ECONOMíA › EL ECONOMISTA AUSTRALIANO BILL MITCHELL DESAFIA EL PENSAMIENTO DOMINANTE

“Los déficit deben crecer”

A contramano de las medidas de austeridad que vienen aplicando los países de la Zona Euro, Mitchell postula como primera solución el lanzamiento de un plan de empleo directo a gran escala. El economista está de moda entre los keynesianos.

 Por Tomás Lukin

La economía de los países europeos y de Estados Unidos se desacelera y la turbulencia financiera es cada vez mayor. La profundización del deterioro macroeconómico es consecuencia directa de los planes de ajuste fiscal que ignoran las fuentes sistémicas de inestabilidad y redistribuyen ingresos hacia los sectores más poderosos. Esas decisiones de política económica, que incluyen desde la flexibilización laboral hasta la privatización de servicios públicos, revierten los tímidos efectos positivos de los paquetes de estímulo dirigidos casi exclusivamente al sistema financiero como primer reflejo para enfrentar la crisis en 2008. La incapacidad de las economías más desarrolladas para evitar la caída de la demanda agregada y atenuar el incremento del desempleo y la desigualdad pone en evidencia las limitaciones de los esquemas de pensamiento dominantes que sustentan los lineamientos de las políticas de austeridad. Así lo plantea uno de los economistas heterodoxos que más se está destacando por sus análisis en esta crisis. Se trata del australiano Bill Mitchell.

“La economía mundial se desacelera de nuevo y existe una sola explicación: los responsables de diseñar políticas son seducidos por un enfoque que fracasa en su intento de comprender cómo funciona el sistema económico”, sentencia el investigador de la Universidad de Newcastle en Australia. Mitchell es un post-keynesiano que cuestiona los planes de ajuste impulsados por la visión neoliberal, que “ni siquiera comprende que el gasto crea ingresos. No podemos esperar que el producto real crezca cuando un componente significativo de la demanda agregada, como es el gasto público, se reduce. Los supuestos que guían la imposición de los planes de austeridad fiscal no se sostienen. Los economistas le mintieron a todo el mundo”, arremete desde su sitio web (http://biblo.economicoutlook.net/blog).

La flamante directora del FMI, Christine Lagarde, volvió a cambiar el eje del discurso del organismo para deslindarse de responsabilidades por impulsar los ajustes recesivos en toda Europa. Para eso destacó la relevancia que tuvieron los programas de estímulo fiscal aplicados hacia fines de 2008 que “nos salvaron de una nueva Gran Depresión” y, aunque continúa reclamando la “sostenibilidad fiscal”, consideró que “apretar los frenos demasiado rápido dañará la recuperación y empeorará las perspectivas de empleo”. Estas opiniones fueron publicadas el martes pasado en el Financial Times. Al mismo tiempo advirtió que las intervenciones expansivas que permitieron sanear a las instituciones financieras en problemas, pero tuvieron como correlato “un incremento en la deuda pública de 30 puntos porcentuales en las economías avanzadas”, comenzaron a “generar dudas sobre la salud de los deudores soberanos”.

“Si Lagarde pudiera superar su ceguera ideológica, se daría cuenta de que la riqueza no gubernamental trepó alrededor de 30 puntos porcentuales gracias a los impulsos fiscales y permitió que el sector privado tuviera espacio para aliviar sus riesgosos niveles de exposición de endeudamiento”, sostiene Mitchell. No obstante, el economista reconoce que los niveles de deuda y los déficit fiscales en la unión monetaria europea son problemáticos. Pero considera que eso se debe a limitaciones estructurales del diseño de la UE, “que nunca podría soportar un shock negativo de la demanda agregada”.

A diferencia de las propuestas de mayor “consolidación fiscal”, el economista australiano explica que para enfrentar la crisis “los déficit fiscales deben ser más grandes y los gobiernos deben evidenciar su compromiso con el pleno empleo y el crecimiento económico. El mejor punto de partida es el lanzamiento de un programa a gran escala de creación directa de puestos de trabajo”, recomienda.

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Inglaterra es uno de los países que ve venir la tormenta que empezó en las zonas periféricas de Europa.
Imagen: AFP
 
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