El paquete de ayuda para la industria automotriz estadounidense estaba ayer por la noche a punto de ser aprobado. La vocera de la Casa Blanca, Dana Perino, aseguró “que era probable” llegar a un acuerdo en las próximas horas. El Capitolio estaría dispuesto a otorgarle al sector 15.000 millones de dólares (hace una semana se hablaba de 25.000 millones). Los legisladores demócratas se manifestaron de acuerdo con el proyecto de ley para el salvataje. A cambio de la ayuda, las automotrices General Motors, Chrysler y Ford deberán encarar fuertes procesos de reestructuración, donde el despido de personal sería una de las condiciones para acceder a los fondos públicos. “Si la actual gerencia no entiende la seriedad de la situación y no tiene la voluntad de tomar decisiones duras y acomodarse a las nuevas circunstancias, debe irse”, había señalado el domingo el presidente electo Barack Obama.

Las negociaciones entre el gobierno norteamericano y el Congreso se aceleraron luego de que Obama dijera que su gobierno no dejaría caer a un sector tan importante como el automotriz, que enfrenta una crisis profunda. Los líderes demócratas del Congreso estadounidense se declararon ayer listos para liberar hasta un máximo de 15.000 millones de dólares de ayuda inmediata a la industria. “Esta es la cifra máxima que podemos ofrecer en este momento, dadas las amenazas del presidente (George W. Bush) de vetar otra propuesta”, aseveró el representante Barney Frank, uno de los legisladores que lidera las negociaciones.

Los demócratas, que controlan el Congreso, trabajaron junto a negociadores de la Casa Blanca durante el fin de semana para alcanzar un rescate a corto plazo para el sector automotor. Los legisladores esperan que el salvataje sostenga la industria hasta marzo, con el presidente Barack Obama ejerciendo sus funciones a pleno. “Parece que tenemos un acuerdo en los principios básicos necesarios para una ley que pueda firmar el presidente (Bush)”, aseveró Dana Perino, vocera de la Casa Blanca.

En los primeros días de diciembre, las tres grandes automotrices suplicaron ante el Congreso por un salvataje de 25.000 millones de dólares. La situación no es sencilla para ninguna de las compañías. General Motors es la empresa que presenta resultados más adversos, con posibilidades de quiebra. Por su parte, Ford anunció que está estudiando varias opciones para su filial sueca Volvo, incluida la venta.

Llegado el salvataje, las tres grandes compañías deberán mostrar cambios profundos. Obama acusó a los gerentes de las automotrices de haber escondido durante demasiado tiempo “la cabeza en la arena”. Es decir, haber negado la crisis. Por eso no dudó en reclamar el cambio de gerentes, de ser necesario. El presidente electo agregó que las conducciones de las tres mayores automotrices del país “deben reestructurar ahora de forma valiente y rápida sus empresas o renunciar”.

En este sentido, el presidente de la comisión bancaria del Senado, el demócrata Chris Dodd, pidió que el jefe de General Motors, Rick Wagoner, se aparte de su puesto. “Cuando se reestructura una empresa, se necesita un nuevo equipo. Creo que debemos evaluar una nueva gerencia”, indicó el senador demócrata.

Como parte de la reestructuración que deberán encarar las tres grandes de Detroit, se incluye la reorganización de sus estructuras, la protección de la inversión pública, crear un “zar” gubernamental que supervise el rescate, aunque esta figura de garante fue descartada por varias fuentes del sector privado. También están incluidas posibles concesiones al sindicato.

El objetivo de los demócratas es lograr la aprobación del salvataje esta misma semana. “Revisamos un proyecto de ley esta tarde (por ayer) y continuamos nuestras negociaciones con el Congreso”, recalcó al final de la jornada la portavoz de la Casa Blanca. La actual administración señaló que “no necesariamente chocaría con el Congreso” en lo que respecta al establecimiento de un comité de supervisión sobre el uso del dinero. Los demócratas son mayoría en el Congreso y esperan obtener la victoria legislativa para ofrecerle a Obama un calmo ingreso a la presidencia.