CULTURA › EL ROL DEL PERIODISMO, SEGUN ERNESTO TENEMBAUM

“Se acabaron las religiones”

En una charla realizada en la Biblioteca Ricardo Güiraldes, Tenembaum, Carlos Borro y Gustavo Martínez Pandiani analizaron el papel que juega la investigación en el entretejido social.

 Por Silvina Friera

El título de la charla sobre la investigación periodística podría haber sido “El mito del periodista independiente y el poder que siempre es un villano”. Ernesto Tenembaum desmitificó el oficio en la Biblioteca Ricardo Güiraldes, acompañado por el director del Libro, Carlos Borro, y el decano de la Facultad de Ciencias de la Educación y Comunicación Social de la Universidad del Salvador (USAL), Gustavo Martínez Pandiani. “Para un sector del periodismo independiente éste es un momento muy difícil, porque en el gobierno de Menem la mayoría de la gente estaba en contra como nosotros. Con De la Rúa, aunque la gente estaba incómoda, nos decían que le diéramos una oportunidad”, comparó Tenembaum. “Ahora, cuando nosotros vemos en Kirchner cosas que no nos gustan, a la opinión pública, la que estuvo en contra de Menem, le cuesta más acompañarnos. El cacerolero de Caballito nos quiere matar.” El periodista, autor de Enemigos (Norma) y columnista en el programa Animados, que conduce Lalo Mir en Radio Mitre, aseguró que el periodismo no es necesariamente vigía del poder. “Con el tiempo empecé a descreer mucho del lugar de héroe del periodista. Cuando a veces voy con mi viejo por la calle y alguien me felicita, les digo: ‘No se confundan, intuyo que a Lita de Lázzari le dirían lo mismo’.”
Un problema preocupante, según Tenembaum, es la demagogia periodística que se puso de manifiesto, quizá como nunca antes, cuando se conoció el pedido de excarcelación de Omar Chabán. “La discusión sobre si un acusado tiene que estar preso sin condena es ilegítima, y los progresistas, que siempre defendemos el garantismo, de repente estamos diciendo que en este país nadie va preso. En lugar de decir que la Justicia es lenta, estamos criticando a los jueces por una decisión que es bastante corriente, porque una persona no puede estar presa sin condena más de 18 meses”, argumentó el periodista, que trabajó en Página/12 desde 1987 hasta 1998. “Los mensajes que recibimos en la radio son tan fanáticos, tan acríticos, y el contenido de los medios es tan demagógico que impide discutir serenamente problemas sociales que son muy complejos. Es lógico, entonces, que todos pasemos de ser Zaffaroni a Blumberg.”
Hace unos días en Animados, Lalo Mir le preguntó a Tenembaum qué opinaba del final de Solos en la madrugada, con José Sacristán. Y la pregunta generó un debate tan interesante como polémico, según admitió el periodista. “Aunque la película me había gustado, en algún lugar yo estaba muy peleado con la frase central: ‘Afrontemos el presente, no nos podemos pasar otros cuarenta años hablando de los cuarenta años’. Durante mucho tiempo sentí que esa frase hablaba del olvido y del perdón sobre lo que ocurrió en España durante la dictadura franquista. Pero con el tiempo, por contraste, me di cuenta de que en la Argentina tenemos una gran capacidad para hablar del pasado, y eso está muy bien, que se pida que no haya impunidad, olvido. Pero me pregunto si esa capacidad para hablar del pasado no es una forma también de no hablar del presente”, planteó Tenembaum, y recordó que el historiador Tulio Halperín Donghi, en una entrevista reciente, decía que la sociedad argentina “siempre quiere desmitificar todo, menos a ella misma”.
La relación del periodista con la sociedad, con los medios de comunicación y con el poder político de turno debería ir tendiendo “no a la búsqueda del heroísmo sino a la seriedad, la objetividad y la erudición”, señaló Tenembaum. “Es un problema para el periodismo ser matizado porque el periodismo es amarillo, aun el mejor periodismo”, agregó el periodista ante un público joven, que como apuntó Martínez Pandiani, decano de la Facultad de Ciencias de la Educación y Comunicación Social de la USAL, “uno puede suponer que son estudiantes avanzados de periodismo o jóvenes periodistas”. Tenembaum subrayó que durante muchas décadas distinta gente creyó que había una religión o un dogma que había que asumir para llegar al paraíso, desde el menemismo hasta el Partido Comunista. “La riqueza del momento en que vivimos es que se acabaron las religiones”, aseguró.

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“Con el tiempo empecé a descreer mucho del lugar de héroe del periodista”, dijo Tenembaum.
 
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