ECONOMíA › ESPAñA PREFIERE A LAGARDE, PERO TIENE COMPROMETIDO EL VOTO PARA CARSTENS EN EL FMI

El Chicago boy mexicano no se rinde

Pese a que las preferencias para suceder a Strauss-Kahn se vuelcan por la ministra de Sarkozy, el neoliberal gobernador del Banco de México sigue en campaña. Ya llegó a Brasil y vendrá a la Argentina. India y Sudáfrica piden una elección “democrática”.

Aunque sin llegar a torcer el fiel de la balanza, que sigue favoreciendo a la francesa Christine Lagarde, el gobierno de España afirmó ayer que apoyará la candidatura del mexicano Agustín Carstens para el puesto de director gerente del FMI. Elena Salgado, ministra de Economía del gobierno de Zapatero, aclaró que dicha posición se debe al acuerdo que tiene España con los países de América latina con los cuales comparte un asiento en el FMI, a pesar de que Lagarde es quien su país preferiría en el cargo, según confesó en una conferencia de prensa.

“La consideración de España es que la ministra francesa es una excelente candidata y es quien nos gustaría que ocupara la posición del FMI”, declaró sin vueltas Salgado. Sin embargo, explicó que España comparte una plaza en el organismo con México, Venezuela y cuatro países de Centroamérica, “lo que implica un voto común e indivisible”. Si uno de los países que comparten la plaza presenta un candidato, los otros están obligados a apoyarlo, pese al mayor peso relativo de España respecto de sus asociados (35 por ciento de los votos). De todos modos, aunque España se opusiera, México tiene tanto peso como España, y la mayor parte del resto de socios regionales apoyaría la postulación de Carstens.

Agustín Carstens, de 52 años, gobernador del Banco de México y ex ministro de Finanzas de su país (2006-2009), se ha autoproclamado para suceder a Dominique Strauss-Kahn en el FMI y ya se encuentra en campaña con ese fin. En una entrevista con el diario madrileño El País, publicada ayer, disparó desafiante “Europa no necesita un europeo en el FMI, necesita soluciones”. Y aseguró tener “más autoridad y experiencia que Lagarde para dirigir el FMI”.

“Es más, yo me atrevería a decir que sería adecuado tener a un no europeo, porque un par de ojos frescos podrían ver los problemas europeos con mayor objetividad, sobre todo si se tiene experiencia. Y podría resultar en un plan de acción quizás más duro, pero también más realista”, dijo el mexicano.

Carstens es un economista formado en la escuela de Chicago. Haber nacido en un país emergente no lo hace diferente, en su alineamiento, a los más fieles guardianes del neoliberalismo más ortodoxo, según lo describen sus connacionales. Desde este enfoque, su llegada al asiento que deja vacante por sus propios delitos Strauss-Kahn no representaría ventaja alguna para los países en desarrollo.

El candidato dejó ayer Lisboa con destino a Brasil, donde tenía previsto reunirse con autoridades económicas de esa potencia sudamericana. Dos días antes, Christine Lagarde había hecho lo propio en el mismo territorio. Posteriormente, Carstens hará escala en Buenos Aires, para seguir luego su gira de campaña en China e India. Sus allegados no descartan que la misma continúe en Japón, Arabia Saudita y Sudáfrica, aunque al llegar a esa eventual etapa probablemente ya tenga un panorama más claro sobre si cuenta con alguna posibilidad.

Otros dos países miembros del Brics, India y Sudáfrica, abogaron ayer por un proceso democrático para elegir al próximo director gerente del Fondo Monetario Internacional. “Nuestra posición es bien conocida: que el mejor, independientemente de su nacionalidad, pueda ser elegido en un puesto tan prestigioso”, declaró el primer ministro indio, Manmohan Singh, delante de la canciller alemana, Angela Merkel, de visita en Nueva Delhi. Por su parte, el ministro su-dafricano de Finanzas, Pravin Gordhan, reclamó que los países miembros del FMI “renuncien a un derecho automático a la dirección de algunas instituciones, acabando con una tradición que dura varias décadas”, en relación al reparto de la silla del “número uno” del Banco Mundial para Estados Unidos, y su equivalente en el Fondo para la Unión Europea.

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Agustín Carstens, formado en Chicago, ultraortodoxo. Reclama un ajuste “más duro” en Europa.
Imagen: EFE
 
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