CULTURA

“Son los tres tiempos que conviven en la democracia”

Así define el dibujante Miguel Rep el mural que inauguró en el Centro Universitario de Idiomas, un trabajo en el que quiso volcar “el bajón, la rebeldía y la esperanza”, sentimientos que coexisten.

 Por Mariano Blejman

Nadie puede negar que Rep (Miguel Repiso) es un dibujante capaz de comprender el estado de las cosas, con lucidez e ironía, incluso antes de que las cosas sucedan. La prueba más fehaciente sucedió el 5 de diciembre de 2001 (14 días antes del estallido social), cuando dibujó una secuencia donde se lo veía al personaje Gaspar, de brazos abiertos, preguntándose en el centro del cuadro: “¿Cuándo nos levantaremos los de la clase media?”. Unos días antes, Rep imaginaba en la contratapa de este diario una plaza colmada de rebeldes que pedían por el cambio de gobierno, por el fin de aquel modelo económico y político. La anticipación fue notada por el suplemento Radar, que publicó un domingo después del 20 de diciembre la secuencia completa. Esa es una de las series que forman parte de la retrospectiva que acompañó la inauguración del Gran mural sobre los veinte años de la democracia, el miércoles en el Centro Universitario de Idiomas (Junín 224).
Pero el mural (que se publicó como tira en la edición de ayer de este diario) es algo más. Es un trabajo sobre los 20 años de la democracia organizado en tres tiempos: el bajón, la rebeldía y la esperanza. “No es una mirada secuencial”, aclaró Rep al inaugurar el trabajo que fue presentado junto a una retrospectiva de sus dibujos de las contratapas. “Si fuera leído como secuencial sería demasiado oficialista. Pero no es así, sino que son tres tiempos que conviven en la democracia. Ojalá que aminore el bajón, que mejore la esperanza, que la rebeldía ocurra siempre y que alguien haga un mural encima del mío para festejar los 200 años de democracia.”
El primer “tiempo” del mural (el bajón, ubicado a la izquierda) muestra un cuadro donde se ve a familia pobre (al mejor estilo de la inundación de Santa Fe) que resiste sobre un techo una inundación: uno de ellos intenta pescar un objeto con forma de mapa de la Argentina. Bien podría verse como “los pobres salvarán a la Argentina”. Pero Rep dice que no lo pensó así: “Es la Argentina que se hunde, es un momento desesperado”. El segundo tiempo (la rebeldía, en el centro) muestra una Plaza de Mayo vestida de rojo y rosado, con huestes enfurecidas y las Madres de la Plaza haciendo su ronda acompañados de hombres golpeando sus cacerolas y los piqueteros incendiando algunas gomas, pero también hay un gato y un pato paseándose por ahí. La rebeldía, para Rep, es roja y rosada. El tercer tiempo (la esperanza, a la derecha del mural) muestra una multitud enmarcada por un arco iris, festejando los 20 años de democracia. Perdidos entre las masas están Auxilio y Socorro, dos de sus personajes que de un modo u otro opinaron de política en las tiras de la contratapa. En primer plano, el célebre nietito de Alfonsín vuelve a mostrarse en la copa del árbol signado por la “A” de Anarquía. Quien brilla por su ausencia es Lukas, el joven dark y descreído del posmenemismo: “A Lukas no lo hubiera puesto nunca, su pesimismo no tiene lugar en un festejo por la democracia”, opina el dibujante. Los tres tiempos están enmarcados por las vaquitas de la buena suerte. “Siempre, siempre se necesita un poco de suerte”, dice Rep.
Rep ha sido un lúcido dibujante de la historia política argentina de los últimos años. “No es casual que mi trabajo comenzara a cambiar en la época de la democracia, donde empecé a dibujar más liberado.” La experiencia de Rep en eso de trasladar dibujitos de papel a grandes murales no es mucha. Hay uno sobre Jorge Luis Borges en Plaza Borges y otro en Piriápolis que se llama Pan de Azúcar. Este vendría a ser el tercero. En el traspaso a la pared colaboró Sergio Pierella, quien traspasó no sólo los dibujos sino las dimensiones. “Cuando se pasa a un mural, éste debe tener proporciones más grandes hacia arriba, por cuestiones de perspectiva”, cuenta Rep, que quiere dejar sentada una pequeña diferencia de efemérides: “Para mí el comienzo de la democracia es el 10 de diciembre (día que asumió Raúl Alfonsín), y no el 30 de octubre (cuando ganó las elecciones). Pero bueno –dice–, ahora quiero dibujar una calesita”.

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