esto, que la vigencia de un evento como éste, que año a año convoca a centenares de miles de personas para honrar ese acto íntimo y poderoso que es la lectura, y su contrapartida, el oficio de escribir, debería ser celebrado como corresponde y en su justa medida. Porque en definitiva, su vigencia es algo más que un motivo de orgullo: bien mirado es casi un acto de resistencia colectivo. Los escritores, en estos tiempos, gozan de mucho más prestigio que los políticos y los economistas.
La 29ª edición –el lema de este año es “Los argentinos y los libros”-abrirá sus puertas al público el miércoles 16 de abril, a las 17 –el acto de inauguración se realizará a las 18.30 y contará con la presencia del presidente de la Fundación El Libro, Carlos Pazos, diversas autoridades del gobierno porteño, y del escritor jujeño Héctor Tizón–, y permanecerá abierta hasta el 5 de mayo en la Rural (Av. Sarmiento 2704). Está prevista la realización de setecientos ocho actos, incluyendo presentaciones de libros, conferencias, mesas redondas, recitales de música, actividades para niños y adolescentes y debates.
El escritor peruano Mario Vargas Llosa, que dictará una conferencia para presentar en sociedad su novela El paraíso en la otra esquina (29 de abril a las 19), el español Manuel Vázquez Montalbán, que trae bajo el brazo su nuevo libro Erec y Enide (dialogará con su colega argentino Martín Caparrós el 1º de mayo a las 18), y el mexicano Ignacio Paco Taibo, que mantendrá un diálogo abierto con el periodista de Página/12 Miguel Bonasso en el marco de la presentación de su libro Regresamos como sombras (el 17 de abril a las 19) indudablemente serán las figuras más importantes entre las que llegarán al país desde el exterior. De las restantes se destacan el antropólogo argentino residente en México Néstor García Canclini (se presentará ante el público el 3 de mayo a las 18.30), el mexicano GonzaloCelorio –que dialogará con Luisa Valenzuela y Noé Jitrik el 28 de abril a las 19–, y el juez español Baltasar Garzón –que llega con Cuento de Navidad. Es posible un mundo diferente, y que conversará el 18 de abril a las 20.30 con el periodista Joaquín Morales Solá y Julio Villar–.
Los escritores, artistas y periodistas argentinos, en tanto, protagonizarán la mayoría de las actividades previstas en el marco de este evento. Entre los más renombrados que presentarán en sociedad sus últimos títulos, están José Pablo Feinmann (25/4), Miguel Bonasso (19/4), Alejandro Dolina (18/4), Alberto Laiseca (18/4), Ricardo Fogwill (18/4), Manuela Fingueret (18/4), Maitena (19/4), Eduardo Anguita (20/4), Sergio Giancaglini 824/4), Rodolfo Braceli (25/4), Tomás Abraham (28/4), Leo Maslíah (1/5), Roberto Fontanarrosa (2/5), Dalmiro Sáenz (2/5), Jorge Lanata (3/5) y Federico Andahazi (4/5), entre otros. Los escritores Ernesto Sabato, Abelardo Castillo, Liliana Heker, Juan Sasturain, Pablo De Santis, Noé Jitrik, Luisa Valenzuela, Martín Caparrós, Mario “Pacho” O’Donnell, Ignacio García Hamilton, María Esther Vázquez, Alan Pauls, Juan José Sebreli y Horacio Salas, los periodistas Andrew Graham-Yooll, Magdalena Ruiz Guiñazú, Héctor Timerman, Pablo Sirvén, Carlos Ulanovsky, Oscar Cardoso, Quique Pesoa y Joaquín Morales Solá, el historiador Norberto Galasso, Nora Cortiñas (Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora), y los directores cinematográficos Jorge Coscia (director del INCAA), Miguel Antín y Héctor Olivera, y hasta Charly García –que se comprometió a tocar junto a León Gieco, Víctor Heredia, Teresa Parodi y Julia Zenko en el marco de la presentación del libro Mercedes Sosa, la negra, de Rodolfo Braceli, el 25/4– son algunas de las muchísimas personalidades convocadas para participar de esta edición de la Feria.
El 23 de abril, desde las 17, se realizará un maratón de lectura de obras de Julio Cortázar, en homenaje a los 40 años de la publicación de su obra más célebre, Rayuela. Numerosas figuras del mundo del espectáculo y la cultura –Enrique Pinti, las actrices Selva Alemán, Mirta Busnelli, Ana María Cores, María Fiorentino, Ana María Giunta, Cipe Lincovsky y Cristina Banegas, el director Manuel Antín, los músicos Pedro Aznar e Iván Noble, el actor Lorenzo Quinteros y los periodistas Magdalena Ruiz Guiñazú y Carlos Ulanovsky– ya comprometieron su presencia en el marco de esta actividad. Se realizarán, además, numerosas reuniones entre los lectores y los autores, en el “Café del encuentro”, los días viernes y sábados. (coordinación general Manuela Fingueret).
En el “Rincón de la lectura”, personalidades del mundo de las letras y el espectáculo leerán textos breves por ellos seleccionados. Mientras que se renovará la nutrida oferta de cursos (Haroldo Conti, por Adriana Mancini, Veinte años de narrativa argentina, por Sylvia Saitta), talleres (Historia del rock nacional, por Sergio Marchi; Cómo se hace un guión, por Rodolfo Otero; La poesía en la música popular brasileña, a cargo de Gonzalo Aguilar; Música folklórica argentina, por René Vargas Vera e Historietas en movimiento, con Germán Cáceres), y ciclos de charlas dedicadas a los temas más diversos.
El 5 de mayo, último día de esta edición, a las 20.30, el público podrá oír las “Palabras de gratitud y cierre”, a cargo de Ernesto Sabato, llevarse con suerte algún libro a casa y despedirse para volver el año que viene. Como siempre.