DEPORTES › LA PATRIA TRANSPIRADA

Segundas partes, mejores

(24 pulgadas, en reposo)

 Por Juan Sasturain

De los cuatro partidos de ayer que definían –en dos de las zonas– los que pasaban a octavos y en qué orden, había dos muy interesantes (por el resultado, sobre todo) y dos que lo eran mucho menos. Y así fue nomás. España le ganó bien a Australia, sin que los estadísticos goles de Villa le conmovieran el bigote a Del Bosque. Y Brasil terminó haciéndole cuatro a Camerún tras dudar/sudar grueso un rato. Pero está Neymar, que sabe y simplifica como si no le costara. Esos eran los dos previsibles, y lo fueron. De Holanda-Chile y Croacia-México, los partidos de los que más (emoción y tensión en juego) se esperaba, hubo que esperar cuarenta y cinco para disfrutar algo. Lástima.

El primer tiempo de Holanda fue tan alevosamente “táctico” que odiamos a Van Gaal: echó el equipo bien bien atrás, como contra España, y preparó la pista para Robben (sin Van Persie esta vez) mientras raspaba a los chilenos en el medio y la tiraba a cualquier parte (sic) desde el fondo. Snajder –como toda la Copa, hasta ahora– la veía pasar sobre su pelada cabecita: no hubo una sola buena contra naranja en los 45. Un opio especulativo. Los de Sampaoli, que tenían que ganar para ser primeros, iban. Pero tranqui, sin Valdivia (en el banco) y con el mejor Alexis posible. Con lo que tiene, muy bien Chile. Demasiado quejosos con el árbitro gambiano, tal vez. El resultado, cero por todos lados, mal jugado y aburrido.

En el segundo, todo igual, hasta que se fueron aflojando. La roja arriesgó un poquito más y ahora sí hubo espacios. Un par de veces el pelado supersónico avisó, hasta que el gol llegó limpito por arriba primero y de contra después: muy bien –otra vez– Memphis, desde el banco. Y otra vez le salió bien al Colorado. Veremos hasta cuándo. Lo de Medel & Co., una maravilla. Con Brasil puede ser muy lindo partido.

También México y Croacia se tomaron un tiempo. Largo round de estudio. Los de a cuadritos tenían que ir pero iban poco. Eran Modric-Rakitic en el medio, Corluka –el clon del Ratón Ayala– en el fondo y poco más, esta vez. México, muy atento y armado, con un Herrera jugadorazo, que si emboca la que dio en el ángulo, el partido se hubiera abierto antes. Pero hubo que esperar. Y si cambió fue por México. Los verdes se destaparon a fuerza de convicción y buen juego: ante la duda, cuando podían tentarse con la especulación de conservar el cero, llegó el gol de Rafa Márquez. Y en seguida Guardado –gran segundo tiempo–, con Chicharito en la cancha, hizo la diferencia. Los últimos veinte fueron como podría haber sido si se hubieran animado antes: otro de México y descuento croata (un golazo), ya con todos más sueltos. En síntesis: un México consolidado que será hueso duro para los holandeses. Moraleja, el fútbol no deja. Pero si empiezan a jugar antes, muchachos, mejor para todos.

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