DEPORTES › FRENTE A CHILE, EN SANTIAGO, QUE NECESITA SACAR UN BUEN RESULTADO

Jugar es la apuesta de la Argentina

José Pekerman no confirmó el equipo, pero no haría ningún cambio para el partido de esta noche. La Selección llegó ayer a Santiago, reconoció el Estadio Nacional y espera con mucha confianza el compromiso.

 Por Pablo Vignone

Este partido, este Chile-Argentina en Santiago de esta noche a las 20, por la primera ronda de las revanchas de las Eliminatorias, no tiene nada de lo que se suele decir habitualmente. No será un partido de vida o muerte, ni un encuentro clave, ni un cotejo vital para las expectativas de ambos equipos, como suele decirse cuando se quiere magnificar la importancia de un enfrentamiento. Sin duda, guarda su relevancia, aunque por otros motivos distintos a los que suelen citarse.
Será un partido caliente. Por lo que se juega sentimentalmente Chile, y por lo que representa la actuación de un equipo argentino en Santiago. Hay mucho alboroto en torno de la situación del entrenador chileno Juvenal Olmos, pero lo cierto es que su equipo acumuló 12 puntos en la tabla, apenas seis menos que la Argentina, que está segunda, tres puestos más arriba, cuando quedan por disputarse 27 unidades en 9 partidos. Pesa más lo emocional en esta cultura mediática del entrenador-fusible que lo auténticamente real, pero también es cierto que no es lo mismo para la selección roja perder de visitante ante Ecuador que caer como local, ante un estadio colmado, frente a la Argentina, un conjunto siempre resistido por la afición trasandina. Un dato a tener en cuenta: la Selección Argentina jamás perdió un partido oficial contra la representación chilena. Por eso los futbolistas trasandinos celebraron tanto el empate 22 que lograron en el Monumental en septiembre del 2003.
Será un partido atractivo. Sin duda, porque aunque Chile quiera sacarlo adelante desde la fuerza y la determinación, la Argentina se asegura la cuota de fútbol que lo hará entretenido, especialmente si se hace efectivo el ingreso de Carlos Tevez por el goleador Luciano Figueroa, para jugar en conjunción con Juan Román Riquelme. El equipo de Pekerman escribió un buen prólogo de la historia que presumiblemente termina en Alemania 2006, de manera que es justificado esperar un rendimiento de alto vuelo de parte de sus jugadores más dotados. La producción ante Uruguay permite pensar que el equipo sabrá resolver de manera elegante las resistencias que oponga el conjunto local, que pondrá un solo delantero en la cancha, Marcelo Salas.
Será un partido con significado. Porque más allá de las incógnitas que se abren con la demora de Pekerman en confirmar el equipo, que sería el mismo del sábado ante los uruguayos, los 90 minutos de esta noche le darán cabida a la posibilidad que disponen los jugadores de hermanar el discurso declamado desde el arranque de este nuevo proceso con su plasmado en el campo. Porque podrá ser útil para probar que el fútbol que los futbolistas argumentan sentir es el mismo que pueden llevar a la práctica, independientemente del resultado, que aunque resulte adverso (y eso sí que sería histórico) no alterará lo que Sudamérica ya sabe: que Brasil y la Argentina están clasificados para Alemania 2006 y que el resto de los países pelean por las dos plazas y media restantes.

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Abbondanzieri, Saviola, Heinze (de espaldas), Cambiasso y D’Alessandro.
 
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