ECONOMíA › EL INTENTO DE BIOLCATI POR SUMAR A AEA AL BLOQUE EMPRESARIO DEL G-6 PROVOCO TENSIONES

El invitado que incomodó al resto

Era un almuerzo tradicional en la Rural, coincidiendo con la Exposición. Pero el intento del dirigente anfitrión por abrirle la puerta del G-6 al sector empresario enfrentado con el Gobierno generó malestar. No hubo comunicado final.

 Por Cristian Carrillo

De la Vega, Biolcati y De Mendiguren intercambian saludos. Detrás, Campos, el invitado sorpresa.

El autodenominado Grupo de los Seis (G-6) se reunió ayer en la Exposición Rural, aunque con presencias que modificaron el escenario. El titular de la entidad anfitriona, Hugo Biolcati, como tal llevó sus propios invitados, provocando cierta incomodidad del resto: le reservó una silla a la controvertida Asociación Empresaria Argentina (AEA), cuyo principal referente es Héctor Magnetto, pero el titular es Jaime Campos, quien participó del almuerzo. “Se evaluó la alternativa de no ir, pero sería una descortesía. Pero el encuentro terminó planteándose como una reunión de amigos”, dijo a este diario uno de los presentes. Al final del almuerzo no hubo un comunicado, como suele haber en este tipo de ágapes.

Más allá del carácter informal de la reunión, los empresarios trataron varios temas, entre ellos el salario mínimo, vital y móvil. La CGT había adelantado el día anterior que en el plenario del Consejo del Salario pedirá un suba del piso de 41 por ciento. Para el presidente de la Bolsa de Comercio, Adelmo Gabbi, la cifra planteada por esa central obrera “es escandalosa y exagerada”.

El encuentro del establishment empresario se destacó ayer más por los participantes que por el contenido de la charla. En la mesa estuvieron además de Biolcati y Gabbi, los titulares de la Unión Industrial, José Ignacio de Mendiguren; de la Asociación de Bancos Privados (Adeba), Jorge Brito; de la Cámara Argentina de Comercio, Carlos de la Vega, y de la Construcción, Carlos Wagner. Pero más allá del staff estable de esa cúpula empresaria estuvo, por invitación de Biolcati, Jaime Campos, presidente de AEA. El titular de la Sociedad Rural había adelantado al resto del G-6 durante la reunión anterior que Campos sería de la partida, lo que abrió un fuerte debate entre los popes empresarios, dada la rivalidad de AEA con el Gobierno. “No queríamos darle ninguna connotación a su presencia y optamos por un encuentro informal, aunque Biolcati jugara subliminalmente a proponer algo distinto”, criticó uno de los integrantes del grupo.

A pesar de las cercanías que pueda tener AEA con algunas de las cámaras, principalmente con la UIA, las entidades prefieren por estos días despegarse del discurso confrontativo de la asociación, cuyo principal referente es el CEO de Clarín. Campos intentó poner en agenda de discusión algunos temas, como una manera de ir sumándose al cónclave, pero no recibió acompañamiento. “Propuso hacer algo en conjunto sobre la Educación. Son esos temas que uno no puede estar en desacuerdo. Tomamos nota y nada más”, describió el empresario con buena llegada al Ejecutivo nacional. Los representantes del G-6 coincidieron en que tampoco hubo un ambiente propicio para tratar a fondo los temas. “Fue una reunión tensa, más de compromiso. No había un temario y no va a haber conclusiones”, describió De Mendiguren a Página/12. En una mesa contigua almorzaron también los candidatos de la Coalición Cívica Elisa Carrió y Mario Llambías, junto con el jefe de Gabinete porteño, Horacio Rodríguez Larreta.

De todos modos, durante el almuerzo hubo tiempo para hacer una breve evaluación de la coyuntura económica de cara a las elecciones presidenciales de octubre, en especial en lo vinculado con salarios, dólar, inflación y sindicalismo. Anteayer el cúpula de la CGT adelantó que solicitará en el Consejo del Salario un aumento en el mínimo vital del 41 por ciento, que elevaría el piso salarial a 2600 pesos. “Durante el encuentro hablamos del pedido de la CGT. Con una inflación oficial del 8 por ciento y otra de fuentes privadas de 28 por ciento, hablar de un 41 por ciento parece una exageración”, señaló Gabbi. De la Vega se mostró más cauto: “Si yo voy a tener que negociar, déjenme que guarde un poco la expectativa. Habrá que ver las circunstancias de la economía y lo que es posible pagar”. Por su parte, De Mendiguren prefirió “no hablar de cifras, en el caso de la industria”. “Hay poca gente que está por debajo de esa cifra”, agregó en referencia al piso salarial de 2600 pesos.

Otro tema que quedó abierto fue el de la paridad cambiaria, a raíz de que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner instara a los argentinos a que no ahorren en dólares. El titular de la UIA sostuvo que no hay justificación para que la gente salga a comprar divisas estadounidenses. “En otra etapa me preocuparía, hoy preferiría que no fuera así, porque Argentina hoy está generando dólares”, evaluó. El empresario reseñó que las crisis en el país “siempre llegaron en momentos de faltantes de dólares, y eso no se va a producir en Argentina en este momento”. “Siento lástima por las personas que compran dólares cuando pueden adquirir acciones de empresas locales”, se sumó Gabbi.

Respecto de la inflación, los empresarios reconocen que es un tema que preocupa. De todos modos, ninguno planteó la necesidad de aplicar políticas contractivas. “No hay que enfriar la economía, sino recalentar la inversión”, dijo a este diario Mendiguren. Brito coincidió en que el país “está en una etapa de grandes oportunidades para las inversiones, tanto por las ventajas que nos ofrece el contexto global como por el fuerte impulso del consumo interno”.

“El tema es después de octubre. Un punto importante es el sindical: qué va a pasar el año que viene, con qué CGT nos vamos a encontrar, con (Hugo) Moyano, sin Moyano, con una CTA unificada o dividida. Es un tema que no sólo preocupa al empresariado, es un tema importante del país”, resumió el textil De Mendiguren.

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