DEPORTES › OPINIóN

Calle Padre Lorenzo Massa

 Por César Francis *

Boedo y San Lorenzo hacen a sus respectivas identidades, van unidas de manera insoslayable e indisoluble. No podemos pensar el uno sin el otro. A punto tal que ambos sufrieron en idéntica forma y proporción la mutación que significó el arrebato del Gasómetro de avenida La Plata. Ya pasaron más de 30 años de aquel mazazo al alma de un barrio pero, más allá del tiempo, el entorno se mantuvo inalterable, esperándolo, con la tozuda confianza del enamorado que espera la vuelta de su amada para que el día que retorne todo esté en su lugar, como señal inequívoca de que nadie ni nada ocupó su sitial.

Y el Gasómetro volvió, está volviendo para que todo vuelva a ser como fue y el sanlorencismo ruja con más fuerza por las calles de Boedo. Y una tarde de final de primavera de diciembre, caminando por sus calles, comenzamos, de manera inconsciente si es que hay algo inconsciente, a repasar los nombres de cada una de ellas, denotando, descubriendo, percibiendo y corroborando que el principal hacedor de nuestro querido Club San Lorenzo de Almagro no posee el justo y merecido homenaje de una calle con su nombre en el barrio de Boedo.

Cuando en enero tuve el honor de asumir como vocal de minoría en la Comisión Directiva de San Lorenzo, entre mis primeras iniciativas se buscó realizar las gestiones necesarias para subsanar esta omisión histórica y que Boedo tenga la calle del Padre Massa.

No hubo necesidad de debate alguno: tanto el presidente del club, Matías Lammens, junto al vicepresidente, Marcelo Tinelli, dieron su apoyo, al igual que la otra minoría encabezada por el ex candidato presidencial Claudio Desimone.

Con el impulso de constatar que el Padre Lorenzo Massa una vez más nos une a los sanlorencistas, como lo supo hacer con “Los Forzosos de Almagro”, en la Legislatura porteña el legislador Jorge Garrayalde comprendió en milésimas de segundo lo justo del pedido y presentó el proyecto de ley para que Boedo tenga la calle del Padre Massa con las firmas de Cristian Ritondo, actual titular de la Legislatura, y del diputado Roberto Quattromano. Así empezamos a enfilar lenta pero firmemente hacia la calle del sacerdote que, como cuentan Roberto Liñares y Ricardo Bellani en el libro El santo de la pelota, al rezar una misa junto a la tumba de Ceferino Namuncurá en 1947, entre sus peticiones incluyó “... que se puedan recabar ventajas espirituales y salvar almas con el Club Atlético San Lorenzo de Almagro”. Vaya si salvó millones de almas con la mejor receta posible: llenándolas de amor. Un amor, en este caso, nacido hace 106 años, que se consolidó en Boedo, pintado en azul y rojo.

* Vocal de la Comisión Directiva de San Lorenzo de Almagro.

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