DEPORTES › QUIEN ES LUIS SEGURA, EL NUEVO PRESIDENTE TRANSITORIO DE LA AFA

Lejos de dejar algo en las mejores manos

El reemplazante de Grondona empezó su carrera bajo la sombra del represor Suárez Mason, con quien tenía vínculos en Argentinos. Nunca terminó de despegarse, aunque en 2013 homenajeó a los hinchas desaparecidos y repudió al terrorismo de estado.

 Por Gustavo Veiga

Curioso recorrido hizo el destino con la sucesión de Julio Grondona. Su reemplazante en el cargo, aunque transitorio, es Luis Segura, el presidente de Argentinos Juniors que en el pasado estuvo vinculado en la misma institución a Carlos Guillermo Suárez Mason, un genocida. “Mezclar a estos personajes (por el militar muerto en 2005) con el fútbol es un disparate”, afirmaba en febrero de 2004 el hombre que como mínimo conducirá la AFA hasta octubre, cuando se llame a asamblea y se elija a un dirigente para conducirla por los próximos tres años.

Segura siempre pretendió despegarse del general destituido que decidía sobre la vida y la muerte de los desaparecidos desde la comandancia en el I Cuerpo de Ejército. Pero una foto tomada en 1980 prueba que mantenía vínculos con Suárez Mason en el club de La Paternal. El periodista Guillermo Blanco, por entonces redactor de la revista El Gráfico, dijo en 2006 –citado por Página/12– que recordaba la escena muy bien. Aquella noche, en la cancha de Atlanta, departían las dos principales autoridades de Argentinos Juniors, el presidente, Próspero Cónsoli, y el vice Segura, con el militar, responsable de la Comisión Patrimonial de la entidad donde ya brillaba Diego Maradona.

El ahora mandamás de la AFA negó que le pidiera favores, que haya visitado su casa y otras habladurías que corrían desde los tiempos de la dictadura en los alrededores de Juan Agustín García y Boyacá, donde se levanta el estadio del club. Esa cancha en la que Hinchas de Argentinos Juniors por la Memoria y la Comisión por la Memoria y la Justicia de La Paternal y Villa Mitre exorcizaron la siniestra presencia del militar con un homenaje a los siete hinchas desaparecidos que tiene la institución. Entre ellos, el cineasta Raymundo Gleyzer. Un tributo que merecería repetirse en otros clubes, como ya sucedió en Defensores de Belgrano, donde la tribuna principal lleva el nombre de Ricardo Marcos Zuker, un hincha también desaparecido.

Segura acompañó a Cónsoli –un suboficial del Ejército– como vicepresidente entre 1979 y 1981. Mientras aquél estuvo al frente del club, Suárez Mason, el socio 322.082, manejaba importantes asuntos de la asociación civil. Era el poder real en Argentinos. Quiénes le habían conferido las distinciones de titular de la Comisión Patrimonial y socio honorario son preguntas que quizá Segura pueda responder algún día.

El 26 de marzo del año pasado, el presidente eligió el encuentro por la memoria de los hinchas desaparecidos para alejar sus propios fantasmas: “Vengo en representación del club para adherir a este acto, y en el mío propio también. Dejar reafirmado desde la institución que lo irreparable, como fue la desaparición de gente, o lo deleznable, como fue el terrorismo de Estado, no se vuelva a repetir en este país. Así que repito: en nombre de Argentinos Juniors y en el mío propio, adhiero fervientemente a este acto”.

Suárez Mason ya era una porción descartable del oprobioso pasado. Con la llegada de la democracia, empezó a perder influencia en el club donde habría jugado en sus divisiones inferiores como arquero. Ya no manejaba la compañía aérea Austral, desde la que desviaba fondos a cambio de publicidad en la camiseta roja de Argentinos.

Estaba prófugo desde 1984, hasta que fue capturado en Foster City, Estados Unidos, en 1987, y extraditado a la Argentina. Menem lo indultó en 1990 y a partir de ese momento encontró cierto aire para volver a aparecer en público. A tal punto que comenzó a frecuentar de nuevo la sede social y apoyó a una lista en sus comicios internos: la de Emilio Asad en abril de 1996. El candidato, en un acto de campaña, llegó a decir que “era un hombre del club que se acerca a colaborar como hacen muchos”.

Casi tres años después, fue expulsado de la institución en su condición de socio honorario el 7 de enero de 1999, según consta en la página 224 del libro de actas. El señor Suárez, a secas, como se hacía llamar, era una carga molesta para Segura y quienes departían con él cuando concentraba el poder y gestionaba créditos para Argentinos. Así lo hizo en 1981 cuando consiguió que el Banco Río le prestara 350 mil dólares a la tesorería que tenía las cuentas en rojo. Hasta ese año, la fórmula Cónsoli-Segura había conducido los destinos del club.

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Luis Segura, entre Noray Nakis y Juan Carlos Crespi.
Imagen: Télam
 
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