DEPORTES › EL IMPACTO URBANO Y SOCIAL DE LAS OBRAS DEL MUNDIAL 2014 Y LOS JJ.OO. 2016

Desalojar favelas por deporte

No todos es alegría en Brasil. Varias ONG y militantes barriales denuncian el desarraigo violento que sufren los habitantes de los asentamientos de Río de Janeiro afectados por el paso de las topadoras, que arrasan barrios para construir estacionamientos.

 Por Gustavo Veiga

A la favela Metro Mangueira, vecina al Maracaná, la están demoliendo de a poco. Los vecinos que todavía quedan rodeados de escombros y consumidores de crack, imaginan que donde aún resisten sus casas se construirán gigantescos estacionamientos o centros comerciales para el Mundial de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016. Los desalojos empezaron en octubre del año pasado y hubo viviendas que se tiraron abajo cuando sus dueños habían salido a trabajar. El paisaje semeja una Bagdad carioca, la postal que Ricardo Teixeira, el Julio Grondona brasileño, quiere esquivar como si fuera el habilidoso Neymar. “Se trata de una oportunidad única para que veamos un país que ya comienza a mostrar su intensa transformación”, dijo refiriéndose a las obras por venir. Ayer marcharon contra él para pedirle la renuncia en ciudades como Río de Janeiro y San Pablo. El viernes hubo una conferencia de prensa en donde se denunció el impacto ambiental y el desarraigo que sufren los habitantes afectados por las topadoras. Raquel Rolnik, relatora de la ONU y urbanista, ya lo había denunciado en mayo pasado: “Estoy particularmente preocupada acerca de lo que parece ser un patrón de actividad, la falta de transparencia y de consulta, la falta de diálogo y participación de las comunidades afectadas en los casos de desalojos llevados a cabo o previstos en relación con la Copa del Mundo y los Juegos Olímpicos”.

En los dos últimos eventos deportivos más importantes se escucharon quejas parecidas: los Juegos de Beijing 2008 y el Mundial de Sudáfrica 2010. Decenas de medios internacionales llegaron a informar que China mudó a un millón y medio de personas, algo que su gobierno negó. Ahora la historia se repite pero en Brasil. Y se amplifica la resistencia de los pobladores de las favelas por la presencia del staff de la FIFA que encabeza Joseph Blatter. Se sortearon las Eliminatorias del Mundial y el suizo no podía faltar a la cita después de visitar la Argentina para la Copa América. La paulista Rolnik también había pasado por Buenos Aires en abril. Pero en lugar del hotel Hilton y el moderno estadio único de La Plata donde se mostró el capo del fútbol, escuchó en la Villa 31 a sus vecinos. El dirigente y la mujer expresan dos visiones muy distintas sobre un mismo fenómeno: la huella que puede dejar una Copa del Mundo en la sociedad que la organiza.

El periodista argentino Leonel Plügel es un testigo privilegiado de lo que está pasando en Brasil. Vive en Río y allí entrevistó a Francislena da Costa Silva, presidenta de la Asociación de Vecinos de Metro Mangueira, con diez años de residencia en esa favela. “La municipalidad para desalojar ‘mina’ la favela. No demuele en forma consecutiva, sino en forma alternada para que las personas que se quedan estén en una situación vulnerable. Así los que sobran se van más rápido porque parece una zona de guerra. De esta forma la comunidad queda muy debilitada. Desde que comenzaron los desalojos y las demoliciones aumentaron los asaltos. Ahora el lugar es refugio de consumidores de crack. Yo todavía no fui asaltada, pero me desperté a la noche porque querían entrar en mi casa. Ni puedo trabajar porque no puedo dejarla sola”, denuncia.

Decenas de vecinos ya fueron trasladados a Villa Cosmos o a Mangueira I, un apéndice de Mangueira, la gran favela que está dividida en distintos sectores y frente al mítico Maracaná. Allí ingresó el ejército en junio pasado, como ya lo había hecho en otras barriadas, detrás de los narcotraficantes en retirada. Si no es con el argumento de combatir a los carteles de la droga, el Estado avanza con la justificación de que estas favelas corren peligro de derrumbe. La alcaldía carioca disputa con ocho de ellas su desalojo en base a un cuestionado estudio del Instituto de Geotécnica de Río de Janeiro (Geo-Río). Para los vecinos, un decreto del alcalde Eduardo Paes “esconde la intención de valorizar inmobiliariamente los terrenos y los barrios aledaños con la recolocación de estas favelas”, declaró Marcelo Chamorro, el dueño de una casa en Tabajaras, otra de las zonas afectadas.

El decreto municipal autoriza el desalojo de tres mil seiscientas familias en los ocho asentamientos. Las víctimas de esta política no quieren saber nada con el desplazamiento. “En Prazeres tenemos una de las mejores vistas de Río”, declaró Soraide Gomes, quien vive en esa favela desde hace 28 años. “Por eso pienso que nos quieren sacar, porque estos terrenos valen una fortuna”, agregó. Un indicio de esta conclusión lo dio el colombiano Luis Alberto Moreno, presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). “Tenemos muchos proyectos prioritarios para Río de Janeiro debido a la Copa del Mundo y las Olimpíadas, como la descontaminación de la bahía de Guanabara y proyectos sociales en las favelas para mejorar las condiciones de vida de la población”, dijo en abril cuando estuvo en Brasil.

Inalva Britos, representante de la favela Villa Autódromo, de Jacarepaguá (donde Carlos Reutemann ganó hace 30 años una carrera famosa), denunció que “hasta 2016, entre 20 y 25 mil personas serán desalojadas o removidas”.

Participó en una conferencia de prensa el viernes que convocaron organizaciones civiles y movimientos sociales. En ella se habló sobre el impacto urbano y social que generarán las obras del Mundial y los Juegos. Esas ONG o militantes barriales no se oponen a que se realicen los dos torneos, pero tampoco aceptan que se vulneren sus derechos. Las mudanzas forzadas también afectan a vecinos de las líneas ferroviarias o por donde pasará el BRT (Bus Rapid Transit). Se trata de un sistema de transporte público de colectivos con carriles exclusivos fijos o en vías elevadas.

Con estas quejas se toparon Blatter, Grondona y las demás autoridades de la FIFA que viajaron a Río de Janeiro. Al anfitrión Teixeira le piden la renuncia cada vez con más insistencia y mejor organizados los hinchas brasileños. Miles se agruparon a través de una página de Internet www.foraricardoteixeira.com.br pero súbitamente los administradores de Twitter la levantaron. Hasta Romario, campeón mundial y actual diputado socialista, le pidió que diera explicaciones ante el Congreso sobre sus manejos nada claros. Cualquier semejanza con la actualidad del fútbol argentino es pura coincidencia. Para este martes los hinchas preparan un acto de protesta contra el presidente de la AFA por los futuros campeonatos. Huelen poca transparencia en el proyecto. La convocatoria fue lanzada desde Facebook por dos pibes, Diego Blas Speroni y Leandro Ojeda, y ya tiene algo más de 31 mil adherentes. La Agrupación Socios e Hinchas Autoconvocados de Newell’s, que luchó para echar al ex presidente Eduardo López, exigió asambleas en cada club para decidir qué hacer. El fútbol se declaró en estado de alerta y movilización.

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Ricardo Teixeira, presidente de la CBF, y Joseph Blatter, presidente de la FIFA, en Río de Janeiro.
Imagen: EFE
 
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