DEPORTES › COLOMBIA VENCIO 2-0 A URUGUAY Y SE CLASIFICO PARA LOS CUARTOS DE FINAL DEL MUNDIAL

Al león herido lo cazó el agente James

El fantasma del Maracanazo tuvo que hacer las valijas por culpa de Rodríguez, autor de dos golazos. Así el equipo de Pekerman sumó su cuarto triunfo en el torneo y el viernes se medirá con Brasil en Fortaleza por un lugar en las semifinales.

Desde Río de Janeiro

¡Colombia, qué no ni no! El equipo de José Pekerman no se asustó del león herido, ni de la idea que circulaba aquí respecto de lo que son capaces de lograr los uruguayos cuando deben enfrentarse a la adversidad y a la injusticia. Por el contrario, la ausencia del gran goleador les ensanchó el amor propio a los uruguayos, pero les achicó las posibilidades ofensivas y de eso se aprovechó el rival.

El conjunto colombiano mostró altibajos, pero en los altos iluminó su triunfo, el Maracaná y el fútbol todo. Los goles, por ejemplo, merecen la vitrina de una joyería. En el primero, James Rodríguez empalmó desde la entrada al área un zurdazo tremendo que hizo que la pelota pegara en el travesaño, cayera dentro el arco y subiera mientras Muslera volaba para completar la espectacularidad de la escena. En el segundo, el mismo James Rodríguez coronó una jugada de muchos toques con el sello de Pekerman que hizo recordar al gol de Cambiasso, el segundo de la goleada por 6-0 contra Serbia y Montenegro en Gelsenkirchen en el 2006. Los tres mejores jugadores del conjunto colombiano tomaron parte del último tramo en la jugada del segundo gol. Armero usó el arma del centro, Cuadrado la bajó redondita de cabeza y James la empujó a la red, de derecha, debajo del arco.

Los colombianos fueron superiores en distintos aspectos del juego. En casi todo el primer tiempo manejaron mejor la pelota, triangularon, encontraron espacios con gambetas cortas y largas, no se dejaron amedrentar con el juego fuerte de Alvaro Pereyra y compañía, y llegaron hasta Muslera. Hasta el fondo del arco de Muslera llegaron para liquidar el pleito. Faltaba un montón cuando los hinchas colombianos, asociados con los brasileños, empezaron a cantar lo que los chilenos habían estrenado ante los españoles: “e-li-minados”. Y no pararon hasta el final del partido, a pesar de los ataques insistentes de los orientales que pudieron haberle dado un golcito si no hubiera mediado la buena actuación de Ospina. Es que Uruguay, muy replegado en el arranque del partido, se soltó cuando ya no le quedaba otra y encajonó a su rival que, de todos modos, no pareció sentirse demasiado incómodo en el nuevo rol.

No es una máquina Colombia, no tiene continuidad en su juego, pero es un equipo muy serio que tiene un excelente arquero, defensores duros que cabecean bien y no tienen reparos en reventar la pelota si es necesario, y mucho toque del medio hacia arriba. Tiene al ex campeón de Banfield, enchufadísimo y con mucho apetito, y también inquieta con Jackson Martínez. Ayer no aportó demasiado Teófilo Gutiérrez y uno se imagina que con Falcao, este equipo podría haber ganado mucha más explosión.

La producción de los colombianos en el lapso que va de los diez minutos del primer tiempo hasta el primer cuarto de hora del segundo dejó muy preocupados a los brasileños, que serán los próximos rivales en los cuartos de final. Están agrandadísimos los muchachos de Pekerman y tienen razones concretas: cuatro jugados, cuatro ganados sin demasiados sobresaltos y sin que asomara ni un poquito de la fama de pecho fríos. Los uruguayos se fueron cantando “Suá-rez, Suá-rez”, acaso como una excusa o una explicación por la derrota, pero no pueden negar que Colombia fue más y mereció quedarse con el pase a los cuartos. Lo que sí hay que lamentar es el sueño morboso de un Brasil-Uruguay en Brasil y por un Mundial, ya no se va a dar. Y que el fantasma del Maracanazo tuvo que hacer las valijas.

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