ECONOMíA › FINANCISTAS EN RUINAS PIDEN EL SOCORRO PúBLICO

Ahora el Estado no parece tan malo

 Por Mark Steel *

Hemos tenido treinta años de banqueros y financistas insondablemente ricos que eran justificados como parte del libre mercado. De manera que se jactaban: “Acabo de recibir mis dividendos del verano y gasté parte de ellos en una pequeña nación africana que incendié para divertirme”, o iban a restaurantes que cobraban mil libras por comidas tales como espárragos hervidos en lágrimas de pandas o compraban automóviles que funcionaban con diamantes líquidos y todo eso era una prueba de que vivíamos en una sociedad libre en la que nos pagaban lo que valíamos y no podíamos confiar en dávidas del estado. Luego cuando la mentira se cae a pedazos, van directamente al gobierno chillando: “Podemos recibir una dávida de estado gratis por favor, nuestro banco ha quebrado”.

Son como estudiantes malcriados que buscan a sus padres para que les den más dinero porque han gastado la suma del año en una semana. Pero este gobierno sensiblero dirá: “Ya recibieron cincuenta mil millones de libras, ¿qué han hecho con ellas? Bueno, está bien, acá hay otros cincuenta mil millones que estábamos reservando para aparatos de diálisis, pero esta vez tengan cuidado”.

Como Gordon Brown se ha hecho tan amigo de Thatcher, quizá la pueda utilizar. Ya que ella está por dar un discurso en la conferencia conservadora, en una habitación llena de ejecutivos, la debería mandar a decir: “No pueden seguir gastando más de lo que ganan. No podemos permitir que aquellos que no se pueden sostener por sí solos vivan a costa del Estado”.

Luego debería mandarlos al centro de empleos. Al principio se quejarán: “No hay nada para mí aquí. Me entrené durante dos horas enteras para conseguir mis calificaciones de parásito y no hay empleos para parásitos en ningún lado por el momento”. Luego, igual que la gente que reclamaba beneficios, tiene que devolver el dinero cuando esté trabajando, todos los dividendos que recibieron por fomentar las acciones de sus empresas tendrán que ser devueltos, ahora que las acciones no valen nada. Y si no lo tienen, deberían ser arreados a una nueva categoría social llamada “pensión para esclavos”, en la cual pasen el resto de sus vidas haciendo recados para todas aquellas personas cuyas pensiones arruinaron.

En cambio, los políticos y los empresarios se juntarán y dirán: “Parece que todo lo que hemos dicho durante 30 años resulta ser una mentira. En estas circunstancias, es imperativo que esas personas que se han hecho inmensamente ricas creando esta mentira, debieran ser compensadas en gran forma. Es también de gran importancia que no le prestemos atención a nadie que nos advirtiera que esto iba a terminar en una porquería, ya que las únicas personas confiables que nos pueden sacar de aquí son aquellas que nos pusieron aquí”.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para PáginaI12.

Traducción: Celita Doyhambéhère.

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